tag:blogger.com,1999:blog-65531962024-03-08T02:15:36.972-03:00Fuck You, Tiger-¿Quién puede quitar el collar al tigre feroz?
-¡Yo mismo me lo quito!
(koan propuesto por el maestro zen Ejo Takata a Alejandro Jodorowsky y respuesta del mismo)benitohttp://www.blogger.com/profile/17363629993705303295noreply@blogger.comBlogger311125tag:blogger.com,1999:blog-6553196.post-62831712112604540802007-02-28T13:56:00.000-02:002007-02-28T13:59:10.639-02:00Long Goodbye (parte 3 de 3): MentiraHabía pensado otra cosa para finiquitar el blog, pero los observadores habrán notado que hubo un cambio de planes que se puede descubrir examinando esta página. De cualquier forma me parecía tristísimo dejar el resentido post anterior como final de <span style="font-weight: bold;">FYT</span>. Así que escribo esto, que es nada excepto un <span style="font-style: italic;">ciao</span>.benitohttp://www.blogger.com/profile/17363629993705303295noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6553196.post-1165722124706121352006-12-10T01:22:00.000-02:002007-02-28T13:56:17.687-02:00Brevísimo intermezzoEn la de vez en cuando magnífica <span style="font-weight: bold;">Zombie Holocaust</span> (también conocida como <span style="font-weight: bold;">Dr. Butcher M.D.</span>, <span style="font-weight: bold;">Carnages</span> y <span style="font-weight: bold;">Le Terreur des Zombies</span>) de <span style="font-weight: bold;">Marino Giolami</span> hay una escena fantástica: el macabro doctor que se ha dedicado a fabricar una especie de zombies lobotomizados en la isla donde habita está trepanando el cráneo de una periodista particularmente chillona, y como es un villano lo está haciendo sin anestesia por lo que la periodista no para de gritar y suplicar. Entonces el doctor toma una tijeras quirúrgicas se las mete en la boca (de ella) y le dice: "gritas demasiado por ello te acabo de cortar las cuerdas vocales para que no me molestes mas".<br /><br />Bueno, yo lo entiendo porque acabo de hacer lo mismo. Qué le vamos a hacer, me aburrí de tonterías, peleas y anónimos con menos ingenio que <span style="font-weight: bold;">Orlando Pettinati</span> frente a una cámara, dedicados a trollear no solo a este blog y a mi personaje blogero sino que a cualquier cosa (y personas) que sus pequeñas cabecitas de lambeguasca asustado asocien conmigo. Gracias, pero no en mi casa.<br /><br />La posibilidad de intercambio es interesante solo si en dicho intercambio se dicen cosas de interés. En algún momento fue así, ahora no.<br /><br />Admito la culpa de haberme demorado mucho con el último post, realmente no tuve tiempo hasta ahora y no veo una puta razón para apurarme más que la que acabo de suprimir.<br /><br />De cualquier forma no hay cambios enormes, las personas que quieran contactarse conmigo por motivos de real interés tienen el contacto ahí arriba a la derecha (me doy cuenta ahora de que la barra de links y contactos se movió por mi torpeza la borrar la entrada de haloscan y ahora está debajo de los posts), y los que quieran bardearme y cagarme a puteadas pueden hacerlo en persona, opción de la que ningún anónimo extrañamente hizo uso hasta ahora, porque soy facilísimo de ubicar.<br /><br />Y nada, paz y amor, como siempre.benitohttp://www.blogger.com/profile/17363629993705303295noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6553196.post-1161377263289888802006-11-07T12:40:00.000-02:002006-11-07T15:08:38.823-02:00Long Goodbye (parte 2 de 3): Saldos, retazos y tatuajes<span style="font-weight: bold;">Ink I</span>: En el salón de tatuajes hay un gran televisor con un buen sistema de sonido en el cual están pasando el concierto de <span style="font-weight: bold;">Live 8</span> que cuidadosamente esquivé en su momento. Pero ahora me cuelgo viéndolo porque, aunque el tatuador es un tipo simpático, la verdad no tengo ningún deseo de distraer a alguien que está grabándome la piel en forma permanente. Mejor que se concentre el hombre. Además están pasando a <span style="font-weight: bold;">Elton John</span> cantando '<span style="font-weight: bold;">The Bitch is Back</span>' y eso nunca es realmente malo por más gordo y bobo que esté el viejo maraca. Es una sesión larga, así que cuando John termina veo desfilar a una larga sucesión de artistas mediocres diciendo sus ensayadísmos discursos demagógicos. Hasta el condenado de <span style="font-weight: bold;">Bill Gates</span> aparece en escena y no se va cubierto de gargajos. Y eso es lógico, porque con todo lo feo que es lo que aparece sobre los escenarios, nada es tan desesperanzador como las filmaciones que hacen del público: una multitud indistinta de robots vestidos exactamente igual, con el mismo corte prolijo de pelo, la misma remera blanca, la misma sonrisa. Un público de decenas de miles de personas entre las que no ves a uno distraído, a uno que parezca drogado, a uno mal vestido, a uno enojado; nada, ahí están todos los votantes de <span style="font-weight: bold;">Blair</span>, de <span style="font-weight: bold;">Chirac</span>, de <span style="font-weight: bold;">Bush</span>... las <span style="font-style: italic;">Live8jugend</span> en plan video '<span style="font-weight: bold;">Radio Ga-Ga</span>'. Encima del escenario el imbécil de <span style="font-weight: bold;">Will Smith</span> hace que el público chasquée sus dedos cada tres segundos para que tomen consciencia de que cada vez que lo hacen se muere de hambre algún negrito más chico y feo que Smith. Clac.. "<span style="font-style: italic;">oh John, son muchos..</span>." Clac "<span style="font-style: italic;">...negritos, ¡qué rápido se mueren!</span>" Clac "<span style="font-style: italic;">perdón me fui de...</span> " Clac "...r<span style="font-style: italic;">itmo, ¿cuándo sube Pink Floyd?</span>" Clac.<br /><br />Pero está bien, así me distraigo de la sangre en el brazo. Y por lo menos Will Smith no cantó.<br /><br />***<br /><br />Casi cierro el blog sin atender por última vez a mi gremio favorito: el de la publicidad. Pero la verdad es que en los ultimos meses ningun corto me había ofendido o extrañado como para motivarme a escribir (aunque la parábola latinoamericanista de BANDES y los sobrecitos con "miedos" al viento me hincharon bastante). Pero justo para las últimas semanas una sucesión de tonterías y/o cosas atroces me recordaron cuánto me irrita el aparato motivacional del consumo y su "creatividad".<br /><br />En primer lugar destaco una extranjera: la publicidad de crema anti-celulitis de <span style="font-weight: bold;">Nivea</span>. Sí, es esa; un grupo de chicas de piernas largas en <span style="font-style: italic;">hot pants</span> bailan por la calle y se despiden de algo invisible (suponemos que de la celulitis) con significativa alegría, hasta que, en pleno climax de felicidad, una de ellas brinca en el aire y queda fija, inmortalizada en el frasco de dicha crema. Mi objeción es meramente técnica y de casting: la chica elegida tiene piernas muy largas, es muy bonita y está muy contenta de decirle adiós a las adiposidades, pero la chica elegida: a) no tiene más de 20 años b) no pesa más de cincuenta kilos aunque es notoriamente alta y c) carece <span style="font-style: italic;">completamente</span> de culo, de hecho sus largas piernas le llegan directamente a la espina dorsal. Entonces; ¿como carajo va a tener celulitis? ¿por qué no contratarla para un aviso de champú contra la calvicie o de controles de próstata? ¿estamos mutando?<br /><br />El segundo aviso problemático es, cuando no, uno contra el tabaquismo. En él se hacen una serie de preguntas de imposible respuesta que asocian a un lugar o una actividad con su elemento más distintivo, ej: "<span style="font-style: italic;">¿Te imaginás el tango sin Gardel?</span>" No, se supone que debemos responder (aunque yo sí me lo imagino bastante bien, ya que la época gardeliana es la que menos me importa del tango, reconociendo que sí sería imposible imaginar a los discutidores de pelotudeces tangueras sin el zorzal criollo), y, luego de varias de esas preguntas, nos encajan un "<span style="font-style: italic;">¿Te imaginás a vos sin tu salud? Nosotros no..</span>." y te recuerdan los mil y un males que el tabaquismo trae consigo. Ok, no voy a discutir sobre los males del cigarrillo ya que es innegable que esos cilindrillos maléficos son los culpables hasta del agujero de la capa de ozono, los brotes neofascistas y la tristeza de los sauces, pero me hace mucho ruido la pregunta y su formulación; "<span style="font-style: italic;">¿Te imaginás a vos sin tu salud?</span>" Bueno, sí, de hecho he tenido una buena cantidad de enfermedades que me han dejado más o menos postrado temporariamente, y me puedo imaginar perfectamente: ahí, en la cama, más o menos jodido, con mala cara pero feliz por no ir a trabajar. Qué linda imagen, pucha digo. Pero supongo que los señores publicitarios me exigen sacarme más salud para dar rienda libre a mi imaginación. De hecho, me exigen que me imagine<span style="font-style: italic;"> sin </span>salud, sin <span style="font-style: italic;">nada</span> de la misma, y la única forma de no tener nada de salud es estar muerto. Bueno, me imaginé sin nada de salud, definitivamente muerto. En un cajón relleno con las colillas de los cigarrillos que me fumé cuando fumaba, con un raro look gótico, rodeado de mujeres hermosas que no pueden parar de llorar y músicos con visible expresión de alivio. Bárbaro, ya me imaginé. Ahora, ¿cómo mierda introduzco esa triste imagen en el sintagma propuesto por el aviso?, quiero decir, ¿cuál es el sintagma? ¿músicos fiambres? ¿posibilidades sin desarrollar? ¿imaginaciones morbosas? ¿asociaciones libres de publicistas aburridos...? La verdad el aviso parece pagado por alguna tabacalera que quiere quedar bien sin que se entienda un joraca y, por supuesto, sin asustar a nadie.<br /><br />El último ejemplo proviene de una agencia de seguros, y opera sobre esa costumbre tan humana de estar permanentemente insatisfechos con nuestro momento vital. Así el reclame habla de cuando andamos en triciclo y soñamos con andar en bicicleta, del deseo de tener 18 para poder conducir un auto (diferencias entre las personas; mi mayor deseo de tener 18 años no era para poder matarme en un sucio auto sino poder ver cualquier película con tranquilidad), el deseo de una mujer y luego de una hija con esa mujer... y entonces las cosas se complican y el lírico redactor anota, mientras en pantalla una mujer joven vestida como mayor de lo que es mira desde una reposera a unos jovencitos que franelean mientras el <span style="font-style: italic;">voiceover</span> dice: "<span style="font-style: italic;">Y después de pasar los treinta, por unos segundos quisiste volver a los veinte</span>". Ay, joven creativo de lírica pluma; uno ha estado en tu puesto y sabe que una de las leyes sagradas de la publicidad es no escribir nada que <span style="font-style: italic;">inquiete</span> al cliente potencial, pero... ¿unos segundos? ¿cuántos? ¿unos 780.00 por año? Muñeco; la juventud y para ser exacto la dorada década de los veinte es el más preciado de los bienes en la sociedad actual y, por lo general, la década de la plenitud física. No hay persona mayor de los treinta -y supongo que después debe empeorar- que no tenga el deseo más o menos permanente de ser más joven, por lo menos en lo físico. Claro que salvo casos patológicos, como esas viejas operadas cada vez más frecuentes, es un deseo integrado en nuestro subconsciente -como el de matar gente- que no nos desvela ni nos impide la felicidad su incompletud. Pero, "¿unos segundos?"... Andá a felar camellos, vos y tu generación de mercaderes de deseos.<br /><br />***<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Ink II:</span> No a todo el mundo le gustan los tatuajes, sin embargo es un hecho el que todo tatuado reciente encuentra las excusas más curiosas para exhibir lo que acaba de imprimirse en el cuerpo, es una ley. También es una ley, o por lo menos uno de los tantos corolarios de Murphy, que sin importar lo poco receptivo que uno sea habitualmente al contacto físico, a cada conocido que te encuentres cuando estás recién tatuado se le ocurra agarrarte violentamente y/o golpearte en el punto <span style="font-style: italic;">exacto</span> del tatuaje.<br /><br />***<br /><br />Los blogs tienen una notoria prensa favorable -al menos de la boca para afuera- y es lógico que así sea; al fin y al cabo suelen ser muestras de trabajo gratis y desinteresado, que funcionan como una suerte de para-periodismo en momentos en que el grado de desconfianza hacia la media establecida es alto y bla bla bla.... (no voy a explicar lo que es un blog como si esto fuera un suplemento juvenil de un diario achanchado). A punto de abandonar uno de ellos bastante popular me resulta fácil ver sus atractivos, especialmente para los lectores y ocasionales comentadores, y su posible necesidad como alternativa y vigía.<br /><br />Sin embargo yo no tengo una visión muy idílica de los blogs; en EE.UU. una buena cantidad de los mismos se han vuelto una suerte de aparato para-estatal de difamación en contra de los <span style="font-style: italic;">liberals</span>, siendo financiados por cajas paralelas -o desvergonzadamente oficiales- del Partido Republicano. Pero más allá de estas siniestras intencionalidades pagas, el formato del blog también puede utilizarse para perseguir, acosar e insultar desde las tinieblas, desde los datos incomprobables, desde el rumor, la amenaza implícita y el sobre-entendido. En realidad hay muchos ejemplos locales de blogs utilizados con saña en contra de personas más bien impotentes ante lo que no se puede considerar de otra forma que de abuso. No tiene gracia.<br /><br />"<span style="font-style: italic;">Mirá quién habla</span>", puede estar pensando alguien teniendo en cuenta la virulencia de algunos posts subidos a este blog, pero hay diferencias. Dejemos de lado la esfera política en la que ofender a los protagonistas de la misma es casi un deber; al fin y al cabo si alguien tiene el derecho de decidir sobre nuestros úteros o nuestros pulmones, uno tiene también el derecho de decir que a ese gran decididor se lo volteó un perro o alguna otra infamia, aunque más no sea como pequeña venganza. Pero donde ha habido más ofendidos respondones es en el campo de las artes, específicamente en el de la música. Coincido en que en <span style="font-weight: bold;">FYT</span> se le ha pegado violentamente de vez en cuando a figuras como el sensible <span style="font-weight: bold;">Jorge Drexler</span>, <span style="font-weight: bold;">Hereford, La Vela Puerca</span>, <span style="font-weight: bold;">NTVG</span>, <span style="font-weight: bold;">Dani Umpi</span>, <span style="font-weight: bold;">Dobermann</span> y <span style="font-weight: bold;">La Trampa</span>, etc. Supongo que no me va a creer nadie, pero en ninguno de estos casos hubo una animosidad personal hacia estos músicos. Me explico; no conozco, o conozco muy superficialmente, a esta gente, que tiene muy distintos vicios y virtudes, pero todos tienen algo en común: son el <span style="font-style: italic;">mainstream</span>, la fachada, el signo musical uruguayo de estos tiempos. Son la música uruguaya en un tiempo desesperante para mí, un melómano al que no le gusta nada de la música popular de su tiempo. Posiblemente muchos de los trabajos que he despreciado o subestimado hayan sido hechos con espíritu, dedicación y honestidad, tal vez soy yo el que no ha podido apreciarlo.<br /><br />No siempre fue así; me ha tocado vivir tiempos en los que <span style="font-weight: bold;">Alfredo Zitarrosa</span>, <span style="font-weight: bold;">Jaime Roos</span> y <span style="font-weight: bold;">El Cuarteto de Nos</span> fueron, alternativamente, los artistas uruguayos más populares y difundidos gracias a su música exquisita. ¿Será que me agarró un viejazo un poco prematuro? Puede ser, pero hasta que me muestren una canción de los artistas populares actuales que pueda competir con '<span style="font-weight: bold;">Milonga de ojos dorados</span>', '<span style="font-weight: bold;">Quince abriles</span>' o '<span style="font-weight: bold;">El guardián del zoo</span>', prefieron pensar que es mera degradación del gusto. Degradación que, en mi opinión, tiene mucho que ver con la impunidad olímpica en términos críticos de la que los artistas actuales gozan y que se ha vuelto un tema central en este blog. La crítica, además de servir de contralor, también tiene una función constructiva para los artistas que sepan bajarse de su ego para leer terceras opiniones, pero la gente encargada de hacerla en los medios públicos decidió abdicar de esa posibilidad para sumarse a la fiesta y "no tirar para atrás", limitándose a festejar números de entradas y discos vendidos como si eso tuviera una auténtica relación con la calidad del producto (y siendo intensamente hipócritas, porque durante el auge de la cumbia, esa música de plancha, las ventas nunca parecieron ser argumento suficiente para respetar a un músico).<br /><br />No creo haber ganado nada peleándome con el <span style="font-style: italic;">mainstream </span>musical uruguayo, y estoy seguro de haber perdido bastante ("<span style="font-style: italic;">todo vuelve</span>" es la frase favorita de los uruguayos modernos, y no están hablando de karma precisamente), pero me pareció que ante el silencio -mitad cobardía, mitad tolerancia imbécil- había que decir que el emperador estaba en pelotas. Y cogíendose a un niño, además. Sin embargo me da la impresión, quiero creer, que el triunfalismo acrítico comienza lentamente a revertirse. Por de pronto me sorprendo a leer una reseña del <span style="font-weight: bold;">Pilsen Rock</span> en <span style="font-weight: bold;">Búsqueda</span> en la que el cronista finalmente puede escribir lo que se sabe desde hace años: que el cantante de una de estas bandas es totalmente nulo como showman (si uno no es una catorceañera en plena explosión hormonal). Dentro de poco inclusive se llegue a hablar sinceramente acerca de sus habilidades de canto. No va a cambiar nada a corto plazo para ninguno de estos artistas exitosos, pero tal vez en los próximos años sea más habitual que, al menos uno de cada cinco de sus escuchas potenciales, sea capaz de <span style="font-style: italic;">dudar</span> acerca de la infalibilidad de sus ídolos -aunque llenen estadios olímpicos de brazos en alto- , de confiar en la voz interna que le dice que no sólo de hamburguesas vive el hombre y de pedir algo más al verse enfrentado con un nuevo producto mediocre. Y, terror de los terrores, si no es satisfecho buscar en otra parte, en otra banda. Puede ser que algún día los escuchas de música vuelvan a recordar que una banda -o incluso un solista- es entre otras cosas una microempresa que el financia, no una causa bendita.<br /><br />Yo creo de corazón que la promoción de cualquier estética implica el hacer espacio sacando a codazos a otras. Hay algo hasta justiciero -y totalmente lícito- en el intentar destruir con buenos argumentos la credibilidad de cualquier propuesta adoradaPero invito a alguno de los que decidieron grabar el contenido entero del blog y que tenga espíritu de mono matemático a comparar entre la cantidad de posts "positivos", orientados a difundir obras creativas y artistas -especialmente uruguayos- que considero valiosos, y los posts "negativos", orientados a, digamos, destruir a lo Atila. El número de los primeros es ampliamente superior, sin embargo estoy seguro de que se recordará más la función corrosiva. Y es una lástima.<br /><br />Todo en este blog no ha sido más que una apasionada y tal vez exagerada declaración de amor por el uso del criterio, la facultad interpretativa y la elocuencia como forma de esgrima. Y, por sobre todas las cosas, de amor a la música, a la buena música. Si no se entendió así, entonces no se entendió nada. Y posiblemente yo sea el único culpable.<br /><br />***<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Ink III:</span> Hoy en día hasta <span style="font-weight: bold;">Emanuel Ortega</span> tiene tatuajes, pero no siempre fue así, en realidad es un fenómeno mucho más reciente de lo que se supone. Yo viví los tiempos en que el tatuaje delataba inevitablemente algunas vacaciones carcelarias o extranjería, y en los que veíamos a <span style="font-weight: bold;">Henry Rollins</span> -mucho menos tatuado que fabricantes de canciones para adolescentes como los de <span style="font-weight: bold;">Blink 182</span> o <span style="font-weight: bold;">AFI</span>- y nos parecía ver a alguien que estaba muy mal, a un loco.<br /><br />Uno de los primeros tatuajes que vi en una persona que no era ni un loco ni un tumbero fue en el omóplato de la novia del hermano de un amigo mío. Era una chica de Arquitectura, varios años mayor que yo, y una mujer de belleza legendaria y oscura sobre la que se tejían todo tipo de historias perturbadoras pero se sabía muy poco. Un día en el que la vimos pasar y sorprendentemente pudimos levantar la vista de su culo descubrimos que tenía un águila tatuada en la espalda, casi sobre el hombro izquierdo, un tatuaje más bien pequeño y discreto para los estandars de hoy. Pero a mí y al resto de mis amigos nos chocó ¿por qué una mujer se sometería a lo que imaginábamos como una operación dolorosísima, para dibujarse un pájaro indeleble en la espalda? y, sobre todo, ¿por qué justamente una chica tan excepcionalmente atractiva, que naturalmente hacía que los autos chocaran en las esquinas de Avenida Brasil y que nosotros, pendejos cachondos, veíamos como encarnación de la mujer inalcanzable? ¿qué podía aportarle? Pero éramos demasiado jóvenes como para entender el poder de la belleza como individuación. O para entender por qué no dejábamos de mirar esa águila.<br /><br />***<br /><br />Ya que los nombrábamos, <span style="font-weight: bold;">Drexler</span> (acompañado por <span style="font-weight: bold;">Supervielle</span>) y <span style="font-weight: bold;">NTVG</span> amenizaron a los presidentes, vicepresidentes y cuatro de copas varios que vinieron a la <span style="font-weight: bold;">Cumbre Iberoaméricana</span>. Supongo que fue todo un gesto de buena onda entre países hermanos el tener a<span style="font-weight: bold;"> Emiliano Brancciari </span>pontificando sobre la unidad latinoaméricana en nombre del arte uruguayo, ya que el hombre es argentino, dato que quiero creer que los organizadores tenían clarito. Pero más allá de voluntades <span style="font-style: italic;">figurettis</span> e imprecisiones geográficas, me gustaría saber -en serio- qué se les pasa por la cabeza a esta gente cuando tocan frente a presidentes, a receptáculos humanos de poder y maldad superiores a los de la mayoría de los mortales, pero que además ni siquiera fueron a ver el espectáculo, sino que simplemente están cumpliendo obligaciones protocolares, y obviamente lo que pase sobre el escenario les importa una mierda.<br /><br />Me doy cuenta también de la domesticación de los abanderados musicales, pensemos, ¿qué organizador demente hubiera invitado a tocar en el Solís a, pongamos, <span style="font-weight: bold;">Daniel Viglietti</span>? o ¿qué artista no soñaría con una oportunidad así para hacer un notable y legendario bardo cantándole un par de frescas a dos o tres de los canallas de campeonato presentes? En el mundo Drexler estos riesgos no existen -el hombre, tal vez seguidor de alguna religión oriental, sigue convencido de que cantar a capella con voz temblorosa es un gran acto de rebeldía-, en el mundo Drexler nadie se va a salir del guión, ni a hacerle una pedorreta a los poderes. En el mundo de los artistas de la Cumbre los recitales terminan con el himno nacional y el público cantando a voz en cuello.<br /><br />***<br /><br />Escucho un programa periodístico de radio, <span style="font-weight: bold;">No toquen nada</span>, donde pasan, muy adecuadamente en relación a la Cumbre Iberoamericana, la versión de <span style="font-weight: bold;">Leo Maslíah</span> del clásico '<span style="font-weight: bold;">La Muralla</span>' de <span style="font-weight: bold;">Quilapayún</span>. Apenas termina, el conductor está leyendo mails de los escuchas y lee uno en el cual alguien le protesta por haber pasado al "<span style="font-style: italic;">sabelotodo intelectual de Maslíah</span>". Un reflejo inmediato, digamos.<br /><br />Ahora, la versión de Maslíah es -salvo algún chiste un poco tonto- muy graciosa y, en el contexto de visitas internacionales y de rotundas medidas de seguridad que han cercado de "murallas" a Montevideo, una elección muy adecuada para pasar en un programa esencialmente de noticias durante estos días y una canción razonablemente corta. Además nadie puede decir que se esté pasando por un período de saturación de Maslíah, al contrario, para ser un músico de la importancia que tiene más bien habría que decir que parece estar vetado en los medios radiales. No es así y en verdad su ausencia tiene que ver más bien con el hecho de que sus últimos trabajos están enfocados en las áreas más "difíciles" de su obra (dejando un poco de lado su faceta más bufonesca), y con el que Maslíah esté de perfil más bajo de lo común y con el mal gusto que distingue a estos años.<br /><br />Maslíah es un músico bastante minoritario y culto, por lo que dentro de la perversa lógica de mercado es bastante previsible el que sea poco popular, de hecho no me parece mal -como podría- el que a alguien le parezca directamente muy malo o inescuchable lo que hace. A mí me pasa lo mismo con el 90% de la música uruguaya, <span style="font-style: italic;">especialmente</span> la más difundida. Pero el escucha del programa de <span style="font-weight: bold;">Rosenberg</span> se molestó -no, en verdad salió corriendo porque el mail llegó un par de minutos después de que la canción terminara- en sentarse en el PC, abrir el correo, pensar algo "ingenioso", buscar la dirección del programa y enviar el mensaje, sólo porque se había pasado una canción de un artista que no le gusta y que no pasan casi nunca, ni allí ni en ningún programa. Y su argumentación despreciativa era tratar al tipo de "<span style="font-style: italic;">sabelotodo</span>" e "<span style="font-style: italic;">intelectual</span>", en cierta forma en sintonía con un comment reciente en este blog, en el que se lo trataba también de multiopinador cuando en realidad Maslíah es un tipo muy tímido y bastante complicado de entrevistar, como puede haber comprobado cualquiera que haya tenido interés en hacerlo.<br /><br />Puede parecer una cosa muy menor, pero a mí me aterra/indigna el que haya imbéciles de semejante calibre, capaces de hacer toda una serie de operaciones volitivas para contarle al mundo en forma anónima su desagrado sobre el trabajo de alguien que evidentemente no puede apreciar (en el sentido de <span style="font-style: italic;">entender</span> y <span style="font-style: italic;">disfrutar</span>) y que tiene tal complejo de inferioridad cultural que no puede esperar dos minutos para insultar a alguien que además es un músico, no un <span style="font-style: italic;">opinator</span>, por ser un "sabelotodo"....<br /><br />Bueno "sabelonada", seas quien seas que derivas por el mundo con tu mal olor a ignorancia a cuestas; a mí, escucha del programa de <span style="font-weight: bold;">Rosenberg</span>, me importa un sorete tu repelente opinión y te pediría que en el futuro te guardaras tus prejuicios de minusválido cultural y tu envidia del pene interpretativo, y que no usaras un medio -los mensajes instantáneos- para apestar el eter con reivindicaciones de la muerte cerebral. Felicito al <span style="font-weight: bold;">Sueco Leiva</span> por haber elegido tan bien una canción en un momento tan exacto y lamento que haya pedazos de mierda como vos escuchando el programa en busca de una oportunidad para hacer público tu mal gusto y tus disfunciones culturales como si fueran una virtud, especie de primate deglutidor de pelotillas, macaco incapaz de recordar un cántico de hinchada sin la letra, cretino sommelier de esperma, incubador de parásitos patones, emperador de la halitosis y el sarro, tocador exclusivo de culos en transportes públicos, bobo de la barra y pobre tipo.., que te quede claro una cosa: diga lo que diga Maslíah, cante lo que cante, coincidamos o no coincidamos en que es una pelotudez o una genialidad, siempre va a ser interesante o, como mínimo, digno de escuchar. Es decir: exactamente lo contrario que tu patética misiva de infradotado que cree que cualquier cosa que aparentemente lo supere en lo cultural (es decir: cualquier cosa) es un acto de arrogancia intelectual. No lo es, idiota, así que sentate y escuchá: capaz que aprendés como aproximarte a la especie humana otra vez.<br /><br />***<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Ink IV:</span> Hace ya demasiados años fui a un <span style="font-style: italic;">luau</span>, una de esas monstruosas fiestas nocturnas que los brasileros hacen sin demasiadas excusas, en una playa de <span style="font-weight: bold;">Arraial D'Ajuda</span>. Estaba con una pareja de compatriotas bebiendo capeta, letal trago nordestino que mezcla vodka con leche condensada, canela y polvo de guaraná, y que tiene un efecto similar al de un licuado de anfetaminas y alcohol rectificado. Pero la noche había sido demasiado larga, incluso con capeta, y en algún momento la chica y yo nos fuimos a dormir, dejando a su pareja -un personaje, digamos, impulsivo- ligeramente ebrio y rondando las tienditas donde hacían tatuajes. Cuando llegué a la posada empezaba a clarear y las nubes nocturnas de mosquitos habían desaparecido, así que decidí echarme en una de las hamacas paraguayas que colgaban de poste a poste del teche frente a los cuartos, escuchando el <span style="font-weight: bold;">Harvest Moon</span> de <span style="font-weight: bold;">Neil Young</span>.<br /><br />Un par de horas después me despierta alguien que grita y veo aparecer al flaco que habíamos dejado en la playa, que viene tambaleándose y eufórico por el camino de tierra que llevaba a la posada. Se me acerca y con enorme orgullo me dice "<span style="font-style: italic;">mirá lo que me hice</span>". Se levanta la manga de la remera y me muestra un fresquísimo tatuaje de una enorme pantera que le ocupa casi todo el brazo, con una gran cabeza de ojos saltones en el hombro y un cuerpo que se estiraba hasta que la cola pasaba varios centímetros abajo del codo. Me quedo bastante sorprendido y con serias dudas acerca de si hicimos bien en dejarlo solo en la fiesta.<br /><br />"<span style="font-style: italic;">¿Te gusta?</span>", me pregunta, con un entusiasmo que no espera más que confirmaciones. Yo miro a ese enorme gato permanente y le digo: "<span style="font-style: italic;">Ehhh... ¡qué grande que es...!</span>", y lavándome las manos agrego, "<span style="font-style: italic;">¿a vos te gusta?</span>". El tipo vuelve a mirar su tatuaje, estudiandolo con falsa dignidad de ebrio y me dice: "<span style="font-style: italic;">bueno..., igual me va a gustar</span>", y se va para su cuarto, dejandome admirado ante tan tremenda respuesta.<br /><br />***<br /><br />Vi por tercera vez <span style="font-weight: bold;">Fear & Loathing in Las Vegas</span> de <span style="font-weight: bold;">Terry Gilliam</span>, y finalmente me convence de que es una gran película y una gran adaptación. Puede ser que sean las drogas alucinógenas que conocí/consumí desde su estreno hasta ahora, pero me parece que mi mala impresión inicial se debía más que nada al rechazo que se suele sentir hacia todas las obras artísticas que de alguna forma relacionamos muy directamente con algún tiempo pasado de nuestras vidas. En este caso era doble: Gilliam era mi director favorito durante mi adolescencia y Thompson uno de mis escritores favoritos de mis primeros años adultos. Con el tiempo he descubierto que uno tiende a asociar estimulos tan fechados en la historia propia con la estupidez e inmadurez de esos mismos años, pero que generalmente en algún momento uno se da cuenta de que entonces ya teníamos bastante buen gusto y que esos artistas siguen siendo igual de buenos. Siempre pasa; un día agarramos ese disco de <span style="font-weight: bold;">AC/DC</span> o <span style="font-weight: bold;">The Damned</span> que recordamos como una boludez y nos damos cuenta de que es mejor que cualquier mierda contemporánea que estemos escuchando. Es inevitable, son cosas que nos quedaron grabadas para siempre en la psiquis no porque tuviéramos un mal gusto terrible cuando éramos más jóvenes sino por lo contrario, porque ya sabíamos instintivamente de qué se trataba: los chicos tienen, o tenían, muy buen gusto.<br /><br />Días después veo la mucho menos conocida '<span style="font-weight: bold;">Where the Buffalo Roam</span>' (<span style="font-weight: bold;">Art Linson</span>, 1980), en la que <span style="font-weight: bold;">Bill Murray</span> y <span style="font-weight: bold;">Peter Boyle</span> toman los roles de Hunter S. Thompson y su abogado en un rejunte de historias del periodista <span style="font-style: italic;">gonzo</span> -incluso alguna historia menor del 'Fear & Loathing..."- en una película de pulso extraño, con música de <span style="font-weight: bold;">Neil Young</span>, más concentrada en los aspectos extravagantemente payasescos de la personalidad de Thompson y su <span style="font-style: italic;">attorney</span>. Sin embargo y aunque inferior a la película de Gilliam, es bastante buena y uno se queda asombrado con respecto a lo distintiva (y contagiosa) que debe haber sido la personalidad de Thompson, porque Murray lo interpreta con <span style="font-style: italic;">exactamente</span> los mismos tics excéntricos que <span style="font-weight: bold;">Johnny Depp</span> en la película posterior. De hecho deben ser tics muy pegajosos, ya que al parecer Murray se llevó varios de vuelta para las filmaciones de <span style="font-weight: bold;">Saturday Night Live</span>, donde fue puteado por todo el elenco a causa de su notorio cambio.<br /><br />Pero esto es lo superficial, porque leo a Thompson y vuelvo a quedar prendado de su furibundo mensaje libertario y de su estilo inigualable, pero mientras pienso en cómo evocar su personalidad y prosa heroica, me acuerdo que <span style="font-weight: bold;">Frank Kelly Rich</span>, el valiente borrachín que creó la <a style="color: rgb(0, 0, 0); font-weight: bold;" href="http://www.moderndrunkardmagazine.com/index.html">Modern Drunkard Magazine</a>, escribió una maravillosa elegía, de la que me permito reproducir algunos párrafos emocionados en los que además se nombra un tigre, y que me exhimen del trabajo sobre mármol verbal:<br /><br /><span style="font-style: italic;"> Nowadays the main rule is Play It Safe. Not only should you look before you leap, you should think very seriously about attending a Leapers Anonymous meeting and discussing the possibility that you have a leaping problem. We’re all told at one point to tone it down, to start behaving responsibly and settle into that grey lockstep toward the prison of death. Nearly everyone eventually bows to that pressure, which is what made Hunter such a rare creature. He never backed down, he never sold out the ideals of his youth; instead of toning it down he cranked it up.</span><br /><br /><span style="font-style: italic;">He loped along like a crazy tiger and I think we all understood that that was how he was going to go out — at full stride in a sudden spasm of violence. We knew death wasn't going to finally catch up with him in a nursing home where he’d crawled to die.</span><br /><br /><span style="font-style: italic;">People liked to say, and I was one of them, that Hunter had lost a step toward the end, that his tidal wave of talent had crested and broke decades before and was now quickly receding.</span><br /><br /><span style="font-style: italic;">Which may be true, though it hardly matters. His ideals were already firmly planted in the firmament of society. The lighthouse still stands and the light still burns bright.</span><br /><br /><span style="font-style: italic;">Long live the king<br /></span><br /><br />***<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Shakira</span> es la mujer menos atractiva del Planeta Tierra, definitivamente. No hay nada menos atractivo que un bufón que se toma en serio lo que hace, y eso es lo que hace la colombiana: hace de caricatura latina para los no-latinos y se toma en serio, y está en todas, todas, todas, todas partes. Y me la trae asombrosamente floja, a pesar de haber tapizado el mundo con su boca connotando fellatios (¿o alguien es tan pelotudo para creer que lo de "fijación oral" viene por el lado de la expresión o los chocolates?), digo, es asombrosamente no-sexy. Cuando surgió era una especie de versión latina y degradada de <span style="font-weight: bold;">Alanis Morrisette</span>, algo así como lo que <span style="font-weight: bold;">Maná</span> es a <span style="font-weight: bold;">Police</span>, que por lo menos metía ganchos en sus canciones, pero ahora ni eso. Y está conquistando el mundo con su modelo perfecto de lo que debe ser la subalternidad latina. Es terrible. Pero además me la trae flojísima, por lo menos <span style="font-weight: bold;">Paulina Rubio</span> cumplía, Shakira no. Las caderas no mienten, pero Shakira sí, todos los que venden a Shakira mienten, están vendiendo un auto que no funciona.<br /><br />Y ya que hablamos de mercadería en mal estado, ¿soy solo yo el que piensa que <span style="font-weight: bold;">Paris Hilton</span>, además de ser una conchuda de campeonato y tonta como un palo, es más fea que un poco higienizado culo de mandril? ¿Qué mierda le está pasando a la líbido mundial?<br /><br />Y sigo un poco; por primera vez que yo recuerde concuerdo completamente con <span style="font-weight: bold;">Rodrigo Fresán</span> en su <a style="color: rgb(0, 0, 0);" href="http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-75433-2006-11-01.html">apreciación</a> sobre <span style="font-weight: bold;">Scarlett Johanson</span> y la acalambrante saturación a las que nos han sometido los medios con su agradable pero no sobrenatural figura. Perros de espectáculos: dejen de proponer la belleza en un sólo envase de moda, la mujer única que resume a todas las demás es algo bárbaro si uno es un joven enamorado, no un método de difusión de un inquieto agente de prensa.<br /><br />***<br /><br />Hay dos clases de profesionales que me admiración por encima de todas las demás y a las que nunca me hubiera atrevido porque son propias de los <span style="font-style: italic;">ubermensch</span>, de los hombres superiores. Estas son la de músico de jazz y la de comediante, refiriéndome, por supuesto, a los grandes exponentes de ambos trabajos, que han coexistido en los mismos escenarios durante décadas.<br /><br />Me bajé un extraño documental llamado <span style="font-weight: bold;">The Aristocrats</span> (<span style="font-weight: bold;">Paul Provenza</span>, 2005) y que consiste exclusivamente en varias decenas de comediantes de primera (<span style="font-weight: bold;">George Carlin</span>, <span style="font-weight: bold;">Lewis Black</span>, <span style="font-weight: bold;">Eric Idle</span>, <span style="font-weight: bold;">Eddie Izzard</span> y muchos más) contando el mismo chiste, una grosería bastante libre y no especialmente cómica, en distintas versiones, y opinando sobre el mismo además, y me doy cuenta de que no hay una mejor prueba de la conexión entre el humor y la música que este documental. Uno sabe el final del chiste, uno sabe las variaciones de obscenidad que pueden hacerse al respecto, pero cada uno de los presentes -al menos los realmente talentosos- se las arreglan para darle su toque personal, y ese toque está casi siempre en la voz, no en la cara, del comediante. Es casi siempre una cuestión de fraseo, de tempo, de valoración de los silencios, de volumen... los tipos están cantando una canción popular, no contando un chiste, e improvisan sobre la misma como músicos de jazz, como gente que conoce la línea que divide a los profesionales de los voluntariosos, a los artistas de los que no lo son. En mi perfecta dictadura onírica ataría al 80% de los cómicos uruguayos a una silla y los obligaría, como a Alex en <span style="font-weight: bold;">La Naranja Mecánica</span>, a ver The Aristocrats 20 veces seguidas. No sé si serviría de algo, pero por lo menos dejarían las pantallas libres durante 40 horas.<br /><br />***<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Ink V: </span>Veo unas fotos del gran concierto de cantautores metrosexuales que reunió en Montevideo a <span style="font-weight: bold;">Kevin Johansen</span> con <span style="font-weight: bold;">Paulinho Moska</span>. Ambos lucen musculosas que dejan ver sus hombros, bíceps y tatuajes. Moska tiene un corte de pelo impresentable, pero sus tatuajes son discretos y más o menos pasables (parecen una mezcla de ideograma kanji y abstracción tribal). Johansen tiene un buen corte de pelo pero lo que lleva tatuado en el hombro es... una pipa. No cualquier pipa, sino una reproducción de la pipa de <span style="font-weight: bold;">René Magritte</span>, la del famoso "<span style="font-style: italic;">Ceci n'est pas une pipe</span>" que tanto ha dado que hablar a los teóricos de la vanguardia. Incluso debajo del tatuaje tiene también tatuada una frase manuscrita que lo pequeño de la foto no me deja leer, pero que supongo que es -justamente- el <span style="font-style: italic;">Ceci n'est pas une pipe</span> del que hablábamos.<br /><br />Kevin, Kevin, Kevin, Kevin... yo sé que no debe ser nada fácil ser ingenioso, moderno e intertextual 24 horas por día (yo a las 8 horas empiezo a eructar y las citas me salen cruzadas), pero te puedo asegurar que hay cosas que no hay que tatuarse, porque no quedan bien, más allá de la tradición cultural que se esté evocando y que a uno le guste probar que leyó algún libro de <span style="font-weight: bold;">Taschen</span> sobre pintura surrealista. Quiero decir; o.k., Magritte era un gran pintor y un buen dibujante, y de pronto se puede rescatar alguno de sus dibujos para convertirlo en tatuaje. De pronto alguno de sus personajes de saco y bombín... de pronto ese pájaro hecho de cielo... de pronto aquella legendaria y enorme rosa.... pero la pipa no, Kevin. Si a uno le gusta el surrealismo hay un montón de dibujitos evocadores que se puede grabar uno en el cuerpo (si hubiera probado con el <span style="font-weight: bold;">Europa después de la lluvia</span> de <span style="font-weight: bold;">Max Ernst</span> se hubiera ganado todos mis respetos), pero una pipa -más allá de lo que diga la frasesita de abajo- sigue siendo una pipa, algo que queda bien en la boca, no en un brazo. Es como tatuarse un plato de mondongo. Hay mil y una cosa que uno puede tatuarse, pero no queda todo bien y la imaginería ornamental propia de los tatuajes (está bien que uno piense un poquito en el significado, pero el valor del tatuaje es sobre todo ornamental) es más bien juvenil y primitiva: símbolos rituales, tanáticos, animales o meramente decorativos que representan una concepción de belleza ligada al dolor, a lo definitivo y a lo tribal (aunque el tatuaje no lo sea). No a un comentario de <span style="font-style: italic;">vernisage</span> de un ganso que piensa que una cumbiera intelectual es un oxímoron divertidísimo. Cada uno es libre de tatuarse lo que se le cante, pero en términos de clase la pipa de Magritte tiene tanta onda como un retrato de <span style="font-weight: bold;">Federico Klemm</span> con una bandera en el orto.<br /><br />La mierda; ¿esta es la generación que viene a reemplazar a <span style="font-weight: bold;">Caetano Veloso</span> y a <span style="font-weight: bold;">Fernando Cabrera</span>? ¿quién es el encargado del control de calidad?<br /><br />***<br />Me quedé sin escribir un largo post que pensé durante mucho tiempo. Iba a ser sobre lo que yo me acostumbré a llamar "la mafia de la amistad" y que no es otra cosa que el tradicional "amiguismo" uruguayo adaptado a las nuevas generaciones mediáticas y transformado de una pequeña falta en un gran valor.<br /><br />Pero me agotó y, sinceramente, no tuve ganas de ponerme en contra a toda una sinergía de difusores, músicos, graciosos profesionales, figurettis, publicistas, periodistas, comunicadores audiovisuales y escritores treintañeros. A toda la sinergía que goza de los privilegios de atención que produce el ser integrante de un grupo que no sólo no siente un poco de pudor al privilegiar la obra de sus amigos, sino que además reivindica esta discrecionalidad como si fuera algo bueno, como si fuera algo que los hombres de bien hacen por sus amigos.<br /><br />No, eso lo hacen los corruptos, pero además los corruptos egocéntricos, porque el considerar que la propia amistad es aval de la bonomía o el talento de cualquier persona implica el considerar que uno mismo es tan valioso que solo tiene por amigos a los grandes hombres.<br /><br />Yo prefiero y rescato lo diametralmente opuesto: hace varios años un director con el que yo tenía una notable mala relación <span style="font-style: italic;">a priori</span> (producto de algunos prejuicios clásicos del benito más joven) decidió, a pesar de esta antipatía, dedicar tiempo, espacio y trabajo a un proyecto en el que yo estaba directamente involucrado. Me sorprendió genuinamente porque esta capacidad de separar lo meramente subjetivo de lo que se percibe como importante más allá de afinidades es, no es solo rara sino imposible de encontrar en este medio. Pero esa independencia de criterios y conveniencias es algo propio de gente insular y capaz de ver por fuera de su propia endogamia mediocre, algo que la obra posterior de esa persona confirmaría ampliamente años después.<br /><br />Pero hoy vivimos en el hoy, donde se cuidan las espaldas y donde parece totalmente razonable el formar parte de grupos en los que se intercambian cortinas musicales por difusiones masivas y donde la frase "es un amigo" presupone un valor que deberíamos compartir los que no somos amigos de esas personas, ni vamos a serlo yendo por estos caminos misántropos.<br /><br />Hubiera sido un post interesante, lleno de nombres y ejemplos, pero no lo voy a escribir. No tengo ganas de meterme en líos, y además tendría que nombrar a algunos amigos.<br /><br />***<br /><br />Vi por segunda vez -la primera fue hace mucho tiempo- <span style="font-weight: bold;">Las noches de Cabiria</span> y estudio con cuidado a <span style="font-weight: bold;">Giulietta Masina</span>. No me extraña que a pesar de todas sus historias con actrices voluptuosas, Fellini siempre volviera con ella; esa mujer era mágica.<br /><br />Su actuación en Las noches de Cabiria ha sido votada muchas veces como la mejor actuación femenina de todos los tiempos. Es una cosa difícil de afirmar, pero al mismo tiempo es dificil pensar en un ejemplo mejor. Seguramente para las escuelas actuales de actuación lo de la Masina está demasiado actuado pero, como en el realismo social de <span style="font-weight: bold;">Mike Leigh</span> (no sé por qué no paro de pensar en Leigh durante toda la película de Fellini), esto no la vuelve más irreal sino lo contrario. Masina no habla y no explica: canta y conjura.<br /><br />Cuando se despide de Wanda y se marcha en el ómnibus detengo la película y me quedo sin ver el final. No tengo ganas de ver como Victor engaña a esa buena mujer. En cambio vuelvo al principio, la escucho berrear los diálogos reos que le escribió <span style="font-weight: bold;">Pier Paolo Pasolini</span>, admiro sus cejas luciferinas y su espiritu angelical y la observo bailar mambo en la calle otra vez.<br /><br />***<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Ink VI:</span> Me miro el tatuaje nuevo por centésima vez en el día. Me daría algo de vergüenza si no fuera porque sé que todos los recientes tatuados hacen exactamente lo mismo. Después me pongo a pensar en algunas decisiones y promesas que ligué con dicho tatuaje; yo creo que cada vez que uno hace algo decisivo o permanente en su vida, tiene que aprovechar esto para que le sirva de recordatorio, de ayudamemoria, de los planes y expectativas de uno en ese momento.<br /><br />Un nuevo trabajo, una nueva pareja, una nueva casa, un nuevo tatuaje, cualquier cosa que tenga una evidencia perpetua sirve como mojón para verificar el temple de nuestros sueños, simplemente porque es un punto fijo en el calendario o en nuestro cuerpo o en nuestras vidas. Una nueva señal de partida hacia nuevas formas de ser uno mismo. Una forma de dejar evidencia material de los buenos consejos que nos damos y que nunca cumplimos.<br /><br />Bien, sé lo que me está diciendo y recordando este tatuaje y voy a tratar de honrar el compromiso. Como si no supiera que los otros tatuajes también tenían que recordarme algo que ahora no encuentro en ningún lugar de mi memoria.benitohttp://www.blogger.com/profile/17363629993705303295noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6553196.post-1157757366736637692006-10-26T05:17:00.000-02:002006-10-28T15:11:00.480-02:00Long Goodbye (parte 1 de 3): Tres (cuatro) tristes (?) travestisDurante toda la existencia de <span style="font-weight: bold;">FYT</span> me dediqué a vituperar, despreciar, atacar y desear la extinción dolorosa de varias personas, algunas profesiones, un par de colectividades políticas, muchas bandas, todas las religiones monoteístas, eventuales transeúntes, comunicadores diversos y determinados vecinos. Sin embargo recibí pocas respuestas de estos grupos humanos agredidos, lo cual me parece en cierta forma lógico ya que en general los considero subespecies incapaces de entender y/o disfrutar del refinamiento de este blog. En cambio sí recibí muchas protestas de varios integrantes de una minoría a la que no sólo nunca ataqué, sino que considero tan válida y parte de la sociedad que me niego en considerar su existencia separada de la misma: los homosexuales.<br /><br />Personalmente creo, con <span style="font-weight: bold;">Foucault</span> y <span style="font-weight: bold;">Kinsey</span>, que no existe algo llamado "los homosexuales" sino que simplemente hay conductas homosexuales, y que son asunto específico -como todas las conductas sexuales- de cada persona y sus eventuales compañeros de cama, baño o tienda de campaña. Creo con Kinsey que se puede establecer una escala del 1 al 10 que tenga al 1 como la persona que tenga un comportamiento exclusivamente heterosexual y en el 10 a la que tenga un comportamiento exclusivamente homosexual, y que salvo estas raras criaturas, los demás oscilamos por los numerillos entre estas dos puntas.<br /><br />He vivido hasta ahora como heterosexual y dudo que vaya a descubrir un gran deseo reprimido a estas alturas de mi vida, lo cual no implica que no sea capaz de darme cuenta de que, pongamos, <span style="font-weight: bold;">Jet Li </span>es físicamente mucho más atractivo que <span style="font-weight: bold;">Ben Affleck</span>, o que un tercio de mi discoteca -y la mitad de mi biblioteca- esté compuesta por obras de artistas considerados como homosexuales y que muchas veces son brutalmente francos acerca de sus costumbres. O que <span style="font-weight: bold;">William Burroughs</span> me parezca un ejemplo de hombría, en fin, son detalles. El asunto es que nunca se me ocurrió usar el blog como un instrumento de discriminación y de hecho ni siquiera se me ocurrió convertirlo en un medio de discusión sobre algo que en mi opinión no es necesario discutir mucho que digamos. Si me he referido a las conductas homosexuales con la misma grosería con la que me he referido a cualquier otro comportamiento sexual y sin ningún tipo de énfasis. Curiosamente tengo la sensación de que no son los inexistentes comentarios homofóbicos los que han molestado (mal podrían) sino la presuposición de que estos existen detrás de lo que sí asumo como una coerta prédica heterosexual hedonista. Es una paradójica trampa de la cultura actual el que los grupos que bregan por la libre expresión de su diversidad sexual se sientan de alguna forma ofendidos por la expresión de la homogeneidad sexual (como si eso existiera, por otra parte). Pero la lucha por la expresión se ha hecho fuerte, más que en el afianzamiento de un discurso, en la prohibición de los otros. Y en este campo minado del lenguaje uno puede ser considerado misógino por decir que le gustan las mujeres. U homofóbico por decir que tal vez sea hora de amordazar a <span style="font-weight: bold;">Dani Umpi</span>.<br /><br />Y la guerra del lenguaje llega a grados absurdos: un lector me envió un mail protestando acerca de mi uso del artículo masculino "el" al referirme a los o las travestis y explicándome lo importante que es el respeto en el lenguaje de la definición genérica que uno elija para sí mismo. Me quedo un poco sorprendido porque las acusaciones de homofobia que me han venido de vez en cuando generalmente se referían a los sustantivos o los adjetivos que utilizaba, y no había pensado que la vigilancia léxica llegara hasta los artículos.<br /><br />Pero después de contestarle diciéndole que está todo bien, que no se tome el lenguaje tan en serio, que es un medio no un fin, me quedo pensando en que los dos pasamos dos cosas por alto. La primera, muy simple, es que travesti no es sinónimo de transexual y que sin transexualidad no hay en realidad un cambio genérico: si yo me visto de oso no puedo pretender que me estudien como plantígrado por más "yo mismo" que me sienta vestido de oso. Así que, vamos, el travesti es el travesti y el artículo correcto, para la RAE, para benito y para el sentido común, es "el". Porque no somos lo que queremos ser, somos lo que podemos ser y lo que somos.<br /><br />La otra cosa que pasamos en alto -y que me importa más aún que una discusión gramático/articular- es que gracias a la costumbre de darle la razón al discurso de minorías (y apenas atrevernos a relativizar cuanta razón tienen) nos olvidamos de una cosa: el travestismo no es una conducta ni un privilegio exclusivo de los homosexuales. Dejando de lado el travestismo como caricatura de la femeneidad -generalmente realizado por humoristas heterosexuales sin mucha imaginación como el repugnante <span style="font-weight: bold;">Miguel Del Sel</span>- el travestismo ocasional también es realizado con alegría y sin burla por heterosexuales en espacios "autorizados" como el carnaval y la actuación. O el rock.<br /><br />Claro que hay una gran diferencia entre trasvestirse y ser un travesti, pero yo no estoy seguro de que todos los homosexuales que se travisten con frecuencia pretendan la pérdida de su identidad masculina. Ante la duda y ante un travesti, supongo que por mera educación me referiría al mismo en términos femeninos, y de conocerlo me referiré a él por su nombre, sea Andrea, Mariana o Cacho; pero el travesti abstracto, el travesti en general es para mí un hombre. No veo qué tiene eso de malo, no veo que tiene de malo ser un hombre. Yo no veo al mundo con los feos ojos de <span style="font-weight: bold;">Andrea Dworkin</span>.<br /><br />De cualquier forma, este post no es sobre ese problema lingüístico en especial ni sobre las protestas atraídas, sino porque la discusión surgió en momentos en que, por una extraña serie de casualidades, estuve viendo o re-viendo algunas películas que tratan justamente del travestismo y presentan cuatro miradas distintas sobre cuatro travestis bien diferenciados. La diversidad en la diversidad, digamos, y los vasos comunicantes hacia el rock y la revolución, o lo que queda de ambas cosas.<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/1600/frank-mags-col-poster-2.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/320/frank-mags-col-poster-2.jpg" alt="" border="0" /></a><span style="font-weight: bold;">Dr Frank'n'Furter (Tim Curry):</span> La primera vez que vi <span style="font-weight: bold;">The Rocky Horror Show</span> (<span style="font-weight: bold;">Jim Sharman</span>, 1975) yo era adolescente y me escandalizó. Yo había ido a ver por qué la película había sido prohibida por la dictadura y de alguna forma me esperaba encontrarme con lo que la película efectivamente ofrecía: rebeldía, arrogancia, rock, moral alternativa y polémica; lo que no me esperaba era la carga de libertad sexual absoluta, típica de un producto de los 70, y la alegría con la que esta era encarada. Para mi moral adolescente en construcción y conflicto, no estaba nada bien que un villano se volteara a la novia del héroe -que además era la heroína- y que luego se la chupara al propio héroe, mientras la heroína a su vez se garchaba a una suerte de mutante musculoso creado por el propio villano en cuestión. Eso no estaba bien, pensaba, relajo pero con orden. El villano era, por supuesto, el andrógino Dr Frank'n'Furter, <span style="font-style: italic;">not much of a man by the light of day / but by night, one hell of a lover</span>.<br /><br />No es difícil ver por qué la dictadura censuró esta película; si bien no hay consumos explícitos de drogas, ningún mensaje político evidente y las escenas sexuales son totalmente discretas, el ambiente de amoralidad y hedonismo gozoso que emana de todas y cada una de las escenas desde que Janet y Brad llegan al castillo del infame Doctor es tan evidente como subversivo. Hoy en día una película así sería inimaginable; tal vez se pudiera hacer con escenas sexualemente más explícitas y con una larga sucesión de besos de lengua homosexuales, pero nadie (bueno, tal vez <span style="font-weight: bold;">Todd Haynes</span> sí) se atrevería a contar semejante historia sin moralinas y sin héroes. Bueno, en verdad sí hay un héroe, pero me pasé más de diez años pensando que era el villano.<br /><br />Re-viendo hoy en día <span style="font-weight: bold;">The Rocky Horror Show</span> me doy cuenta de que el Dr. Frank'n'Furter, caricatura física del <span style="font-weight: bold;">Lou Reed</span> de <span style="font-weight: bold;">Transformer</span>, es el villano más débil de la historia del cine. Es egocéntrico, caprichoso, extremadamente libertino, impetuosamente cruel y vano, pero salvo durante su intempestivo asesinato de <span style="font-weight: bold;">Eddie</span> (<span style="font-weight: bold;">Meat Loaf</span>), carece de poder sobre ninguno de los otros personajes, y mucho menos sobre sus supuestos sirvientes <span style="font-weight: bold;">Riff-Raff</span> (<span style="font-weight: bold;">Richard O'Brien</span>) y <span style="font-weight: bold;">Magenta</span> (<span style="font-weight: bold;">Patricia Quinn</span>), quienes terminan ejecutándolo con una mezcla de sadismo y desprecio (¡y después de que el tipo acaba de interpretar la maravillosa '<span style="font-weight: bold;">I'm Going Home</span>'!). Y ahí está el asunto: la verdadera villanía se define por su acumulación de poder. La combinación de sueños desproporcionados, impulsos poco mediados y lujuria pansexual de Frank'n'Furter es más que nada una exposición y como tal una vulnerabilidad, una abdicación al poder. Cuando Janet (<span style="font-weight: bold;">Susan Sarandon</span>) termina de cantar la increíblemente cachonda '<span style="font-weight: bold;">Touch me</span>', dirige su suplica hacia la "<span style="font-style: italic;">creature of the night</span>", que es la criatura fabricada por Frank'n'Furter, pero en su coro final son todos los seres bizarros de la película, encabezados por el personaje de Curry, quienes repiten, en tonos que van del orgullo a la curiosidad eso de "creature of the night", haciéndose cargo de su identidad con el concepto. Freaks, groupies, gordos motoqueros, travestis, todos son <span style="font-style: italic;">creatures of the night</span>. Y están radiantes.<br /><br />En un mundo lógico, Tim Curry debería haberse vuelto una leyenda luego de este papel, al final sólo se volvió el demonio de <span style="font-weight: bold;">Legend</span> (<span style="font-weight: bold;">Ridley Scott</span>, 1985). Pero lo que hizo en The Rocky Horror Show fue épico y hay estrellas con su lugar clavado en el firmamento por mucho menos brillo. Y a 30 años de distancia vale la pena recordarle a la juventud el perfecto consejo de su personaje: <span style="font-style: italic;">don't dream it / be it</span>.<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/1600/divine.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/320/divine.jpg" alt="" border="0" /></a><span style="font-weight: bold;">Divine (Divine):</span> Me resulta sorprendente el que recién este año haya visto <span style="font-weight: bold;">Pink Flamingos</span> (1972) por primera vez, pero se explica por el hecho de que, como muchos rioplatenses, vi las películas de <span style="font-weight: bold;">John Waters</span> de adelante hacia atrás y, aunque ahora lo estoy revalorizando, el Waters tardío me resultó muy poco interesante como para molestarme en conseguir alguna copia de Pink Flamingos o <span style="font-weight: bold;">Female Trouble</span>. Conocía de oídas las escenas más polémicas de Pink Flamingos: la mamada que Divine le hace al personaje del hijo, el orto que baila '<span style="font-weight: bold;">Surfin' Bird</span>', el coito entre los pollos y, por supuesto, el legendario sorete de perro que Divine degulte frente a cámara; pero nada de esto me entusiasmaba como para ver una película que me imaginaba (con algo de razón) como una versión temprana, más tosca y rea del cine de Waters.<br /><br />Pero yo estaba equivocado en lo escencial y me encontré con esa soberbia demostración de terrorismo cultural a full que es esta película infame y que sigue siendo -como todo el auténtico arte- totalmente imposible de cooptar y domesticar. Vos podés hablar sobre esa película demente en la que se comen caca de perro, podés ponerla entre tus copias de DVD, pero sigue siendo infumable, y sigue siendo imposible de ver en familia.<br /><br />Y por supuesto buena parte del mérito, de la imposibilidad de absorber y desactivar esta película, es de <span style="font-weight: bold;">Divine</span>. Aquel que no era ni un travesti ni un transexual ni un hombre ni una mujer sino una categoría en sí mismo. Cuando uno ve las películas de Waters no piensa en Divine como en un hombre disfrazado de mujer que trata de pasar por mujer, o que fracasa en la empresa; Divine es Divine, sus actuaciones están más allá de cualquier apreciación histriónica porque no intenta convencer de que es nadie excepto sí mismo/a. Una presencia formidable que trabaja fuera de la sociedad para destruirla. El terrorista definitivo, el que no sólo está más allá de los parámetros de la sexualidad sino también de la estética. Lo mismo que uno no piensa en Divine como un travesti o como un integrante de ningún género, tampoco se piensa en él como gordo, o como en alguien bien o mal vestido, porque esas categorizaciones volaron en pedazos desde que el tipo entró en pantalla. Porque es <span style="font-style: italic;">heavy</span>.<br /><br />En <span style="font-weight: bold;">Divine Thrash</span>, supuesto documental sobre la carrera de John Waters pero que en realidad se centra sobre la realización de Pink Flamingos, Waters, un hombre con una permanente guardia de cinismo humorístico, baja esa barrera para hablar de Divine, y habla en términos poco frecuentes. Habla del orgullo que le significa el que su obra esté ligada con la figura de alguien así y lo recuerda como un amigo. Y la madre de Divine lo recuerda con afecto como un hijo, y de pronto todas las categorías derribadas por su formidable presencia se vuelven a re-componer pero en otro lugar, en una dimensión paralela en la que Divine es un amigo, un compañero de trabajo, un hijo y un tipo divertido. Algo así como el mundo después de una rebelión cósmica salvaje y victoriosa en la que <span style="font-weight: bold;">Antony</span> cantara '<span style="font-weight: bold;">Hitler in my heart</span>' sobre el cadaver de <span style="font-weight: bold;">Robbie Williams</span>.<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/1600/pris_charlene.0.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/320/pris_charlene.0.jpg" alt="" border="0" /></a><span style="font-weight: bold;">Tick (Hugo Weaving):</span> Yo me había olvidado cuánto me gustaba <span style="font-weight: bold;">ABBA</span> hasta que vi esta película que en cierta forma es un homenaje a la más poderosa de las canciones del cuarteto sueco, '<span style="font-weight: bold;">Mamma Mia</span>'; <span style="font-weight: bold;">The Adventures of Priscilla</span> (<span style="font-weight: bold;">Stephan Elliot</span>, 1994) fue el equivalente para los años 90 de <span style="font-weight: bold;">La jaula de las locas</span>, es decir, la imagen agradable, empática y en cierta forma esterotipada (y como tal asimilable) del travesti homosexual.<br /><br />Los años no han tratado bien a The Adventures..., hoy en día muchos de sus tratamientos e historias parecen condenados al lugar común, pero en su tiempo el descaro festivo de la película era realmente atractivo hasta desde una mirada hetero. Revisandola hoy en día me asombra un poco la misoginia latente en el filme: de tres mujeres retratadas en el mismo, solo una (lesbiana, por otra parte) es retratada con una cierta simpatía, mientras que las otras dos son un impresentable marimacho (que recibe un feroz comentario de parte de <span style="font-weight: bold;">Terence Stamp</span> invitándola a divertirse con un tampón) y una desquiciada semi-puta oriental cuya principal habilidad consiste en expulsar vaginalmente pelotas de golf. No, no hay nada de cariño hacia las mujeres en esta película.<br /><br />Pero con los años también ha ganado un atractivo extra; cuando su estreno <span style="font-weight: bold;">Hugo Weaving</span>, <span style="font-weight: bold;">Terence Stamp</span> y <span style="font-weight: bold;">Guy Pearce</span> eran perfectos desconocidos (bueno, Stamp un poco menos), que perfectamente podían ser idénticos a los personajes que representaban. Y el más sorprendente es Weaving. Después de más de diez años y de las trilogías de <span style="font-weight: bold;">The Matrix</span> y <span style="font-weight: bold;">El Señor de los Anillos</span>, el nigeriano Weaving y sus cejas de elfo es <span style="font-weight: bold;">Elrond</span> o el <span style="font-weight: bold;">Agente Smith</span>, y es difícil re-imaginarlo en un papel como el del travesti <span style="font-weight: bold;">Tick</span>, y menos darse cuenta de lo cómodo que está; la actuación de Weaving es simplemente formidable y si bien su aproximación al personaje es esencialmente humorística, se acuerda de dejarle un espacio de glamour y eventual atractivo. Tick es, de los tres personajes de <span style="font-weight: bold;">The Adventures...</span>, el más simpático y el más polifacético, pero también es el más culposo, el que considera más incompatible su condición de homosexual con la de padre (o cualquier rol "respetable"). Por supuesto que supera estas dudas, porque The Adventures... es una máquina de satisfacer deseos y de gustar, pensada principalmente en un público como el que yo era cuando la vi hace más de diez años: masculino, ligeramente prejuicioso y aún incapaz de admitir afecto por un par de canciones de ABBA. Si Frank'n'furter podía colarse en nuestra fiesta y meter ácido en las bebidas para abusar de los desprevenidos y Divine podría romper la puerta a panzazos para luego prender fuego al salón de baile, Tick y los suyos piden permiso educadamente y se ofrecen como número de apertura de <span style="font-weight: bold;">Dani Umpi</span>. Bueno, siempre van a ser más divertidos que los <span style="font-weight: bold;">Midachi</span>.<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/1600/hedwig.0.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/320/hedwig.0.jpg" alt="" border="0" /></a> <span style="font-weight: bold;">Hedwig (John Cameron Mitchell):</span> Difícil imaginar un mejor comienzo que el de <span style="font-weight: bold;">Hedwig & The Angry Inch</span> (2001), ese artefacto explosivo dirigido, escrito y protagonizado por <span style="font-weight: bold;">John Cameron Mitchell</span> al que al parecer nadie escuchó estallar. La película comienza con Hedwig y su banda tocando '<span style="font-weight: bold;">Tear me down</span>' en un boliche de mierda. Es nada más que eso, una banda de rock tocando una excelente canción de rock'n'roll, pero es imposible sacarle los ojos de encima a Hedwig/Mitchell. Uno sabe que es lógico que tras haber interpretado el rol en cientos de funciones de la obra de la que surgió la película, y que con la ayuda extra de la edición, la performance que vemos no sea exactamente espontánea. Pero las tomas son largas -a diferencia del micro-montaje de los video clips en los que se toma y repite cada segundo en el que el idiota retratado se parece por accidente a un rocker- y alcanzan para notar que el lenguaje corporal de Mitchell/Hedwig es asombroso. Tiene esa clase de gracia felina pero inconfundiblemente masculina de la que gozan pocos performers. Hedwig baila como <span style="font-weight: bold;">Iggy Pop</span>, como <span style="font-weight: bold;">Perry Farrell</span>, como <span style="font-weight: bold;">Gene Kelly</span>, como <span style="font-weight: bold;">Mick Jagger</span> nunca llegó a bailar (aunque lo intentó maravillosamente). Y al lograrlo es un rey del escenario, una criatura de la noche única.<br /><br />El modelo claro de Hedwig es <span style="font-weight: bold;">Wayne/Jayne County</span>, pero canta mejor y además es una criatura del S.XXI, por lo que, al igual que el <span style="font-weight: bold;">Brian Slade</span> de <span style="font-weight: bold;">Todd Haynes</span> -basado en <span style="font-weight: bold;">David Bowie</span> pero con varios elementos extra incorporados-, también se inspira en las figuras señeras de la epopeya glam, agregándoles un inevitable componente posmoderno. Y toda gran historia glam tiene que utilizar a la fuerza alguna suerte de gran metáfora homosexual. Pero el paralelismo del germano Hedwig (nombre femenino que existe pero que en inglés tiene una connotación que se podría traducir como "peluca de espinas") con el muro de Berlin y sus referencias al mito griego del andrógino original no funciona tan bien como los extraterrestres wildeanos de Haynes en <span style="font-weight: bold;">Velvet Goldmine</span> -película de la que Hedwig es una suerte de primo menor y más salvaje-, y cuando filosofa inspirado en estos mitos y en el disco <span style="font-weight: bold;">Berlin</span> de <span style="font-weight: bold;">Lou Reed</span>, la película y el personaje caen. En cambio cuando Hedwig/Mitchell están cantando en escena son insuperables.<br /><br />La voz de Mitchell, algo cascada pero con buen registro, recuerda un poco a la de <span style="font-weight: bold;">Marianne Faithfull</span> sin dejar de ser profundamente masculina. El propio Hedwig es un desastre de travesti: es un narigón de rasgos más bien varoniles, parece muchas veces vestido por el enemigo, está pasado de edad para ser una estrella glam y no se depila las axilas. Como si fuera poco su personaje es confesa víctima mutilada de una fallida operación de cambio de sexo. Pero cuando canta '<span style="font-weight: bold;">Sugar Daddy</span>' o '<span style="font-weight: bold;">Angry Inch</span>' es absolutamente magnético y plantea toda una serie de preguntas acerca de lo que es el éxito y el fracaso sobre un escenario. Y lo que es el rock'n'roll, claro.<br /><br />Hedwig es un <span style="font-style: italic;">beautiful loser</span>, término que ha sido usado y abusado para describir personajes al que solo el segundo de los dos adjetivos les hacía justicia. Es un fracaso con poderes enormes, tanto dentro de la banda como encima del escenario e incluso sobre gente con fuerzas teóricamente superiores a las suyas, como su ex amante y permanente traidor <span style="font-weight: bold;">Tommy Gnosis</span> (<span style="font-weight: bold;">Michael Pitt</span>). Joven, fachero, "sensible" y perteneciente a la tal vez no extenta de talento pero evidentemente especuladora generación musical de <span style="font-weight: bold;">Marylin Manson</span>, el personaje de Tommy Gnosis está evidentemente más actualizado que el glam-punk de Hedwig, pero al mismo tiempo no solo lo respeta sino que lo teme, porque sabe que Hedwig es de verdad.<br /><br /><span style="font-style: italic;">(Esto pasa en una película, es decir, en una obra de ficción, pero Hedwig es mucho más de verdad que muchos personajes construidos en la vida "real", y la situación que describe es muy, muy verosímil. ¿Cuántos triunfadores sin talento invitan a magníficos losers a que participen en sus discos o les abran shows, quedando como redistribuidores del suceso cuando en verdad están, una vez más, chupando rueda de la credibilidad de bandas y artistas superiores y que no transiguieron? No estoy pensando en el caso ficticio de Gnosis-Hedwig, al fin y al cabo un juego de traiciones más emotivo y directo, sino en esos conciertos tan "incompatibles" en los que alguna figura del olimpo comercial baja a pedirle a alguna banda del under que le sirva de telonero, acción que suele ser aplaudida como generosa cuando por lo general no pasa de ser un brutal hurto de áurea.)<br /><br /></span>Y con tanta credibilidad sobre los hombros, Hedwig rescata palabras y significados. No hay nada más fácil de secuestrar que una palabra, y la era de la publicidad y el bastardeo es la era del saqueo en masa de secciones enteras de diccionarios, y, como buenos ladrones, se llevan primero las palabras más valiosas, las joyas de la familia. Palabras como juventud, revolución, amor, violencia, coraje o rock'n'roll. Pero un organismo sano y fuerte, aunque sea el de un fracaso de rocker y un fracaso de transexual (o un artista talentoso que juega a ser lo anterior), puede purgar de impurezas un concepto que lo atraviese y es así que Mitchell -no Hedwig, que es su instrumento- decide en pleno S.XXI, en que la palabra ha sido cooptada por las peores lacras expresivas de la historia de occidente, hablar de Rock'n'roll.<br /><br />No todas las canciones presentes en Hedwig & the Angry Inch son buenas, el nivel es más bien inferior al de, pongamos, <span style="font-weight: bold;">The Rocky Horror Show</span> o <span style="font-weight: bold;">Singing in the Rain</span>, pero una de ellas es excepcional y es la balada que cierra la película, 'Midnight Radio'. Allí Mitchell, ya abandonado su alter-ego de Hedwig se auto-incluye en un raro paradigma, el de las grandes vocalistas del rock, cantando: "<span style="font-style: italic;">Here's to Patti / And Tina / And Yoko /Aretha /And Nona / And Nico /And me / </span><span style="font-style: italic;">And all the strange rock and rollers / You know you're doing all right / So hold on to each other / You gotta hold on tonigh</span>t"<br /><br />Hay otras cosas, además de la peluca de espinas, abandonadas para cuando llega 'Midnight Radio', entre ellas la ironía y el distanciamiento, que han dado paso a una franqueza brutal, no en la intimidad secreta de los datos revelados sino en una confesión de optimismo melancólico que revela una terca creencia en determinados rituales y vasos comunicantes, que revela la última desnudez. No en vano la canción había comenzado (evocando su propio efecto) de la siguiente forma: "<span style="font-style: italic;">Rain falls hard / Burns dry /A dream / Or a song /That hits you so hard / Filling you up / And suddenly gone / Breath Feel Love / Give Free / Know in you soul / Like your blood knows the way / From you heart to your brain /Know that you're whole</span>"<br /><br />Está claro que está hablando de cosas serias.<br /><br />Pero quiero volver atrás para remarcar algo que para quienes conocen la canción es tautológico y el que parece el más ingenuo de sus versos: "<span style="font-style: italic;">And all the strange rock'n'rollers / you know you're doing all right</span>". Cuando Mitchell canta la segunda parte de este verso, literalmente lo berrea, no como el atorrante que busca empatía y efecto en un estadio sino como una celebración. Porque volvamos a los dos adjetivos anteriores y su sinergía: "<span style="font-style: italic;">strange rock'n'rollers</span>". Para cualquier cínico ese concepto es un oxímoron, para Mitchell/Hedwig no. Y se apoya en un simple acto de fe, de creencia en esa extrañeza liberadora. No intenta convencer, para él es algo evidentemente existente, pero nosotros ya escuchamos tonterías similares demasiadas veces, ¿no es cierto? Pero de pronto, en una de esas porque la canción que acabamos de escuchar es realmente poderosa, nos quedamos pensando en esos "<span style="font-style: italic;">strange rock'n'rollers</span>" que están haciendo todo bien. Porque existen y si somos curiosos sabemos que es así, pero aún así somos resistentes a reconocer su existencia, porque esta implica fe y criterio, implica el poder separar la paja del trigo superando la <span style="font-style: italic;">tabula rasa</span> y la inseguridad del posmodernismo, y nuestro propio desencanto que nos cohibe a la hora de reconocer o conocer la <span style="font-style: italic;">strangeness</span>, esa cosa única y colectiva a la que también se la ha dicho <span style="font-style: italic;">otredad</span>, porque eso implica también reconocer nuestra ignorancia, nuestro asombro y nuestra maravilla. Los ojos de liebre encandilada. Y poder ver entre el bosque de brazos levantados y mal olor a sobaco, el brazo que está reclamando palabra e individuación entre la multitud, y que a la vez señala algo real, posiblemente evidente y seguramente invisible por su propia evidencia. Como el final inevitable de la canción:<br /><br /><span style="font-style: italic;">And you're shining<br />Like the brightest stars<br />A transmission<br />On the midnight radio<br /><br />And you're spinning<br />Your new 45's<br />All the misfits and the losers<br />Yeah, you know you're rock and rollers<br />Spinning to your rock and roll<br /><br />Lift up your hands<br /><br /></span>benitohttp://www.blogger.com/profile/17363629993705303295noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6553196.post-1160798834735018022006-10-16T03:00:00.000-02:002006-10-16T02:03:09.423-02:00Toda esa belleza al pedoHace unos meses le dediqué un post a lo que me parecía (y me parece) una bonita intervención, la de <span style="font-weight: bold;">Evangelina Carrozo</span> en la cumbre UE-América Latina. En dicho post remarcaba la natural belleza de la chica, que siendo muy atractiva no se adaptaba exactamente a los parámetros obligatorios para la belleza femenina actual. Culo ligeramente excedido, escasez notoria de tetas, nariz algo puntiaguda y un tono aceitunado de piel... la chica era hermosa, pero no con el tipo de belleza artificial y de corte totalmente europeo que se promociona en Argentina y en el mundo entero. Y tenía una sonrisa espectacular.<br /><br />Unos meses después, la Carrozo no sonrie en unas sesiones de fotos que la muestran más delgada, con otra nariz, con la piel blanca lunar y con unas tetas así de grandes. Días después aparece como compañera de baile de un uruguayo, detalle simbólico-encantador, en el abominable <span style="font-weight: bold;">Bailando por un sueño</span>, el producto más lamentable de la fea carrera de ese canalla irreductible de <span style="font-weight: bold;">Marcelo Tinelli</span>. Hace un pequeño discurso sobre el problema de Gualeguaychú pero no dice nada, reproduce su <span style="font-style: italic;">gimmick</span> como si fuera una de la troupe de Tinelli repitiendo su frase distintiva, y luego se somete al juicio de alguien tan despreciable como <span style="font-weight: bold;">Gerardo Sofovich</span>, quién pondría un basurero atómico en el centro de Gualeguaychú si pensara que puede ganar dos dólares extra.<br /><br />Y uno la mira y no dice nada, porque acepta el discurso fatalista y pragmático: la "militante ecologista" es, sobre todo una modelo cuyo naturalismo no le parece incompatible con el llenarse de plástico y silicona el interior del cuerpo y que está aprovechando su <span style="font-style: italic;">momento</span>. Y se sabía que iba a pasar, pero mirás el calendario y apenas pasó el tiempo necesario para que le desaparezca la hinchazón de las operaciones. Y uno piensa, "al menos hasta fin de año, al menos que hubiera sacrificado ese <span style="font-style: italic;">momento</span>, no el próximo, al menos que no se hubiera puesto <span style="font-style: italic;">exactamente</span> las mismas tetas que todas las demás, al menos un pequeño gesto significante...".<br /><br />Pero nada, la miro bailar disco; baila bien, es graciosa y linda, como todos en el mundo de los graciosos y los lindos, como todo.<br /><br />***<br /><br />En Gualeguaychú y Colón deciden cortar los puentes nuevamente para arruinar el fin de semana largo y para protestar porque un tercer informe (en realidad una re-edición de los primeros) del Banco Mundial vuelve a decir lo que ellos no quieren escuchar: que consideran los riesgos de contaminación mínimos y que le van a dar los préstamos a Botnia.<br /><br />Hace algunos meses escribí una serie de posts sobre la inaudita sordera y arrogancia del gobierno uruguayo con respecto a las protestas de los entrerrianos y sobre la inevitabilidad y justicia de las medidas que las asambleas ambientalistas habían tomado. Escribí sobre la inmunda fiebre chauvinista desatada en el Uruguay, sobre la obsecuencia a la inversión extranjera y sobre el legítimo derecho de las poblaciones a ponerse de punta en contra de las multinacionales omnipotentes y el dinero como medida de todas las cosas. Yo no cambié mi punto de vista que sigue siendo más o menos el mismo, rabiosa y apocalípticamente ecologista, pero las cosas cambiaron y la locura, la idiotez y el chauvinismo al parecer también cambiaron de país.<br /><br />En estos meses pasaron decenas de cosas; se fue ENCE, pasó el Tribunal de La Haya, pasó el Tribunal de Controversias del Mercosur y, sobre todo, pasó la increíblemente estúpida actitud original del gobierno uruguayo. De alguna forma luego de que el Tribunal de La Haya -un organismo legal europeo, sí, pero serio- rechazó el pedido de medidas cautelares que Argentina había elevado, la administración Vázquez decidió sensatamente no hacer declaraciones triunfalistas y, al contrario, ofrecer algo que caprichosamente no habían ofrecido antes: el monitoreo conjunto del Río Uruguay y del efecto que las fábricas de celulosa pudieran tener. En realidad y teniendo en cuenta el resultado de los estudios previos y la desaparición de ENCE, es el mejor resultado que los entrerrianos pueden conseguir sin meter bombas. Y además el más justo a menos que emprendieran una campaña igualmente despiadada y enérgica con respecto a<span style="font-style: italic;"> todas</span> las empresas argentinas que directa o indirectamente afectan las cuencas en común y los cursos compartidos.<br /><br />Esto es algo que sí fue entendido por los más experimentados activistas de <span style="font-weight: bold;">Greenpeace</span> -calificados en el pico de la imbecilidad uruguaya como "terroristas"-, quienes han dedicado ahora su mirada a las impresentables fábricas de celulosa argentinas colocadas sobre el márgen del Paraná. Sabiendo presente el tema en la sensibilidad del Río de la Plata, Greenpeace decidió dejar de enfocar en particular a un emprendimiento como Botnia, sin dudas riesgoso en lo ambiental pero con instrumentos de control y vigilancia que están totalmente ausentes en las plantas argentinas, menores en tamaño pero de mayor capacidad probada de producción de tóxicos. La decisión de la ONG fue, entre otras cosas, justa; hay un límite con respecto a lo que se puede exigir sin hacer un poco de autocrítica. Pero los asambleístas decidieron cerrar los ojos, no conceder ni el menor beneficio de la duda ni siquiera a las personas y organismos que ellos eligieron como representantes y desatar nuevamente un bloqueo que se sabe inútil en términos de afectar a Botnia, empresa que quieran o no ya está instalada a pesar de los esfuerzos casi criminales -y autodestructivos- de su planta de obreros chantajeando a la empresa. Los ambientalistas no entendieron que ya ganaron más de lo que podían esperar, que ahora -obedeciendo además a asambleas divididas y pésimamente argumentadas- desvirtuaron la legitimidad de su protesta, convertida en un mero abuso que jode esencialmente a terceros totalmente ajenos al negocio de la celulosa y teñida de un repelente olor a nacionalismo chauvinista, reforzado por el uso cada vez más xenófobo del himno y la bandera.<br /><br />Yo sigo pensando que probablemente la planta de Botnia sea contaminante para el Río Uruguay y que la orientación del país entero hacia la celulosa es un error histórico, pero también creo que el grado de vigilancia montado alrededor de la fábrica hace que cualquier otra medida de fuerza sea juzgar por sospecha y que, a menos que se establezca toda una nueva regulación ambiental para el Río Uruguay y el Río de la Plata, la inflexibilidad en este caso es simplemente una injusticia unilateral y una clara intromisión en las decisiones de otro país. Los entrerrianos tuvieron toda la razón al comienzo de este conflicto, pero la razón no es un tatuaje permanente y ahora es solo un acto de prepotencia y ceguera, lo que los conservadores uruguayos acusaban de ser a los cortes hace unos meses, cuando eran una medida valiente y necesaria, cuando hablaban y Uruguay se tapaba las orejas insensible a sus dudas y pesares. Exactamente lo mismo que hacen los entrerrianos ahora.<br /><br />Pero además ahí entra además otro de los temas que convierten a esta segunda oleada de cortes en algo infame: el momento político. Uruguay acaba de finalizar momentáneamente las negociaciones encaminadas a aprobar un Tratado de Libre Comercio con EE.UU. por el fast track, es decir, por la vía rápida y metió dicho tratado en el congelador gracias a la firme oposición de grupos de opinión progresistas que sostenían, ente otras cosas, que dicho tratado era incompatible con la presencia de Uruguay en el Mercosur y saboteaba las posibilidades de profundizar el bloque regional. Los cipayos de siempre sostenían que el Mercosur se cagaba en Uruguay y que atarse al mismo era atarse a una piedra que se hunde en la profundidad del océano.<br /><br />Menos de una semana después el gobierno argentino se arroga el derecho de solicitar informes sobre una fábrica de productos químicos a instalarse en Soriano sin siquiera molestarse en pasar por la cancillería de <span style="font-weight: bold;">Reinaldo Gargano</span>, hombre polémico pero tal vez el más férreo defensor del Mercosur en el gobierno del FA, y trascartón el gobierno argentino no hace un sorete a la vela para evitar los cortes de ruta que el Tribunal de Controversias del Mercosur declaró como claramente ilegales.<br /><br />Hay alguien que se está cagando de la risa en algún lado, y me parece que cada tanto dice "fantastic".<br /><br />***<br /><br />Entre los <span style="font-style: italic;">comments</span> del post pasado, conversando sobre el tortuoso paso de <span style="font-weight: bold;">Pedro Bordaberry</span> por dos medios supuestamente serios y objetivos, me confundo de nombres y adjudico la pertenencia a uno de ellos de alguien que al parecer nunca estuvo en su planilla. Un lector bien informado y posiblemente próximo a <span style="font-weight: bold;">Búsqueda</span> me escribe para corregirme/desmentirme con respecto a esto. Pero le agrega otros tres desmentidos, señalando que los cuatro son los errores más garrafales del post (lo que en cierta forma es un error porque está hablando de elementos que aparecieron en los comments y no en el post) y que sirven como muestra de lo disparatado que es todo. Bárbaro, el único problema es que de sus cuatro ejemplos incontrovertibles de equivocaciones sólo el primero era una equivocación y de los otros tres uno era una mala información de él y los otros dos eran puntos de vista, no errores propiamente dichos.<br /><br />Me hace acordar una reciente entrevista que leí al faro de la derecha latinoamericana <span style="font-weight: bold;">Carlos Alberto Montaner</span>. En la misma, tras intentar hacerse el gracioso con unos chistes tan hilarantes como el cáncer infantil, Montaner anunció que estaba preparando una segunda entrega del <span style="font-weight: bold;">Manual del Perfecto Idiota Latinoamericano</span>, libro que publicó a mediados de los noventa con la colaboración de <span style="font-weight: bold;">Plinio Apuleyo Mendoza</span> y <span style="font-weight: bold;">Alvaro Vargas Llosa</span> (hijo de Mario que no sé por qué heredó sus dos apellidos juntos). Un libro que no puede y no debe faltar en la biblioteca del moderno columnista de derecha, pero que es interesante para cualquier interesado en la semántica y en la manipulación de datos.<br /><br />Este libro, editado en el apogeo de la ola neoliberal y del pensamiento único, ha sido presentado como el anti-<span style="font-weight: bold;">Las venas abiertas de América Latina</span>, pero en verdad es un libro de características muy diferentes aunque se cebara en las simplezas de <span style="font-weight: bold;">Eduardo Galeano</span>. Todo el libro consistía en una recopilación de frases y verdades de las principales cabezas parlantes de la izquierda latinoamericana, que eran presentadas y desmentidas en tono burlesco y demoledor. El libro fue bastante pionero en la utilización del insulto ("idiota") en forma metódica como medio para resumir discusiones y problemas, porque si para refutar una argumentación lógica se necesita por lo menos un desarrollo teórico opuesto equivalente en longitud y fuentes, para refutar lo dicho por un idiota no se necesita casi nada; alcanza con definirlo como tal. Porque se sabe que solo los idiotas discuten con idiotas. El método ha sido muy popular dentro de los comentaristas de derecha y es casi endémico su uso entre la derecha (y parte de la izquierda) estadounidense, donde desde que los perros de la <span style="font-weight: bold;">FOX</span> se desbocaron hasta opiniones de intelectuales de la talla de <span style="font-weight: bold;">Susan Sontag</span> han sido descalificadas como meras "idioteces", sin que nadie les preste la merecida atención.<br /><br />Pero el <span style="font-weight: bold;">Manual...</span> tiene una particularidad propia. Convengamos en que si uno se pone a juntar idioteces que han dicho los filósofos-poetas de la izquierda latinoamericana en los últimos 30 años, el resultado puede llenar no un volumen sino una biblioteca y de las grandes. Pero con todo esta materia prima disponible, Mendoza-Montaner-Vargas Llosa no utilizaron más que una cantidad limitada de puras e incontestables idioteces, y en su lugar presentaron una curiosa mezcla de sandeces incuestionables con opiniones que <span style="font-style: italic;">para ellos</span> serían tonterías o que, posiblemente, <span style="font-style: italic;">querían</span> presentar como tonterías.<br /><br />Invento algunos ejemplos similares a los que presentaba (vendí el libro en Tristán Narvaja hace una década y no quiero citar de memoria): El poeta X dice que en Cuba no hay pobreza sino que el socialismo le ha quitado a sus habitantes el hambre de lo material. Bien, evidentemente es una estupidez, pero a continuación ponían una opinión del periodista N quien dice que Cuba es un país muy pobre desde una lógica capitalista pero que si se lo mide con otros parámetros (salud, educación) no sería un país tan pobre. Es una opinión similar en apariencia a la del poeta X, pero radicalmente distinta en contenido, porque no presupone nada en forma romántica y abre espacios a diferentes formas de ver un problema como el de la pobreza en Cuba. Y los tres chicos pícaros del <span style="font-weight: bold;">Manual...</span> las colocan en el mismo plano de idiotez, y de vez en cuando le agregan otra frase más en la que el economista J dice que el índice de niños desnutridos en La Habana es menor que en algunas zonas de New York, lo cual es verdad, pero con la presentación elegida todo queda envuelto en la misma sopa de "idiotez", todo queda sin discutir, descartado, descalificado.<br /><br />Es fácil imaginar el segundo volumen del Manual, sólo con la oratoria del Compañero <span style="font-weight: bold;">Chávez</span> y sus paladines hay para llenar varios capítulos, que posiblemente sean llenados con sus opiniones más respetables, desactivadas por el contexto de "idiotez" y por su propio nombre, por supuesto. Hay solo un antídoto para libros oscurantistas, prejuiciosos e ignorantes como el Manual... y es, una vez más, el criterio independiente y estimulado. Es importante ser capaz de reconocer que todos, o casi todos, los pensadores que nos interesan -desde <span style="font-weight: bold;">Nietzche</span> a <span style="font-weight: bold;">Žižek</span>, desde <span style="font-weight: bold;">Sade</span> a <span style="font-weight: bold;">Bangs</span>- han dicho/escrito soberanas idioteces, muchas de las cuales pueden explicarse por un simple contexto histórico (es fácil calificar la opinión del domingo con el diario del lunes) y otras eran ya pelotudeces en el momento de su enunciación, pero no es por eso que los leémos, sino por la otra parte. <span style="font-weight: bold;">Jorge Luis Borges</span>, tal vez el escritor que más he leído y re-leído en mi vida, era una máquina de decir anormalidades (poco útiles desde la perspectiva del Manual..., porque la "idiotez" del viejo era de signo muy diferente a la de los ejemplos tomados por estos tres mosqueteros de la verdad única, y también a la de ellos, cabría agregar), pero no son estas las que me han hecho leerlo, y no lo he leído "a pesar de...", sino integrandolo en sus claroscuros, en sus razonamientos débiles y su ceguera porfiada. Asimismo también es importante reconocer las luces y los aciertos de autores/pensadores con los que no coincidimos en absoluto; yo puedo decir que he leído páginas de lo más sensatas, y en ocasiones muy atractivas, de gente que me parece casi patológicamente equivocada como <span style="font-weight: bold;">Paul Johnson</span>. <span style="font-weight: bold;">Martin Amis</span> o <span style="font-weight: bold;">Carlos Maggi</span> (nunca de Carlos Montaner, lo cual no me extraña), porque no sólo hay muchas cosas que permiten la multiplicidad de miradas sin ser relegadas a la cuarentena de la "idiotez" sino porque también, como dicen los yanquis, hasta un reloj parado tiene razón dos veces por día.<br /><br />Carlos Alberto Montaner, el gran separador de la razón y la idiotez, mientras tanto ha conseguido un interesante logro: el de ser despreciado incluso por la derecha cubano-estadounidense a cuya defensa ha dedicado su vida. El motivo es muy sencillo: el Miami Herald comprobó que la violenta prédica anti-izquierdista del cubano era financiada por la Oficina de Transmisiones a Cuba, un ente del gobierno de los EE.UU. que le pagaba por criticar al gobierno de <span style="font-weight: bold;">Fidel Castro</span>, algo que supuestamente Montaner hacía por amor a la causa. Para defenderse, este genio no tuvo mejor idea que declarar su ignorancia ya que la Oficina de Transmisiones no le pagaba a él sino a su distribuidora, <span style="font-weight: bold;">Firmas Press</span>. El brillante periodista obvió lo que algún estudiante de primer año de periodismo descubrió inmediatamente: que él era el propietario de Firmas Press. Acorralado, Montaner escrbió un largo descargo en el que nombraba a varios otros nombres que habían escrito por encargo de organismos estatales, pero se ahorró el dato de que esos nombres lo habían hecho en forma honoraria a diferencia de él. Lo cual produjo una gran reacción de la prensa conservadora en su contra, calificándolo directamente de "delator".<br /><br />Cuando sos un portavoz de la derecha y hasta el <span style="font-weight: bold;">Wall Street Journal</span> te trata como una rata, evidentemente no sos la más calificada de las voces. Sin embargo en su última visita a Montevideo, Montaner fue recibido en oficinas de <span style="font-weight: bold;">El País</span>, diario que publica habitualmente sus columnas, como si fuera un gigante del pensamiento contemporáneo. Lo que, al contrario de lo que parece, prueba que la idiotez no es algo tan relativo.<br /><br />***<br /><br />Un ómnibus descontrolado se lleva puesta la garita de la parada de taxis próxima a donde vivo, y con ella a uno de los veteranos que trabajan en la misma, dejándolo en bastante mal estado. Paso por delante de los fierros retorcidos y veo a un tachero al que conozco de vista conversando con un flaco de unos treinta años. Cuando el flaco se va me acerco y le pregunto al tachero por el accidente y por el estado del veterano arrollado. Me cuenta el detalle de lo que pasó y del estado actual del tipo, diciéndome que está bastante mejor y recuperándose.<br /><br />Después se ríe y me dice si vi al flaco que estaba hablando con él. Me dice que se le acercó para preguntarle exactamente lo mismo, pero específicamente sobre el estado del atropellado. "¿Y le parece que volverá a trabajar?", me dice el tachero que le preguntó un par de veces hasta finalmente proponer, "porque yo podría hacerme cargo de la parada si el tipo no vuelve". El tachero me dice que al final espantó al buitre diciéndole que hay bastante más gente trabajando en esa parada. Ambos coincidimos en que la gente está muy mal.<br /><br />***<br /><br />Hace un par de meses declaré mis intenciones de cerrar este blog, en parte cansado del mismo y en parte agobiado por el crecimiento de la audiencia del mismo, crecimiento que había producido el final de sus características de intercambio coloquial e íntimo entre nicks que funcionaban como mera formalidad y no como máscaras. Expliqué las razones al respecto y, como suele pasar con las cosas que se hacen en forma compulsiva durante mucho tiempo, seguí de largo igual, apenas bajando el ritmo de entradas, pero manteniéndolo como válvula de escape.<br /><br />(Des) afortunadamente la dinámica molesta de intercambios al que había llegado el blog se mantuvo, profundizándose en realidad gracias a la aparición de dos o tres escribas compulsivos dispuestos a poner en duda todas y cada una de mis intervenciones, intentando disputar lo que al parecer entendían como un espacio de poder -cuando en realidad es apenas un espacio ocupado por un gran no-poder-, exigiendo, festejando como triunfos cada resignado y cansado abandono de alguna interminable discusión-pulseada, ignorando las características propias e intempestivas de un blog -características que entrañan que mi opinión sobre, pongamos, la raza humana sea diametralmente diferente un sábado de resaca y un martes primaveral- en busca de contradicciones, inexactitudes, convirtiendo este blog de amigos más o menos invisibles en un puto foro de internet, con todas sus lacras, throlls e ilegibilidad. Ok, pueden decirme que el mundo está lleno de pelotudos y que no hay que prestarles mayor atención, pero afean el paisaje lo bastante como para que todo esto se vuelva ilegible.<br /><br />Nunca me interesó la popularidad de <span style="font-weight: bold;">FYT</span>, que siempre tuvo sanas intenciones elitistas, sino su comodidad como espacio de libre expresión de personas que hubieran entendido sus características. No tiene sentido que me pase discutiendo o borrando veinte comments de fans de <span style="font-weight: bold;">NTVG</span> que cayeron por acá porque después de las 200.000 visitas el <span style="font-weight: bold;">Google</span> ranquea la página más arriba que algunas páginas de fans de la banda. Entonces uno tiene que bancarse a ser meado por un pendejo que no puede escribir "boludo" con la B correcta y que no debería estar leyendo una página que bien podría llamarse "No, flaco, no me gustó nada" y que nunca se planteó siquiera el considerar su sensibilidad de fan, que ya ha sido demasiado considerada por los vendedores. Este se planteó como un espacio abierto pero no para todo el mundo, un espacio que no creía tener que poner un cartel en la puerta para que sus visitantes entendieran que no era para todo el mundo. ¿Elitista, snob...? Por supuesto, y a mucha honra: cuando todos los espacios son dedicados al gusto y la tolerancia media, al mínimo común denominador como medida de todas las cosas, a la celebración de la mediocridad menos excluyente, ¿por qué no ir en el camino opuesto? ¿por qué no discriminar y liberar un pequeño espacio de opinión de las exigencias representativas del mercado y el respeto entendido como una forma de cobardía?. No, acá no: mueran humanos. Empecé escribiendo para amigos y conocidos con intereses en común, ahora escribo para gente que no sabe escribir y critica mi escritura, que no comparte ni le interesan mis gustos estéticos pero que necesita denostarlos, que no tiene la más puta idea sobre los temas de los que hablo pero busca la fisura en lo que digo para tratarme de ignorante, que no piensa pero desprecia lo que opino, que no le gusta este blog pero le parece un espacio valioso para cooptar con sus divergencias. Que me exige una democracia y apertura de la que siempre fui enemigo. No, ya lo dije: mueran humanos.<br /><br /><span style="font-style: italic;">(Leo mientras escribo esto que </span><span style="font-weight: bold; font-style: italic;">Trabajos Prácticos</span><span style="font-style: italic;">, el muchas veces frustrante pero en ocasiones fascinante conglomerado de periodistas-bloggers argentinos también está a punto de desaparecer. Muchos de los otros blogs que me interesaban no suben un post medianamente interesante desde hace meses y sus espacios lucen totalmente mortecinos. Tal vez la era de oro de los blogs y su cierta sobrevaloración haya terminado.)</span><br /><br />En realidad no me quejo y tengo una buena excusa: sólo quiero avisar que dentro de un mes aproximadamente, FYT se borra, literalmente. No sólo abandono el blog sino que pienso borrar todas y cada una de sus entradas, cosa que no hago por (pura) maldad sino por dos buenos motivos: no quiero que queden cosas que dije ahí, colgadas en la web e indefensas en un blog al que no pienso entrar más. Por otra parte hay una buena parte de lo que escribí que pienso re-aprovecharlo, por lo que prefiero hacer desaparecer versiones anteriores. No se pierde nada; con la gente con la que ya hemos establecido contacto podemos seguir haciéndolo por otros canales, con otras espero no cruzarme otra vez en mi puta vida, y con las que no sepan en qué categoría se encuentran, siempre pueden invitarme un trago y averiguarlo.<br /><br />En los próximos días voy a subir un último post de despedida, un post sobre música, como debe ser, y <span style="font-style: italic;">that's all folks</span>. Los que necesiten sus espacios de expresión recuerden la filosofía básica del punk y háganse de sus propios blogs. De cualquier forma este nunca fue una especie de <span style="font-style: italic;">open mike</span>. Mucha gente no entendió eso ni los simples protocolos del medio.<br /><br />No me arrepiento de nada, de hecho hubo momentos en que estuvo tan bueno que hasta deberíamos haber hecho dinero, y tal vez lo hicimos. Pero es como el poker; hay que irse cuando estás ganando.benitohttp://www.blogger.com/profile/17363629993705303295noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6553196.post-1160144341928580482006-10-06T12:00:00.000-02:002006-10-08T12:54:25.673-02:00Periodista, periodista...Como a todos los uruguayos, el "debate" (eufemismo para denominar una vulgar emboscada periodística) <span style="font-weight: bold;">Bordaberry Jr</span>.-<span style="font-weight: bold;">Michelini Jr. </span>me dejó de lo más sorprendido, aunque menos que el comprobar que, al menos para muchos entrevistados por la calle en estos días, fue una suerte de contienda en la que Michelini Jr. perdió. O el confirmar la insólita ignorancia de los medios dando a conocer que la defensa de <span style="font-weight: bold;">Juan María Bordaberry</span> iba a presentar sus sucias grabaciones como prueba, cosa que hasta el más estúpido de los leguleyos sabe que es una tontería jurídicamente inadmisible (e inútil). O notar que la mayoría de los uruguayos no reconocen una operación de prensa del tamaño de la pija de <span style="font-weight: bold;">John Holmes</span> ni aunque se les deje el culo como una flor.<br /><br />Pero quiero hablar sobre otra cosa y son dos hechos/opiniones laterales relacionados con los dos medios que se prestaron a esta asombrosa operación limpieza del aborrecible dictador -e integrante nunca expulsado del <span style="font-weight: bold;">Partido Colorado</span>- Julio María Bordaberry, es decir, <span style="font-weight: bold;">Zona Urbana</span> y <span style="font-weight: bold;">Búsqueda</span>.<br /><br />Lo de Zona Urbana es ya increíble; yo recuerdo -a pesar de estar en las antípodas del pensamiento de sus conductores- haber defendido lo que me parecía un buen ejemplo de dinamización del lenguaje de los programas periodísticos televisivos, y haber hecho notar que en realidad el discurso de dicho programa era reaccionario pero válido, en el sentido de que una exposición no es despreciable de por sí por el hecho de que yo no la comparta. Pero a Zona Urbana le ha pasado algo de lo más curioso: a partir de que echaron a <span style="font-weight: bold;">Gustavo Escanlar</span> el programa ha girado definitivamente hacia el discurso puro y duro de derecha amarilla (hay que ser jodido para volverse más de derecha por haber echado a Escanlar) y a operar políticamente a diestra y siniestra sobre temas como la (in) seguridad -de la que se han convertido en los principales difusores/terroristas mediáticos además de trabajar de punta en aras de la caída del ministro <span style="font-weight: bold;">José Díaz</span>- o el poder judicial (recordemos el informe sobre el juez <span style="font-weight: bold;">Eguren</span>, juez impresentable pero contra quién el informe no hacía más que amontonar suposiciones, y recordemos también que el énfasis sobre dicho juez tuvo mucho que ver con el accionar del mismo en el Caso <span style="font-weight: bold;">Peirano</span>, tema sensible para un empleado de <span style="font-weight: bold;">El Observador</span> como <span style="font-weight: bold;">Gabriel Pereira</span>) .<br /><br />Pero quiero centrarme en un punto que no se trata de una operación repulsiva sino simplemente de opinión desde la ignorancia y el embanderamiento absoluto. Antes de servirle de campana a Pedro Bordaberry, los tres conductores de ZUR dedicaron el bloque anterior a hablar sobre la "oportunidad perdida" del <span style="font-weight: bold;">Tratado de Libre Comercio</span> con EE.UU. Lo hicieron, por supuesto, con un trencito de juguete dando vueltas por la mesa en relación a la tonta y repetida metáfora de <span style="font-weight: bold;">Tabaré Vázquez</span> sobre la necesidad de subirse al tren del TLC antes de que pase de largo. Los tres conductores se lamentaron amargamente y sin el menor reparo acerca de como se había perdido una chance histórica que nos iba a sacar del pozo y nos iba a llevar al Primer Mundo (los memoriosos habrán recordado el lenguaje del menemismo puro en las bocas de los tres conductores). <span style="font-weight: bold;">Cecilia Bonino</span> estuvo a punto de pucherear y declaró que ella trabajaba en barrios carenciados y solía estar en contacto con esa pobre gente a la que se le había sacado una oportunidad de levantar cabeza, solo por motivos ideológicos y atrasados, y que eso era algo que no podía creer. Bueno, yo personalmente no creo que Cecilia Bonino pueda hacerse una idea real de lo que es realmente la vida del lumpen ni aunque una docena de estos le hagan un <span style="font-style: italic;">gang-bang</span> a la orilla del Miguelete, pero me quedo en lo de "ideológico".<br /><br />Después de la soberana estúpidez del presidente tratando a la oposición al TLC como "ideológica" en contra de la realidad económica, teoría que supone que la economía es una ley natural en la que no pesa la ideología -algo que no hace falta ser un filósofo para agarrarse la cabeza ante la paradoja, ya que esta propia teoría es, por definición, totalmente "ideológica"- todos los loros la han repetido como una verdad revelada sin detenerse un segundo a reflexionar sobre el disparate que están diciendo. Pero además los tres periodistas -es decir gente informada- del programa se pasaron por el culo un dato objetivo y esencial: el TLC por el <span style="font-style: italic;">fast track</span> naufragó no por la oposición "ideológica" del los pequeños grupos fundamentalistas de izquierda que se brotan cada vez que ven una bandera de EE.UU., sino justamente por la oposición dentro del FA de los sectores no-"ideológicos" y más bien moderados. El TLC naufragó -o se postergó, porque el cretino de <span style="font-weight: bold;">Danilo Astori </span>sigue repitiendo que lo quiere, porfiado como gallo comiendo tripa- por la oposición de economistas del calibre de <span style="font-weight: bold;">Carlos Quijano</span>, de analistas políticos como <span style="font-weight: bold;">Gerardo Caetano</span>, de políticos como <span style="font-weight: bold;">Alberto Couriel</span>, de periodistas como <span style="font-weight: bold;">Guillermo Waskman</span>, de intelectuales como <span style="font-weight: bold;">Hugo Achugar</span>... es decir, de gente mil veces más inteligente y preparada que los tres conductores de ZUR, gente que hizo las preguntas que ninguno de los portavoces neo-liberales, desde Astori hasta <span style="font-weight: bold;">Isaac Alfie</span>- querían que se hicieran, y que justamente no supieron responder. Preguntas que no venían de la indignación moral anti-imperialismo yanqui sino de la simple balanza que evalúa los resultados desde un punto de vista <span style="font-style: italic;">pragmático</span>.<br /><br />Y hete aquí una palabra esencial: pragmatismo. A mí no me parece necesariamente mal que un país decida no comerciar en forma preferencial y no establecer lazos económicos (es decir, políticos) muy consistentes con naciones asesinas como EE.UU., China o Israel, de hecho me gustaría verlo más seguido. Pero tampoco soy un necio que pueda ignorar que con casi la mitad de la población aún sumergida en la pobreza -gracias a las buenas artes de la conducción neo-liberal de las últimas décadas- el margen de elección es más bien escueto. Y que, <span style="font-style: italic;">pragmáticamente</span>, un TLC con EE.UU. puede ser beneficioso, algo de lo que ni a mí ni a todos los que se pusieron de punta contra el mismo nos pudieron convencer con argumentos <span style="font-style: italic;">pragmáticos</span>.<br /><br />Pero sin embargo <span style="font-weight: bold;">Ignacio Álvarez</span> se brota frente a cámaras y reclama, una y otra vez, <span style="font-style: italic;">pragmatismo</span> en el gobierno, <span style="font-style: italic;">pragmatismo</span>, por Dios, abandonemos la ideología, <span style="font-style: italic;">pragmatismo</span> ya. Y uno se queda pensando qué carajo entenderá este señor por <span style="font-style: italic;">pragmatismo</span>.<br /><br />No voy a aburrir a los lectores explicando la historia etimológica de la palabra y su origen en el griego <span style="font-style: italic;">praxis</span>, ni tampoco recordando la escuela filosófica norteamericana de <span style="font-weight: bold;">William James</span> que definió el <span style="font-style: italic;">pragmatismo</span> como, paradoja, una <span style="font-style: italic;">ideología</span>. Si tienen dudas hagan un <span style="font-style: italic;">search</span> e infórmense. Pero lo que habría que explicarle -lento y pausado si se puede para que no haya problemas- que <span style="font-style: italic;">pragmatismo</span>, a menos que se sea seguidor de la escuela filosófica (ideológica) de James, no es una palabra idéntica a <span style="font-style: italic;">virtud</span>. El pragmatismo es una capacidad, como lo indica su nombre, práctica; un instrumento por el cual alguien sacrifica una convicción a priori a la luz de los acontecimientos o por la teoría del mal menor. No es algo raro, ni en este gobierno, ni en Occidente en general, más bien lo contrario. No está relacionado con el elogio oriental al cambio como elemento distintivo de la vida, porque este en todo caso propondría el viaje de una convicción a otra. Es, simplemente, lo que se entiende como conveniencia, elevada al grado de ideología y, como dije antes, no necesariamente una <span style="font-style: italic;">virtud</span>.<br /><br />De hecho una de las características más repelentes de los seres humanos es el <span style="font-style: italic;">pragmatismo</span> moral, o el uso <span style="font-style: italic;">conveniente</span> de las relaciones humanas. Es algo que todos conocemos como fallutería, traición cotidiana, manipulación o trepadurismo, y que todas las personas de mínima decencia rechazamos con asco -aunque cada vez menos- como una de las peores pestes de la convivencia social, pero tal vez como no se le suele denominar como <span style="font-style: italic;">pragmatismo</span> moral sino con términos más groseros, es posible que gente no muy informada como los de ZUR no la relacionen con su querida palabra de origen griego. Además estoy haciendo trampas, se está hablando de <span style="font-style: italic;">pragmatismo</span> en términos de conducción gubernamental, no en casos individuales. Bueno, ahí se podría apuntar a que la filosofía pragmática consiste en sacrificar un pensamiento macro, una filosofía moral en aras de una contingencia particular. Bueno, en estos casos tampoco -a menos que se sea de la escuela de James, repito- se considera al <span style="font-style: italic;">pragmatismo</span> como una virtud sino como una necesidad y, a menos que estemos hablando de fundamentalistas, una necesidad de diverge el daño para más adelante. Pongo un ejemplo choto: un náufrago -que además es ecologista- cae en una pequeña isla donde sólo hay una rara especie de palmera cocotera. Al llegar la fría noche el náufrago decide cortar el cocotero (después de fijarse si no está <span style="font-weight: bold;">Keith Richards </span>encima) y usar la leña para calentarse y no morir congelado. El náufrago sabe que está no sólo está eliminando una rara especie de cocotero, sino que también está eliminando su fuente de alimento una vez que se le acaben los cocos que recogió. Pero <span style="font-style: italic;">pragmáticamente</span> llega a la conclusión de que sus posibilidades de sobrevivir son mayores así que exponiéndose todos los días al frío de la noche y patea el problema hacia adelante cortando el cocotero y haciéndo una bonita hoguera. No hay nada bueno en sí ni virtuoso en su decisión y de hecho algún experto en la fauna y flora de las islas puede tener una segunda opinión más centrada. De hecho, el pragmatismo -como en el caso del TLC, que podía entrañar la expulsión del Mercosur y varias desgracias objetivas a largo tiempo- tiene más que ver con una apuesta, con el azar y con una visión cortoplacista más que con otra cosa.<br /><br />Esta reivindicación economicista del <span style="font-style: italic;">pragmatismo</span> como una virtud es parte integral del apocalíptico pensamiento neo-capitalista, pero es expuesta en forma totalmente ideológica por quienes ni en pedo la aplicarían a sus vidas privadas. Pongo un ejemplo grosero: una visión economicista de maximización absoluta de los beneficios económicos como único valor entrañaría en su coherencia, por ejemplo, que los conductores de ZUR -dos de ellos considerados como gente físicamente atractiva- aprovecharan su exposición mediática para montar una empresita de fellatios entre bloque y bloque, o sacrificando unos minutos luego del cierre del programa. A la economía de sus hogares le vendría de maravilla y, teniendo en cuenta que la popularidad de ZUR no va (espero) a ser permanente, este puede ser un tren que pasa sólo una vez. Sin embargo, creo y quiero creer que ninguno de sus integrantes vende favores bucales en los espacios libres del programa. Lo cual es muy poco<span style="font-style: italic;"> pragmático</span>.<br /><br />El memorable programa del miércoles pasado terminó con una llamativa reflexión de Gabriel Pereira que me sirve para pasar a la parte dos de este post. Al terminar el intercambio de puteadas y el falso equilibrio dobledemoníaco entre francotirador y emboscado, Pereira, hombre<span style="font-style: italic;"> pragmático</span> de los que en algún momento pasaron de la relación directa con el <span style="font-weight: bold;">PCU</span> uruguayo a través de su trabajo en <span style="font-weight: bold;">La República</span> a ascender en <span style="font-weight: bold;">El Observador </span>por tener como fuente directa a <span style="font-weight: bold;">Julio María Sanguinetti</span>, se enojó y dijo algo así como "<span style="font-style: italic;">¿Saben lo qué? A mí la verdad me tienen podrido con este asunto de mirar al pasado, me tienen podrido con que en lugar de dedicarse al futuro se siga y se siga revolviendo el pasado..</span>." Una reflexión interesante de parte de alguien que ha ayudado a montar el circo de "las viudas de la inseguridad" como equivalente derechista de los familiares de desaparecidos, pero cuya parte más interesante no es la habitual perorata del futuro vs. la justicia, muletilla que los sectores asustados repiten una y otra vez como si el país económico se detuviera cada vez que meten a un milico en cana, sino la primera parte: "<span style="font-style: italic;">A <span style="font-weight: bold;">MÍ</span> me tienen podrido...</span>." A <span style="font-weight: bold;">VOS</span> -persona sin relación personal con ninguno de estos casos te tienen "podrido"- bueno, ¿y qué? ¿cuando la justicia se volvió el instrumento de recreación personal de Gabriel Pereira?<br /><br />Hay dos misterios de la política mediática que nunca me voy a terminar de explicar, y que en cierta forma están relacionadas; una es la imagen de gran demócrata, mantenida durante décadas y apenas erosionada por datos y declaración contundentes como una piña de <span style="font-weight: bold;">Tyson</span>, del ex-presidente y actual senador por el <span style="font-weight: bold;">Partido Colorado</span> Julio María Sanguinetti. La otra imagen inexplicable para mí es el aúra de objetividad e independencia del Semanario <span style="font-weight: bold;">Búsqueda</span>. Y ambas imágenes se dieron la mano recientemente en un hecho de la semana pasada que tal vez pasó ligeramente inadvertido -a pesar de las 5 páginas que Búsqueda le dedicó- a causa del escándalo Bordaberry-Michelini.<br /><br />El asunto, como muchos saben, fue el siguiente: alguien hizo una llamada anónima a la "Línea Azul" del <span style="font-weight: bold;">INAU</span> (Instituto del Niño y Adolescente) -línea establecida, durante el último gobierno de Sanguinetti, para que los testigos de violencia doméstica contra menores pudieran hacer sus denuncias sin tener que comprometerse yendo hasta una seccional y quedando virtualmente identificados por los personajes violentos a los que se denuncia. El sistema, si bien puede permitir casos injustos de delación, está establecido en muchas partes del mundo en el presupuesto de que, antes que nada, hay que proteger al menor. Pero hete aquí que la llamada denunciaba a <span style="font-weight: bold;">Gabriel Pastor</span>, secretario de redacción de Búsqueda, acusándolo de maltrato verbal hacia su hijo de 6 años. De esto el Uruguay se enteró por la intempestuosa declaración del senador colorado, ah y ex-presidente, Julio María Sanguinetti, a quién el honor del periodista de Búsqueda en cuestión le pareció lo bastante importante como para dedicar toda una sesión del senado a lo que sostenía era un "<span style="font-style: italic;">hostigamiento verbal y de hecho a algunos medios y periodistas considerados opositores por el gobierno del presidente <span style="font-weight: bold;">Tabaré Vázquez</span></span>". Y de pronto el INAU entero estaba a la defensiva. El argumento era que la denuncia se había recibido al otro día de que Pastor publicara en Búsqueda una "dura" denuncia acerca de violaciones a la laicidad en dicho Instituto, y que teniendo en cuenta que la denuncia era anónima -para el denunciado, porque la llamada, contrariamente a lo sostenido por Pastor en un principio, había sido convenientemente registrada por el servicio de la "Línea Azul"- todo el hecho tenía que ser, evidentemente, una falsa denuncia orientada a hacerle pasar un mal rato a Pastor y flía.<br /><br />Lo cual puede ser -de hecho da para sospechar-, pero también puede que no, de hecho la verdad era desconocida para cualquiera que no fuera Pastor, su familia y el denunciante. El INAU hasta el momento en que el asunto se hizo público por la intervención de Sanguinetti y sus embravecidos lugartenientes, había mantenido una reserva prudente al respecto y, posiblemente, el caso no se hubiera filtrado a la prensa si no se hubiera vuelto -por expreso pedido de Pastor- tema de debate en el Senado.<br /><br />Hay muchas cosas feas en este asunto: de hecho se puede considerar que hoy existe un enfrentamiento de facto entre Búsqueda y el gobierno. Esto se pudo ver en las declaraciones, hace unos meses, de Vázquez rotulando a Búsqueda y a otros medios de automáticamente "opositores" (lo cual a la luz de los acontecimientos posteriores no parece tan descabellado), o en la monumental cantidad de carne podrida que Búsqueda publicó -dedicándole 5 páginas enteras- sobre los asesinatos de <span style="font-weight: bold;">Michelini-Gutiérrez Ruiz</span> hace dos semanas. Carne podrida que no hace falta ser un gran genio para rastrear su origen hasta la casa de Bordaberry Jr., y que sostenía con gran convicción que no había habido uruguayos involucrados en esos asesinatos -obra exclusiva, por supuesto, de pérfidos argentinos- y que el móvil había sido un dineral tupamaro que Michelini guardaba bajo la cama o algo así. Una "operación limpieza" repugnante que comenzaba a preparar el golpe de efecto dado el miércoles pasado en Zona Urbana, es decir, no precisamente la información objetiva y verificada de la que Búsqueda se precia en publicar, sino algo hecho con una clara intencionalidad de afectar un proceso judicial de notorias consecuencias políticas.<br /><br />Pero bueno, tal vez sí haya un enfrentamiento y tal vez sí la llamada haya sido fraguada por algún funcionario resentido del INAU, enojado por la nota. Ahora, ¿qué tenía que hacer entonces el INAU al recibir la llamada? ¿descartarla <span style="font-style: italic;">a priori</span> sin investigarla porque un periodista de Búsqueda es evidentemente incapaz de cometer un delito? ¿romper el protocolo de seguridad de la "Línea Azul" y entregarle el nombre del denunciante al periodista? ¿hacer una operación de investigación hiper-secreta que mantuviera una serie de privilegios que jamás se le darían a un carnicero del Cerro? ¿quién mierda se cree que es Gabriel Pastor para recibir un trato preferencial en un caso en el que -hasta donde los hechos hablan- involucra un acto de violencia hacia un menor? Yo personalmente creo muy posible la tésis de la falsa llamada; si es así es responsabilidad del INAU investigar su procedencia, una vez verificada su falsedad, algo que sólo puede hacerse <span style="font-style: italic;">investigando</span> a los implicados. De hecho y por mi experiencia propia, no hay ningún motivo para que un periodista tenga coronita. Para ser sincero, me da la impresión de que la profesión, por sus características, alimenta algunas características psicóticas, algo de lo que conozco muchos ejemplos.<br /><br /><span style="font-style: italic;">(Hablando de gremios, </span><span style="font-weight: bold; font-style: italic;">APU</span><span style="font-style: italic;">, ese gremio tan inútil cuya oposición a la destrucción del sindicato de La República fue similar a la de un pedo contra el viento, enseguida sacó pecho a solidarizarse con Pastor sin haberse tomado dos minutos para interiorizarse sobre el asunto, lo mismo que la<span style="font-weight: bold;"> SIP </span>(Sociedad Interamericana de Prensa, organización de tradicionales vínculos con Búsqueda). Porque hay prioridades y hay periodistas que son más periodistas que otros).</span><br /><br />La conducta de Pastor, llamando a los mastines colorados a defenderlo sin siquiera preguntar por qué, no es para nada insólita. Casi se podría considerar como una política editorial. Y el caso viene bien para recordar una de las páginas más vergonzosas de connivencia medios-poder de la historia de la democracia uruguaya.<br /><br />En 1997 <span style="font-weight: bold;">Danilo Arbilla</span>, por aquel entonces director del semanario Búsqueda y vicepresidente de la <span style="font-weight: bold;">SIP</span>, le vendió una casa en Punta del Este a una sociedad anónima fachada del Cártel de Juarez. Los papeles por ambas partes los procesa el escribano <span style="font-weight: bold;">Javier Morassi</span>, amigo personal de Arbilla y del ministro del Interior, el también escribano <span style="font-weight: bold;">Guillermo Stirling</span>. En marzo de 2000, la Brigada Antidrogas de Punta del Este presentó a la justicia una denuncia penal para investigar los bienes del Cártel de Juarez en Uruguay, en la que se menciona a Arbilla y a su escribano como cómplices.<br /><br />Un par de días después Danilo Arbilla se presentó en las oficinas de <span style="font-weight: bold;">Luis Hierro López</span>, por aquel entonces vicepresidente de la República, mostrándole una copia de la denuncia sustraída directa y misteriosamente del juzgado, y reclamándole por el desprestigio que le significa el verse involucrado en semejante investigación. Al otro día, rápido como un cadete (tal vez con esa velocidad que Gabriel Pereira le reclama a los legisladores actuales para aprobar tratados a ciegas)Hierro citó en su despacho al Director Nacional de Policía, inspector general <span style="font-weight: bold;">Roberto Rivero</span>, y concertó una cita con Danilo Arbilla para ese mismo día. En ella Arbilla y Rivero habrían acordado "eliminar todos los juicios de valor" de la denuncia en cuestión.<br /><br />Es así que la Brigada Antidrogas de Punta del Este presentó una segunda denuncia, pero no pudo dejar de mencionar a Arbilla porque, efectivamente, éste le había vendido una casa a los narcotraficantes. Cuatro días después el cadete Hierro se volvió a entrevistar con Rivero para hacerle saber que Arbilla no ha quedado nada conforme con la segunda presentación de la denuncia. Al otro día Stirling le presentó un memorandum redactado por Rivero y explicando la situación al presidente de Uruguay, <span style="font-weight: bold;">Jorge Batlle</span>, quien no tenía nada mejor que hacer, evidentemente. Casi simultáneamente el Ministerio del Interior levanto la segunda denuncia.<br /><br />Pero es entonces la policía argentina descubrió que las oficinas encubiertas del Cartel de Juárez en Buenos Aires recibieron tres llamadas provenientes de Montevideo y que las tres venían de la oficina de Danilo Arbilla en Búsqueda. Rivero solicitó entonces la reapertura del caso, pero el ministro Stirling se lo negó, desmantelando además, unos días después, la Brigada Antidrogas de Punta del Este.<br /><br />Días después Rivero llamó por teléfono a Arbilla a su casa y según éste lo amenazó. Al otro día Stirling -político que nunca se caracterizó por su celeridad- destituyó a Rivero de la Dirección Nacional de Policía, el ministro Stirling dió como motivos "discrepancias en la conducción de la lucha antidrogas". Una semana después <span style="font-weight: bold;">Brecha</span> publicó una nota afirmando que la destitución del inspector Rivero se debió a su negativa a dejar de investigar a Arbilla. Consultado por la prensa, el ministro Stirling explicó que a Rivero se le destituyó por haber amenazado y acusado sin pruebas a Arbilla, y lo califica de "terrorista de Estado". Rivero era, desde antes de haber sido nombrado, un nombre polémico por estar señalado como ligado a la represión en los años de plomo (como buena cantidad de los policías de narcóticos de Uruguay). Sin embargo esto solo se volvió relevante en este momento, siendo recordado también por el semanario Búsqueda a pesar de no ser muy coherente con su política de "no mirar atrás".<br /><br />Arbilla se dedicó entonces a exponer una teoría conspirativa en su contra en la que estarían envueltos el semanario <span style="font-weight: bold;">Posdata</span>, el diario <span style="font-weight: bold;">La República</span>, el servicio de aduanas de EE.UU., Rivero, el semanario <span style="font-weight: bold;">Brecha</span>, la izquierda radical, el semanario <span style="font-weight: bold;">Mate Amargo</span> y la policía argentina, todos confabulados para desprestigiarlos. Dos periodistas de Búsqueda asumieron entonces las llamadas hechas desde la oficina de su jefe, sosteniendo que las habían hecho para investigar el caso y la APU presentó una denuncia sobre lo que consideraban un pinchazo en los teléfonos de Búsqueda, sin discernir que lo único que se había manejado era el origen y destino de las llamadas, no su contenido.<br /><br />El 13 de junio el presidente Batlle apoyó en público la decisión del ministro Stirling de relevar al inspector Rivero. El 14 de junio el Fiscal Letrado de la Policía, el abogado <span style="font-weight: bold;">Juan Carlos Martino</span>, se negó a iniciar un sumario administrativo a Rivero y presentó su renuncia indeclinable. Stirling explicaría más tarde que él nunca ordenó al renunciante fiscal policial que investigara a Rivero, sino que sólo quería que lo citara para ratificar o rectificar sus dichos, y que no tiene pensado sumariarlo. La oposición pidió la formación de una comisión investigativa pero los representantes oficialistas se negaron. Y todo quedó por ahí.<br /><br />Que hay de evidente en todo esto; por supuesto no la relación de Arbilla con los narcos (algo que en el 2000 me parecía un disparate pero sobre lo que mi punto de vista se ha hecho más amplio en los últimos tiempos) ni la bondad y honestidad del inspector Rivero -al fin y al cabo un posible torturador que ya fue recolocado en otro puesto-, sino los más que insólitos privilegios snte la ley que gozaba quién era apenas el director de un medio "independiente y objetivo", alrededor del cual se levantó todo el aparato estatal en manos del partido que era gobierno en aquel entonces para asegurar y garantizar no sus derechos lógicos de ciudadano, sino la total inaccesibilidad de su persona ante los instrumentos de indagación policial a los que todos los demás ciudadanos tienen que someterse sin chistar. Un ciudadano tan especial que no sólo consigue acceso en el día a una reunión personal con un vicepresidente (algo que, se nos ocurre, no es lo más normal en el mundo de los juanes nadies), sino que consigue tener a dicho vicepresidente, al ministro del interior y al propio presidente operando descaradamente a su favor en contra de una investigación surgida en el seno de esos mismos poderes.<br /><br />¿Quién puede asombrarse entonces de que Pastor se considere digno de similares privilegios? Pero el gobierno cambió, y en una de esas el prestigio independiente de Búsqueda no asegure como antes ningún palco preferencial, porque en una de esas las cosas no eran tan independientes. No quiero implicar por esto que llegó el reino de la justicia y la imparcialidad; a mí me gustaría ver que el gobierno actual le exigiera el cumplimiento de las leyes laborales al periódico amigo de <span style="font-weight: bold;">La República</span> con el mismo rigor con que se lo exije a otros patrones, pero por lo menos Fasano no tiene el descaro de presentarse como "independiente" u "objetivo".<br /><br />La prensa (entendiendo como tal no sólo a los medios escritos sino al periodismo en general), como la palabra <span style="font-style: italic;">pragmatismo</span>, no es buena ni mala de por sí, pero evidentemente para muchos partícipes de la misma es una suerte de privilegio que los separa de los demás mortales y que hace de sus impresiones y sensibilidades algo importantísimo, algo tan importante como para que haya que modificar la realidad legal en relación a la misma. Recuerdo ese momento perfecto en el que el gran historiador <span style="font-weight: bold;">Carlos Demasi</span>, cuestionado por ignorantes que posiblemente no reconocerían siquiera la veracidad de la historia sexual de sus hermanas, dijo en un reportaje -en relación a la protesta de un legislador que decía sentirse ofendido por las observaciones históricas de Demasi-: "<span style="font-style: italic;">¿Por qué ese legislador piensa que su sensibilidad es tan importante? ¿por qué no se va al demonio?</span>".<br /><br />Claro que en alguno de estos casos tal vez no estemos hablando de sensibilidad sino más bien de impunidad. Algo que los uruguayos conocemos en exceso.<br /><br />Todo este complejo y largo ejercicio de elipsis parece una excusa para no hablar sobre el tema ardiente en cuestión y que realmente interesa, el "debate" Bordaberry-Michelini. Pero es que para mí no vale la pena hablar sobre el mismo, creo que cualquier persona de bien (excluyo por lo tanto al cretino que tituló al diario <span style="font-weight: bold;">El Observador</span> al otro día del programa igualando la situación de ambos hijos) tiene que haber sacado conclusiones claras al respecto.<br /><br />Sin embargo leo las encuestas online al respecto y llego a la conclusión de que los uruguayos no son en su mayoría gente de bien. En las mismas porcentajes enormes que van del 75 al 85% de los opinantes, declaran que Michelini fue "desenmascarado" o que "perdió" el debate o que la traidora táctica de Bordaberry estaba "justificada". Y por supuesto no hay que ser muy despierto para notar que algunos simpatizantes de Bordaberry deben haber estado de lo más ocupados votando online varias veces, porque los porcentajes son ridículos. Pero igual es preocupante, porque muchas de esas opiniones deben ser válidas y si una persona racional tiene la percepción de que otra mintió -porque ha sido grabado en privado diciendo algo que siempre estuvo implícito en sus declaraciones públicas- solo porque del otro lado hay un energúmeno gritando "¡sos un mentiroso! ¡te desenmascaré!", entonces estamos en el horno. No tengo una particular simpatía por Rafael Michelini, sí por su familia y por la de Gutiérrez Ruiz y por las de los cada vez más numerosos asesinados por la dictadura que Juan María Bordaberry -presidente electo por el Partido Colorado, al que pertenecía cuando dio el golpe y del que, repito porque se me da la gana, nunca fue expulsado- , comandó con insólita crueldad. Creo que Michelini se equivocó irritándose y yendo al programa; tendría simplemente que haber escuchado la grabación por teléfono y luego decir "<span style="font-style: italic;">sí, yo dije eso ¿y qué?</span>".<br /><br />Hace poco acusaba a las generaciones jóvenes de ser totalmente literales, de no ser capaces de desconfiar y aceptar en forma acrítica lo que se les diga. Tal vez fui lamentablemente injusto, tal vez esta no sea una característica de las generaciones jóvenes sino de la sociedad en general. Pero una cosa son las encuestas online y otra es la justicia y, misteriosamente, tal vez este sea tiempo de justicia.benitohttp://www.blogger.com/profile/17363629993705303295noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6553196.post-1159432416409950132006-09-28T04:29:00.002-03:002006-09-28T08:44:29.790-03:00Mucho macho<span style="font-style: italic;">This is what you want / this is what you get</span><br /><br />Los diarios argentinos de ayer repasan la 5ª jornada del <span style="font-weight: bold;">Pepsi Rock</span> (¿se acuerdan cuando los recitales no llevaban los nombres de sus sponsors? ¿cuando estaba mal visto?) y cuentan la misma anécdota con diversos grados de incomodidad: al parecer los programadores del P.R. se olvidaron de que hoy en día es exigencia inapelable de las bandas el que sólo las escuchen a ellas y a las bandas de sus amigos o que se le parecen mucho (porque la música es un sentimiento y no puedo parar) y programaron a una banda indie (<span style="font-weight: bold;">El Otro Yo</span>) con una banda de aguante latino y charrúa (<span style="font-weight: bold;">No Te Va Gustar</span>) y dos cuatro de copas (<span style="font-weight: bold;">Las Pastillas del Abuelo</span> y <span style="font-weight: bold;">Smitten</span>) que de cualquier forma eran más compatibles con la banda uruguaya, cometiendo el sacrilegio de dejarles cerrar a la banda de los hermanos <span style="font-weight: bold;">Aldana</span>, que la vienen remando allá desde hace unos quince años, y no a la maravilla celeste (bueno, casi celeste porque <span style="font-weight: bold;">Emiliano Brancciari</span>, aunque muy afecto a tocar el himno, usar la remera de la selección y cantar '<span style="font-weight: bold;">A Don José</span>', sigue siendo un argentino nacido en Munro). Qué cosa loca, que desubicados, a ver cuántos velódromos llena EOY si viene a Montevideo...<br /><br />Entonces claro, una rabieta bárbara para los fans de NTVG, que son locales donde jueguen y qué -según la primera crónica de la <span style="font-weight: bold;">RS</span> en <span style="font-weight: bold;">La Nación</span>- se divirtieron cantando unos simpáticos cantos de hinchada que reivindicaban alternativamente la pertenencia a la Argentina o a la R.O.U., pero dejando en claro que chilenos no, de ninguna forma. Brancciari, que al parecer no escuchaba del todo bien, hizo un correctísimo llamado a no discriminarse entre argentinos y uruguayos, cosa que los cánticos no intentaban pero, bueno, la intención era noble.<br /><br />Pero también de corto alcance; cuando los NTVG habían cumplido con el tiempo estipulado de su actuación, Brancciari hizo pata ancha y declaró: “<span style="font-style: italic;">Nos quedan tres canciones y las vamos a tocar, sea quien sea la banda que viene después</span>” y procedieron a tocarlas mientras su entusiasta público cantaba “<span style="font-style: italic;">El Otro Yo, El Otro Yo, se va a la puta que lo parió</span>”, lo que no fue reprendido por el bravío cantante. Porque lo sexy no quita lo valiente.<br /><br />Epa, a estos varones no los conocía. De hecho, si mal no recuerdo porque la gente cambia mucho, el manager de NTVG se dedicaba a pasar a EOY en su programa de radio sabatino cada vez que podía y los consideraba la mejor banda de América Latina o algo así (pero puedo estar equivocado, porque creo recordar que en aquel entonces consideraba a las bandas como NTVG algo así como, digamos, una garcha). Pero bueno, en aquel entonces tampoco tocaban el himno nacional ni llenaban estadios. Ni elegían a los periodistas que se portaron bien con ellos para darles las notas que les negaban a los demás, ni prepoteaban a los que se filtraban y les hacían preguntas tan jodidas y desubicadas como "¿viven de la música?", ni interrumpían un concierto de 20.00 personas para putear a alguien que escribió que una canción de ellos les parecía una porquería, ni buscaban por el mínimo común denominador cual es la canción que conocen más uruguayos para tocarla y que todo el mundo cante, ni festejaban triunfos de partidos políticos, ni tenían nada contra Chile, huevón, sino que incluso iban a tocar allá...<br /><br />Que yo recuerde tampoco los de EOY en ninguna de sus visitas a Uruguay aprovecharon a su mayoría de público para prepotear a otras bandas y de hecho las crónicas del concierto de PR dicen que no hicieron ninguna alusión sobre el escenario a los cánticos de los fans del otro grupo (que emigraron apenas terminó de tocar NTVG, porque la admiración es un sentimiento excluyente) y se limitaron a tocar bien, por lo que dicen los comentarios, mejor que la banda que los precedió.<br /><br />No tengo grandes simpatías por EOY y me suele inflar mucho los huevos ese discurso infanto-mongo de adolescentes de 30 y pico que los caracteriza. Un discurso que si pretende ser <span style="font-style: italic;">naif</span> a lo <span style="font-weight: bold;">Beat Happening</span> habría que avisarles que apenas llega a tonto. Pero el par de veces que los vi en vivo, vi a una banda que tocaba bien y que estaba realmente entregada en el escenario, una cosa que siempre me pareció apreciable. No me parecen unos radicales dignos de las bandas de las bandas de las que se inspiran (posiblemente hacer una versión de <span style="font-weight: bold;">Nirvana</span> en castellano no sea menos demagógico -en ciertos ámbitos- que tocar 'A Don José'), pero hay que respetar la poca especulación que hay detrás de sacar un disco como <span style="font-weight: bold;">El Otro Yo de El Otro Yo</span>, o el que hayan pasado por las manos de <span style="font-weight: bold;">Santaolalla</span> sin que este les haya podido meter un charango o una quena desubicados en alguna canción (el disco en cuestión es malísimo, pero es de ellos).<br /><br />Y no tengo noticia de que le rompan los huevos a las otras bandas con las que tocan porque ese día se levantaron y les pareció que tenían la pija muy larga. Pero al mismo tiempo tampoco tengo noticia de que Brancciari haya escrito una canción tan agradable como '<span style="font-weight: bold;">La música</span>' o '<span style="font-weight: bold;">Alegría</span>'.<br /><br />Pero bueno, arriba la buena onda y que a cada uno vaya a verlo la gente que se merece y se le parece. Yo ya abrí el paraguas y me atengo a la amable advertencia de que no me iban a gustar. Eso si es un sentimiento y no puedo parar.benitohttp://www.blogger.com/profile/17363629993705303295noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6553196.post-1159155709517219922006-09-25T00:32:00.000-03:002006-09-25T23:03:04.370-03:00Alí boma yé<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/1600/MuhammadAli_GeorgeForeman.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/320/MuhammadAli_GeorgeForeman.jpg" alt="" border="0" /></a>Contrariamente a lo que pueden suponer los lectores habituales de este blog, yo no desprecio al deporte, sino todo lo contrario. Uno de mis grandes pesares es no haber sido bueno en ningún deporte de equipo, aunque fui un buen skater y un decente ciclista. Pero en los deportes más populares en estas latitudes, fútbol, básquetbol, voleibol, siempre fui lisa y llanamente horrible (aunque descubrí como hacerme útil en el fútbol, eliminando las habilidades de jugadores auténticos mediante pura y llana violencia y juego sucio). Con los años he desarrollado un odio feroz hacia la cultura del fútbol –dos términos que no tendrían que ser antitéticos pero lo son- y al fútbol como medida de todas la cosas, sin embargo, no puedo evitar el emocionarme como una vieja chota frente al teleteatro cuando de vez en cuando me topo con alguno de esos momentos de belleza total que el deporte competitivo regala, con poca frecuencia, como todo lo bueno.<br /><br />Y he visto cosas fantásticas; vi el gol de <span style="font-weight: bold;">Diego Aguirre</span> en el minuto 120 contra el <span style="font-weight: bold;">America de Cali</span> (algo que no hace falta ser manya para haber gritado), vi los cuatro <span style="font-style: italic;">tries</span> que <span style="font-weight: bold;">Jonah Lomu</span> le metió a Inglaterra en el Mundial de Rugby de 1995, vi la increíble victoria y quiebre de record mundial de <span style="font-weight: bold;">Yelena Isinbayeva</span> –la más hermosa de las deportistas- en el 2004, vi los dos goles de <span style="font-weight: bold;">Diego Maradona</span> –que para mí son el mismo gol en dos actos- a Inglaterra en 1986, vi a <span style="font-weight: bold;">Sugar Ray Leonard</span> a principios de los ’90, vi a <span style="font-weight: bold;">Michael Jordan</span> ganar sólo las épicas semi-finales contra los <span style="font-weight: bold;">New York Knicks</span> en el 91, vi a <span style="font-weight: bold;">Ben Johnson</span> ganarle a <span style="font-weight: bold;">Carl Lewis</span> en Roma ’87 (me importa un carajo el que estuviera dopado), vi a la Holanda de la Eurocopa ’88, vi a <span style="font-weight: bold;">Nadia Comaneci</span>, vi los duelos de <span style="font-weight: bold;">Borg</span>-<span style="font-weight: bold;">McEnroe</span> en el 80, todas cosas maravillosas…<br /><br />Sin embargo no vi, no en directo al menos, el más emocionante y asombroso de todos los momentos deportivos, algo que supera la simple competencia para convertirse en una leyenda moral, una lección de belleza, disciplina y valentía dada por el más grande de los deportistas del S.XX: <span style="font-weight: bold;">Mohammed Alí</span>, o mejor dicho, por dos de los más grandes; Alí y <span style="font-weight: bold;">George Foreman</span>. Estoy hablando, claro está, del “<span style="font-weight: bold;">Rumble in the Jungle</span>”, la pelea por el campeonato de los pesos pesados en Zaire, en 1974.<br /><br />Esta pelea tiene para mí una cualidad única; la he visto, fragmentada o casi íntegra, decenas de veces, en documentales sobre Alí, en cualquier recopilación de grandes momentos del boxeo o del deporte en general, hasta en la recreación con la que <span style="font-weight: bold;">Michael Mann</span> intentó convencer al mundo que <span style="font-weight: bold;">Will Smith</span> podía emular la gallarda figura de Alí… todas me emocionan, siempre, inevitablemente, se me pone la piel de gallina y se me quedan los ojos vidriosos. Todas y cada una de las películas de boxeo han intentado reproducir su ritmo, su dinámica de resistencia y redención final, pero ninguna –ni siquiera mi película de boxeo favorita, <span style="font-weight: bold;">Undisputed</span> (<span style="font-weight: bold;">Walter Hill</span>, 2002)- le llega ni a los talones en cuanto a tensión dramática y belleza. Mann, tuvo que filmar a Smith con planos cortos de medio cuerpo para arriba o solo las piernas, porque ni Smith ni nadie podía reproducir exactamente la gracia de Alí, el tipo que hizo del boxeo una danza ritual. <span style="font-weight: bold;">Oriana Fallaci</span> estaba condenada para mí desde mucho antes de que escribiera sus libros racistas anti-árabes. Lo estaba desde que describió a Alí como un “ignorante bocazas” y un hombre sin interés. ¿<span style="font-weight: bold; font-style: italic;">The Lip</span>, un bocazas? Sin dudas, es el hombre que convirtió el ser un bocazas en un arte. ¿Un ignorante, un hombre sin interés? Pobre Oriana, qué lejos de los hombres que pasó toda su repelente vida… No ver el interés humano del último de los guerreros-poetas invalida cualquier cosa que la italiana haya dicho en su vida o en su muerte.<br /><br />Tanto es mi entusiasmo que hace unos días, al mencionar al pasar a Alí y a dicha pelea –y embarcarme por ende en un enorme monólogo al respecto-, me ofrecieron prestarme un libro que conocía pero al que nunca le había puesto las manos encima: <span style="font-weight: bold;">The Fight</span> de <span style="font-weight: bold;">Norman Mailer</span>, es decir, la crónica que Mailer hizo sobre el “Rumble in the Jungle”. Por supuesto que me interesó, y por supuesto que me lo leí de un tirón apenas me cayó en las manos. Mailer siempre me pareció un escritor formidable, pero con un problema horrible de identidad que lo ha llevado a cambiar de estilo muchas más veces de lo aconsejable. Pero cuando le hinca el diente a algo, como en <span style="font-weight: bold;">Los hombres duros no bailan</span> o <span style="font-weight: bold;">Los ejércitos de la noche</span> es insuperable, y en The Fight estaba escribiendo sobre su tema favorito y sobre un héroe.<br /><br />Obviamente el libro es brillante, entre otras cosas porque Mailer no se queda atrapado por su fascinación por Alí y le da un buen espacio a estudiar a Foreman, a su manera un boxeador casi tan notable como Alí.<br /><br />Pero todo este post viene a cuento de algo que no sabía y que me electrizó al leerlo; una de las características de la pelea Alí-Foreman que la convirtieron en leyenda es el abrumadora ventaja previa que tenía Foreman a su favor. Alí era ya un boxeador veterano que había pasado sus mejores días, venía de los largos años en que no lo dejaron luchar y le quitaron su título por no haber querido ir a Vietnam porque “<span style="font-style: italic;">no vietcong has ever called me nigger</span>” (¿qué otro deportista sin ser Alí ha sido alguna vez capaz de semejante acto de valor, de regalar los mejores años de su carrera para salvar su alma y entender el <span style="font-style: italic;">peso</span> de su circunstancia y su lugar?), y en esos años había perdido práctica y forma. Foreman era joven, tenía el golpe más fuerte que se hubiera visto nunca (hasta el día de hoy se considera que fue el boxeador de más fuerte pegada de la historia del boxeo, aún más fuerte que <span style="font-weight: bold;">Iron Mike Tyson</span>) y venía de demoler en dos rounds a <span style="font-weight: bold;">Joe Frazier</span>, que había derrotado a Alí. Había destruido a <span style="font-weight: bold;">Ken Norton</span>, quién también había vencido a Alí. Era una máquina de matar, era el negro cristiano, feo, disciplinado, patriota y nacionalista que tenía en frente al subversivo, musulmán, buen mozo y vano Alí. Y tenía las apuestas 8 a 1 a su favor. Incluso dentro del círculo de Alí hubo muchos que confesaron haber rezado, no porque Alí ganara sino por que Foreman no lo matara o lo lisiara para siempre, lo cual eran posibilidades nada remotas.<br /><br />Pero Alí ganó y si no conocen la historia, vayan y léanla en alguna parte de la web. O mejor, consíganse el documental <span style="font-weight: bold;">When We Were Kings</span>.<br /><br />El hecho que no conocía sobre la pelea y que mencionaba antes es que Alí había hecho saber que le iba a decir a Foreman algo, antes de empezar la pelea, que lo iba a dejar preocupado. Mailer reproduce lo que después se supo que Alí le dijo a Foreman mientras el árbitro les daba las instrucciones. Le dijo: “<span style="font-style: italic;">You have heard of me since you were young. You’ve been following me since you were a little boy. Now, you must meet me, your master!</span>”.<br /><br />Ningún guionista de Hollywood jamás imaginó una pesada de semejante calibre. Es evidente que la pelea estaba ganada para Alí antes de empezar, porque hay que respetar los momentos en que la realidad supera a la ficción.<br /><br />Leo, mientras junto algo de información para este post que, como no podía ser de otra manera entre dos hombres que atraviesan juntos un momento de semejante importancia –aunque sea en los lados opuestos del ring- Alí y Foreman terminaron siendo amigos. Y que cuando el documental de <span style="font-weight: bold;">Leon Gast</span> sobre la pelea, <span style="font-weight: bold;">When We Were Kings</span>, ganó el Oscar a Mejor Documental, Foreman ayudó a Alí, ya consumido por el mal de Parkinson, a subir a recibir el premio de tan asombroso registro. Por suerte no lo vi, porque uno no es de piedra y hay que mantener la reputación de elegante insensibilidad.benitohttp://www.blogger.com/profile/17363629993705303295noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6553196.post-1158122677184796132006-09-13T00:52:00.000-03:002006-09-14T11:52:59.696-03:00La breve eternidad<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/1600/britpop-liampatsy271.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/320/britpop-liampatsy271.jpg" alt="" border="0" /></a>De vez en cuando uno se encuentra con un trabajo sobre algún tema cuyo objeto de estudio no nos gusta, además disentimos de la hipótesis y de la forma en la que está presentada; y sin embargo dicho trabajo nos resulta interesantísimo, aunque más no sea de una forma antropológica, como si estuvieramos observando las raras creencias y costumbres de una tribu que nos resulta totalmente extraña.<br /><br />Eso me pasó recientemente viendo <span style="font-weight: bold;">Live Forever </span>(2003) , un documental de <span style="font-weight: bold;">John Dower</span> sobre el auge y caída del <span style="font-style: italic;">britpop</span> en la primera mitad de los años noventa. Por de pronto el documental plantea cinco hipótesis dudosísimas:<br /><br />a) El britpop fue lo mejor que le pasó a la música inglesa desde la era dorada de los <span style="font-weight: bold;">Beatles</span> y los <span style="font-weight: bold;">Rolling Stones</span>.<br /><br />b) Durante su tiempo, Inglaterra se entregó por completo al britpop que dominó los <span style="font-style: italic;">charts</span> sin competencia alguna.<br /><br />c) El fenómeno britpop fue totalmente popular, creciendo de abajo hacia arriba sin que el <span style="font-style: italic;">hype</span> de prensa haya sido decisivo.<br /><br />d) Hay una relación política directa entre el triunfo de los laboristas de <span style="font-weight: bold;">Tony Blair</span> y el auge del britpop.<br /><br />e) <span style="font-weight: bold;">Oasis</span> es una banda <span style="font-style: italic;">enorme</span>.<br /><br />Yo disiento de las cinco hipótesis, para mí <span style="font-style: italic;">hasta</span> la llegada del britpop Inglaterra siempre produjo música interesante o más, y el britpop es justamente la abdicación de cualquier pretensión artística, la caída en lo obvio y lo seguro, y la afimación de los números de ventas como único valor a respetar. También creo que simultáneamente al britpop se desarrolló el pop de laboratorio, el pop toyotista que hoy en día domina el mercado mundial -es decir que su éxito no fue tan homogéneo-, y también cosas mucho más interesantes y ligadas con la electrónica, el pop de calidad o la psicodelia (<span style="font-weight: bold;">Massive Attack</span>, <span style="font-weight: bold;">Underworld</span>, <span style="font-weight: bold;">The Beta Band</span>, las bandas escocesas...). Creo que el fenómeno britpop fue el mayor mazazo de publicidad indirecta (o explícita) que haya dado la prensa con intenciones de credibilidad crítica. Creo que <span style="font-weight: bold;">Tony Blair</span> es un reverendo hijo de puta, el peor ejemplo mundial de la desfiguración final de la izquierda, y que su coincidencia con el britpop es meramente la de compartir un cierto resurgimiento del nacionalismo inglés (además de también compartir la sobrevaloración de algunos observadores), y por otra parte el britpop me parece uno de las olas musicales más despolitizadas y líricamente nulas de la historia del rock. Por último, por supuesto, Oasis no me parece una banda enorme más allá de lo cuantitativo.<br /><br />Odié al britpop con dedicación y desprecio durante su auge hace una década; no sólo no pude engancharme con ninguna de sus bandas señeras, sino que además vi a su éxito como una usurpación, fogoneada por el fantástico poder publicitario de la prensa británica, del corto pero legítimo reinado de la generación del underground norteamericano. No fui fan del grunge, pero sí de las bandas laterales al mismo, del indie agresivo y cimentado en el hardcore y la no-wave que en ocasiones fue embolsado junto a <span style="font-weight: bold;">Pearl Jam</span> o <span style="font-weight: bold;">Soundgarden</span> pero que era otra cosa. Y cuando las cosas parecían ponerse interesantes aparecieron estos ingleses afrancesados que sin saber componer gran cosa (y tocar menos), fueron vendidos como la gran revolución musical que el mundo necesitaba. Pero es muy difícil venderle <span style="font-weight: bold;">Pulp</span> a un admirador de los <span style="font-weight: bold;">Kinks</span>, <span style="font-weight: bold;">The Jam</span> y <span style="font-weight: bold;">Steve Harley</span>, tan difícil como venderle <span style="font-weight: bold;">Franz Ferdinand</span> a alguien que se conoce los discos de <span style="font-weight: bold;">Talking Heads</span> de memoria. Hay una cierta degradación evidente. Para peor la mejor banda de la movida, <span style="font-weight: bold;">The Auteurs</span>, nunca llegó a gran cosa.<br /><br />Pero con toda esta carga de juicios y prejuicios encima, disfruté de <span style="font-weight: bold;">Live Forever</span> que, entre otras cosas, se devora a sí mismo por un error involuntario: el documental comienza -como antecedente ilustrativo- con un concierto masivo de los <span style="font-weight: bold;">Stone Roses</span> y luego pasa a la presentación en <span style="font-weight: bold;">Top of the Pops</span> de <span style="font-weight: bold;">Nirvana</span>. Nada en la hora y media que sigue a estas imágenes se aproxima al carisma y la intensidad de estas bandas. Es como comenzar un documental sobre <span style="font-weight: bold;">Darío Silva</span> con imágenes de <span style="font-weight: bold;">Spencer</span> y <span style="font-weight: bold;">Morena</span>, para luego argumentar que Silva fue mucho más importante y mejor jugador, exhibiendo como prueba la millonada en dólares de su pase y compararla con el dinero movido por los pases de los otros dos. Un chiste, casi. En un momento <span style="font-weight: bold;">Jon Savage</span>, a quién uno consideraba por lo menos un tipo que vivió muchas cosas, habla sobre el impacto de la presentación de '<span style="font-weight: bold;">Some might think</span>' de <span style="font-weight: bold;">Oasis</span> en <span style="font-weight: bold;">TOTP</span>, evocándolo como un momento único y deslumbrante en el que se ve al mundo cambiar. Y uno espera algo como los <span style="font-weight: bold;">Sex Pistols</span> en el legendario <span style="font-style: italic;">playback</span> de <span style="font-weight: bold;">'God Save the Queen</span>', o a <span style="font-weight: bold;">Chris Novoselic</span> pegándose semejante piña con el bajo en la entrega de premios <span style="font-weight: bold;">MTV</span> mientras <span style="font-weight: bold;">Dave Grohl </span>putea por el micro a <span style="font-weight: bold;">Axl Rose</span> y <span style="font-weight: bold;">Kurt Cobain</span> deambula narcotizado por encima de los amplificadores. O algún impacto similar de carisma y poder visual (pienso en videos y performances de bandas tan disímiles como <span style="font-weight: bold;">The Cult</span>, <span style="font-weight: bold;">Guns'n'Roses</span> o <span style="font-weight: bold;">At the Drive-In</span>) y en lugar de ello hay una banda mal vestida y absolutamente carente de carisma -a excepción del cantante- tocando un tema pobre dentro del pobre repertorio de la banda. Y uno se queda pensando que Savage estuvo en la primera fila cuando surgieron los <span style="font-weight: bold;">Clash</span>, los <span style="font-weight: bold;">Pogues</span>, <span style="font-weight: bold;">Jesus & Mary Chain</span>, los <span style="font-weight: bold;">Smiths, Primal Scream</span>... y te dan ganas de cagarlo a trompadas por vendedor de espejitos o por idiota.<br /><br />Es muy llamativo como a apenas diez años de su apogeo, muchos de las estrellas del britpop presentes en el documental parecen unos <span style="font-style: italic;">has-been</span> totales. <span style="font-weight: bold;">Damon Albarn</span> habla como si fuera un jazzero recordando sus tiempos de gloria allá en los 50,<span style="font-weight: bold;"> Jarvis Cocker</span> parece un junkie pasado de edad que todavía se viste raro para ver si se voltea a alguien... quiero decir, <span style="font-weight: bold;">John Lydon</span> en el 86 o <span style="font-weight: bold;">Mick Jagger</span> en el 75 no parecían tan decadentes y derrotados, y todavía estaban por escribir '<span style="font-weight: bold;">Rise</span>' y '<span style="font-weight: bold;">Waiting for a friend</span>', respectivamente. Uno se siente tentado en establecer una relación directamente proporcional entre la velocidad de subida y el agotamiento de la energía vital. Pero no todos terminaron como perdedores, y el documental es salvado de la depresión por los grandes triunfadores del mismo: los hermanitos <span style="font-weight: bold;">Gallagher</span>.<br /><br />Por un lado está <span style="font-weight: bold;">Noel</span>, sentado en un amplio sillón victoriano, haciéndose el <span style="font-weight: bold;">Ray Davies</span> lumpen, hablando hasta por los codos y creyéndose mucho más inteligente de lo que es. En una de sus primeras intervenciones, <span style="font-weight: bold;">Noel</span> aprovecha para aclarar que su mejor melodía, la del primer y segundo verso de '<span style="font-weight: bold;">Live Forever</span>' es en realidad la misma de la del estribillo de '<span style="font-weight: bold;">Shine a Light</span>' de los <span style="font-weight: bold;">Rolling Stones</span>, y para demostrarlo tararea ambas. Y me deja pensando en que una de las características realmente propias del britpop es el descaro con que asumen sus hurtos musicales, como si la originalidad fuera algo totalmente intrascendente. Es decir; los <span style="font-weight: bold;">Clash</span> robaron cinco o seis veces el riff de '<span style="font-weight: bold;">I Can't Explain</span>' de<span style="font-weight: bold;"> The Who</span>, pero siempre intentaron contextualizarlo en una temática y un desarrollo melódico que excusara el préstamo. Cuando <span style="font-weight: bold;">Elástica</span> saqueó a <span style="font-weight: bold;">Wire</span> y a <span style="font-weight: bold;">Pretenders</span>, <span style="font-weight: bold;">Blur</span> a <span style="font-weight: bold;">Madness</span> y <span style="font-weight: bold;">Oasis</span> a medio mundo, no les importó un sorete a la vela el disimularlo. De haber sido bandas más cultas uno hubiera pensado en alguna conexión con el plagiarismo y algunos de las neovanguardias posmodernas, pero da la sensación de que es simple falta de escrúpulos (rescato sin embargo a la única canción de la época que sí fue acusada de plagio, la excelente '<span style="font-weight: bold;">Bittersweet Symphony</span>' de <span style="font-weight: bold;">The Verve</span> -una canción mucho más grande que el grupo que la compuso- que como se recuerda tuvo que compartir <span style="font-style: italic;">royalties</span> y derechos de autor con los Stones por culpa de unos míseros compases samplados de la versión orquestal de un tema al que no se parece en nada).<br /><br />Pero volvamos a los Gallagher; si Noel es divertido, lúcido y razonablemente sincero, el que vale todo el documental es <span style="font-weight: bold;">Liam</span>. El Gallagher chico, posiblemente la figura más carismática del britpop, es absolutamente hilarante. No por su ingenio o rapidez mental, sino por todo lo contrario: sentado, gordo y con el peor corte de pelo del mundo, Liam es tan asombrosamente estúpido que uno siente que está viendo <span style="font-weight: bold;">This is Spinal Tap II</span>. Ni <span style="font-weight: bold;">Ozzy Osbourne</span> o <span style="font-weight: bold;">Sid Vicious</span> en sus momentos más extremos de semi-muerte cerebral narcótica dieron la impresión de completa imbecilidad que irradia sin dificultad este cantante mancusiano que ni siquiera entiende las elementales preguntas que le hacen. Cuando minutos después Noel vuelve a aparecer en el documental hablando de su hermano como si fuera la respuesta británica a <span style="font-weight: bold;">Beavis & Butthead</span>, definitivamente uno lo entiende, pero no quita que las intervenciones de Liam sean lo más gracioso del filme.<br /><br />Escuchando la música y declaraciones de Oasis en un contexto temporal y estético adecuado, como es en el caso de <span style="font-weight: bold;">Live Forever</span>, uno se asombra de la sencillez -a medio camino entre la genialidad y la idiotez- de su propuesta y de la idea alrededor de la que gira la banda: la simple fusión de estilemas de las dos bandas más impactantes de la historia del pop y el rock británicos, los Beatles y los Sex Pistols, reduciendo los aspectos (y acordes) más angulares y complejos de ambas bandas y manteniendo el mensaje de esperanza colectiva de los primeros y la arrogancia mediática de los segundos. Es brillante, es como lo del tipo que inventó el Martín Fierro: a priori el mezclar queso y dulce de membrillo no parece la mejor idea, pero alguien la tenía que hacer y es lógico que miles y miles de personas le interese. La idea dio como fruto una canción, a veces distorsionada, otras veces acústica, pero solo una canción; Oasis es una banda de una sóla canción, tan limitada que los obliga a recurrir a covers simplificados de otros artistas (<span style="font-weight: bold;">Neil Young</span>, los propios <span style="font-weight: bold;">Beatles</span>) para darle matices a sus shows en vivo . Eso no es necesariamente malo; muchas de mis bandas favoritas, como <span style="font-weight: bold;">Jesus Lizard</span>, <span style="font-weight: bold;">High Rise</span> o <span style="font-weight: bold;">Mötorhead</span>, son bandas de una sola canción, pero la canción de Oasis es tan seductora como plana. Seduce al escucharla -como en el documental- fragmentariamente, en disco sus habituales tres minutos se hacen largos y rara vez soporta el ser escuchada nuevamente el mismo día, pero a quién le importa; ¿quién escucha hoy en día una canción atentamente, varias veces, con devoción? ¿quién tiene tiempo?<br /><br />Los Gallagher tienen la excusa de su ingenua sinceridad y algunos de sus discos serían muy simpáticos proveniendo de una banda menor y con más entusiasmo que ideas, algo como los <span style="font-weight: bold;">Social Distortion</span> en EE.UU., pero el tamaño alcanzado gracias al <span style="font-style: italic;">hype</span> mediático les quita ese plus de simpatía que tal vez merecerían. A la gente le gusta decir que la música es buena o mala independientemente de cuánto venda, eso es una pelotudez, porque en el S.XXI el "cuánto venda" de una banda está directamente relacionado con la capacidad de intromisión sin permiso de su música en todas partes y lo inevitable de su propuesta. '<span style="font-weight: bold;">Wonderwall</span>' pudo haber sido una baladilla agradable si uno la escuchaba eventualmente en un programa radial, obligado a escucharla una y mil veces por todas partes se convirtió en una mierda, porque a las obras de arte medianas -como es el caso de '<span style="font-weight: bold;">Wonderwall</span>' o '<span style="font-weight: bold;">Live Forever</span>'- la repetición desnuda sus carencias y limitaciones, es decir, la empobrece. En cambio '<span style="font-weight: bold;">I Am the Walrus</span>', uno de los temas de los Beatles que los Gallagher suelen tocar en versión <span style="font-style: italic;">for dummies</span>, podría sí soportar una exposición tan extrema, no porque esté legitimada por sus autores sino porque es una canción rica, una canción con decenas de planos de significado y sonido.<br /><br />Tal vez los Oasis no fueran muy concientes de lo que estaban haciendo y viviendo, las bandas que su ejemplo generó si lo eran. Cuando <span style="font-weight: bold;">The Strokes</span> reprodujo el mismo esquema de simplificación y reducción, solo que cruzando el Atlántico y cambiando las bandas fusionadas, ya no había ninguna ingenuidad, sólo la evidencia del éxito fácil.<br /><br />(<span style="font-style: italic;">Es inevitable que en este momento despotrique un poco: ¿es posible que en Uruguay se haya hecho lugar para una suerte de movimiento britpop -sí, ya sé que britpop uruguayo es un oxímoron, pero dicen que existe-, es decir un clon de un clon de un clon, con todo lo que esto implica de daño genético, y que haya sido bienvenido como "un soplo de aire fresco"? ¿es posible que los medios con mayor capacidad de difusión se hayan entregado a estas bandas como si las mismas hubieran descubierto la pólvora? ¿puede esto pasar simultáneamente al momento en el que están surgiendo bandas jóvenes como </span><span style="font-weight: bold; font-style: italic;">Santacruz</span><span style="font-style: italic;">, </span><span style="font-weight: bold; font-style: italic;">Pompas</span><span style="font-style: italic;">, </span><span style="font-weight: bold; font-style: italic;">Buceo Invisible</span><span style="font-style: italic;">, </span><span style="font-weight: bold; font-style: italic;">HPLE</span><span style="font-style: italic;">, </span><span style="font-weight: bold; font-style: italic;">Psiconautas</span><span style="font-style: italic;"> o </span><span style="font-weight: bold; font-style: italic;">Imao</span><span style="font-style: italic;">, y que siguen activas y en su mejor momento propuestas como </span><span style="font-weight: bold; font-style: italic;">Los Terapeutas</span><span style="font-style: italic;">, </span><span style="font-weight: bold; font-style: italic;">Supersónicos</span><span style="font-style: italic;">, </span><span style="font-weight: bold; font-style: italic;">Asamblea Ordinaria</span><span style="font-style: italic;"> o </span><span style="font-weight: bold; font-style: italic;">Buenos Muchachos</span><span style="font-style: italic;">? ¿en el tiempo en que aparece, como un rayo en la oscuridad, el fenómeno de las murgas jóvenes, de las puestas en escena asombrosas de </span><span style="font-weight: bold; font-style: italic;">La Mojigata</span><span style="font-style: italic;">, </span><span style="font-weight: bold; font-style: italic;">La Gran Siete</span><span style="font-style: italic;"> o </span><span style="font-weight: bold; font-style: italic;">Queso Magro</span><span style="font-style: italic;">? ¿es posible que con esta fauna musical </span><span style="font-weight: bold; font-style: italic;">Va X Vos</span><span style="font-style: italic;"> pase durante un mes seguido unas filmaciones mal hechas en vivo de una de estas bandas britpop y hasta el día de hoy no se haya siquiera mencionado una vez el nombre de </span><span style="font-weight: bold; font-style: italic;">Danteinferno</span><span style="font-style: italic;">? Viendo </span><span style="font-weight: bold; font-style: italic;">Live Forever</span><span style="font-style: italic;">, compruebo con más tristeza que asombro como una de las bandas de brit-uru-pop calca no solo el fraseo nasal de </span><span style="font-weight: bold; font-style: italic;">Liam Gallagher</span><span style="font-style: italic;"> sino también su peinado, su postura corporal, su ropa y la posición exacta en la que está colocado el pie del micrófono... un efecto mímico. Como los monos cuando aporrean una computadora. Y siento que me están tocando los huevos. Paladines mediáticos del brit-uru-pop: ya cumplieron su experimento de generación de </span>hype<span style="font-style: italic;"> (a su manera otro fenómeno mímico), ya se sintieron parte de la fábrica de sensaciones inglesa por un rato. Ahora cierren el pico y denle espacio a los que lo necesitan y merecen. Si no pueden tener buen gusto al menos traten de ser justos; salgan del camino y llévense sus espejitos a otro lugar de cipayolandia</span>.)<br /><br />Cuando termina <span style="font-weight: bold;">Live Forever</span>, uno tiene una serie de sensaciones encontradas -y muchas ganas de escuchar a los <span style="font-weight: bold;">Stone Roses</span> para confirmar que el país que dio a <span style="font-weight: bold;">Led Zeppelin</span> y <span style="font-weight: bold;">The Fall</span> (que por supuesto estuvo activa durante todo el fenómeno britpop, sacando discos épicos y perfectos que jamás fueron tapa de la <span style="font-weight: bold;">NME</span>) no sufrió alguna clase de enfermedad psíquica degenerativa, pero curiosamente la sensación primaria es de nostalgia. No sólo hacia los días juveniles de la historia privada de cada uno, días que coincidieron con el auge del britpop, sino también hacia las propias bandas. Porque, la verdad, comparar a <span style="font-weight: bold;">Blur</span> o a <span style="font-weight: bold;">Pulp</span> con los <span style="font-weight: bold;">Kinks</span> o los <span style="font-weight: bold;">Steve Harley</span> es una crueldad, pero a la luz de lo que vino después: la explosión del pop adolescente toyotizado y fabricado por estudios de marketing en vivo, bueno, por lo menos todavía había rayos de talento y gracia. Todavía daba la impresión de que la música pop estaba orientada a gente que había alcanzado la pubertad. ¿Quién dijo que la teoría de la evolución no tenía fisuras?.benitohttp://www.blogger.com/profile/17363629993705303295noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6553196.post-1156139694671242752006-08-21T01:59:00.000-03:002006-08-29T20:41:59.256-03:00Fuera de la stasisSiempre fue así: o poco o demasiado.<br /><br />***<br /><br />Un día, poco rato antes de irme a trabajar, me suena el timbre. Abro y es un obrero (con correspondiente casco de obrero) que me dice que era parte de la cuadrilla que estaba trabajando en la casa de al lado. Me cuenta que terminaron el trabajo y que les sobró mezcla y materiales, ofreciendose a arreglar mi algo desastrada vereda por una módica suma. Como también estuve de obras recientemente sé que su módica suma dista bastante de ser el mejor precio en plaza, pero -le explico- estoy por irme a trabajar, no voy a estar en casa y para peor no tengo un mango encima, por lo cual tengo que pasar de su oferta. Entonces el obrero me empieza a contar que las cosas están muy feas en su casa, que el poder hacer esa changuita le vendría como un respiro, que por tener la vereda tan rota me pueden multar (lo que es cierto porque a la <span style="font-weight: bold;">IMM</span> no le alcanza con los impuestos municipales y la contribución inmobiliaria, y es capaz de sacarte dinero porque vos no arregles lo que deberían arreglar ellos), que es un profesional y que puede hacer un muy buen laburo. Le explico la verdad: no tengo un peso encima y no voy a estar a la hora en que termine el trabajo para pagarle. Queda triste, le digo que bueno, que si puede pasar a cobrar al otro día de mañana que está bien, que haga el laburo. Me dice que sí, que lo va a consultar con el compañero que lo iba a ayudar.<br /><br />Al rato vuelve a sonar el timbre, está otra vez el obrero con otro obrero con casco, me dicen que no cobraron la jornada y que están tan pelados que si se van ahora al otro día no tienen ni para el ómnibus de vuelta para cobrar el trabajo, y me dicen si no les puedo dejar la guita en el minimarket de enfrente, que ellos terminan el laburo y pasan a levantarla. Me quedo pensando porque eso me implica ir hasta el cajero automático, a unas seis cuadras, volver y encargarle al pibe del minimarket el que les pague; una serie de operaciones que no tengo ni tiempo ni ganas de hacer. Pero cuando con desesperada insistencia están empezando a llorarme de nuevo la milonga con que es una pena no aprovechar el material que sobró y a explicarme lo bien que va a quedar la vereda finalmente cedo y les digo que está bien. Voy hasta el cajero sacó la guita y se la dejo al flaco del minimarket, diciéndole que se fije al menos desde ahí que los tipos hayan hecho algo.<br /><br />De tardecita vuelvo a casa, paso por el minimarket y pregunto si pasaron a cobrar, lo que me confirman. Llego a mi puerta y veo que la parte donde se habían levantado las baldozas está cubierta de (lo que parece) material y arena, y cercada con algunas baldozas puestas haciendo carpa alrededor de la obra para que no la pisen. Pero no tiene muy buen aspecto; barro un poco la arena de encima para ver cómo quedó el relleno y encuentro más arena, mojada, y abajo más arena, y ni un cm. cúbico de material. Compruebo así que el agujero sigue tan feo como antes, sólo que bastante más grande ya que levantaron varias baldozas para armar la parodia de arreglo. Supongo que deben estarse cagando de la risa, festejando como me embatataron y como se ahorraron media hora de trabajo y dos baldes de mezcla. Qué pillos, fueron más vivos que yo, que "buenasnoches" que soy, cómo me voy a confiar...<br /><br />Me doy cuenta de que no llego a enojarme siquiera pero que mi opinión sobre algunas cosas está ligeramente modificada. En fin, otro pequeñito pedazo de mi diminuto continente de filantropía que se hunde sin hacer mucho ruido.<br /><br />***<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Sábado Show</span> le hace una entrevista central a <span style="font-weight: bold;">Pablo Tosquellas</span>, <span style="font-style: italic;">mini-me</span> sustituto de <span style="font-weight: bold;">Gustavo Escanlar</span> y colaborador en la nueva temporada de <span style="font-weight: bold;">Zona Urbana</span>, programa decidido a llenar ese vacío de derechismo terrorista y melodramático que nos dejó la muerte de <span style="font-weight: bold;">Heber Pintos</span>. En la entrevista Tosquellas deja en claro que su diferencia con Escanlar es que éste tenía un perfil cultural y él un perfil político. A continuación lo re-afirma opinando de cultura: ante la pregunta de qué piensa del cine uruguayo -que es como que a mí me pregunten qué opino del turf local- Tosquellas recurre a su inefable humor y contesta "<span style="font-style: italic;">¿Hay cine uruguayo?</span>" y a continuación se contesta a sí mismo afirmando "<span style="font-weight: bold; font-style: italic;">Whisky</span><span style="font-style: italic;"> me pareció una porquería y </span><span style="font-weight: bold; font-style: italic;">25 Watts</span><span style="font-style: italic;"> infumable</span>", reduciendo -casi con encono- el cine nacional a las dos películas de <span style="font-weight: bold;">Stoll</span> y <span style="font-weight: bold;">Rebella</span>. Una respuesta que habrá hecho las delicias de su jefe <span style="font-weight: bold;">Ignacio Álvarez</span>, que luego de ver <span style="font-weight: bold;">Whisky</span>, se quedó una semana abotonado en su programa de <span style="font-weight: bold;">Radio Sarandí</span> diciendo en <span style="font-style: italic;">loop</span> lo aburrida que le había parecido (en cambio le pareció mucho más divertido e interesante el suicidio de <span style="font-weight: bold;">Juan Pablo Rebella</span>, a lo que sí se preocupo de cubrir de amarillo vómito).<br /><br />Pero bueno, esa es la opinión de un respetable periodista como Tosquellas sobre las dos mejores películas que se hayan hecho en Uruguay, y sobre gustos no hay nada escrito. Tal vez Tosquellas no haya entendido esas películas, yo, por ejemplo, no entiendo como alguien a quién le matan a un hermano en una reyerta motivada por el fútbol le sigue gustando el fútbol, reconociéndose como fanático y proclamándolo con orgullo haciendo la salvedad de que, bueno, desde que acuchillaron al hermano ya no va a la cancha "<span style="font-style: italic;">porque se pone nervioso</span>" (pero aclarando que tiene cable para seguir viendo al bolso). Buenísimo Tosquellas, sos una luz en la oscuridad, el cielo es el límite.<br /><br /><br />***<br /><br />Hablando de Tosquellas, vi una edulcorada entrevista televisiva que le hizo al presidente de la R.O.U. y una respuesta me llama la atención. Tosquellas le pregunta qué extraña de cuando no era presidente, que le hubiera gustado hacer y que ahora no puede. <span style="font-weight: bold;">Tabaré Vázquez</span> responde melancólicamente que le hubiera gustado ir a ver una (relativamente) importante pelea de box que hubo en esos días, pero que como es presidente no pudo.<br /><br />Dejo de lado la risible paranoia de este hombre tan cobarde e hipocondríaco que no recuerda que su predecesor -el infame y odiado <span style="font-weight: bold;">Jorge Batlle</span>- no tenía ningún problema en asistir a las carreras de caballos de Maroñas en el pico de la irritación pública que había generado. O que el abominable <span style="font-weight: bold;">Julio María Sanguinetti</span> siguió paseándose por el Shopping de Punta Carretas sin escoltas días después de aprobar la indignante Ley de Caducidad, y prefiero otorgarle el mínimo márgen de dudas de que no pudo ir a ver la pelea porque está muy atareado (como cuando no pudo ir a la asunción de<span style="font-weight: bold;"> Evo Morales</span> porque estaba muy atareado, pescando), pero algo me rechina: ¿pelea de boxeo dijo?<br /><br />¿Es posible que el cruzado de la salud, el defensor de los fetos, el protector compulsivo de los pulmones de los adultos, sea un fan del boxeo? ¿De un deporte que consiste en molerse a trompadas provocando daños que van desde la deformación permanente del caballete nasal hasta la muerte cerebral instantánea? ¿El doctor Vázquez, que se ha autoerigido como vigilante protector de todas nuestras acciones autolesivas, disfruta contemplando a un chico -generalmente de clase baja- le produce Parkinson a trompadas a otro a cambio de dinero? Hay algo ahí que no me cierra, doctor.<br /><br />Yo, que soy un mal hombre, sí disfruto viendo como dos gladiadores se matan uno al otro en un ring y la elegancia y valor del juego de los guantes, pero eso es porque en algún momento me di cuenta de que todos nos vamos a morir y que la hipocondria es una batalla perdida que se libra contra la libertad y la belleza de la intensidad vital. Así que yo sí puedo gozar de ese espectáculo. A un policía de la salud debería darle un poquito de vergüenza el entretenerse con lo que -desde su habitualmente incomprensivo punto de vista- debería considerarse mero daño físico. Bueno, tal vez sea porque mientras se están demoliendo uno al otro, los púgiles no fuman.<br /><br />***<br /><br />Vi por tercera vez -y por casualidad- en el año a los <span style="font-weight: bold;">Psiconautas</span>, banda <span style="font-style: italic;">noise</span> de bajísimo promedio de edad y que está avanzando a los saltos; no parecen la misma banda de quilombo casi amateur que vi hace seis meses y están aprendiendo a diferenciar los distintos matices expresivos del ruido y separarlo del mero bardo. Y una cosa que me parece particularmente interesante: están empezando a escribir en español.<br /><br />Puede parecer un viejo prejuicio psicobolche pre-globalización, pero las bandas que escriben en puro inglés -algo que es plaga en el underground local- me tienen los huevos llenos. No me vengan con la excusa de que "el inglés suena mejor". La pija suena mejor; suena menos propio y ahuyenta el cuco de tener que sonar como uno, distanciandose de la propia personalidad y facilitando una mímesis más completa del modelo elegido para imitar. No me molesta el que eventualmente alguno escriba una canción en inglés porque la empezó a componer así o la excusa que sea, y muchas de mis canciones favoritas del rock rioplatense han sido escritas en dicho idioma. Pero no conozco a nadie que escriba mejor en inglés que en castellano, y no conozco a nadie en estas latitudes -excepto a <span style="font-weight: bold;">Luca</span>, supongo, y al <span style="font-weight: bold;">Garza</span>- que haya dicho algo interesante en inglés.<br /><br />Hace poco me enteré que una conocida banda pop local cuya principal virtud eran algunas letras hedonistas y de notable naturalidad sin grandes pretensiones poéticas, decidió grabar su nuevo disco totalmente en inglés. Genial; seguro que en Inglaterra están desesperados por escuchar una mimética versión uruguaya de su música. Y el amigo <span style="font-weight: bold;">Jorge Drexler</span> anda en similares vericuetos, en compañía al parecer de algunos músicos de <span style="font-weight: bold;">Radiohead</span>, en lo que puede convertirse en el gran encuentro cultural de los popes del aburrimiento.<br /><br />Si no se tiene nada que decir, bueno entonces que no se diga nada -yo escucho más música instrumental que cantada- pero que me ahorren el simulacro de expresión verbal y la abdicación del idioma. O canten una boludez fonética, tipo <span style="font-weight: bold;">'I Zimbra'</span> o algo así. Después de todo ya se sabe: cuando no queda nada queda el viejo Dadá.<br /><br />Los Psiconautas, que además son tan jovenes que pueden terminar inventando un idioma propio, están probando cosas con una curiosidad admirable y es casi inevitable que encuentren una voz propia. Pero esa voz va a ser -aunque sea parcialmente- en castellano o no va a tener interés.<br /><br />(En un momento, antes del show, me acerco al escenario y veo algo asombroso: estos hijos de puta, que además se producen un complicado show escénico vestidos al revés y tocando de espaldas, <span style="font-style: italic;">imprimen</span> sus listas de temas, que incluso están adornadas con dibujitos. Muchachos, eso es, cómo decirlo, un poquito afrancesado...)<br /><br />***<br /><br />El suplemento <span style="font-weight: bold;">Qué pasa</span> fue durante muchos años una pequeña isla semi-progre en el mar conservador del diario <span style="font-weight: bold;">El País</span>. No exactamente de izquierda -válgame Dios- pero cumpliendo funciones de izquierda, algo así como el policía bueno dentro del mamotreto represivo del diario. Esto se debía en buena parte a su director, <span style="font-weight: bold;">Leonardo Haberkorn</span>, que mantenía un tono distanciado y cuidado en el suplemento, distancia que sólo rompía con sus editoriales que, fueran sensatos o tonterías caprichosas (como cuando insultó gratuitamente a todos los fumadores), siempre estaban bien escritos y argumentados, y además tenía la buena costumbre de mandar callar de vez en cuando al viejo sucio de <span style="font-weight: bold;">Jorge Batlle</span>.<br /><br />Haberkorn abandonó la dirección del <span style="font-weight: bold;">Qué Pasa</span> hace algo más de un mes, cediendo el puesto a <span style="font-weight: bold;">Antonio Álvarez</span>, proveniente del riñón de la casa, es decir, de <span style="font-weight: bold;">El País</span> (de la sección de "Sociedad" para ser exacto), y uno se quedó esperando a ver si se notaban los cambios. Y sí, se notan: a menos de un mes, en pleno conflicto del Líbano, el <span style="font-weight: bold;">Qué Pasa</span> se despachó con una violentamente unilateral tapa en la que se leía "<span style="font-weight: bold;">Hezbollá</span>" escrita con caracteres que chorreaban sangre, algo con mucha sintonía con la página de editoriales del diario que contiene el suplemento. El penúltimo número es un monográfico sobre el malo más malo <span style="font-weight: bold;">Fidel Castro</span>, al que se pretende abordar en la forma más objetiva posible. Pero no hay caso, hay reflejos condicionados como en el editorial de Álvarez, que utiliza el término "asesinar" para describir la ejecución de <span style="font-weight: bold;">Ochoa</span> por narcotráfico, algo con lo que estoy de acuerdo -matar a alguien por comerciar con nobles sustancias es asesinar- pero que es lo que preveen las leyes cubanas para dicho delito. Es decir que es una ejecución, en todo caso. Pero dejando de lado esa sutileza hay otro mensaje mucho más explícito y es la reserva de la contratapa para que opine sobre el viejo de la barba un personaje peculiar: el ex presidente <span style="font-weight: bold;">Julio María Sanguinetti</span>. Sí, ya sé que adentro hay también algún testimonio del viejo <span style="font-weight: bold;">Chifflet</span> para balancear, pero contratapa es contratapa y Sanguinetti es Sanguinetti. Con ese criterio si hacen un monográfico sobre el aborto este va a cerrarse con una opinión de Monseñor <span style="font-weight: bold;">Cotugno</span> y si hacen uno sobre Nacional va a terminar con una columna de <span style="font-weight: bold;">Damiani</span>.<br /><br />En fin, el período más o menos objetivo, libre e interesante del <span style="font-weight: bold;">Qué Pasa</span> fue lindo mientras duró. Tal vez sea mejor que todo vuelva a la normalidad y la coherencia. Que los perros hagan guau y los gatos hagan miau.<br /><br />***<br /><br />Finalmente vi, con muchos años de atraso, el monumental documental de <span style="font-weight: bold;">Terry Zwigoff</span> hiciera -hace ya más de una década- sobre su amigo, el dibujante <span style="font-weight: bold;">Robert Crumb</span>. Supongo que muchos de los lectores ya lo habrán visto y a los que no solamente puedo decir que es una de las piezas de realidad pura y dura más auténticas que se hayan filmado nunca, y un raro documento sobre la salvación por la vía del arte -o del éxito monetario, algo que no queda precisamente claro.<br /><br />Pero una vez asimilado el impacto de esta obra perturbadora me meto en la web para confrontar opiniones críticas sobre el mismo y me encuentro a la enorme mayoría de las reseñas citadas en la <a style="color: rgb(0, 0, 0);" href="http://www.imdb.com">imdb</a> abotonadas en el mismo punto: la polémica diferida, presente en el documental entre el crítico de arte <span style="font-weight: bold;">Robert Hughes</span> y la ensayista feminista <span style="font-weight: bold;">Deirdre English</span>.<br /><br />Esta polémica tiene un cierto sentido en el documental y English, a pesar de lo literal de su lectura, le saca una cierta ventaja al banana de Hughes, quien compara a Crumb con <span style="font-weight: bold;">Brueghel</span> y otras sandeces clásicas de curador entusiasmado frente a un micro, pero en todo caso es un aspecto menor del documental. En cambio casi todas las reseñas que encuentro en la web -escritas en su mayoría no cuando el documental se estrenó (1994) sino revisándolo ante su edición en DVD casi diez años después- tienen que plantar bandera en la discusión y abrir un enorme paraguas para hablar bien de Crumb, o lisa y llanamente despreciarlo pero reivindicando a la película como un valioso documento sobre personas enfermas. Y ahí me dan ganas de aplicarles una eutanasia particularmente cruel a los imbéciles que escriben sobre cine y arte en el mundo actual y que se creen que pueden calificar a alguien como Robert Crumb de enfermo.<br /><br />Yo soy de una generación a la que el acceso a la obra de dibujantes como Robert Crumb fue partiucularmente difícil ante la casi total ausencia de ediciones en español y la imposibilidad práctica de conseguir ediciones originales. Conocí a Crumb mediante dos volúmenes de "<span style="font-weight: bold;">Comix Underground U.S.A.</span>" españoles, editados en pleno "destape" y fiebre ibérica por el comic, que recogían -ahora lo sé- material de los primeros tres o cuatro números de <span style="font-weight: bold;">Zap Comix</span>. Y aún con esa aproximación parcial -que en realidad era incompleta y que ni siquiera sabía del lugar privilegiado de Crumb- el trabajo del tipo rompía los ojos. Cuando años más tarde <span style="font-weight: bold;">Fierro</span> publicó algunos de sus trabajos tardíos (<span style="font-weight: bold;">'Mis problemas con las mujeres</span>', etc.), confirmé que el poder del tipo era algo excepcional y único dentro del formato comic.<br /><br />Pero a lo que voy es que la obra de Crumb es amplia, muy amplia, y tiene la extraña cualidad de estar muy poco mediada por el superyó. Es decir, Crumb trabaja con materiales de su interés y obsesión en estado bruto y que no -algo evidente para cualquiera que haya leído media viñeta de su trabajo- tiene un lugar político-social definido ni arenga con respecto a nada. Sí, claro que especialmente en sus primeros y más conocidos trabajos están llenos de un espíritu satírico y crítico, muy de los 60, hacia EE.UU. y su cultura, pero cualquiera que lo haya seguido hasta su obra más reciente puede darse cuenta de que la búsqueda posterior de Crumb es tan insular, tan anti-social y tan auto-obsesiva que calificarla dentro de patrones de misoginia, racismo o pornografía es no haber entendido nada, nada en absoluto. Están viendo a un dragón y de lo único que pueden hablar es sobre si es comestible o no.<br /><br />Pero son estos instrumentos de medición los únicos que pueden manejar sin pánico la mayoría de los imbéciles críticos actuales, son los únicos que pueden entender. Y cuesta, porque Crumb es capaz de dibujar una historieta de contenido claramente racista o misógina junto a otra que podría interpretarse como directamente racista o misógina y otra que trata con problemas esenciales de la discusión del racismo y la misoginia pero que no se para en ninguna parte. ¿Qué hacemos entonces con Crumb? Bueno por lo menos ponemos su carácter de artista entre comillas relativas y aclaramos que es "polémico", "chocante" o "discutible", y apreciamos el documental de Zwigoff sin que nos interese mucho el objeto de su estudio y sin tener que demostrar aprecio -por Dios- a ese personaje tan "enfermo". Cuando uno empieza a cuestionar a alguien como Robert Crumb, que ha hecho de la incorrección y lo inclasificable la tinta misma de sus dibujos, por motivos de corrección política, se está cerca del grado cero del pensamiento.<br /><br />"<span style="font-style: italic;">Ah... Er... no puedo decir si esto es importante, si esto conmueve de alguna forma o si esto informa con expresividad sobre algún aspecto de la condición humana. No puedo contextualizar, no puedo definir y no puedo empatizar este estímulo con ninguna de mis vivencias inmediatas, y para peor, no puedo identificarme con ninguno de los personajes ¡Pero sé que no está bien que alguien dibuje a un padre haciéndose felar por la hija! Así que va en el estante de los malos. Y eso significa que soy un crítico. Vengan y bésenme la brújula</span>".<br /><br />***<br /><br />En la <span style="font-weight: bold;">Brecha</span> de la semana pasada el <span style="font-weight: bold;">INAC</span> (Instituto Nacional de Carnes) publica un anuncio de página entera a todo color. En el mismo se ve a un joven de lentes y corbata escribiendo en un PC a lado de una nutrida biblioteca. El sobreimpreso de la fotografía dice: "<span style="font-style: italic;">Si el Uruguay dejara de vender carne, muchas cosas desaparecerían de golpe</span>". Luego un texto amplía explicando que la carne genera muchos puestos de trabajo, que la gente se beneficia, que al parecer -como para justificar la imagen- están usando informática, etc. Y termina definiendo a la carne como "<span style="font-style: italic;">El valor país</span>".<br /><br />Ok, uno algo sabe de semiótica y publicidad, al menos lo bastante como para darnos cuenta de que lo que importa es la imagen y la frase más legible ("<span style="font-style: italic;">Si el Uruguay dejara...</span>") y es bastante evidente de que es la formulación publicitaria de uno de los estribillos más repetidos por los productores ganaderos: nosotros le damos de comer al país. Ustedes tienen computadoras gracias a nosotros.<br /><br />La exportación de carne es, sin dudas, la principal fuente de ingresos del Uruguay, y su anticuado sistema de producción no estabulada es -a menos que se sea vegetariano- un sistema bastante natural, limpio y hasta humano para la explotación de los bovinos. Pero su clara preponderancia en la balanza comercial uruguaya ha hecho de que los estancieros ganaderos una clase de inusual poder e influencia en el sistema político, consiguiendo que la carga impositiva de la que se quejan tanto sea -proporcionalmente- la menor de cuanto negocio haya en el país, y eso sin hablar de los eternos privilegios financieros que son exclusivos de su clase y ajenos al resto de los mortales. Sin embargo y a pesar de todo, uno entiende que una producción tan esencial para la balanza comercial y que depende muchas veces de factores tan inestables como el clima o las enfermedades, tenga algunos beneficios comprensivos y alguna consideración extra. Pero es la función de una producción exportable, no significa necesariamente que "nosotros les damos de comer".<br /><br />No, oligarcas caracagadas con la inteligencia de una vaca faenada. Yo entiendo que culearse tanto a mamíferos no humanos termina afectando la percepción de las cosas, pero ustedes no me dan de comer, ni a mí, ni a mi familia, ni a mis amigos ajenos a la ganadería, ni al 99,8% de los uruguayos. Yo como porque me levanto y voy a laburar todos los putos días, para cobrar mi puto sueldo del que me descuentan todos los putos impuestos e intereses que ustedes jopean saltando de bache en bache en sus 4 X 4. Yo tengo una computadora porque me la pague peso a peso con mi salario del que ustedes no aportan una micra de centavo y porque ocupo mi lugar en una sociedad en la que cada función es un engranaje que permite, defectuosamente, que yo tenga mi computadora, los niños vayan a la escuela y los familares de los ganaderos no se parezcan a carpinchos.<br /><br />Ese paternalismo de considerarse esenciales porque fortuitamente quedaron al principio de la cadena de exportaciones es una de las cosas más ofensivas del latifundismo capitalista nacional. Esa cultura del patroncito con derecho a pernada que los hace seguir resistiéndose a la agremiación de los trabajadores rurales -como si fuera un privilegio- en virtud de que "hay días que no trabajan ocho horas". O que se resisten como perros cimarrones ante la descabellada intención de fijar para los peones un salario mínimo de alrededor de 100 dólares mensuales.<br /><br />El razonamiento es tan imbécil que sólo puede explicarse por la hipertrofia del derecho de propiedad, considerado una suerte de derecho divino en la sociedad actual. Realmente parece que esta gente considera al resto de la socieadad como una suerte de parásitos mamando la sangre que le pueden succionar a <span style="font-style: italic;">sus</span> vacas que viven en <span style="font-style: italic;">sus</span> campos, sin jamás pasárseles por la cabeza que tal vez el usufructo privilegiado de los medios de producción de un país tenga que ser correspondido con una cierta sociabilización de sus beneficios. O que esos beneficios no tengan que ser concedidos de forma graciosa cuando a ellos se les ocurra dandole una palmadita en la cabeza a los médicos a los que los mantienen con vida o a los maestros que les enseñan a limpiarse el culo.<br /><br />Ese es el problema de pasar más de treinta años sin que se escuchen los terribles términos de "reforma agraria".<br /><br />***<br /><br />Los tiempos cambian y en el suplemento <span style="font-weight: bold;">Vayven</span> del <span style="font-weight: bold;">El Observador</span> decidieron contratar a un macho de verdad. Entre tanta mariposa que anda quejándose líricamente por ahí, a <span style="font-weight: bold;">Rodrigo Guillenea</span>, columnista habitual de Vayven, le gusta demostrar en su machaza columna (que lleva el gallardo nombre de <span style="font-weight: bold;">Fuiyvolví</span>) que tiene dos huevos así de grandes y que el puritanismo sexual del diario de los <span style="font-weight: bold;">Peirano</span> es bastante flexible cuando se les enfrenta un macho.<br /><br />En el número dedicado obligatoriamente a la infame <span style="font-weight: bold;">Noche de la Nostalgia</span>, Guillenea se rasca la calva producida por el exceso de testosterona y hace su lista de las cosas a las que le tiene nostalgia. Cosas de macho, por supuesto, entre las que están la <span style="font-weight: bold;">Madonna</span> más putona, <span style="font-weight: bold;">Bud Spencer</span> y <span style="font-weight: bold;">Bruce Lee</span>, el <span style="font-weight: bold;">Tinelli</span> que se garchaba a las bailarinas... una macha lista con tanta hombría como para permitirse tratar a <span style="font-weight: bold;">Jet Li </span>de metrosexual (literalmente)... nostalgias de macho, no de bailarín de <span style="font-weight: bold;">ABBA</span>, por si no les quedó claro, escritas con la prosa de un semental tan hombre que nadie dudaría de su heterosexualidad ni aunque lo filmaran felando a marineros en la Plaza Independencia.<br /><br />Pero a mí, que como alguna lectora me recuerda, tengo también mi propensión al machismo y a la liturgia de la virilidad tradicional, Guillenea me mata y me convierte en un bailarín de ballet con el octavo punto nostálgico, que reproduzco en su totalidad: "<span style="font-style: italic;">El portero de boliche: El verdadero era el de antes, el que si entrabas borracho te trompeaba mano a mano y encima, si le ganabas, entrabas gratis siempre. Basta de patovicas en barra, afeminados y anfetaminados, que sentís que peleás contra un gran frasco de esteroides.</span>"<br /><br />Miro la foto del columnista que ilustra la nota y, a pesar de la gorrita (debajo de la cual Guillenea mira e intimida a la cámara) me parece que tiene más o menos mi edad, lo cual sería lógico porque compartimos el marco referencial. Pero, ¿ganarse a las trompadas el derecho de entrar gratis a los boliches, llenándole la cara de dedos a los porteros? La mierda... <span style="font-style: italic;">¡mucho macho! </span>, ¡en mi barrio no éramos tan machos!, ¡cuando nos trompeaba un portero, caíamos al suelo y sangrábamos, y de vez en cuando llorábamos como magdalenas! ¡poca cosa más! ¡nunca conocí a nadie que empleara el sistema Guillenea para volverse VIP! ¡pero capáz que eso diferencia a los machos de los machomenos! ¡Varón...! ¡Y varón que no deja de serlo por la edad, ya que por lo que sugiere el párrafo, sigue arriando patovicas -ahora en barra- como <span style="font-weight: bold;">Steven Seagal </span>en una taberna! ¡y uno que se agarra a <span style="font-weight: bold;">El Observador</span> para el churrete sin saber que sus columnistas pagaban las entradas a los boliches a trompada limpia! ¡tiempos salvajes aquellos tiempos...!<br /><br />Ahora, me extraña que en la enumeración se haya salteado algunas tonterías que también se hacían en aquellos días de hombres, no de astroboys y danisumpis; Rodrigo: ¿no te tenés nostalgia de la época en la que, cuando un policía se atrevía a pararte por la calle, uno lo cagaba a palos con su propio garrote y luego le robaba el auto para hacer picadas por la Rambla con la sirena a todo volumen..? ¿o cuando en lugar de sacar a bailar a las chicas las enlazábamos con nuestras gigantescas porongas, largas y hábiles como trompa de elefante, y las arrastrábamos a la zona oscura del pub dónde las atendíamos de a cinco? ¿o cuando no había dj's ni maricones de esa calaña y bailábamos al ritmo de la percusión que hacíamos golpeando los huesos de nuestro enemigos muertos...? ¡Ese era un tiempo de machos! ¡Pucha, qué nostalgia...!<br /><br />***<br /><br />Mi amigo Ivan me trae de NYC un libro que desconocía pero que era evidente que me iba a gustar. Se trata de <span style="font-style: italic;">A Drink With Shane MacGowan</span>, una suerte de autobiografía sobre el dios de los cantantes borrachos que consiste en la transcripción de varias charlas de MacGowan con su novia desde hace décadas, la periodista <span style="font-weight: bold;">Victoria Mary Clarke</span>. Al parecer la idea era recolectar material para que Clarke escribiera una biografía propiamente dicha, pero les gustó el formato de las desgrabaciones -que están en algún lugar entre la entrevista propiamente dicha y la charla pícara de pareja-, y decidieron publicarla así.<br /><br />Para la gente que se guía por las apariencias el libro puede ser una sorpresa, porque, aunque hay muchos relatos de excesos épicos y quilombos formidables, el <span style="font-weight: bold;">Shane MacGowan</span> que emerge del libro no es la bestia intoxicada que su personaje público sugiere sino un compositor cultísimo, capaz de conversar con naturalidad desde <span style="font-weight: bold;">James Joyce</span> hasta <span style="font-weight: bold;">Al Green</span>, que tiene una visión política interesante sobre el mundo actual y enamorado hasta la médula de la tradición cultural de su país, que conoce como el fondo de su vaso. Un libertario, un bohemio salvaje y un rebelde pero que a la vez no tiene problemas en revelar su infinito cariño por su familia (algo similar a lo que inesperadamente había revelado en su autobiografía el otro gran punk irlandés, <span style="font-weight: bold;">John Lydon</span>), su mujer y sus amigos. En realidad estas cualidades no son tan sorprendentes para quién haya examinado la riqueza de sus textos y la profunda humanidad romántica que hay debajo de sus dientes podridos y su voz de ebrio terminal.<br /><br />Hay, en los diálogos con su mujer, una notable serenidad que viene de alguien que no ha sido sereno. Hay anécdotas descacharrantes que son como la cima del iceberg de las poli-adicciones de MacGowan (por ejemplo uno se entera que uno de los motivos de la devastada dentadura del irlandés fue que se partió varios dientes cuando en un viaje de LSD se le ocurrió comerse una copia del <span style="font-weight: bold;">Pet Sounds</span> de los <span style="font-weight: bold;">Beach Boys</span>) y mucha sabiduría de bar. De hecho, MacGowan tiene una opinión muy interesante y es la de que los borrachos de bar son gente mucho más instruída de lo que se cree porque -al contrario de otros adictos como los adictos al trabajo o los adictos a la familia- interralacionan mucho socialmente e intercambian opiniones informativas con otras personas con mucha mayor frecuencia que la mayoría de los hombres modernos.<br /><br />Algo ilustrador sobre la cabeza de MacGowan es el que en las numerosas fotos que ilustran el libro no haya ninguna con los <span style="font-weight: bold;">Pogues</span> o los <span style="font-weight: bold;">Popes</span>. No, el tipo reserva ese espacio para las fotos con amigos, con su novia, con su famila (¿se puede creer que la madre de ese hombre tan asombrosamente feo era una modelo, y que su hermana es bellísima?) y en los lugares que le gustan.<br /><br />Hay solamente una foto relacionada directamente con los Pogues y es la que ilustra la portada del simple de '<span style="font-weight: bold;">Rainy Night in Soho</span>'. El motivo es obvio, en la foto están él y Victoria Mary Clarke, con quién MacGowan había empezado a salir hacía poco y para quién fue escrita la canción. 'Rainy Night in Soho', por desgracia no incluida en ninguno de los LPs originales de los Pogues, es una de las más bellas canciones que MacGowan haya escrito, tal vez la más hermosa de todas. La escucho por enésima vez mientras escribo esto, es larga, épica y cada estrofa está escrita con el corazón en la mano. Una canción que celebra el amor mientras advierte que parte del mundo alrededor cae en el infierno. Una canción que culmina con una declaración enorme: "<span style="font-style: italic;">And you're the measure of my dreams</span>".<br /><br />"<span style="font-style: italic;">Vos sos la medida de mis sueños</span>". Chicas sensibles que leen este blog, si algún tipo les dice con voz sincera alguna vez que ustedes son la medida de sus sueños, encámense con él aunque sea tan feo como Shane MacGowan. Porque no es una cosa que un hombre diga con ligereza.<br /><br />Además posiblemente sea fan de los Pogues o lector de este blog, buenos motivos para rescatarlo de entre el mar de idiotas.<br /><br />***<br /><br />La noticia dio la vuelta al mundo y consiguió irritarme en forma definitiva: en Inglaterra están -por pedido de algunos "padres preocupados"- estudiando el modificar varios dibujos animados de <span style="font-weight: bold;">Tom & Jerry</span> en los que aparecen fumando para que los niños no reciban esa mala influencia. Genial; tenés a un gato y un ratón imaginarios y fantásticos que viven dinamitándose el uno al otro, arrojándose hachas y cuchillos, hiriéndose de todas las formas posibles y con la mayor crueldad imaginable, y lo que se te ocurre es borrar las escenas en las que el ratón o el gato aparecen disfrutando de un cigarrillo, consiguiendo que la histeria de la salud no solo opere sobre las representaciones del presente y el futuro, sino que también comience la tarea estalinista de modificar el pasado. Buenísimo, todo un ejemplo de precaución inteligente. Yo estoy seguro de que todos los fumadores comenzaron a aspirar humo para parecerse a un ratón dibujado.<br /><br />¿Saben qué? Esto, que puede ser algo menor, fue para mí el punto que sobrepasó lo que ya era intolerable. Ya está, ya sabemos de que se trata y ya basta. Pequeñas mierdas cobardes, infectos y sucios policías de la salud, ovejas auto-capadas y devotas del corral, ya sabemos que es lo que ustedes quieren: imponer un régimen de imbecilidad mundial en el que el único valor diferencial del bien y el mal sea la autopreservación y el miedo a no seguir las instrucciones. Esas instrucciones dictadas por ustedes desde sus pequeñas torres de buchoneo institucionalizado. Basura pestilente con la mente tan sucia como para censurar al gato y al ratón con el que crecimos abrazados, lambeguascas hipcondríacos, sirvientes de Mammón, besadores de supositorios, dictadores de enfermería, subhumanos recubiertos de plástico esterilizado, ya bastó.<br /><br />Los fumadores y los amantes de las distintas formas -saludables o insalubres- de intoxicación adulta y voluntaria no tenemos por qué aguantar más su fascismo pseudo-filantrópico y su permanente discriminación apoyada por el puño servil del Estado.<br /><br />Pero si el juego es discriminar, bueno, discriminemos entonces. ¿No vas a compartir esta copa de vino conmigo, despreciando así mi ofrecimiento de desinhibición moderada, bajada de defensas y sociabilización etílica? Entonces fuera de mi puta casa, persona paranoica. ¿Vas a estar parado ahí de la cara, amargándonos, fiscalizando -y quién sabe si no vigilando y anotando mentalmente- nuestra drogadísima reunión musical? Patada en el orto y afuera, a la calle, guardabosques. ¿Querés que apague el cigarrillo que seda mis nervios, me mantiene delgada y me hace parecer tan cool como <span style="font-weight: bold;">Marlene Dietrich</span>? Entonces te lo voy a apagar en la frente, bombero <span style="font-style: italic;">wannabe</span>. ¿Te creés autorizado para opinar sobre mi vida sexual y sus riesgos? Que venga alguien y eche a este <span style="font-style: italic;">paparazzi</span> clínico que no respeta la intimidad de mis partes. ¿Estás haciendo gimnasia en los parques de mi barrio, ofendiendo mi nariz con el fétido olor de tu transpiración y la falta de elegancia de tu ropa? Empezá a correr porque suelto al perro. Y así. Legítima defensa y respuesta pura y dura. Fuego con fuego.<br /><br />La sensación de culpa, inculcada durante años por los propagandistas del miedo a la muerte, los que han establecido la falsa identidad entre duración y calidad de vida, ha debilitado y convertido en tristes resignados a los <span style="font-style: italic;">bon vivants</span>, a los que saben que la parca va a subir al colectivo, sea en esta o en la próxima parada y a los que aman la intensidad de las decisiones no convenientes, esas pocas decisiones no egoístas que nos diferencian de los animales en un sentido positivo.<br /><br />Los aprendices de botones, los diminutos dictadores domésticos, esas criaturas chiquitas y temerosas, nos vienen corriendo a ponchazos desde hace años, subidos a nuestra propia culpa y a nuestro deseo de no-intervención en las vidas privadas. Eso no puede ser, no puede ser más poderosa una persona tan cobarde como para tenerle miedo a algo tan inocuo e intangible como el humo de segunda mano. Esos puercos tan envalentonados que pretenden decidir lo que se puede hacer en <span style="font-style: italic;">nuestros</span> bares, en <span style="font-style: italic;">nuestros</span> centros comunitarios y en <span style="font-style: italic;">nuestros</span> cuerpos. No, enanos: Muera la hipocondría, Viva la Muerte.<br /><br />Recordemos el consejo perfecto del gran <span style="font-weight: bold;">Primo Levi</span>, quien dijo luego de salir de Auschwitz: "<span style="font-style: italic;">Si hubiera podido filtrar un mensaje desde el läger </span>(el campo de concentración)<span style="font-style: italic;">, habría sido este: no dejeis que os hagan en vuestras casas lo que nos hicieron aquí adentro.</span>"benitohttp://www.blogger.com/profile/17363629993705303295noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6553196.post-1154920422096439962006-08-18T11:55:00.000-03:002006-08-19T01:11:15.433-03:00La pasión de Melvin<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/1600/mel.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/320/mel.jpg" alt="" border="0" /></a>Fue una de las noticias de la semana pasada, y todavía no se acalló: un día <span style="font-weight: bold;">Mel Gibson</span> se tomó hasta el agua de los floreros, agarró su auto y enfiló a 160 kmph por Malibú en su Lexus hasta que lo pararon. Mientras le prendía fuego al espirómetro sólo con respirarle cerca, Gibson se despachó al parecer sobre "los <span style="font-style: italic;">fucking</span> judíos", diciendo que "los judíos empiezan todas las guerras". En realidad crónicas más detalladas dicen que además de esas observaciones sobre los judíos, Gibson también hizo comentarios machistas y declaró ser "el dueño de Malibú". Es decir, un clásico discurso beodo de alguien que se tomó una botella de tequila y se transmutó de príncipe a sapo impresentable, como suele suceder con ese brebaje mexicano. Pero solo la primera parte de sus divagaciones ebrias fueron tomadas en cuenta, tal vez porque uno de los policías que lo detuvo -y al parecer el que recibió la perorata- era de origen judío. E inmediatamente todo el mundo en Hollywood y EE.UU. sintió que tenía algo que decir al respecto y en una de esas algo que hacer.<br /><br />Después del incidente la cadena ABC canceló al parecer una miniserie sobre el holocausto judío que Gibson iba a dirigir. No hay ninguna casualidad en este fuera uno de sus trabajos pendientes; su versión del martirio de Jesús, <span style="font-weight: bold;">La pasión de Cristo</span>, lo había puesto en una situación dudosa en este tema ya que el rol de los judíos ortodoxos (Cristo era un judío, no olvidemos ese detalle) en la película no era muy favorable, por lo cual una miniserie sobre el Holocausto debía ser una buena forma de reconciliación, y de paso de diferenciarse con su padre, un fanático cristiano que no cree que el Holocausto haya tenido lugar.<br /><br />En todo caso es un tema que ha estado rondando a Gibson desde hace tiempo, por lo que no es de extrañarse de que, desinhibido etílicamente, se le haya ocurrido decir cosas así. Sin embargo una declaración pública que hizo después del incidente apela a la perplejidad. Gibson dice: "<span style="font-style: italic;">Estoy en proceso de entender de dónde salieron esos comentarios malintencionados durante mi exhibición de ebriedad, y pido a la comunidad judía, a quienes he ofendido personalmente, ayuda en mi viaje hacia la recuperación. Una vez más, pido una mano a la comunidad judía. Sé que habrá muchos en esta comunidad que no quieran ayudarme, y es comprensible. Pero rezo porque esta puerta no esté cerrada para siempre</span>".<br /><br />No ha tenido demasiada suerte en su pedido: más de un representante y algunos actores (como <span style="font-weight: bold;">Rob Schneider</span>) han declarado que no quieren saber más nada del australiano, la presentadora <span style="font-weight: bold;">Barbara Walters</span> declaró que "<span style="font-style: italic;">no piensa que quiera ver otra película de Mel Gibson</span>", el senador republicano <span style="font-weight: bold;">Tom McClintock</span> -que lo tenía como su más notorio seguidor- ha rechazado públicamente su antiguo apoyo y el publicista <span style="font-weight: bold;">Andy Behrman</span> ha encabezado una suerte de campaña de boicot hacia el director y su trabajo argumentando que quiere dejar en claro que "<span style="font-style: italic;">el anti-semitismo no está bien en Hollywood ni en ninguna otra parte</span>".<br /><br />Curiosamente la mayor aliada de Gibson en este insuceso es la misma que lo metió en él: la botella. Gibson se metió inmediatamente en una clínica de rehabilitación y sus defensores, algunos de ellos de la comunidad judía como <span style="font-weight: bold;">Jodie Foster</span> o el productor <span style="font-weight: bold;">Dean Devlin</span> rápidamente saltaron a aclarar que el australiano es un encanto de persona pero que es el trago lo que le hace decir disparates. Devlin en particular dijo: "<span style="font-style: italic;">es un alcohólico, y sin justificar lo que dijo, porque no hay excusa para eso, la que hablaba era la enfermedad, no la persona</span>". No es una mala excusa: la cultura estadounidense es muy tolerante con las caídas -siempre y cuando se sea cristiano y capaz de "renacer" luego de ellas- y no olvidemos que tienen a un alcohólico reformado al volante de la Casa Blanca. Ahora, habría que decirle a Devlin que una enfermedad que se pone tu ropa, compra un par de litros de tequila, maneja tu auto por Malibú y manipula tu lengua pastosa para insultar a una etnia entera, es tremenda enfermedad, y debe ser producida por semejante virus o bacteria.<br /><br />Estos son los hechos, ahora, ¿desde cuándo lo que un borracho -por más famoso que sea- le balbucea incoherentemente a otra persona, en este caso a un policía, es motivo de debate y persecución?<br /><br />Yo no soy de los que creen en la disculpa de la ebriedad. Creo que la diferencia entre lo que uno hace en pedo y lo que uno hace sobrio es mínima: si uno se convierte en una bestia irresponsable al beber, entonces el momento de responsabilidad es el momento en que uno decidió hacerlo. Pero creo también que dentro de la ebriedad hay matices de disculpa. Es decir; hay cosas que no serían del todo admisibles estando sobrio pero que lo son si uno se tomó un litro de gin Old Drunk. Es parte del juego de la deshinibición que los occidentales buscan en el alcohol y viene siendo parte de la conducta humana desde que a Juan Pitecantropo se le fermentó el racimo de uvas que había dejado arriba del cráneo de un mamut. Y el que lo rechace a priori es un <span style="font-style: italic;">fucking</span> musulmán, un monoteísta en busca de adeptos o un amargo terminal.<br /><br />Pero, y ahí está el viejo problemilla por el cual las leyes terminan haciéndose a la medida de los peores y no de los mejores, ¿dónde está la frontera entre lo admisible y lo que no lo es? (dentro de los protocolos ebrios, claro está). Es díficil porque cada grupo humano -y cada persona- tiene una medida distinta y generalmente la frontera se mide en grados: es admisible decirle a tu novia que no sea botona cuando se enoja porque llegaste a casa con olor a taberna, con un gorrito irlandés y caminando como <span style="font-weight: bold;">W.C. Fields</span>, no es admisible que además traigas marcas de lápiz de labio alrededor del pene. Es admisible el que a uno se le ocurra dar su radical opinión sobre varias cosas que aquejan al mundo, no es admisible confesar tu desprecio permanente hacia tu interlocutor y todas sus opiniones, y así se pueden dar mil ejemplos. Las únicas varas de medida son el sentido común y la relación <span style="font-style: italic;">específica</span> que se tenga con los terceros.<br /><br />Claro está que estoy hablando de borrachos no peligrosos socialmente; si el ebrio de marras está disparando un pistolón al cielo mientras declara su odio a la humanidad, la frontera del exceso punible está mucho más clara. O si viene haciendo eses a 160 por Malibú, como el bueno de Mel, que ha sido condenado a tres años de libertad condicional por manejar en ese estado, además de la obligación de asistir a Alcohólicos Anónimos (lo cual inutiliza totalmente la propuesta de A.A., que depende de la voluntad del alcohólico, por lo que una asistencia coaccionada pierde todo sentido, pero eso es otro tema).<br /><br /><span style="font-style: italic;">(Para mí el conducir peligrosamente en estado de ebriedad es un delito y el atropellar a alguien en ese estado es lo mismo que apuntarle por la calle y levantarlo como si se estuviera jugando al </span><span style="font-weight: bold; font-style: italic;">Carmaggedon</span><span style="font-style: italic;">. Pero también creo que no existen delitos "en potencia" y que la lógica de la punición preventiva es digna de fascistas. Quiero decir; estoy de acuerdo con que se le retire la libreta de conducir permanentemente a quién venga a contramano por la rambla y luego no pueda hacer el cuatro (ni el dos), pero pienso que el Estado no tiene derecho a someter al espirómetro a nadie en "controles de rutina", es decir, a nadie que no haya infrigido una ley de tránsito. Hay biologías y resistencias diferentes, cosa que los dictadores de la salud deberían tener en claro).</span><br /><span style="font-style: italic;"></span><br />Mel Gibson es un tipo complejo, posiblemente simpatizante del extremismo de la derecha cristiana, pero con el bastante mundo como para ser un poco más articulado que el común de los republicanos estadounidenses (le gusta, o dice que le gusta, el trabajo de <span style="font-weight: bold;">Michael Moore</span>). De cualquier forma Gibson ha apoyado explícitamente causas por lo menos dudosas como la pena de muerte o la re-elección de <span style="font-weight: bold;">George W. Bush</span>. También se ha adentrado en el campo de la crueldad irracional, criticando las investigaciones con células madre y condenando la eutanasia de <span style="font-weight: bold;">Terry Schiavo</span>, aquella mujer totalmente paralizada a la que le quedaba como único acto digno el morir y que la basura religiosa de aquel país torturó durante años manteniéndola viva a pesar de su condición irreversible. Y eso sin hablar de <span style="font-weight: bold;">La pasión de Cristo</span> y todo lo que implica. Es decir, no es un derechista livianito el australiano.<br /><br />Pero ninguna de estas opiniones explícitas y amplificadas por todos los medios irritó nunca a ninguno de los judíos de Hollywood ni a ninguno de los vigilantes de la corrección política. No, en cambio un par de frases en pedo dichas en un ámbito que sólo se había hecho público mediante una coacción, pero que podría considerarse privado -recordemos que Gibson es detenido por un par de policías y ahí se va de boca, no se pone a gritar sus opiniones en medio de la fiesta a la que había asistido antes-, hace que todo reviente y que Gibson se convierta en una bestia negra.<br /><br />No me interesa Gibson -que le den por el culo por borracho chupacirios- pero si me interesan dos cosas presentes en todo este asunto. La primera es el automático corporativismo de buena parte de la comunidad judía y su persecución instantánea de todo lo que consideren una demostración de antisemitismo -palabra que debería ser re-definida rápidamente porque parece estar monopolizada por la comunidad judía, dejando afuera a todos los demás pueblos semitas-, montando campañas de persecución (generalmente presentadas como "autodefensa") instantáneas de todo lo que ellos consideren como tal. Voy a aclarar algo innecesariamente: para mí cualquier persona que crea, por ejemplo, que personajes como<span style="font-weight: bold;"> Robert Zimmerman</span>, <span style="font-weight: bold;">Henry Kissinger</span>, <span style="font-weight: bold;">Sigmund Freud</span>, <span style="font-weight: bold;">Rosa Luxemburgo</span>, <span style="font-weight: bold;">Orlando Pettinati</span>, <span style="font-weight: bold;">Franz Kafka</span>, <span style="font-weight: bold;">Arik Sharon</span>, <span style="font-weight: bold;">Karl Marx</span>, <span style="font-weight: bold;">Lou Reed</span>, <span style="font-weight: bold;">Primo Levi</span>, <span style="font-weight: bold;">Alberto Bensión</span>, <span style="font-weight: bold;">Sarah Silverman</span>, <span style="font-weight: bold;">Adrián Suar</span>, <span style="font-weight: bold;">Richard Hell</span> y <span style="font-weight: bold;">Noam Chomsky</span> tienen alguna característica negativa en común (además de ser humanos) por la ascendencia de sus apellidos, esa persona es un imbécil.<br /><br />Dicho sea esto, la presión por considerar a todo ese conglomerado humano como una unidad homogénea positiva por las mismas circunstancias no es menos imbécil. El apoyo en bloque de las comunidades judías del mundo entero a la nación de Israel cuando esta decidió bombardear un país entero como castigo al secuestro de dos soldados, ha generado mucho más antisemitismo del que mil borrachos famosos como Gibson podrían conseguir si se pasaran 24 hs. al día leyendo<span style="font-weight: bold;"> Los protocolos de los sabios de Sion</span> con megáfonos en Times Square.<br /><br />Claro, es tentador reducir el antisemitismo al ejemplo de un actor borracho y ya arrepentido. Es tentador porque es una discusión muy fácil de ganar y, ya que estamos, englobamos el rencor del mundo en un exabrupto tosco e indefendible. En fin, es todo un tema.<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/1600/mot-posters-defiance.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/320/mot-posters-defiance.jpg" alt="" border="0" /></a> Pero es la segunda cosa que me interesa la que me motivó a escribir este largo post, y es algo que ya mencioné en el mismo: al final del día todo este incidente se limita a un borracho intentando ofender al policía que lo está deteniendo -es decir, que tiene poderes sobre uno- de todas las formas posibles mientras está siendo detenido como medida <span style="font-style: italic;">preventiva</span> (Gibson, que se sepa, no llegó a dañar a nadie). Y el mundo estuvo opinando sobre un delito de <span style="font-style: italic;">opinión</span> prácticamente <span style="font-style: italic;">privado</span>.<br /><br />Quién esto suscribe no cree en los delitos de opinión, aunque estos sostengan las peores infamias. Pero además hay una gran diferencia entre algo que se dice con el ánimo de insultar a una persona en particular y lo que se difunde como propaganda. Gibson arrugó e hizo el <span style="font-style: italic;">mea culpa</span> más exagerado que yo haya escuchado en mi vida (sólo le faltó circuncidarse en público con un alicate), cuando simplemente debería haberse negado a hacer comentarios sobre el tema, del que posiblemente no recuerde gran cosa.<br /><br />Aún así no parece ser suficiente y hasta sus defensores le recriminan el mal momento, o se lo adjudican a la "enfermedad" alcohólica. En los mismos días del incidente la popular opinóloga estadounidense <span style="font-weight: bold;">Ann Coulter</span> dijo que la respuesta israelí ante los secuestros había sido discreta ya que deberían haber arrasado el sur del Líbano de punta a punta. Lo dijo sobria y amplificada por todos los medios disponibles. Ok, yo creo que tiene derecho a decirlo, como yo tengo derecho a decir que es una triste puta ignorante, y como Mel Gibson tiene derecho a decir -sin ser juzgado más que en el ámbito de su privacidad- que "los judíos empiezan todas las guerras" en una conversación privada sin que esta trascienda y, sobre todo, sin que todo el mundo se sienta autorizado a condenar. Las guerras de la identidad consiguieron identificar a los crímenes con sus descripciones verbales y a sobredimensionar el poder de las palabras hasta convertirlas en objetos y el discurso prohibido crece como un tumor de silencio, y los policías del lenguaje no duermen nunca.<br /><br />En fin, hace varios miles de caractéres que doy vueltas para decir simplemente que hay algo jodido cuando un borracho insulta a un policía y el mundo cierra filas atrás del de azul. Porque, como dice el cartelito de arriba, a veces vos tenés que decirle al Hombre como te sentís.benitohttp://www.blogger.com/profile/17363629993705303295noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6553196.post-1154406484856742812006-08-01T00:26:00.000-03:002006-08-01T17:16:38.863-03:00El aliento del cerdoUna de las cosas que está probando la actual flexibilización de la Ley de Caducidad/Impunidad es la gigantesca cobardía de los militares envueltos en violaciones a los Derechos Humanos. Con su círculo de impunidad absoluta y protección política resquebrajado, los valientes torturadores de adolescentes y asesinos de mujeres desarmadas, tiemblan, se hacen caca, se ponen extensiones de pelo, rompen su palabra, se fugan, protestan, reclaman -parece joda- sus derechos. No exactamente lo que habían prometido cuando se sabían protegidos por todos los poderes amigos, cuando decían que jamás serían detenidos con vida.<br /><br />Esto no es un misterio: han habido en la historia de los pueblos personajes y ejércitos crueles pero valientes, fanáticos que en nombre de sus ideas inhumanas han hecho actos aberrantes y luego se han hecho cargo de los mismos, convencidos de la justicia de su monstruosidad. Este no es el caso de los militares represores de las dictaduras del Cono Sur. Los monstruos locales no se enfrentaron en verdad con una auténtica guerra ni con un auténtico peligro -mal que le pese al orgullo bélico de las guerrillas- y nunca tuvieron dudas del carácter criminal y no necesario del horror que provocaban. Por ello quienes se ensuciaron las manos fueron los elementos más indignos de dichos ejércitos y a cambio de ese trabajo fueron premiados, generalmente en forma económica, a veces por trueque o por cesión de botín. No es de extrañarse que sus nombres sean sinónimos de cobardía personal y militar, recordemos al ángel rubio <span style="font-weight: bold;">Astiz</span>, rindiéndose ante los ingleses sin haber disparado un tiro, veamos en la cárcel central al risueño torturador <span style="font-weight: bold;">Gavazzo</span>, que decía que si lo iban a buscar lo iban a encontrar armado. Pero ya se sabe de qué material está hecho esta gente, no vale la pena abundar en él.<br /><br />Lo que me sacó del letargo y me calentó en medio de esta ola de frío polar es la irrupción en el ruedo de un nuevo campeón de esta piara y la táctica propuesta por el mismo. Hoy me sorprendo a medias al enterarme que el Círculo Militar encomendó a alguien para que articule en castellano lo que sus neuronas atrofiadas no pueden: esbozar una defensa mediática ante los pedidos de extradición de la justicia argentina a varios de los mandos militares uruguayos. ¿Y quién es el encargado de esta poco grata tarea? Bingo; el intelectual favorito de la derecha divina: <span style="font-weight: bold;">Rodolfo M. Fattorusso</span>.<br /><br />¿Qué es lo que quiere expresar y cuál es la táctica de Fattorusso para evitar que gente de bien como el <span style="font-weight: bold;">"Goyo" Álvarez</span> o <span style="font-weight: bold;">"Pajarito" Silveira</span> sean extraditados a la vecina orilla? Bueno, es simple; se sabe que Argentina es un país malo, malo, malo, presidido por un Calígula estrábico que es capaz de hacer cualquier cosa con tal de dañar a un oriental orgulloso y ahora, no contento con tratar de ponerle el palo en la rueda a las papeleras que nos van a sacar del pozo, quiere llevarse a los militares con los que el pueblo uruguayo se reconcilió para (palabras textuales) "lincharlos". Para ejemplificar esto Fattorusso habla en los noticieros de las 8 y en Código País limitando su verba florida a solo dos puntos: el que la justicia argentina depende del poder ejecutivo, es decir del azote de la uruguayidad <span style="font-weight: bold;">Kirchner</span>, y que este pérfido peronista además había hecho una excepción particularmente maligna al excluir específicamente de la Ley de Indultos a los uruguayos implicados en operaciones en Argentina. Y no hay Cristo que lo mueva de esos dos puntos que amenazan la soberanía, no señor, no hablemos de lo que hicieron esos señores ni de lo que se les debería hacer; hablemos de lo que está en juego que es la existencia misma del Uruguay, este noble país que ahora se encarna en la figura gallarda de <span style="font-weight: bold;">Nino Gavazzo</span>.<br /><br />Los argumentos de Fattorusso son tercos y tienen una cosa en común: son mentira ambos. Una cosa que casi todo el mundo, hasta la oposición argentina, le ha reconocido a Kirchner es su desmonte de la dependencia de la Suprema Corte vecina de la sumisión directa a la presidencia, uno de los regalos que le había dejado <span style="font-weight: bold;">Menem</span>, y su aproximación de la misma a la auténtica justicia. Aproximación que, claro está, no es completa ni ideal, pero que no debería ser puesta como ejemplo de corrupción en el país del juez <span style="font-weight: bold;">Eguren</span> y el fiscal <span style="font-weight: bold;">Moller</span>. En el país en el que la Suprema Corte avaló una ley anticonstitucional por los cuatro costados como la Ley de Caducidad. La otra mentira, más descarada aún, es la sugerencia de que Kirchner solamente levantó los indultos de los militares uruguayos y que son los únicos a los que les lanzó los perros, cuando lo que hubo fue una simple confirmación de que para estos tampoco regía más el indulto menemista. La absurda inclusión de los uruguayos en dicha Ley de Indulto para argentinos promulgada por <span style="font-style:italic;">Carlos Menem</span> fue resultado de un innoble toma y daca con el gobierno de <span style="font-style:italic;">Sanguinetti</span>, en un regateo electoral que merece pasar a la historia de lo más repulsivo de la historia de la política internacional, y era lógico que desapareciera con las demás barreras de protección a los genocidas de allá. Pero Fattorusso ni siquiera rebate esto cuando <span style="font-weight: bold;">Aldo Silva</span> se lo recuerda tímidamente; lo importante es lo que parece que pasó, no lo que pasó y el mensaje que hay que dejar es uno y unívoco: hoy <span style="font-weight: bold;">Gilberto Vázquez</span>, mañana <span style="font-weight: bold;">Fray Bentos</span>, pasado el culo de las hijas de la R.O.U. Cuando Silva se atreve a decirle que los crímenes por los que la justicia argentina está requiriendo a los militares uruguayos fueron crímenes (los asesinatos de <span style="font-weight: bold;">Michelini </span>y <span style="font-weight: bold;">Gutiérrez Ruíz</span>, el secuestro de la nieta de <span style="font-weight: bold;">Gelman</span>) perpetrados en <span style="font-style: italic;">Argentina</span>, Fattorusso vuelve a lo del principio y agrega con espíritu fraterno y poco cipayo que no es Inglaterra y su admirable justicia la que reclama a estos pro-hombres sino la justicia argentina, esa organización de linchadores. Así que, uruguayos, cerremos filas.<br /><br />En realidad no me importa lo que dice Fattorusso y en cierta forma hasta me resulta admirable; este hombre culto al que le he escuchado decir que <span style="font-weight: bold;">José Díaz</span> "cometió el error de nacer" ha sido siempre una suerte de fascista orgánico y siempre ha sido vocal en cuanto a la expresión de sus ideas de odio y asco hacia todo lo que huela a izquierda, sindicalismo, pueblo o americano; y de hecho me parece casi valiente -aunque no me quedó muy en claro si es en forma honoraria- el que decida poner su elocuencia al servicio de la causa en la que cree y sus amigos homicidas. En cierta forma, al aliarse públicamente con personas a las que casi todos los rioplatenses consideramos basura maloliente, demuestra tener algo similar a la coherencia aunque posiblemente sea otra cosa.<br /><br />Lo que sí me interesa es recordar es de dónde sale este pensador, que lo legitima, y recordar que este paladín de torturadores y público falsario es columnista de la objetiva y democrática <span style="font-weight: bold;">Búsqueda</span>, cuyo director se andaba pavoneando últimamente acerca del papel ejemplar de la prensa actual en tiempos de la intolerancia frentista, y de <span style="font-weight: bold;">Radio Sarandí</span>, la valiente voz periodística de las mañanas que defiende la seguridad, la libertad económica y el uruguayo medio. Y recordemos que Fattorusso, que es puesto como ejemplo de intelectual y persona letrada a pesar de que en ninguna de sus columnas de filología <span style="font-style: italic;">light</span> da señales de haber leído un puto libro de teoría literaria en su vida, fue parte del <span style="font-style:italic;">think tank</span> del gobierno del gran estadista Sanguinetti -otro que da lecciones de libertad en este tiempo de populistas- a quién se dice que le escribió varios discursos. Si uno tiene estas cosas en claro y en la memoria es mucho más fácil hacerse un mapa del extremismo ideológico en Uruguay, esa cosa temida contra la que toda esta gentuza advierte sin jamás pasar frente a un espejo.benitohttp://www.blogger.com/profile/17363629993705303295noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6553196.post-1152675928916978612006-07-12T00:24:00.000-03:002006-07-18T18:16:17.083-03:00Sobre el post anterior, sobre el blog<span style="font-style: italic;">(Post largo, tedioso, "ombliguista" y autorreferente a full: si le incordian estas características no sea idiota ni masoquista, deje de leer ahora y déjeme los huevos en paz en los comments)</span><br /><br />Hace poco un conocido me preguntaba en el msn "<span style="font-style: italic;">¿qué le pasa a Fuck You Tiger que cambió tanto y que está tan serio?</span>". Me molestó la observación; me molestó -como suele suceder- porque era totalmente acertada; <span style="font-weight: bold;">Fuck You Tiger</span> está más serio, pero no solo eso, está más largo, verborrágico, pomposo, pedante y pesado de defender en un soporte en el que la movilidad y la agilidad son las mejores armas. Los motivos de estos cambios son varios e incluyen mi creciente e insoportable disenso con el partido político de gobierno, mi progresivo desencanto y pánico hacia la cada vez más degradada cultura general y alguna crisis personal subterránea que me alteró bastante la forma de ver las cosas. Pero sobre todo los cambios tuvieron que ver con el propio crecimiento del blog y la autoconciencia de estar siendo leído por mucha gente y, sobre todo, por mucha gente con la que no compartimos los mismos códigos de expresión. Eso me obligó, tal vez por deformación personal periodística, a aclarar más, ejemplificar más y sermonear más, convirtiendo a los posts en objetos mucho más grandes y pesados de lo que pretendían ser y de lo que eran en los tiempos en que el blog era leído por tres o cuatro personajes con los que jugábamos de taquito.<br /><br />Ultimamente me está creciendo un gran escepticismo acerca de las bondades de las posibilidades de intercambio que facilita Internet. Creo que, deslumbrados ante las facilidades y disponibilidades que provee nos hemos olvidado de lo que, como todo en el universo, se lleva a cambio. Y nos olvidamos que en términos culturales puede ser una suerte de regalo griego. La comunicación en la web y el intercambio <span style="font-style: italic;">peer to peer</span> es una revolución cultural que tiene pocos apocalípticos y una unanimidad de integrados (a excepción de los millonarios putos de Metallica, claro está). El concepto de blog parecía la democratización absoluta de la expresión y el sueño de inmediatez de la misma. Tal vez lo sea, pero es incompleto y fácilmente saboteable.<br /><br />Cuando se empezaron a popularizar las formas de comunicación vía la web, recuerdo haber pensado que era un medio interesante, para cualquier lugar menos Uruguay. En una sociedad de una cobardía casi patológica (si los orientales llegan a ser "<span style="font-style: italic;">tan ilustrados como valientes</span>" significará que hay un analfabetismo del 80% mínimo, sepanlo) y una auto-represión expresiva que parece un sueño freudiano, el acceso a un medio de expresión factiblemente anónimo desde el cual calumniar, atacar o escrachar en general es como una bendición divina, como si a un pedófilo se le diera el acceso a las cámaras de vigilancia de un colegio. Cualquier blog de una cierta popularidad termina siendo acosado por algún resentimiento anónimo que termina haciendo que cualquier blogger pierda las ganas de seguir adelante con nada, o desactivar los comments, lo que elimina el <span style="font-style: italic;">feedback</span> que hace de un blog un instrumento realmente novedoso. Se me puede decir que la batateada no es algo privativo de los blogs uruguayos, pero me parece que la constancia en la misma sí y los formidables grados de mala leche son toda una especialidad local.<br /><br />El post anterior trataba de una materia tan sensible que pensé que iba a estar a salvo de este tipo de cosas. No fue así, de cualquier forma apareció un pobre imbécil a atacar a los demás comentadores en nombre de un esteticismo que al parecer no incluía la ortografía dentro de sus valores. Dejé el <span style="font-style: italic;">comment</span>, una especie de maloliente pedo gráfico que solo puede haber sido escrito por alguien muy poco favorecido en la vida, porque servía para recordar que el tipo de gente que lee no es todo igual, que hay gente que se toma toda una serie de molestias para poder meter un poco de mugre en cualquier espacio del que se sienta excluído. Pero el asunto es que un traidor puede con mil valientes y en verdad un sólo comentario puede desvirtuar lo que podía ser un espacio de comunión acerca de algo delicado y convertirlo exactamente en lo opuesto. Un solo <span style="font-style: italic;">comment</span> en más de 70, como si metieras a un leproso a la piscina.<br /><br />Lo que quiero decir es que un blog más o menos popular es un medio inadecuado de expresión de cualquier cosa que no sea una guerrilla para-periodística, un espacio de delación anónimo o un encuentro de gustos muy puntuales. He llegado a la conclusión de que no es un espacio apto para hablar de cosas serias y, mucho menos, para demostrar cualquier tipo de vulnerabilidad. No es que ese fuera el objetivo de FYT, pero sí lo era el escribir de lo que se me cantaran los huevos, sin preocuparme sobre resultados o reacciones, y plantear un espacio de intercambio con las personas que realmente tuvieran una afinidad con el mismo, porque parto de un simple principio hedonístico que cumplo a rajatabla y es el que yo no leo ni le presto atención a lo que no me gusta. A menos que sea obligatorio o que ese algo tenga algún tipo de poder sobre mí, es decir, no en el caso de un puto blog.<br /><br />Pero si no puedo escribir sobre lo que se me cante con comodidad, entonces no tiene sentido escribir en un blog, y no me interesa ofrecerlo de tribuna para que alguien ventile sus resentimientos hacia mí o hacia los que estimo. No, yo paso. La dinámica propia del blog hace imaginar a algunos lectores que el mismo es una suerte de sustituto nerd de experiencias vitales más intensas. No es mi caso, qué le vamos a hacer y las facilidades temporales que antes tenía para escribir ya no las tengo, tampoco las ganas. Los blogs tienen una característica peculiar, un espacio intermedio entre la comunicación pública y la personal; por lo general no me importa mucho la primera y tengo mejores medios en los cuales ejercerla, y para la segunda me faltan dos cosas esenciales: poder abrazar al interlocutor, o en su defecto cagarlo a trompadas. Es así de simple.<br /><br />Me quedan un par de posts a medio escribir que publicaré en los próximos días, cuando los termine. Después me parece que ya está bien, ya cansé y ya me cansé. <span style="font-style: italic;">Time to move on</span>.benitohttp://www.blogger.com/profile/17363629993705303295noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6553196.post-1152237836711954902006-07-07T05:06:00.000-03:002006-07-08T00:50:26.830-03:00Acerca de un post imposible<span style="font-style: italic;">Come touch me here / so I know / that I'm not there</span><br /><br />***<br /><br />Ayer de mañana me llama un amigo para hacerme una consulta de trabajo, le contesto todo lo lúcidamente que puedo, cuelgo y me voy a bañar. A los pocos minutos el teléfono me saca de la ducha, es otra vez el mismo amigo. Cuando voy a gruñirle acerca de qué carancho quiere ahora, me dice: "<span style="font-style: italic;">se mató Rebella</span>".<br /><br />***<br /><br />Hace unos días fui al minimarket a comprar algo que no necesitaba. Al tratar de pasar para el fondo me encontré las góndolas bloqueadas por una anciana tembleque que agachada intentaba ver el precio de algo. Me irrité de inmediato y en silencio la putée mentalmente; vieja de mierda, innecesaria, pobre estorbo estúpido que me retrasa porque no me ve. Finalmente me dejó pasar, fui hasta el fondo, agarré el producto X y volví a la caja solo para encontrarme que la anciana estaba ahí. Otra vez empecé a desearle las peores cosas sin mover los labios, esperando que un rayo la partiera de una vez, la eliminara y terminara con mi injusta demora, mi injusta incomodidad, la vieja se dio vuelta y sonriendo me dijo "<span style="font-style: italic;">pasá, pasá... que yo demoro mucho</span>". Algo perplejo le agradecí y pasé a la caja, y mientras pagaba la vieja me preguntó "<span style="font-style: italic;">¿cómo está el perrito? hace tiempo que no lo veo en el balcón...</span>". Me di cuenta de que la anciana era una vecina, y que actuaba como tiene que hacerlo una vecina, ante alguien que no la reconocía y le irradiaba odio silencioso. Me puse rojo de vergüenza secreta, como si me hubieran agarrado con la bragueta abierta y una svástica colgando hacia afuera. Porque esas son cosas que pasan cuando se vive con los ojos del corazón cerrados, cuando dejamos que le trepen bichos inmundos, cuando alguien nos cuenta lo feos que somos cuando nos descuidamos.<br /><br />***<br /><br />Mientras iba hoy al trabajo caminaba en un barrio extrañado, hecho a nuevo de pronto. Mientras miraba esa rara geografía urbana me vino a la cabeza una canción de <span style="font-weight: bold;">Laurie Anderson</span> en la que hacía mucho tiempo que no pensaba. Se llama '<span style="font-weight: bold;">Ramon</span>' y en un momento dice:<br /><br /><span style="font-style: italic;">Some people walk on water<br />Some people walk on broken glass<br />Some just walk round and round in their dreams<br />Some just keep falling down.<br /><br />So when you see a man who's broken<br />Pick him up and carry him<br />And when you see a woman who's broken<br />Put her all into your arms<br />Cause we don't know where we come from<br />We don't know what we are.<br /><br />And you? You're no one<br />And you? You're falling<br />And you? You're travelling<br />Travelling at the speed of light.</span><br /><br />***<br /><br />De noche dos amigos en común que teníamos con Juan Pablo, dos músicos argentinos cuyas venidas a Montevideo solían ser una fiesta de varios entornos a la vez, me preguntan incrédulos en el msn, qué pasó, qué pasó, qué pasó. Más o menos les cuento lo que puedo saber, que es más o menos lo que se puede saber sobre lo que no sabemos nada. Pero mientras les contesto a esos dos tipos de corazón gigante, pienso que por pereza no los fui a ver la última vez que estuve en Buenos Aires, por no hacer un par de llamadas y tomar un par de trenes. Y mientras ellos tipean palabras impotentes y llenas de dolor insonoro, pienso con qué facilidad relegamos encuentros hacia futuros fantasmas. En un mundo que cuando quiere aguanta la respiración, se vuelve inmenso y deja todo lejos, a la distancia del desconocimiento.<br /><br />***<br /><br /><span style="font-style: italic;">Travelling at the speed of light</span>. "No somos nada" es una frase hecha que suele escucharse en los velorios. No me molestan las frases hechas que se murmuran en los velorios, es mejor decir algo vacío que tratar de decir algo que signifique algo, porque uno nunca sabe que decir, porque todo es incorrecto, todo está equivocadísimo. Pero es lógico que "no somos nada" se haya hecho popular, porque no somos nada, y sabemos menos.<br /><br />***<br /><br />El policía literario mira alrededor, mueve la grúa y pesca una frase de <span style="font-weight: bold;">Thomas Burnett Swann</span> en la que hacía mucho no pensaba y que dice que "<span style="font-style: italic;">la pena no es un vestido sino más bien una desnudez</span>". Sí, es un poco eso.<br /><br />Pero también está el sonido de la ficha que finalmente cae y te hace ver que el paisaje emocional por el que uno dribleaba inconciente ya no se puede hacer de memoria, que hay balnearios enteros que decenas de personas no van a poder mencionar sin sentir que les meten una mano en el pecho, apreciaciones de canciones que no van a ser defendidas apasionadamente en bares en los que ya no se fuma.<br /><br />Y mientras apagás el lenguaje como un pucho, pensás en cómo sacarle algo bueno a lo que no tiene nada, y pensás en las escuadras, los semi-círculos y los compases con los que medimos las distancias sensibles, las diferencias entre los amigos y los conocidos, entre cómo deberíamos sentirnos y como realmente estamos, y como todas esas medidas no significan nada porque al final del día sólo queremos hablar de amor con la simple lengua del amor, la de los monos despulgándose para encontrar excusas para rozarse. El idioma simple del tacto, el que recuerda que todavía podemos tocar y que lo que sentimos acá es lo que no podríamos sentir allá.<br /><br />***<br /><br />De noche escucho a un grillo porfiado cerca de la ventana. Debe estar confundido, no hay grillos en la zona de Palermo donde vivo y su esfuerzo es más bien inútil. Pero no me molesta, al contrario, le agradezco su vitalidad terca. Cierro los ojos y recuerdo el coro de grillos de las noches de Maldonado, celebrando con alegría vibrante el regalo único, el regalo magnífico.benitohttp://www.blogger.com/profile/17363629993705303295noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6553196.post-1151118497606204872006-07-02T23:48:00.000-03:002006-07-03T11:19:03.683-03:00Mirando canciones XIX: Lady Shoes<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/1600/jesus%20l.1.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/320/jesus%20l.1.jpg" alt="" border="0" /></a>Recuerdo perfectamente la primera vez que escuché a <span style="font-weight: bold;">Jesus Lizard</span>, no la primera vez que escuché hablar de ellos (había leído una nota, creo que una <span style="font-weight: bold;">Spin</span>, en la que los ponían por los cielos y había llegado a la conclusión de que me iban a gustar), sino la primera vez que escuché en realidad uno de sus discos. Recuerdo la impresión: nunca, jamás, había escuchado nada tan <span style="font-style: italic;">feo</span>. Me desagradó tanto que, tras darle un par de días por las dudas, días en que el desagrado hacia lo que oía no disminuyó, fui a devolver el disco a la disquería del gordo Henry, quién me lo había fíado sin poder emitir un juicio acerca de algo que a él también le había parecido un adefesio auditivo, pero que sospechaba que podía ser bueno. Para mí era una porquería, algo tan horrible que de hecho se me volvió inolvidable.<br /><br />Ese es uno de los misterios de la estética que los consumidores superficiales de cultura demoran, o generalmente nunca llegan, en entender; la tan mentada "frustración del horizonte de expectativas" con la que han definido, en mi opinión acertadamente, al arte. La auténtica ruptura de los parámetros de disfrute que tenemos aceptados y que impresiona tan fuerte que no sólo no podemos disfrutarla sino que la rechazamos, pero nos conmueve. <span style="font-weight: bold;">Burroughs</span>, <span style="font-weight: bold;">David Lynch</span>, <span style="font-weight: bold;">Pere Ubu</span>, <span style="font-weight: bold;">Edgar Varese</span>, <span style="font-weight: bold;">Lamborghini</span>, <span style="font-weight: bold;">Cecil Taylor</span>, <span style="font-weight: bold;">David Cronenberg</span>,<span style="font-weight: bold;"> Beckett</span>, ... me ha pasado muchas veces, tantas que ya conozco la sensación así que vuelvo a revisar una y otra vez lo que me aterro tanto antes de descartarlo para siempre, cosa que rara vez hago ante un estímulo tan poderoso. Eso es algo que no mucha gente hace, se necesita tiempo, resistencia y curiosidad para hacerlo. Y la recompensa no es resolución sino más inquietud.<br /><br />Unos meses después volví a comprar el mismo disco, la misma copia. El disco era <span style="font-weight: bold;">Liar</span>, desde entonces uno de mis cinco discos favoritos de todos los tiempos y una pieza de violencia estética a la que ninguno de los supuestamente ultra-radicales grupos <span style="font-style: italic;">noise</span> de Williamsbourg está siquiera cerca de aproximarse .<br /><br />Hoy, once o doce años después, me resulta un poco extraña tanta repulsión inicial, al fin y al cabo los Jesus Lizard eran básicamente una banda de rock, incluso casi una banda de heavy blues, pero contextualizándolo me parece lógico: en aquel entonces yo estaba colgado de bandas como <span style="font-weight: bold;">Sonic Youth</span>, <span style="font-weight: bold;">Pixies</span>, <span style="font-weight: bold;">Sugar</span>, <span style="font-weight: bold;">Wedding Present</span>, o<span style="font-weight: bold;"> Pavement</span>, bandas que tal vez se ponían en el mismo estante que los Jesus Lizard pero que eran fundamentalmente distintas. Eran en definitiva bandas introspectivas, cultas, sensibles y algo <span style="font-style: italic;">poppy</span>; Jesus Lizard era un volcán de rock misántropo totalmente fuera de control en apariencia pero con el método de demolición más disciplinado de la historia del rock. La banda que tus novias detestan y tus amigos músicos escuchan con la boca abierta, tratando de contar los tiempos y fracasando miserablemente.<br /><br />En una reseña reciente en la <span style="font-weight: bold;">Pitchfork</span> un crítico coetáneo mío explicaba que el mundo de la música alternativa se ha endulzado y ablandado tanto que su hermano, apenas veinteañero ahora, se asustaba y atribuía a problemas mentales la música de grupos que el crítico denominaba como "<span style="font-style: italic;">evil indie</span>", un neo-género que ejemplificaba con los gloriosos nombres de <span style="font-weight: bold;">Big Black</span>, <span style="font-weight: bold;">Brainiac</span>, <span style="font-weight: bold;">Melvins</span> y, por supuesto, <span style="font-weight: bold;">Jesus Lizard</span>. Si en realidad existe ese sub-género tengo que decir que posiblemente sea mi clase de música favorita; músicalmente más heavy que punk, estéticamente más industrial que rockera, zeppelinianamente más Page que Plant, técnicamente más virtuosa que voluntarista... luces negras devotas no a la fealdad o la pura confrontación sino a la búsqueda de un nuevo parámetro de belleza y energía nietzcheana, más allá del bien y el mal, más allá del deber ser y del deseo de identificación empática.<br /><br />Es probable que el nombre de <span style="font-weight: bold;">David Yow</span> no sea de los primeros que salten al hablar de poesía en el rock o en la música moderna, pero su lírica -saboteada por la imposible dicción del cantante, que suele vocalizar a borbotones, en un gruñido ebrio que se vuelve aún más inentendible por su técnica de cantar tapándose la boca o tapando el micro con la mano- posiblemente no sea de calidad tan evidente para un fan de<span style="font-weight: bold;"> Jim Morrison</span> o de <span style="font-weight: bold;">Ryan Adams</span>, ni tampoco es el tipo de cosas que uno cita en un mail destinado a seducir a una chica, pero es algo de una vitalidad imposible e inaceptable que va a contramano de todo lo que uno pude considerar como lírico. Veamos si no a la letra de '<span style="font-weight: bold;">Lady Shoes</span>'<br /><br /><span style="font-style: italic;">There's a girl, playing her piano, there's a little girl, playing her big piano</span><br /><span style="font-style: italic;">While her mother gives her an enema, while her mother</span><br /><span style="font-style: italic;">While her mother gives her an enema, while her mother</span><br /><span style="font-style: italic;">And then the daddy comes in and jacks off on the piano, and jacks off on the piano</span><br /><span style="font-style: italic;">And jacks off on the piano, and jacks off on the piano</span><br /><span style="font-style: italic;">Meanwhile, the local maternity ward, nurse comes in with a great big sledgehammer</span><br /><span style="font-style: italic;">She kills all the little babies, destroys the monitoring system</span><br /><span style="font-style: italic;">Says she got some time to stick around</span><br /><span style="font-style: italic;">She calls the doctor, said look what I've done</span><br /><span style="font-style: italic;">She calls the doctor, said look what I've done</span><br /><span style="font-style: italic;">She calls the doctor, said look what I've done</span><br /><span style="font-style: italic;">Doctor comes in, pops a boner and jacks off in her cap</span><br /><span style="font-style: italic;">And then the motel manager comes by</span><br /><span style="font-style: italic;">And takes a little shit in his hand, and then he takes a little shit in his hand</span><br /><span style="font-style: italic;">And then he takes a little shit in his hand</span><br /><span style="font-style: italic;">And the he puts it on like lipstick, lipstick, he puts it on like lipstick, lipstick</span><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/1600/jesus%20lizard.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/320/jesus%20lizard.jpg" alt="" border="0" /></a>'<span style="font-weight: bold;">Lady Shoes</span>' no es la canción más representativa de Jesus Lizard ni la mejor. Ni siquiera es la mejor del disco que la contiene (<span style="font-weight: bold;">Goat</span>, 1991), en el que hay piezas mucho más dinámicas y rotundas como '<span style="font-weight: bold;">Here Comes Dudley</span>' o '<span style="font-weight: bold;">Mouth Breather</span>', pero igual es un tema de la concha de la madre. Y es posiblemente el texto más deliberadamente provocativo de Yow y el que ejemplifica mejor lo extremo de su lírica para quienes no la conozcan a fondo.<br /><br />Un gran epígono de la escuela de la abyección lírica que tal vez haya inaugurado <span style="font-weight: bold;">Genesis P-Orridge</span> pero que tiene raíces hasta en bluseros antediluvianos como <span style="font-weight: bold;">Skip James</span>, Yow dio señales al comienzo de su carrera de ser más que nada un ferviente admirador de <span style="font-weight: bold;">Birthday Party</span>, demasiado feo y falto de glamour gótico para ser el <span style="font-weight: bold;">Nick Cave</span> norteamericano pero lo bastante loco como para volver las performances de su banda <span style="font-weight: bold;">Scratch Acid</span> unas auténticas ceremonias de violencia escénica, y lo bastante tejano como para darle a su vociferaciones psicopáticas una autenticidad que el australiano lider de los <span style="font-weight: bold;">Bad Seeds</span> jamás pudo darle a sus incursiones bluseras. En su trabajo en Jesus Lizard, Yow se alejó cada vez de su (superada) influencia de Cave y se acercó más al trabajo de dos de los mejores escritores que hayan pasado por la cultura del rock: <span style="font-weight: bold;">Don Van Vliet</span> y <span style="font-weight: bold;">Mark E. Smith</span>, a los que le agregó un toque de violencia <span style="font-style: italic;">avant-garde</span> pura y mucho de blues sureño, de mugre inculta de norteamericano horrible. Sus letras suelen ser como pequeñas viñetas psicóticas de predicador abusivo presa del <span style="font-style: italic;">delirium tremens</span>, de odio descontrolado que no puede ser sedado por litros de alcohol de grano barato, odio en el que de vez en cuando brillan extrañas lagunas de lucidez sobre la que brilla la disciplina casi marcial de la música.<br /><br />En comparación con los textos de sus canciones más brillantes como '<span style="font-weight: bold;">Gladiator</span>', '<span style="font-weight: bold;">Fly on the wall</span>' o '<span style="font-weight: bold;">Glamorous</span>', 'Lady Shoes' es simple y evidente en sus intenciones de<span style="font-style: italic;"> grand guignol</span>, de yuxtaposición de opuestos, de amabilidad y repulsión, pero su efectividad es tan clara que vale la pena seleccionarla antes que otras. Todo está presente en pocas líneas: eyecciones, <span style="font-style: italic;">gore</span>, refinación, familia, sexo, locura... no hay justificaciones de ningún tipo para esta pequeña fábula psicópata, este circo de horrores hardcore englobado bajo la etiqueta fetichista de "zapatos de dama".<br /><br />Tal vez se puede argumentar que su juego de provocaciones, de enfermeras aplastando cráneos de bebés a martillazos estaba un poco visto de más en 1991, cuando fue editada la canción. Al fin y al cabo la infame '<span style="font-weight: bold;">Slug Bait</span>' había sido compuesta cerca de quince años antes. Pero hay algo totalmente propio de Yow y que se puede considerar su <span style="font-style: italic;">ars poética</span> condensada en un verso y que es la soberbia frase final: el manager del hotel pintándose los labios con un sorete. Un juego absoluto de transgresiones a lo <span style="font-weight: bold;">John Waters</span> o el <span style="font-weight: bold;">Aktion Theatre</span> vienés se habría contentado con meter la coprofagia, o la pura mierda, como elemento y dejarlo ahí apestando contra el universo, Yow, que en el fondo es un formalista, culto y consciente de la tradición que está haciendo pedazos, le da una orientación estética y como tal una orientación moral. Es decir, no se come el sorete, lo usa como lápiz de labios. Y en este pequeña originalidad estético-abyecta es donde se ve la mano de un talento especial, del ojo que ve las mecánicas de la belleza en todo, en la más profunda de las medianoches de repulsión y locura. No es casualidad que la canción termine con ese verso, eso es lo que es en cierta forma Jesus Lizard: una intención embellecedora realizada con el más infame de los materiales, de los deshechos. No, David Yow no era tu poster-boy gótico, tu Lord Byron heroinómano en su público sacrificio romántico, tu pelotudo pretencioso que recita analogías entre su, o tu, anemia y la tez lunar. David Yow era y es un artista del Siglo XX. Un artista tejano, el estado de la estrella solitaria. La estrella con voluntad de agujero negro.benitohttp://www.blogger.com/profile/17363629993705303295noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6553196.post-1151458873633421332006-06-27T21:39:00.000-03:002006-06-28T10:22:02.080-03:00Irrito, nulo, disuelto (otra vez)Hoy el día ya había empezado con una noticia irritante, al levantarme lo primero que escuché fueron las declaraciones de <span style="font-weight: bold;">Tabaré Vázquez</span> amonestando a la prensa de derecha por ser más de derecha que él y criticarle alguna medida o algún ministro, como si no fuera ese el deber de la prensa de derecha. Lo que pasa es que es amor no correspondido: TV ha hecho todo lo posible para no parecer un presidente de izquierda y la prensa mala no lo apoya, si serán podridos. Está bien, no voy a ser yo el que defienda a <span style="font-weight: bold;">El País</span>, <span style="font-weight: bold;">Canal 4</span> o <span style="font-weight: bold;">Radio Sarandí</span>, pero al mismo tiempo creo que el presidente electo a nombre de una coalición de izquierda que le da su primer entrevista en vivo (en el cargo) a un anti-sindicalista reincidente como <span style="font-weight: bold;">Fasano</span> -algo que habría merecido el rechazo unánime del <span style="font-weight: bold;">PIT-CNT</span> y la <span style="font-weight: bold;">APU</span>, pero al parecer estaban muy ocupados- debería abstenerse de hablar sobre la prensa. Para siempre.<br /><br />Pero el factor de irritación subió casi de inmediato, al saberse que un conductor de un ómnibus de <span style="font-weight: bold;">CUTCSA</span> había sido asesinado en la mañana mientras estaba al volante de su vehículo. Tras escuchar la noticia salí a la calle y la consecuencia ya era visible; cientos de personas atestando las paradas, varadas de imprevisto por la cláusula de acción que el sindicato del transporte ha decidido adoptar para los casos en que uno de sus integrantes muera o sea herido de gravedad mientras trabaja: el paro instantáneo sin aviso.<br /><br />Quienes leen este blog con frecuencia saben que tengo una cierta tendencia, por decir algo, al gremialismo y un cierto favor hacia las medidas de fuerza sindical que duelen. Es por eso tal vez que la bastardización de las mismas, la conversión de ellas en corporativismo ciego, irracional; en un cúmulo de medidas fascistas orientadas a la conservación de privilegios insolidarios hacia el resto de la sociedad me jode más que nada en el mundo. Y estos meses han sido bravos para estar del lado de los gremios: al cambio de rumbo de 180º del <span style="font-weight: bold;">SUNCA</span> para poder explotar los puestos de trabajo de Botnia le sucedió el boicot de los oftalmólogos locales para evitar que sus colegas cubanos realicen gratis las impostergables operaciones por las que ellos pretenden cobrar miles de dólares o condenar a los enfermos a la ceguera, al infame juicio ganado por <span style="font-weight: bold;">ADEOM</span> al resto de los montevideanos (y un juicio que ADEOM pensaba <span style="font-style: italic;">festejar</span>) para mantener sus exclusivos privilegios de ajuste salarial le suceden las artimañas de los obreros de <span style="font-weight: bold;">Sudamtex</span> (ahora <span style="font-weight: bold;">Dancotex</span>) para desconocer una situación en la que -más allá de lo hijo de puta que sea <span style="font-weight: bold;">Soloducho</span>, el dueño de la empresa- no tienen razón por ningún lado que se los mire y que hace peligrar la fuente de trabajo misma. No son días agradables para las simpatías gremiales, y no por la histeria anti-ocupación que destila todos los días los grandes medios, sean de derecha o izquierda, sino por los excesos orientados no a un cambio de sistema sino a un cambio de patrones y fuentes de coacción.<br /><br />El Sindicato del Transporte tiene esa especie de medida-gatillo que se dispara automáticamente cuando uno de ellos es atacado y que es inmediatamente sociabilizada a la fuerza; uno puede ser el peor misántropo de Uruguay e importarle tres soretes la muerte de un chofer de colectivo o taxi, pero cuando uno se queda varado sin previo aviso durante cinco o seis horas en una parada a uno le duele esa muerte, cuando uno tiene que caminar cuatro o cinco kilómetros para poder volver a su casa después de una jornada de trabajo a uno le duele. Tal vez no sea un dolor empático, tal vez sea exactamente lo contrario y sea un dolor antipático, un dolor de rabia pura ante una agresión gratuita que le pega a la clase laburante, a la que no tiene autos ni medios de transporte propios, pero que duele duele. Los dirigentes gremiales de CUTCSA y afines no tienen problema en decirlo: no se trata de una medida orientada a presionar a sus patrones o al Estado, para ello sería exactamente lo mismo hacerla al otro día, cuando los que dependen de su transporte hubieran tomado las medidas necesarias para que, por ejemplo, sus hijas no se queden a la intemperie una noche de invierno durante cuatro o cinco horas. No, tiene que ser instantánea y sin previo aviso para que su dolor se sociabilize a la fuerza. Como los capos mafiosos que hacen llevar luto al barrio cuando uno de ellos cae. Y un luto que suele multiplicar los peligros para esos barrios, ya que unilateralmente varias veces algunas líneas han decidido dejar de entrar por semanas a localidades enteras -frecuentemente barriadas obreras difíciles pero habitadas mayormente por trabajadores- donde hubo algún crimen, obligando a caminar cuadras y cuadras expuestos al clima y el crimen a miles de conciudadanos. Las exigencias insolidarias de la solidaridad a la fuerza.<br /><br />La inseguridad de cualquier laburante que maneje efectivo en la calle es evidente hoy en día, un tiempo en el que -más allá de los fantasmas paranoicos que agita la derecha y la doctrina de la seguridad a cualquier precio- cualquier lumpen intoxicado se siente con derecho a eliminar a cualquier persona por 200 pesos. Eso es verdad y eso es algo que exige medidas que disminuyan esos riesgos y protejan la vida de la gente. Pero el Sindicato del Transporte tenía esas medidas a mano; alcanzaba con aceptar el programa propuesto por las compañías y el Estado para sustituír el manejo de dinero en los ómnibus, utilizando ya fuera una máquina expendedora de boletos o pases que se compraran fuera de los mismos. Los transportistas se negaron a estos sistemas a pesar de que estaba propuesto un sistema que permitía disminuir gradualmente el número de guardas sin tener que despedir a nadie. ¿Por qué se negaron? Porque a la larga eso iba a eliminar puestos de trabajo que los guardas pensaban conservar para sus hijos y parientes.<br />Uno podría reflexionar un rato acerca de qué tipo de sociedad hace del trabajo de guarda de ómnibus un bien preciado que un padre quiera heredar a su hijo como si fuera el reino de Avalon, pero es una pregunta ociosa que se responde sola cuando se compara el sueldo de uno de estos guardas con el de, pongamos, un catedrático universitario. No sé si el servicio de transporte público de Montevideo es el peor del mundo, puedo asegurar que es el peor, el más inseguro, lento y caro de todos los que yo utilicé, que fueron varios de varios países, pero al parecer es de los mejores pagos en proporción. Tal vez haya alguna relación entre esto y su calidad, pero eso es otro problema. El asunto es que esa decisión gremial imposibilitó hasta ahora los sistemas de cobro que harían a los colectivos dejaran de ser una presa apetitosa para los criminales que, efectivamente, matan a tiros a un conductor o guarda una cada dos meses aproximadamente. Pero conservó puestos de trabajo hereditarios para estos gremialistas que exigen como solución el que cada uno de los vehículos tenga una especie de guardia especial policíaca que los proteja aunque sea al costo de descuidar barrios enteros, aunque sea inviable económicamente, aunque sea más peligroso para los pasajeros.<br /><br />Aunque el ministro <span style="font-weight: bold;">Díaz</span> revuelva las estadísticas hasta que dicen más o menos lo que él quiere que digan, la sociedad uruguaya está desintegrada y violenta, y todos los días hay un trabajador muerto en algún acto delictivo. Sin embargo uno sólo se entera cuando muere uno del transporte, porque la ciudad, una ciudad de casi dos millones de habitantes, se detiene a la fuerza por esa muerte. Los montevideanos somos sensibles a la muerte sin que nadie los obligue a ello, es una característica que ni las décadas brutales que hemos pasado ha conseguido borrar del todo. Pero si los gremialistas de CUTCSA o las cooperativas de transporte fueran capaces de bajares por un minuto de sus vehículos y pasaran una hora al lado del padre que tiembla de furia, lejos de su casa, en la parada de ómnibus desierta, al lado de su hijo que tirita de frío, posiblemente no escucharían muestras de solidaridad y empatía con el dolor del compañero muerto. Escucharían un "ojalá que los maten a todos".<br /><br />Pero hoy el asunto tuvo un pequeño grado más de absurdo, de abuso. Cuando corría la tarde se supo que el matador ya había sido detenido y que el chofer no había sido asesinado para robarle, sino que simplemente había sido víctima de un crimen pasional, de un marido cornudo que decidió vengarse los cuernos a tiros. Es decir, algo terrible -no voy a ser yo el que esté de acuerdo con que maten a un señor por cogerse a una mujer que alguien supone su propiedad única-, pero de difícil sociabilización y bastante inusual. Al descubrirse esto los dirigentes gremiales hicieron una asamblea para discutir la medida tomada y se negaron a hablar sobre las especiales circunstancias del crimen a la prensa (Tabaré Vázquez, dueño de por lo menos un auto, se hizo de tiempo para mandar su pésame al gremio, algo que no recuerdo que haya hecho con los gremios de las otras decenas de asesinados que hubo desde que asumió), y levantaron el paro sin ofrecer la menor disculpa a los miles de trabajadores que tuvieron de rehenes por un problema pasional de uno de sus afiliados. Increíblemente, los choferes de la línea del occiso habían decidido continuar el paro, supongo que hasta que no les confirmen que todos los maridos de todas las mujeres que se garcharon en los últimos años estén bajo vigilancia. Al irse el día se supo algo que sería el broche del despropósito: el asesino era un ex empleado de CUTCSA, es decir, un ex integrante del gremio. Bueno, si uno piensa en detalle en los motivos por los que se sigue manejando efectivo en los ómnibus y sus consecuencias, la verdad es que no es la primera vez que pasa. Posiblemente sea la última vez que importe.benitohttp://www.blogger.com/profile/17363629993705303295noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6553196.post-1151096597714604122006-06-23T17:28:00.000-03:002006-06-23T23:34:48.630-03:00Todo lo que tengo para decir sobre Pepsi BandpluggedHace seis años <span style="font-weight: bold;">Naomi Klein</span> publicaba el <span style="font-weight: bold;">No Logo</span>, un libro de carácter más bien periodístico pero que se volvió la biblia de los movimientos anti-consumo al poner el punto sobre la "í" de "sinergía", e identificar correctamente el que tal vez sea el principal motor del feroz neoliberalismo actual; la omnipresencia -y omnipotencia- de los estímulos de consumo. Pasaron seis años y el diagnóstico de la Klein no parece haber envejecido sino más bien haberse quedado corto.<br /><br />Unos días atrás <span style="font-weight: bold;">Osvaldo Bayer</span> señalaba un <a style="color: rgb(0, 0, 0);" href="http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-68825-2006-06-22.html">escándalo</a> mundialista que, al menos por estas latitudes, había pasado inadvertido. Como se sabe el principal auspiciante del campeonato mundial de fútbol es la cerveza <span style="font-weight: bold;">Budweiser</span>, marca que esos sabios bebedores de cerveza que son los alemanes menosprecian por maricona e indistinta. Pues bien, al parecer ocho hinchas decidieron ir a la cancha -por dinero o no, es irrelevante- con unos pantalones con el logo de <span style="font-style: italic;">otra</span> marca de cerveza, por lo que fueron detenidos por las fuerzas de seguridad del estadio y obligados a entrar sin pantalones, es decir en calzoncillos, o no ver el partido para el que habían sacado la entrada. Es decir: una marca ya es capaz de decidir no sólo que su producto esté expuesto en cada rincón de lo que esencialmente es un espectáculo deportivo -con poco que ver con la cerveza- sino que también puede ya obligarte a que te vistas de acuerdo con sus intereses comerciales, o que tengas que ver el espectáculo deportivo casi en pelotas por no aportar tu esfuerzo a <span style="font-style: italic;">su</span> publicidad.<br /><br />Hay en el mundo una cantidad de concursos musicales que utilizan el sistema discutido en otros <span style="font-style: italic;">comments</span> de convertir el propio proceso de preparación y selección de un cantante en parte misma del producto, optimizando los gastos de producción y orientandola al máximo posible de consumidores, a los que se involucra dándoles algo así como el cargo ficticio de gerente de recursos humanos y una pequeña porción de poder de elección -en el fondo ilusoria ya que solamente pueden elegir de entre un grupo ya seleccionado. Mediante una combinación de edición, participación directa del jurado oficial y sondeos permanentes de audiencia, se consigue además dirigir la votación hacia quién los productores prefieran <span style="font-style: italic;">a priori</span>. Como esos juegos de cartas con los que los magos te convencen de que elegiste la carta que ellos eligieron.<br /><br />Pero estos programas más bien abyectos tienen una ventaja: son explícitos, nadie espera que surja de ellos algo más que el próximo <span style="font-weight: bold;">Chayanne</span> o el próximo <span style="font-weight: bold;">Diego Torres</span>, o menos aún, porque estando el énfasis (y la ganancia) puesto en el proceso de selección importa luego poco si el ganador tiene éxito continuado como estrella pop o muere violado por un orangután. De hecho cabe suponer que lo segundo le es preferible a los productores, porque el éxito continuado termina volviendo caprichosa e independiente a la gente. Peor aún termina volviéndola valiosa, y con justicia porque es casi imposible mantener un éxito prolongado sin talento (recuerden que dije "casi" antes de cagarme a ejemplos).<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Pepsi Bandplugged</span> es otra cosa, es un concurso de características similares (voto combinado del público y un jurado, cobertura televisiva continua), pero que no está moldeada por Operación Triunfo sino por una cierta tradición de concursos de rock en Uruguay, tradición inaugurada por los concursos de los festivales organizados por la Intendencia pero que fue continuada principalmente por Canal 10 y sus concursos organizados en conjunto con <span style="font-weight: bold;">Control Remoto</span> (programa de rock del canal anterior al <span style="font-weight: bold;">Va X Vos</span> de <span style="font-weight: bold;">Noelia Campo</span>), <span style="font-weight: bold;">X FM</span> y <span style="font-weight: bold;">Pepsi</span>, claro está. En dicho concurso se dieron a conocer bandas como <span style="font-weight: bold;">Peyote Asesino</span> y <span style="font-weight: bold;">La Vela Puerca</span>, ganadores de las ediciones de 1995 y 1996 respectivamente. En el 2002 el concurso se identificó definitivamente con su principal sponsor y pasó a ser<span style="font-weight: bold;"> Pepsi Bandplugged</span>, ganado por <span style="font-weight: bold;">Lapso</span> y <span style="font-weight: bold;">Psimio</span> (fallo dividido) en la primera edición y por <span style="font-weight: bold;">Dobermann</span> en la más reciente.<br /><br />El problema no es en realidad la participación en un concurso organizado por una multinacional de las gaseosas, tampoco la cantidad de publicidad gratis que los participantes están en cierta forma obligados a realizar, ni la calidad de las bandas -en las que ha habido de todo-, ni el discutible proceso de selección, ni los jurados, que en ocasiones parecen haber sido elegidos por enemigos acérrimos de la música en general. No es eso ni un ataque de moralismo que olvide que 1.500 dólares en instrumentos no es un premio despreciable para cualquiera de las peladas bandas locales. El problema de Pepsi Bandplugged es que funciona, que legitima y, al hacerlo, hasta obliga.<br /><br />Eso no es un problema de los participantes -entre los que ha habido muchos amigos míos y muchos no-amigos a los que respeto- y ni siquiera del concurso, es un problema de sus amplificadores: en el momento en que hasta los más herméticos recitales colectivos, hasta las radios más reacias a difundir música nacional, se abren de patas para exhibir a la nueva maravilla producida por el concurso -llámese Pepsi Bandplugged o Nix Enchufado, es lo mismo-, y desde que el público se ha negado a siquiera relativizar un triunfo de semejantes características, ya Pepsi Bandplugged es la cosa seria que no debería ser. El motivo de los comunicadores es simple y perezoso: esta selección oficializada en forma un tanto ridícula les ahorra la angustia infinita de tener que evaluar - o peor aún, buscar- algo por sí mismos. El motivo de los fans es otra de las rémoras de la futbolización del rock: en el fútbol lo que importa es ganar, no importa cómo, no importa si el único beneficiado es <span style="font-weight: bold;">Paco Casal</span>, no importa si lo que se está viendo es un espectáculo vacío y lamentable. Lo que importa es el fin, lo que importa es la copa, llena de Pepsi, claro.<br /><br />Si a eso le sumamos el que dos de las bandas más influyentes de la historia del rock uruguayo, los ya mencionados Peyote y La Vela, hicieron sus primeras armas en dicho concurso, es lógico que para un músico joven el pasaje por el concurso se haya convertido en una prueba de fuego que puede decidir el futuro de la banda y su éxito. El camino del concurso es feo y hay que tomar mucha Pepsi en cámara y sonreirle a muchos chistes de Noelia, pero los otros caminos son larguísimos y a veces están cerrados por el propio concurso y sus consecuencias. En el post anterior me reía un poco del hecho de que 3 de 5 bandas se estuvieran presentando al P.B. por segunda vez, pero eso no es culpa de ellos, es culpa de que el P.B. siga siendo la mejor opción para hacer carrera en la música.<br /><br />Los concursos de rock no son, supongo, únicos y exclusivos de Uruguay, pero dudo que en otro lugar se los tome tan en serio. Por una simple razón; no hay nada menos <span style="font-style: italic;">rock</span> que un concurso de rock. En un Uruguay que ha logrado hasta reglamentar mediante concursos ese espacio de descontrol que se supone es el Carnaval, parece lógico que a nadie le rechine. Pero el Carnaval con todo ha podido generar sus anti-cuerpos con respecto al concurso y de última ha conseguido establecer esa gran alternativa que es, o fue, <span style="font-weight: bold;">Murga Joven</span>.<br /><br />En la edición 2004 se presentó al concurso una de las mejores, tal vez la mejor, bandas de rock local, una banda realmente impactante de ver. No pasaron ni la primera rueda. Fue algo de apariencia absurda pero con fondo bastante lógico, porque año a año la calidad de las bandas ha sido decrecente y el último fue, con alguna excepción, una especie de pesadilla hard rock y da la impresión -tengo la esperanza- de que su propia dinámica va a terminar siendo su fin. Mientras tanto es una autopista que bloquea, corta y suprime los delicados caminos creativos vecinales, los proyectos artísticos hechos concierto a concierto, flete a flete, tugurio a tugurio. Ahí es donde hay vida, ahí es donde hay que hacer espacio para que respiren.benitohttp://www.blogger.com/profile/17363629993705303295noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6553196.post-1150865188669233132006-06-21T01:11:00.000-03:002006-06-21T11:59:18.086-03:00Fuck You Tiger cambalacheLeo con preocupación, y un poco de indignación, lo de las "Madres de la Plaza Fabini", un grupo de madres de adictos a la pasta base que al parecer han decidido reunirse una vez por semana en dicha plaza (que algunos ignaros conocíamos sólo como "la del Entrevero") para exigir mayor represión a las bocas de pasta.<br /><br />La verdad me parece una falta de respeto hacia las otras madres, las de la Plaza de Mayo. No quiero disminuir el trance doloroso que debe ser el tener un adicto adolescente a una droga fea como la pasta en la casa, pero me parece que -no solo a ellas- a toda la sociedad se le ha ido la moto en relación a esta droga. Sin dudas que un joven puede matarse fumando pasta base o paco, una vez cada seis meses pasa, pero todos los fines de semana tres o cuatro se matan haciendo picadas en auto en alguna costanera y nunca vi a un grupo de madres protestando frente a las concesionarias de autos.<br /><br />Pero bueno, los problemas son de la medida de nuestros dolores y entiendo que para estas mujeres en este momento no haya mayor pesar que el del descontrol <span style="font-style: italic;">voluntario</span> de sus hijos, pero hay que tener al menos en perspectiva la imagen pública de dichos problemas. Por muy fea que sea una adicción a una droga berreta hay que estar muy pasado de rosca para presentar dicho problema como un símil de la desaparición, asesinato y tortura de un familiar. No es que haya dolores con coronita, de hecho yo creo que -antes de que el movimiento fuera co-optado por los más repelentes grupos de la derecha- la izquierda argentina hizo mal en apurarse a rechazar a los padres de hijos asesinados por la delincuencia o a los padres de los muchachos quemados en Cromagnon, como si su dolor fuera cualitativamente distinto que el de los padres de los muchachos muertos por motivos políticos. El dolor es el dolor y no sabe un carajo de partidos y causas, solo sabe de muerte y espacios imposibles de llenar.<br /><br />Pero una adicción es otra cosa, aunque se la considere una muerte en vida el factor vida sigue siendo más fuerte que el de muerte -digan lo que digan las voces del Apocalípsis-, y es un problema complejo que posiblemente tenga más que ver con un vacío social que con unos desconsiderados dealers de drogas berretas que ensucian una noble profesión. Que posiblemente persista aunque todas las drogas del universo desparecieran en un infausto día. Que posiblemente tenga más que ver con lo que pasa dentro de las casas que fuera de ellas. Pero es más sencillo pedir represión.<br /><br />***<br /><br />Acabo de ver <span style="font-weight: bold;">Spun</span> (<span style="font-weight: bold;">Jonas Akerlund</span>, 2002), una especie de <span style="font-weight: bold;">Trainspotting</span> atorrante sobre adictos al <span style="font-style: italic;">speed</span> (a las anfetaminas, José, no a las bebidas energizantes), y que pasó más que desapercibida en su momento de estreno. Una película que tiene todo lo que odio en una película: edición de video-clip, animaciones de <span style="font-weight: bold;">MTV</span> al santo pedo, actores juveniles y <span style="font-style: italic;">clean</span> haciendo de reventados, música de <span style="font-weight: bold;">Billy Corgan</span>, cameos al santo botón de rockeros famosos, silencios significantes sobre historias apenas delineadas... en fin. ¿Y saben qué? Sin embargo me gustó, me gustó mucho, porque a pesar de toda esa tontería es una película con corazón, algo que me excuso de explicar.<br /><br />Pero lo que quería señalar no era esto sino que en la misma hago un descubrimiento terrorífico: el <span style="font-weight: bold;">Mickey Rourke</span> actual, algo envejecido y enorme, vestido de vaquero es el <span style="font-style: italic;">doppelganger</span> de <span style="font-weight: bold;">Jorge Nasser</span>. No es joda, véanla y me cuentan.<br /><br />***<br /><br />Estoy triste, no importa por qué, pero es un momento feo del año para entristecerse. Salís a la rambla y te cagás de frío, vas al boliche y no hay nadie, llamás a una ex para contarle y resulta que tiene un nuevo novio.<br /><br />***<br /><br />Por motivos de trabajo, y por los caprichos del puto <span style="font-weight: bold;">Tenfield</span>, he visto poco del Mundial. Una lástima, no soy un gran futbolero pero me gusta ver los mundiales, especialmente cuando Argentina juega bien y Brasil juega mal. Pero el delirio desatado por el arbitraje de <span style="font-weight: bold;">Larrionda</span> -único uruguayo en el mundial- bate todos los récords de patetismo del desquiciado y maníaco-depresivo nacionalismo uruguayo. Una decena de periodistas haciendo lobby y cantando loas del desempeño de un árbitro... ¡y qué además arbitró como el culo e hizo de sacapartidos absoluto en Italia-EE.UU.!<br /><br />Cuando uno piensa que se tocó fondo, nunca falta alguien de Tenfield que arrime una pala.<br /><br />***<br /><br />De las muchas cosas que me molestan de <span style="font-weight: bold;">Danilo Astori</span>, la peor de todas es su insistencia en convencer a quienes sufren de sus medidas económicas de las virtudes morales de las mismas. Yo creo que es esto lo que lo vuelve en realidad un político de derecha, aunque esta voluntad surge de una costumbre de izquierda.<br /><br />Me explico y ejemplifico: cuando Astori defiende a capa y espada la inversión extranjera (y sus privilegios), el pseudo-impuesto a la renta y el cumplimiento de las obligaciones con los organismo multilaterales de crédito, no se conforma con hacerlo desde un punto de vista pragmático. No, el tipo tiene que hablar de eso como lo mejor y lo más justo, pasándole por arriba al hecho de que son cosas fundamentalmente injustas para cualquiera de sus gobernados. Se sabe que el hombre es un apóstol del camino único de la economía (teoría de la que cada día tengo más dudas), pero no le alcanza con explicar que si no se le sigue las cosas van a ser empíricamente peores, sino que necesita dejar en claro que en ninguna otra circunstancia podrían ser mejores. Y que si uno establece reglas diferentes (cipayas) para los extranjeros está haciendo el <span style="font-style: italic;">bien</span>. Y que si uno paga en fecha los intereses de una deuda contraída en forma ilegal, sacrificando para ello el dinero de maestros, jubilados y médicos, está haciendo una cosa <span style="font-style: italic;">decente</span>.<br /><br />Es algo que me choca mucho, porque estoy dispuesto a ser convencido en forma pragmática (en ese aspecto el <span style="font-weight: bold;">Pepe Mujica</span> es irreprochable, aunque de vez en cuando exagere -o mienta- acerca de la inevitabilidad de algunas medidas), y no hay principios que valgan desgracias inmediatas de la gente con menor protección. Pero yo creo que Astori, como <span style="font-weight: bold;">Vázquez</span>, <span style="font-weight: bold;">Rubio</span>, <span style="font-weight: bold;">Korzeniak</span> y muchas de las principales figuras del FA, se han formado en una retórica en el que el <span style="font-style: italic;">deber ser</span> es la principal reserva y fortaleza de una postura, formación debida tanto a la lectura de idealistas de izquierda como al acostumbramiento a la oposición moral, por lo que no les alcanza con hacer lo necesario, o lo que ellos consideran necesario, además hay que convencer de que es lo <span style="font-style: italic;">justo</span>. Como en el <span style="font-weight: bold;">1984</span> de <span style="font-weight: bold;">Orwell</span>, digamos.<br /><br />Es un ejercicio interesante el deconstruir cada una de estas medidas <span style="font-style: italic;">justas</span> hasta su más vulgar materialidad, hasta que queda la regulación desnuda, uno puede arribar a sorprendentes conclusiones acerca de la moral de nuestros gobernantes.<br /><br />***<br /><br />Tuve el dudoso placer de ver a los primeros cinco grupos de la nueva edición de <span style="font-weight: bold;">Pepsi Bandplugged</span>, ese concurso único en el mundo en el que una multinacional de las burbujas legitima a una banda de rock. Me dan algunos escalofríos cuando compruebo que de cinco bandas al menos tres ya participaron en dicho concurso en la edición anterior. Me imagino el pasar por toda esa ridiculez y perder, y al año siguiente volver a presentarse para perder (al menos dos de las tres bandas <span style="font-style: italic;">van</span> a perder inevitablemente), la verdad hay que tener tesón. Y aquí vendría un párrafo acerca de lo enferma que está una escena musical en la que el objetivo más deseado es ganar una cocarda de Pepsi, pero ustedes pueden escribirla por mí.<br /><br />Me llama la atención, sin embargo que, estando la cantante de la <span style="font-weight: bold;">Tabaré Riverock Banda</span> en el jurado, dos de las canciones presentada derrocharan una misoginia digna de <span style="font-weight: bold;">Whitehouse</span> pero sin gracia. Uno de los temas, de la banda <span style="font-weight: bold;">Los Flanders</span>, se llamaba '<span style="font-weight: bold;">Degenerada</span>', y en su letra el cantante acusaba con desprecio a su chica de ser una, claro, degenerada. Señorita que sale con ese muchacho impresionable y moralista, es hora de cambiar de ambiente, hay bandas menos prejuiciosas por ahí dando vueltas.<br /><br />***<br /><br />Tengo la impresión, o esperanza, de que el generalmente muy agradable diario británico <a style="font-weight: bold; color: rgb(0, 0, 0);" href="http://film.guardian.co.uk/">The Guardian</a> se han deshecho de <span style="font-weight: bold;">Philip French</span>, el peor crítico de cine que haya leído en mi vida y que por desgracia y al estar en un medio prestigioso, es de los primeros que a uno le saltan cuando escarba las "<span style="font-style: italic;">external reviews</span>" de la <a style="font-weight: bold; color: rgb(0, 0, 0);" href="http://imdb.com/">IMDB</a>. <span style="font-weight: bold;">French</span> (apellido que estimula mi poco aprecio a los galos) tiene todos los pergaminos y premios que puede tener un crítico, y es un imbécil terminal o, si me siento generoso, un crítico senil que debería dedicarse a criticar el puré de papas que le den en el asilo. T<span style="font-weight: bold;">he Guardian</span> lo tenía como "policía malo" que hiciera la contraparte del insulso <span style="font-weight: bold;">Peter Bradshaw</span>, pero sus acumulaciones de adjetivos despectivos siempre se dirigían a lo mismo: a todo lo que fuera violento, tuviera sexo, drogas o diversión. Un amargo este Philip French que hace parecer por comparación a <span style="font-weight: bold;">Roger Ebert</span>, generalmente una abuelita escandalizada, el rey de la transgresión. Lo último que leí de French fue cuando destrozó la interesante <span style="font-weight: bold;">The Devil's Rejects</span>, de <span style="font-weight: bold;">Rob Zombie</span>, sin tener la más puta idea de lo que estaba hablando y concluyendo amenazador con un "no creo que pueda tolerar la compañía de alguien que haya disfrutado el ver The Devil's Rejects".<br /><br />Ma, sí Franchute, andá a hacerte dar, amigos ya tengo.<br /><br />***<br /><br />Yendo a la panadería me cruzo con una joven ciega, aunque no la miro mucho me parece algo desorientada. En ese momento pasa una señora a su lado, la ciega la escucha (supongo) y le pregunta algo. Cuando yo paso a su lado la señora le está diciendo que no, que le indicaron mal. Sigo de largo y camino unas tres cuadras hasta la panadería, mientras estoy allí veo pasar del otro lado del vidrio a la ciega, acompañada por la señora, que la lleva del brazo y va caminando con ella en dirección exactamente contraria a la que llevaba cuando la ciega interrumpió su camino. La cara de resignación de esta buena mujer es notoria. Lo mismo que mi asombro ante este pequeño ejemplo secreto de solidaridad.<br /><br />Otro día estoy esperando a que el muchacho del minimarket, un tipo tan simpático que se le puede perdonar su habitual remera de <span style="font-weight: bold;">Trotsky Vengaran</span>, termine de atender a una chica que está adelante mío. Están hablando sobre algo que no es mi problema, pero escucho que él le dice "<span style="font-style: italic;">ah, debe tener unos diecinueve años</span>" y agrega con total naturalidad "<span style="font-style: italic;">como vos</span>". La chica le regala una sonrisa enorme, paga y se va. Es atractiva, pero tiene, como mínimo, diez años más de los que le especula con generosidad gratuita el flaco, que con una simple frase galante me demuestra cómo se merece a la hermosísima pendeja que tiene de novia. Yo tendría que practicar una semana entera para decir algo así sin sonar irónico o estúpido.<br /><br />Hay gente que te da clases de bondad y gente que te da clases de clase.<br /><br />***<br /><br />Y hay días en que empezás a escribir un post y este arrastra cualquier cosa.benitohttp://www.blogger.com/profile/17363629993705303295noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6553196.post-1150471179188768572006-06-16T11:12:00.000-03:002006-06-16T23:44:46.490-03:00Apocalípticos, integrados y en tercera posición<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/1600/Lennykaye1.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/320/Lennykaye1.jpg" alt="" border="0" /></a>En la siempre exquisita revista online <a style="font-weight: bold; color: rgb(0, 0, 0);" href="http://www.furious.com/perfect/">Perfect Sound Forever</a> me encuentro con una <a style="color: rgb(0, 0, 0);" href="http://www.furious.com/perfect/lennykaye.html">entrevista</a> a <span style="font-weight: bold;">Lenny Kaye</span>, hombre de múltiples actividades artísticas pero recordado sobre todo como guitarrista y co-fundador del <span style="font-weight: bold;">Patti Smith Group</span>. Aunque es evidente que Kaye tiene temas como para hablar un rato, la entrevista se concentra en algo que conoce de primera mano y ese algo son los primeros días del legendario <span style="font-weight: bold;">CBGB</span>, donde en realidad no empezó su carrera musical (el Patti Smith Group se sumó con algunos meses de retraso a la movida generada esencialmente por <span style="font-weight: bold;">Television</span>) y su dueño <span style="font-weight: bold;">Hilly Kristal</span>.<br /><br />Toda la entrevista es un placer ya que Kaye es un tipo más que articulado y, a juzgar por sus declaraciones, un espíritu amable y justo que deja entrever algo que todas las bandas "clásicas" del CBGB han insisitido pero que es difícil de percibir a la luz del tiempo: la voluntad de ser masivos que tenían todas esas bandas. La imagen de elitismo intelectual y avant-garde que las bandas del punk neoyorquino tienen hoy en día si bien no es inmotivada, fue una construcción a posteriori y, por más cultos y arriesgados que fueran, los rockeros de la primera generación del CBGB (no así los de la segunda, los de la <span style="font-style: italic;">no wave</span>, que eran deliberada y radicalmente anti-populares) confiaban casi ciegamente en que iban a robar los cetros de poder de los <span style="font-weight: bold;">Rolling Stones</span> o <span style="font-weight: bold;">Led Zeppelin</span>, y por supuesto estuvieron lejos de hacerlo.<br /><br />Esa es la gran tristeza que impregna todo el documental <span style="font-weight: bold;">End of the Century</span> sobre los <span style="font-weight: bold;">Ramones</span>. Cuando uno lo ve inocentemente puede llegar a preguntarse, "¿Por qué tanta amargura con el recibimiento de cada disco? ¡Eran los Ramones, una banda que conocían hasta en Uruguay!" Sí, pero ellos pensaban en ser una banda que conocieran hasta en Burundi, y lo cierto es que nunca llegaron a vender ni la décima parte de discos que, digamos, <span style="font-weight: bold;">Green Day</span> (<span style="font-style: italic;">adding insult to injury</span>).<br /><br />Cuando uno escucha los primeros discos de Ramones, de los <span style="font-weight: bold;">Dead Boys</span>, de <span style="font-weight: bold;">Talking Heads</span>, en el fondo uno tendría que asombrarse de que no hayan sido efectivamente gigantes de su tiempo (la única excepción realmente exitosa fue la que todos los de la escena consideraban como la banda más pobre: <span style="font-weight: bold;">Blondie</span>), ya que el potencial "comercial" de todos ellos era enorme. No es de extrañar que <span style="font-weight: bold;">Clive Davis</span> (<span style="font-weight: bold;">Arista</span>) o <span style="font-weight: bold;">Seymour Stein</span> (<span style="font-weight: bold;">Sire</span>) les hayan saltado encima; eran bandas carismáticas y con vagones de hits potenciales, constructores de canciones accesibles a cualquier escucha medio, y que fueron ignorados a causa de un desastre de <span style="font-style: italic;">timing</span> que prueba la importancia del momento y lo injusto de las reglas de difusión: todas estas bandas remaban de pique contra el hecho de ser neoyorquinas, ciudad cuyos habitantes suelen resultarles muy antipáticos al resto de los estadounidenses, pero fueron liquidados a causa justamente de su etiqueta de "punk", término que condenaba al ostracismo inmediato de las radios luego de la desastrosa y polémica gira norteamericana de los <span style="font-weight: bold;">Sex Pistols</span>.<br /><br />En la entrevista de la <span style="font-weight: bold;">PSF</span>, Kaye se caga un poco en la mística de las primeras "residencias" de semanas de conciertos (en los que casi todas esas bandas aprendieron a tocar) y rescata el momento posterior, el momento en que había muchas más bandas y la escena abandonó el <span style="font-style: italic;">inner circle</span> para volverse algo mayor, algo que les permitió soñar con caminar en el aire y con triunfos aún mayores que nunca llegaron, o que llegaron cuando ya no valía la pena.<br /><br />En una entrevista a <span style="font-weight: bold;">Mike Watt</span> que leí recientemente, el bajista de los <span style="font-weight: bold;">Minutemen</span> dice que ellos fueron <span style="font-style: italic;">"la última generación que creyó en que podían ser los nuevos <span style="font-weight: bold;">Beatles</span>"</span>. Y uno dice, mierda Watt, qué mal asesorado que estabas: ¿cómo iban a ser tres tipos feos y gordos como los Minutemen, y que para peor cantaban canciones comunistas modeladas sobre guitarras extrañísimas, los nuevos Beatles? En otro mundo, tal vez.<br /><br />Pero después lo pensás y decís, ¿por qué no? Ellos habían visto a cuatro ingleses de peinados ridículos subirse a la cima del mundo, habían visto a un judío narigón de Minnesota convertirse en el principal bardo de Occidente a pesar de su voz gangosa, habían visto drogadictos terminales trepar como ardillas la escala social y casarse con la realeza, peludos impresentables volverse ídolos reverenciados, desclasados convertirse en modelos de rol. ¿Por qué no podría un hijo de obreros de San Pedro, obeso pero talentoso, como <span style="font-weight: bold;">D. Boon</span> volverse el nuevo <span style="font-weight: bold;">Lennon</span>? Escuchando sus discos uno cree que la música es tamaño de los sueños de sus autores.<br /><br />Es increíble todo lo que se ha perdido en estas décadas miserables.<br /><br />***<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/1600/Hacha.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/320/Hacha.jpg" alt="" border="0" /></a>En el número de <span style="font-weight: bold;">Brecha</span> de hoy, <span style="font-weight: bold;">Christian Font</span> entrevista -entre la avalancha de notas que han concedido en los últimos días - al más insular de los integrantes del <span style="font-weight: bold;">Cuarteto de Nos</span>. <span style="font-weight: bold;">Riki Musso</span>, por supuesto. La entrevista ya arranca a lo Riki cuando el tipo le revela a Font, y al resto de los lectores, que el formidable solo de guitarra de su tema '<span style="font-weight: bold;">Autos Nuevos</span>' no es un solo de guitarra, sino su propia voz diciendo "socorro" y tratada con un montón de efectos.<br /><br />Pero lo más interesante de la entrevista es la total indiferencia de Riki hacia los aspectos comerciales de la misma (en cuanto a promoción de <span style="font-weight: bold;">Raro</span>, el último disco del Cuarteto). Si bien no parece estar descontento con el disco -como lo estaba con la edición de <span style="font-weight: bold;">Cortamambo</span>-, deja bastante en claro que su labor en el mismo fue limitada y que está mucho, mucho más interesado en hablar de su próximo disco solista, <a style="color: rgb(0, 0, 0); font-weight: bold;" href="http://riki_musso.tripod.com/index.html">Servo</a> (al cual pertenece al parecer la soberbia 'Autos nuevos', incluída en <span style="font-weight: bold;">Raro</span> por pedido del productor <span style="font-weight: bold;">Juan Campodónico</span>), cuenta que sus canciones favoritas son las que el Cuarteto nunca toca (incluyendo a '<span style="font-weight: bold;">El guardian del zoo</span>', tema cuyas bondades le hemos insistido yo y <a style="color: rgb(0, 0, 0);" href="http://www.motoraway.blogspot.com/">sigmur</a> en distintas ocasiones), y habla sobre las extrañas cosas que le interesan.<br /><br />Una de las características más notorias de Riki, y que sorprende mucho al conocerlo, es su honestidad brutal -aunque tal vez el adjetivo "brutal" se quede corto ante la libertad total de opinión que suele demostrar-, pero no deja de ser asombroso que alguien haga gala de esta característica en la mitad de una re-promoción de su banda, y sin que haya el menor cinismo involucrado. Ni necesariamente humor, ya que lo que el tipo reivindica es justamente el lado oscuro -siempre presente pero en ocasiones atenuado- de El Cuarteto de Nos. Y lo deja claro al final del reportaje: "<span style="font-style: italic;">Ahora vienen y te dicen 'Bo, qué bueno este disco, me cagué de risa' ¿Y a mí qué me importa? ¿Somos payasos o músicos?</span>".<br /><br />Tengo que admitir que tras una floja primera impresión, <span style="font-weight: bold;">Raro</span> me ha ido mejorando en las orejas hasta hacerme admitir que tal vez sea un muy buen disco. Pero es evidente que lo que yo estoy esperando va a estar en <span style="font-weight: bold;">Servo</span>, disco que tiene que llegar y destruir el rock uruguayo de una vez, o al menos hacer que se cague en las patas.<br /><br />Riki, sos un hijo de puta, sabelo.benitohttp://www.blogger.com/profile/17363629993705303295noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6553196.post-1150205939561806482006-06-13T10:33:00.000-03:002006-06-13T10:38:59.576-03:00Preguntas chotasAyer <span style="font-weight: bold;">Tabaré Vázquez</span> le dio una inusual entrevista mano a mano a <span style="font-weight: bold;">Aldo Silva</span> en <span style="font-weight: bold;">Código País</span>. Sin embargo el título de este post no se refiere a las preguntas que el mismo le hiciera al primer mandatario sino a un par de preguntas que me hago yo mismo:<br /><br />¿Por qué darle tan codiciada entrevista a un medio privado y no al destartalado Canal 5?<br /><br />¿Por qué a Canal 12?<br /><br />y<br /><br />¿Por qué no contesta algo entendible cuando le preguntan por la puta reelección?benitohttp://www.blogger.com/profile/17363629993705303295noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6553196.post-1150078589070896592006-06-11T22:45:00.000-03:002006-06-12T00:12:17.673-03:00Emulando a cursos (para) lelosComo se sabe el blog denominado <a style="font-weight: bold; color: rgb(0, 0, 0);" href="http://cursosparalelos.blogspot.com/">cursos (para) lelos</a> se ha convertido en una auténtica policía de erratas, especialmente del diario <a style="font-weight: bold; color: rgb(0, 0, 0);" href="http://www.observa.com.uy/">El Observador</a>, que haría las pesadillas de cualquier editor que cayera bajo tan meticulosa lupa. Lejos está de mis intenciones el que <span style="font-weight: bold;">Fuck You Tiger</span> se dedique a algo similar, pero descubrimos una errata tan curiosa -y no recogida por el mencionado blog- que vale la pena señalarla.<br /><br />En su edición del martes 6 el periódico de suscripción <a style="font-weight: bold; color: rgb(0, 0, 0);" href="http://www.ladiaria.com.uy/">La diaria</a> publicó una entrevista al ex director de cárceles, <span style="font-weight: bold;">Enrique Navas</span>, quién prendió el ventilador e hizo una serie de declaraciones que fueron citadas en muchos otros medios. El prestigioso suplemento <span style="font-weight: bold;">Qué Pasa</span> de <span style="font-weight: bold;">El País</span> no fue una excepción y en sus primeras páginas, donde se citan declaraciones y frases notorias escuchadas en la semana, reproduce, no una de las explosivas respuestas sino una de las preguntas que <span style="font-weight: bold;">Mariano Tucci</span>, el autor de la entrevista, le hiciera a Navas.<br /><br />La pregunta, según el Qué Pasa es "<span style="font-style: italic;">¿Qué le puede contar a La </span>(espacio en blanco)<span style="font-style: italic;"> que no le haya dicho a otro medio?</span>"<br /><br />Ah, qué gracioso dije, le hace una pregunta autorreferente y no publica el medio autorreferenciado, qué papelón que hizo La Diaria, por eso lo citan en el Qué Pasa. Pero después me fijé en mi número de dicho diario y resulta que la pregunta publicada es la siguiente: "<span style="font-style: italic;">¿Qué le puede contar a La Diaria que no le haya dicho a otro medio?</span>"<br /><br />¿Qué habrá pasado entonces? Se me ocurren tres opciones:<br /><br />a) Existió el error de tipografía/corrección/armado de La Diaria y mi ejemplar curiosamente apareció corregido por un repartidor alerta, que tenía una caja de tipos móviles en la moto.<br /><br />b) Un misterioso virus selectivo se introdujo en las máquinas de armado del Qué Pasa y borró específicamente la única mención en letra grande (debajo de la declaración está la fuente, en letra minúscula) a un diario de la competencia.<br /><br />c) Al alguien del Qué Pasa o de El País no le gusta nada, nada que aparezca mencionado otro medio en sus páginas.<br /><br />Se nos ocurre, de pura mala leche que tenemos, que fue la tercera opción, es decir, un ataque de paranoia un poco excesivo sobre todo teniendo en cuenta de que la mención de la frase de Tucci se encontraba allí justamente porque su formulación le resultaba graciosa o ridícula a alguno de los encargados del suplemento. El problema es que expuesta así lo que parece que estuvieran rescatando es, justamente, un error de otro medio, error que por supuesto no existió, y lo que existió es esa antiquísma y desprolija política editorial uruguaya de jamás mencionar a la competencia en un lugar destacado.<br /><br />Nos extraña esa antiguedad en un medio moderno dirigido por <span style="font-weight: bold;">Leonardo Haberkorn</span>, cuya pluma generosa siempre está lista para dar lecciones de ética, estética y estática periodística.benitohttp://www.blogger.com/profile/17363629993705303295noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6553196.post-1149990754889322212006-06-10T18:47:00.000-03:002006-06-11T22:45:00.796-03:00La marca de la bestiaEl litigio internacional en la <span style="font-weight: bold;">Corte de La Haya</span> ha provocado de este lado del charco algunas de las más abominables tapas periodísticas que yo recuerde. Al parecer casi nadie fue capaz de resistirse a la tentación de hacer algún paralelisimo entre el conflicto legal y el Mundial de Fútbol del cual la patética selección de <span style="font-weight: bold;">Tenfield-Uruguay</span> fue merecidamente eliminada, y las dos sesiones del tribunal fueron presentadas como los dos tiempos de un partido de fútbol. Es decir, un conflicto profundo y complejo que puede traer incalculables consecuencias sobre la vida de dos países que deberían ser uno, fue tratado desde las tapas de muchos como la venganza del chinito, como un sustituto sanador del orgullo nacional, herido por la ausencia del mayor evento futbolístico del mundo. Es comprensible ante el comienzo simultáneo de ambos eventos que muchos periodistas se hayan sentido tentados por la comparación, pero el asociar un problema real de naciones a lo más asqueroso y superficial de patriotismo -la asociación del mismo con una sucia remera que <span style="font-style: italic;">triunfa</span> o <span style="font-style: italic;">pierde</span>- como si de eso se tratara un conflicto político-ambiental, es penoso.<br /><br />Pero no es esto lo que me preocupa, ni tampoco mucho el juicio en sí, sobre el que tengo sensaciones más bien encontradas; por un lado la Corte Internacional de La Haya es un organismo respetable y hasta necesario, algo que prueba el que el gobierno de EE.UU. lo desconozca, por otra parte me parece lo más cipayo del mundo el dirimir un conflicto sudamericano en Europa, utilizando abogados anglosajones o europeos y confiando en un tribunal formado por integrantes de la CEE, que tiene evidentes intereses en común con las empresas involucradas en el litigio. De cualquier forma no voy a hablar sobre los roles y discursos de las partes en conflicto, que por lo que vi -volveré más adelante sobre el "lo que vi"- me pareció apenas una simplificación, ante el mundo, de los divergentes puntos de vista de ambos países. Es decir, una sucesión de hechos irrefutables y que no permiten la menor duda una vez expuestos y que no reconocen opiniones contrarias. Como en todos los juicios, qué joder.<br /><br />Lo que me interesa sí es la pequeña chicana-anuncio publicitario introducido por el jefe de la defensa uruguaya <span style="font-weight: bold;">Hector Gros Espiell</span> al hacer referencia acerca de que en Uruguay no hay "corrupción generalizada", una mención extraña para provenir de quién es un experto y sensato diplomático -de hecho de los mejores que tiene el país- y que puede interpretarse sin muchos problemas como una nueva entrada en el libro "los argentinos son todos una manga de ladrones (del primero al último)". Le faltó decir "no como algunos" moviendo los ojos y las cejas en dirección a la banca de los argentinos, pero no hay que ser muy susceptible para entender a lo que se refería.<br /><br />No voy a meterme a discutir sobre si Uruguay es un país corrupto, corruptísimo, corruptito o incorruptible, porque es un poco largo como tema y habría que citar el infame caso Cangrejo Rojo, los escándalos judiciales que vienen sucediéndose desde hace un tiempo, las sucesiones de nepotismos en la Intendencia de Canelones, los escándalos del BHU etc. etc. etc. Yo creo que Uruguay es un país que ha burocratizado mucha de su corrupción, institucionalizándola y rodeándola de un anillo de impunidad legal, lo que ha evitado descontroles excesivos y salvajes pero la ha generalizado en pequeñas dósis en toda la sociedad. De cualquier forma en el mar de la relatividad supongo que Uruguay puede considerarse un país menos corrupto que Paraguay o que Argentina en los tiempos de Menem, lo cual también es un mérito relativo. Sin embargo esta incorruptibilidad es otra de las características auto-atribuídas por los uruguayos -o al menos por su gobierno- que, junto a la humildad, la solidaridad, la alta cultura y la fe en la democracia forman parte de ese panteón del "somos lo que decimos que somos" que yo denominaría "El Uruguay Natural".<br /><br />Pero esto también es largo y discutible, a lo que quiero ir es a un punto concreto. Decía más arriba que no había visto las declaraciones de La Haya más que en forma muy parcial y limitada. Esto no se dio simplemente por una falta de tiempo sino porque los derechos de transmisión de los juicios -evidentemente un asunto de interés nacional- fueron adquiridos por <span style="font-weight: bold;">VTV</span>, suponemos que de la forma más legítima, haciendo que las sesiones solamente pudieran ser vistas por los abonados a dicho canal de cable. Que por supuesto no es otro que el de propiedad de <span style="font-weight: bold;">Francisco "Paco" Casal</span>, dueño del monopolio de las transmisiones de fútbol en Uruguay, de las transimisones del carnaval, de las almas de buena parte de los periodistas deportivos locales y las vidas del 90% de los jugadores del fútbol local. Y, además, una de las figuras más emblemáticas de la corrupción uruguaya gracias a su ya no turbios sino directamente negrísimos manejos de contratos relacionados al deporte del balonpié.<br /><br />Uno podría argumentar de que todo fue hecho solo para estar a tono con la futbolización de este litigio, pero escuchar a Gros Espiell hablar sobre Uruguay como un país sin "corrupción generalizada" viendo en la esquina derecha del televisor el sobreimpreso del logo de VTV parece ante todo un chiste. Es como ver a un cura dar misa con una remera de <span style="font-weight: bold;">Anton LaVey</span>. A ver muchachos, un poco de seriedad.benitohttp://www.blogger.com/profile/17363629993705303295noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6553196.post-1149649039744990612006-06-06T23:10:00.000-03:002006-06-08T00:10:51.913-03:00Todo lo que tengo que decir sobre el caso ZYa que tienen ganas de hablar del tema de la semana, hablemos del tema de la semana.<br /><br />Una vez estuve esposado frente a un juez, un hombre extraordinariamente joven para su cargo. Tuve suerte y no me fue mal porque, a pesar de mi total inexperiencia penal, declaré razonablemente bien por lo que salí caminando del juzgado junto a tres amigos sin mayor daño que una fea mención en mi expediente. Otros cuatro amigos que estaban en el mismo trance no tuvieron tanta suerte y fueron procesados por tenencia y suministro de estupefaccientes y condenados a una pena de uno a tres años de prisión. Los habían agarrado con aproximadamente 45 gramos de marihuana, es decir, una cantidad insignificante. Era todo lo que tenían entre los tres y al hacerse cargo de su pertenencia terminaron incriminándose mutuamente por error.<br /><br />Los abogados, uno público y el otro contratado, estaban pálidos. Simplemente no podían creerlo, no podían creer que un juez aplicara la pena máxima para suministro y tenencia en una primera falta. Primera falta que era, evidentemente, no un caso de tráfico sino simplemente de un grupo de jóvenes estudiantes, apenas mayores de edad, que estaban de vacaciones en un balneario remoto y que se habían llevado una cantidad insignificante de porro para consumo propio.<br /><br />Uno de los abogados, temblando de rabia, nos explicó que el juez estaba haciendo una suplencia de verano, y quería anotarse algunos procesamientos que le dieran una imagen de duro ante sus superiores. Nada más que eso, y tres tipos cuyo mayor acto criminal había sido hasta el momento jugar al fútbol en la calle se fueron a la cárcel con una pena -que por suerte (o más bien porque venían de familias más bien adineradas) fue apelada, revisada y minimizada a un mes algunas semanas más tarde- digna de una rapiña o un copamiento. Mientras esperábamos afuera el mismo juez despachó con una pena similar a otros tres pendejos que le habían robado la ropa interior a una vecina de carpa para hacerle una broma. Siete jóvenes en cana por nada, siete anotaciones para un juez novel pero "duro". Nada mal para una suplencia de una mañana.<br /><br />Los días anteriores había aprendido mucho sobre la policía, ese día aprendí mucho sobre la justicia. También aprendí a odiar y a desear la muerte y el horror ajeno con una intensidad que no conocía.<br /><br /><span style="font-style: italic;">(Hace unos días una amiga me contó un caso idéntico acontecido en Montevideo Rock 2, aquella fiesta de rock y democracia, sólo que con un final más triste: mientras mis amigos fueron recluídos en la relativamente amable cárcel de Rocha, los de ella fueron directo para el siniestro Penal de Libertad)</span><br /><br />Todo esto viene, claro está, a cuenta del procesamiento en suspenso del contador <span style="font-weight: bold;">Eduardo Zaindenstat</span> por haberse atrevido a decir que si todos los jueces fueran como el dudoso juez <span style="font-weight: bold;">Eguren</span>, Uruguay sería una república bananera. Para mí Zaindenstat estuvo muy mal; hay repúblicas bananeras mucho más serias que Uruguay y que no merecen ser puestas como ejemplos de corrupción. Unos días antes el periodista <span style="font-weight: bold;">Gustavo Escanlar</span> había merecido una pena similar cuando se le ocurrió decir, no como periodista sino como entrevistado, que <span style="font-weight: bold;">Federico Fasano</span> -esa suerte de Ciudadano Kane sin grandeza que se ha convertido en el autoproclamado portavoz de la izquierda mientras tritura cualquier intento de sindicalizar su amarillísimo diario- era un "hijo de mil putas", opinión que parecen compartir la casi totalidad de las personas que trabajaron para él.<br /><br />Los uruguayos tienen la costumbre irreflexiva y coaccionada de creer en la incorruptibilidad e infalibilidad del Poder Judicial sin que haya realmente evidencia de ninguna de ambas cosas. De hecho es el mismo Poder Judicial que aprobó una ley anti-constitucional y contraria a todos los tratados internacionales de derechos humanos por donde se la viera como la Ley de Caducidad. Es el mismo Poder Judicial que se ha inclinado hacia la dirección en la que sopla el Ejecutivo desde hace años, el mismo que declaró "cosa juzgada" el caso <span style="font-weight: bold;">Bordaberry</span>, el criminal de crímenes más evidentes de toda la historia del país y que sin embargo nunca fue procesado por ellos.<br /><br />El mismo Poder Judicial que ha exonerado a tratantes de blancas atrapados <span style="font-style: italic;">in fragranti</span>(pero con buenas conexiones en el mismo), que ha mantenido reuniones totalmente irregulares con operadores del aparato político en coquetos clubes de la costa, que tiene presos sin condena y sin un proceso digno de tal nombre a cerca de la mitad de los habitantes de las cárceles, que se votó a sí mismo una excepción de los topes jubilatorios que le impuso a todos los demás uruguayos más allá de lo que hubieran aportado en su vida laboral, que mantuvo a todos sus integrantes electos durante -y colaboradores de- la dictadura. El mismo que puso todos los palos en las ruedas posibles a los abogados que durante la misma intentaban defender los derechos de los prisioneros, el que sigue sin reconocer los derechos laborales de cientos de presos y exiliados a causa de dicha dictadura, el que procesó a cuatro pelotudos graffiteros por "sedición" en plena democracia, que envió al Penal de Libertad -también en plena democracia- a un desgraciado cantante al que se le ocurrió berrear "nos cagaremos en el parlamento" en una canción. El que ha construido evidentemente una relación corporativa entre fiscales y jueces que los hace protegerse mutuamente con la saña que uno supondría que deberían defender la igualdad ante el mismo. El incuestionable. Ese mismo Poder Judicial. Esa garantía, esa porquería.<br /><br />El caso Z puede tener su lado bueno; es evidente que para la gente todo esto fue demasiado, demasiado absurdo. Cuando se exonera de castigo a un grupo de evasores de cerca de 50 millones de dólares y se castiga a quién dice que eso no está bien, no se puede hablar de democracia, ni de libertad de expresión, ni de las simulaciones de ambas cosas a las que estamos acostumbrados. No se puede hablar de nada, lo cual es demasiado hasta para una administración con tan poco amor a la libertad como esta. Los periodistas han sido desde el fin de la dictadura víctimas de su prolongación mediante las leyes de desacato, de injurias y de atentados al honor. Puede ser que ahora que la víctima ha sido un valioso peón del aparato político, a algún legislador se le ocurra que dejar semejantes armas de opresión legal de la opinión en manos de una sola persona, sea un demandante o un juez, es una atrocidad que ni en este país absurdo puede seguir adelante.<br /><br />Ojalá que la gente se de cuenta de la diferencia entre hablar y hacer, y empiece a abrir los ojos acerca del monstruoso aparato de poder burocrático-corporativo en el que se convirtió el supuesto garante de nuestros derechos. Si eso se da al menos en parte, entonces todo esto puede haber sido positivo. Pedir justicia sería demasiado.benitohttp://www.blogger.com/profile/17363629993705303295noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6553196.post-1148873345458194332006-05-29T00:02:00.000-03:002006-06-03T13:53:52.646-03:00Addenda al post anterior / Miike y los pájaros humanos / demostración práctica de la teoría del contraste<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/1600/birdpeople.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/320/birdpeople.jpg" alt="" border="0" /></a>Cuando escribí el post anterior elegí, de entre las diez películas de <span style="font-weight: bold;">Takashi Miike</span> que vi en los últimos dos o tres meses, <span style="font-weight: bold;">Fudoh: the next generation</span> como la que más me había gustado, no por ser la mejor o la más asombrosa (<span style="font-weight: bold;">Ichi the killer</span> o <span style="font-weight: bold;">Visitor Q</span> le ganaban ampliamente) sino la más equilibrada y uniformemente atractiva. El asunto es que todavía no había visto <span style="font-weight: bold;">Chûgoku no chôjin</span> (<span style="font-weight: bold;">The Bird People in China</span>), película que me bajé este fin de semana y que hasta ahora me tiene deslumbrado.<br /><br />En algún post anterior, o en los comments de algún post anterior, hablé sobre mi particular predilección por el contraste como recurso expresivo. Yo creo que el mejor lugar para que una aguja pase desapercibida no es un pajar sino un montón de agujas, y que el lugar donde más resalta es sobre un fondo de algodones. Qué es lo que quiero decir: que pocas cosas tienen la expresividad de las que son dichas en forma única o en la forma menos automática posible. Que la fuerza de lo inusual es percibida como mucho más sincera y poderosa que lo habitual y que la oveja negra no sólo se destaca sino que atrae nuestra atención. Y lo que atrae nuestra atención atrae nuestra empatía. O nuestro rechazo, claro está.<br /><br />En lo personal soy totalmente sensible a los islotes inesperados en mares conocidos, o más bien (usando una metáfora de <span style="font-weight: bold;">Italo Calvino</span>) a lo que no es infierno en medio del infierno. Tanto en la vida como en el arte, si es que hay que diferenciar, me seduce siempre esas ráfagas de belleza o humanidad que aparecen en ambientes más bien desolados o que atentan contra el sentido estético de la sociedad. Anoto algunos ejemplos: la relación de <span style="font-weight: bold;">Destouches</span> con la prostituta en <span style="font-weight: bold;">Viaje al fin de la noche</span> del divino <span style="font-weight: bold;">Louis Ferdinand Céline</span>, el puente extraordinariamente melódico y apacible en la ruidosa e insoportablemente tensa <span style="font-weight: bold;">'Pacific Coast Highway'</span> de <span style="font-weight: bold;">Sonic Youth</span>, el final de <span style="font-weight: bold;">El Exorcista</span> con el cura y el policía hablando de nimiedades, la insólita ternura que desborda el siempre hiriente <span style="font-weight: bold;">Steve Albini</span> en <span style="font-weight: bold;">'The Billiard Player Song'</span> de <span style="font-weight: bold;">Shellac</span>, los fragmentos en los que <span style="font-weight: bold;">Bukowski</span> habla de su hija, <span style="font-weight: bold;">Johnny Rotten</span> usando el reloj que le regaló su madre en los conciertos de <span style="font-weight: bold;">Sex Pistols</span>, el segundo de los <span style="font-weight: bold;">Two English Poems</span> de <span style="font-weight: bold;">Jorge Luis Borges</span>, la encantadora melodía que <span style="font-weight: bold;">Riz Ortelani </span>compuso para la insoportablemente violenta <span style="font-weight: bold;">Holocausto Canibal</span>, la balsa a la deriva y llena de monos en la que se desplaza el finalmente apaciguado Aguirre de <span style="font-weight: bold;">Werner Herzog</span>, el fragmento <span style="font-weight: bold;">Do You Love Me?</span> de <span style="font-weight: bold;">William Burroughs</span> en <span style="font-weight: bold;">The Ticket that Exploded</span>, el cuadro <span style="font-weight: bold;">Lavender Mist</span> de <span style="font-weight: bold;">Jackson Pollock</span>, El teléfono sonando en medio de un sueño en <span style="font-weight: bold;">Festen</span> de <span style="font-weight: bold;">Thomas Vinterberg</span>, <span style="font-weight: bold;">'Hot in the Heels of Love'</span> de <span style="font-weight: bold;">Throbbing Gristle</span>, el poema <span style="font-weight: bold;">A Girl</span> de <span style="font-weight: bold;">Ezra Pound</span>, la nieve cayendo sobre los cadáveres de los ancianos en <span style="font-weight: bold;">La balada de Narayama</span>, la voz de <span style="font-weight: bold;">Iggy</span> suplicando una y otra vez "<span style="font-style: italic;">I need... I need...</span>" en las convulsivas versiones en vivo de los <span style="font-weight: bold;">Stooges</span> tocando <span style="font-weight: bold;">'Johanna'</span>...<br /><br />Hay algo en esas bajadas de guardia, en esas incongruencias que no solo busca el claroscuro a lo <span style="font-weight: bold;">Caravaggio</span> sino que tiene algo de verdad incontrolable, de expresión no mediada; algo que me parece insuperable.<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Takashi Miike</span> no es extraño al contraste violento, de hecho su película más conocida en occidente, <span style="font-weight: bold;">Audición</span>, es una obra maestra en este aspecto, aunque el procedimiento es el inverso que en los ejemplos que anotaba anteriormente. Audición es una serena reflexión sobre la soledad masculina que de pronto es atravesada por el más infernal rayo del infierno que haya producido el cine. <span style="font-weight: bold;">The Bird People in China</span> es lo opuesto, como puede intuírse con sólo leer el resumen argumental de la película: un joven empresario japonés viaja a una remota provincia de China para revisar lo que parece ser una valiosísima veta de jade, en el camino se le une un veterano, violento y traumatizado <span style="font-style: italic;">yakuza</span> a cuya banda la empresa del joven debe dinero y que ha viajado para confirmar las posibilidades de cobro del mismo. Tras un viaje larguísimo y accidentado, en el que aprendemos mucho sobre las no siempre evidentes diferencias entre chinos y japoneses, llegan a una villa casi medioeval (<span style="font-style: italic;">"que no conoce a Mao Tse-Tung"</span> les dice el guía) en un paraje hermosísimo en el que el tiempo parece haberse detenido y donde existe una rara obsesión por el vuelo. Allí ambos personajes <span style="font-style: italic;">cambian</span>, y hasta ahí cuento aunque el argumento es irrelevante en relación a una película cuya principal -aunque no único- valor es la belleza visual, capaz de hacer enrojecer de vergüenza a cualquier película de <span style="font-weight: bold;">Theo Angelopoulos</span> o de <span style="font-weight: bold;">Francis Ford Coppola</span>. The Bird People from China, película de una voluptuosidad similar a la de cualquiera de <span style="font-weight: bold;">Zhang Yimou</span> pero de muchas y más ricas lecturas fue solamente uno de los cuatro filmes que Takashi Miike filmó en 1998.<br /><br />Leo en la prensa que el infame vendedor de baratijas en que se ha convertido <span style="font-weight: bold;">Pedro Almodóvar</span> (si es que no lo fue siempre, aunque cuando le copiaba a <span style="font-weight: bold;">John Waters</span> era al menos simpático) se quejaba de haber perdido la <span style="font-weight: bold;">Palma de Oro</span> de Cannes 2006 ante el limitado pero sincero <span style="font-weight: bold;">Ken Loach</span>. El director manchego sostenía que ser favorito para dicho premio era <span style="font-style: italic;">"una maldición"</span> que le habría jugado en contra a la hora del palmarés. Uno puede aventurar que el que todas sus películas desde <span style="font-weight: bold;">¡Atame!</span> (1990) hayan sido unas garchas prefabricadas con el objetivo de ganar premios y guita también puede haber influído.<br /><br />The Bird People from China no se presentó en Cannes en su momento, no ganó más que dos o tres premios ridículamente locales y nunca fue programada en televisión abierta, ni en cable, ni en Cinemateca Uruguaya. Sin embargo sus hombres-pájaro siguen volando y recordándonos, más armoniosos con la ultra-violencia de las otras películas de Miike de lo que se parece, que las auténticas sensibilidades rara vez se limitan a un sólo color expresivo.benitohttp://www.blogger.com/profile/17363629993705303295noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6553196.post-1148429148732965752006-05-23T20:30:00.000-03:002006-06-01T00:00:58.480-03:00Vieja, me compré un DVD (hablemos de cine de una puta vez)¿Por más que había avisado que los posts se iban a espaciar, en esta ocasión el motivo de demora fue que aborté un par de textos casi terminados antes de subirlo. Uno era una recriminación de la tibieza con la que la prensa se tomó, seguramente por antipatía hacia el periodista/conductor, el procesamiento con prisión de <span style="font-weight: bold;">Gustavo Escanlar</span> por haber dicho algo que todo el mundo piensa. Un caso fragrante de opresión que sienta un precedente abominable y ante el cual esa pasividad de sus colegas me parecía un delito. Pero cuando lo terminaba el gremio <span style="font-weight: bold;">APU</span> salió de su habitual mutismo cómplice e hizo una declaración adecuada y días después la propia <span style="font-weight: bold;">SIP</span> hizo lo suyo, volviendo anacrónico mi texto, y lo mandé a cagar (aunque el mutis por el foro de varios supuestos libertarios es una prueba -más- de la connivencia de parte de la intelectualidad local con F.F, el señor de las tinieblas grasas). Luego me encontré con unas declaraciones de los muchachos humildes de <span style="font-weight: bold;">La Vela Puerca</span> para <span style="font-weight: bold;">La Nación</span>, me broté y redacté un largo post ejemplificando la brutal lavada de manos que los tipos hacían al ser interrogados sobre el tema papelaras (motivando incluso una chicana por parte del notero). Pero luego en una entrevista similar en <span style="font-weight: bold;">Clarín</span> los tipos se la jugaron un poquito más (dentro de lo que puede "jugarse" una banda de <span style="font-style: italic;">marketing</span> tan histéricamente cuidado como LVP), volviendo a mi post algo injusto. Me quedé con ganas de aclararles que algunos pensamos que LVP no inventó el trabajo ni son los primeros músicos que realizan algún esfuerzo (más bien me inclinaría a pensar lo contrario, ya que el suceso de LVP fue casi instantáneo), que no son unos <span style="font-style: italic;">trailblazers</span> y que no se ejemplifiquen como alternativa lírica de la música tropical porque las letras de <span style="font-weight: bold;">Sebastian Teysera</span> siguen siendo una garcha irredimible, un ejemplo feo de poesía berreta y me quedo con "se te ve la tanga" toda la fucking vida. Claro que además sería el segundo post en el que me encarnizo con los apóstoles de los malabares, y la verdad es que no vale la pena. Nunca escribí un post sobre <span style="font-weight: bold;">Psychic TV</span> o <span style="font-weight: bold;">Jesus Lizard</span> y, ¿voy a dedicarle dos a LVP? No, es un mal karma.<br /><br />Así que me dediqué a completar una especie de versión de mis discos de temporada (que le sigo debiendo al persistente reclamo del blogger Darío) que refleja parte de la filmoteca que me he venido haciendo mediante el recurso de bajar películas de la web, cosa que demoré en hacer por el profundo desagrado que me produce ver cine en el pequeño monitor de mi PC. Por suerte hace un par de meses tuve un pequeño superavit por el cual me pude comprar finalmente un lector de DVD barato, y tuve la suerte y/o previsión de elegir un modelo que leyera el formato divx/avi, formato bastante mejor que el tosco vcd/mpg de las copias truchas que se venden por ahí y en el que se encuentran cosas asombrosas en la web, cosas que puede quemar en un CD simple (o dos) y verlas en la pantalla razonablemente grande de mi televisor. Pero de hecho lo más interesante del bajar cine de la web no es el relativo ahorro monetario (para mí la ecuación calidad-dinero no cierra de cualquier forma) sino las rarezas y exquiciteces que uno se encuentra en ella. Este acceso, al igual que cuando uno descubrió el mp3, me permitió cosas que de otra forma me hubieran resultado virtualmente imposibles como acceder a la filmografía entera de <span style="font-weight: bold;">Kenneth Anger</span> o a un par de decenas de filmes de <span style="font-weight: bold;">Takashi Miike</span>. Y además la web es un reducto de gente fina, con distintas reglas y gustos, en el que es mucho más fácil encontrar las películas de <span style="font-weight: bold;">Alejandro Jodorowsky</span> que la mega-pija de <span style="font-weight: bold;">Titanic</span>. Un mundo más justo.<br /><br />Seleccioné diez de las películas que me bajé y que más me impresionaron (o re-impresionaron) en estos meses, y sobre las que me calentaba escribir por distintos motivos. Y en algún momento vuelvo a escribir de música Darío, no infles.<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/1600/princeofdarkness.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/320/princeofdarkness.jpg" alt="" border="0" /></a><span style="font-weight: bold;">The Prince of Darkness</span> (<span style="font-weight: bold;">John Carpenter</span>, 1987): Había visto esta película hacía un montón de años, antes de haber visto ninguna obra de <span style="font-weight: bold;">Lucio Fulci</span>, en cuyo estilo dicen los puristas que Carpenter se inspiró. Si es así una vez más la imitación superó al original y conste que soy un fan de Fulci. <span style="font-weight: bold;">The Prince of Darkness</span> es una de las mejores películas de terror que existen y junto a <span style="font-weight: bold;">The Thing</span> la mejor película de <span style="font-weight: bold;">John Carpenter</span>. Es asombrosa lo efectiva que es, lo bien que funciona tanto como simple filme de horror –echando mano apenas de dos o tres efectos especiales atorrantes- como también en varios otros planos, construyendo un clima de belleza escalofriante y de un fatalismo apocalíptico que nunca deja de ser melancólicamente humano, como los mejores relatos de <span style="font-weight: bold;">J.G. Ballard</span>. Los sueños/transmisiones del futuro en los que se ve una siniestra figura saliendo de la iglesia mientras una voz entrecortada intenta relatar lo que está pasando, algo más que ominoso infinitamente triste, son de esos momentos cinematográficos que anulan cualquier discusión acerca de si el cine de horror puede ser arte.<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/1600/brown%20bunny.0.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/320/brown%20bunny.0.jpg" alt="" border="0" /></a><span style="font-weight: bold;">The Brown Bunny</span> (<span style="font-weight: bold;">Vincent Gallo</span>, 2003): Si, confieso, bajé <span style="font-weight: bold;">The Brown Bunny</span> para ver como <span style="font-weight: bold;">Chloe Sevigny</span> se la chupaba a <span style="font-weight: bold;">Vincent Gallo</span>, me entrego.<br /><br />La verdad es que es una mujer terriblemente atractiva y la idea de verla hacerle un explícito fellatio a alguien –aunque fuera al cretino de Gallo- me sacó el voyeur que todos llevamos dentro y lo instaló junto al televisor y a la bolsa de <span style="font-weight: bold;">Doritos</span>. <span style="font-style: italic;">Sad but true</span>. Ahora, también me autojustifiqué el asunto con el hecho de que Gallo puede ser un tipo bastante insufrible pero es un tipo talentoso, y había una buena chance de que la película fuera mucho más que la Sevigny en tan indecoroso trance oral.<br /><br />Y lo es, es una película hermosa, triste, silenciosa y de una hipersensibildad asordinada en la que su famosa escena marca irrumpe abruptamente, marcando un cambio en el ritmo similar a aquellas grandes películas de <span style="font-weight: bold;">Werner Herzog</span> en las que no pasaba nada hasta que pasaba algo que dejaba knock-out. The Brown Bunny tiene algo de eso, y tiene algo del mejor <span style="font-weight: bold;">Wenders</span>, de <span style="font-weight: bold;">Antonioni</span> y de esa road-movie perfecta que todavía nadie llegó a filmar. Es una de esas películas que se hacen grandes porque le calzan todas las duras críticas que se le han hecho –morosidad, egocentrismo (de Gallo, obvio), efectismo, falta de originalidad, sorpresa exagerada- pero que supera esos reparos a fuerza de clima y pasión, validando su existencia. Inclusive la famosa escena de la mamada (me encanta ese galicismo) es totalmente explícita pero demasiado incómoda y emocional como para ser realmente sensual, y en una segunda mirada es ya excesivamente triste para siquiera verla como sexo. Se le ha dicho "basura" a The Brown Bunny por todas partes, para mí es una gran película solitaria.<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/1600/drunkenmaster.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/320/drunkenmaster.jpg" alt="" border="0" /></a><span style="font-weight: bold;">The Legend of the Drunken Master</span> (<span style="font-weight: bold;">Chia Liang-Liu</span>, 1994): Esta es la vision de <span style="font-weight: bold;">Jackie Chan</span> sobre la legendaria figura histórica del experto en artes marciales <span style="font-weight: bold;">Wong Fei-Hong</span>, un nacionalista chino de principios del S.XX que se convirtió en una de las figuras favoritas del cine de acción chino, dando origen a varias series de películas sobre sus supuestas aventuras, incluyendo la genial <span style="font-weight: bold;">Iron Monkey</span> y la serie de <span style="font-weight: bold;">Once Upon a Time in China</span> de <span style="font-weight: bold;">Tsui Hark</span>, protagonizada por el majestuoso <span style="font-weight: bold;">Jet Li</span>. Si en esta serie el Wong Fei-Hong es un príncipe, un filósofo guerrero, en la versión de Jackie Chan el gran Wong Fei-Hong es… Jackie Chan, y en pedo (su táctica de pelea consiste en tomar vino hasta adquirir la flexibilidad vacilante de un borracho). Hay un sinnúmero de absurdos en esta película en la que el cuarentón Chan encarna al Wong Fei-Hong adolescente, hijo de un comerciante interpretado por un actor diez años menor que la estrella china y de una actriz igualmente más joven. Cosas que nunca se perdonarían en una película occidental (como si fuera poco la película tiene un explícito mensaje anti-occidental), pero que son objeciones menores en una película de Chan porque se sabe que el hombre nunca va a interpretar a un personaje que no sea a Jackie, ese encantador acróbata que siempre se mete en problemas pero que nunca cae en las garras del odio, y con ser Jackie a medio mundo, incluyéndome, le alcanza. Esta película es tan disparatada que su duelo final dura veinte minutos de corrido, pero a uno no le importa porque está viendo a la mayor estrella del cine mundial.<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/1600/the%20battle%20of%20algier.0.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/320/the%20battle%20of%20algier.0.jpg" alt="" border="0" /></a><span style="font-weight: bold;">La batalla de Argelia</span> (<span style="font-weight: bold;">Gillo Pontecorvo</span>, 1966): No tengo mucho que decir sobre esta maravilla, que es una de mis películas favoritas de todos los tiempos, y que me bajé apenas pude para verla por enésima vez. Pero lo destacable es la situación borgeana de las influencias y el cambio de la lectura determinado por el contexto posterior, quiero decir, esta fue la primera vez que vi <span style="font-weight: bold;">La Batalla de Argelia</span> después de los atentados a las Torres Gemelas y después de la Guerra al Terror. Se sabe que esta era la película de cabecera de los <span style="font-weight: bold;">Montoneros</span>, que la veían como quién va a misa. Cuando fue re-estrenada después de la dictadura, los críticos descubrieron algo que no se había visto en su momento y que los jóvenes revolucionarios peronistas habían obviado: que la película, por más que toma partido claramente por el <span style="font-weight: bold;">FLN</span>, es sumamente crítica hacia los movimientos revolucionarios y a su violencia despiadada. Ahora, en el 2006, de alguna forma La Batalla de Argelia vuelve a correrse hacia la izquierda y de alguna forma cuenta la historia de la actualidad, se vuelve símbolo y metáfora evidente de algo que está sucediendo 40 años después de su estreno. Doy una vuelta por la web y me doy cuenta de que a muchos les pasó lo mismo y que hay muchos volviendo a examinar esta película en blanco y negro (en la pantalla, nunca en su ética) para ver qué luz puede aportar sobre el espanto de una lucha despiadada entre civilizaciones. No se me ocurre qué más evidencias podrían aportarse sobre el poder de esta película asombrosa.<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/1600/piano%20teacher.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/320/piano%20teacher.jpg" alt="" border="0" /></a><span style="font-weight: bold;">La profesora de piano</span> (<span style="font-weight: bold;">Michael Haneke</span>, 2001): No soy nada parcial con <span style="font-weight: bold;">Michael Haneke</span> ni me interesa serlo, el tipo es algo especial y punto, sin embargo le tenía una gran desconfianza a esta película, que me olía a priori como uno de esos productos <span style="font-style: italic;">arty</span> europeos, con un poco de sexo, un poco de alta cultura y un poco de misterio, que ganan montones de premios en los festivales y duermen con más efectividad que un frasco de Rohypnol. Puro prejuicio ya que nada de lo que había visto de Haneke me hacía suponer eso, pero yo confío en mis prejuicios y por eso no fui a verla en el cine cuando la estrenaron (bueno, la verdad es que en esos meses había caducado mi pase libre y yo no iba NUNCA al cine). En cierta forma <span style="font-weight: bold;">La profesora de piano</span> sí es una película arty-erótica europea, pero de la misma forma en que <span style="font-weight: bold;">Héroe</span> es una película de kung fu china, y en verdad el tono glacial con que Haneke describe la mente perturbada de la profesora elimina hasta el potencial perverso de la película, convirtiéndolo en otra cosa, y una cosa que es cruel y humana a la vez. En cierta forma toda la película es como una extensión de la famosa escena de la cena burguesa sobre inodoros de <span style="font-weight: bold;">Buñuel</span>, pero acá no hay chistes, sólo espanto y repulsión. La actuación de <span style="font-weight: bold;">Isabelle Hupert</span> es, como mínimo, virtuosa.<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/1600/kiki.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/320/kiki.jpg" alt="" border="0" /></a><span style="font-weight: bold;">Kiki’s Delivery Service</span> (<span style="font-weight: bold;">Hayao Miyazaki</span>, 1989): Hace unos tres años vi <span style="font-weight: bold;">El viaje de Chihiro</span> y, literalmente, me cambió la vida, o por lo menos mi concepción del cine. Era la primera película de <span style="font-weight: bold;">Hideo Miyazaki</span> que veía y aunque sabia que la crítica la había considerado una buena película no me esperaba encontrarme con una película tan GRANDE, tan enorme en sus misterios, en su sentido de la aventura y la maravilla. Quedé simplemente deslumbrado. Recientemente volví a verla y el efecto fue prácticamente el mismo.<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Kiki's Delivery Service</span> es una película menor en comparación y una de las películas luminosas de Miyazaki, de las exentas de violencia o conflictos, de personajes buenos y malos. Pero a pesar de esta luz hay una melancolía extraña que sobrevuela la película sin que podamos ponerle el dedo encima: pueden ser los cambios anímicos de la brujita, puede ser la belleza imposible de sus vuelos, puede ser simplemente la humanidad de sus personajes y el equilibrio de la historia, pero hay algo conmovedor que nunca es explícito en esta historia. Como esas frecuencias tan graves que uno no puede escucharlas pero que se sienten en el estómago (dos días después de escribir este comentario estoy hablando con un baterista de barba puntiaguda acerca de otra película de Miyazaki y él me dice: “<span style="font-style: italic;">me pegó y no sé donde</span>”).<br /><br />Diganme puto si quieren, pero viendo Kiki... me sorprendí lagrimeando dos o tres veces, golpeado vaya a saber uno dónde por la tangible humanidad de una brujita dibujada.<br /><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/1600/theremin.2.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/320/theremin.2.jpg" alt="" border="0" /></a><span style="font-weight: bold;">Theremin, An Electronic Odyssey</span> (<span style="font-weight: bold;">Steven M. Martin</span>, 1994): Para los amantes de la música moderna la historia de <span style="font-weight: bold;">Leon Theremin</span> es una gesta épica, para los amantes de los documentales es la pieza de oportunidad, buen gusto y gran tema más perfecta que se puede lograr, y para los amantes de los documentales sobre música es una combinación perfecta.<br /><span style="font-weight: bold;">Steven M. Martin</span> tenía un buen material a priori sobre el que trabajar; tenía la persona histórica extraordinaria de Leon Theremin, mezcla de científico loco, genio artístico, ideólogo estético, agente secreto y hombre generalmente impar. Sólo con contar su historia y describir el fabuloso aparato que inventó (el conocido theremin, el instrumento que se toca sin tocar) alcanzaría, pero Martin consiguió también el testimonio y el talento de <span style="font-weight: bold;">Clara Rockmore</span>, antigua discípula/amante de Theremin y música tan virtuosa que es capaz de tocar piezas de <span style="font-weight: bold;">Bach</span> en dicho instrumento, y consiguió también otros testimonios fascinantes como los de <span style="font-weight: bold;">Robert Moog</span> y <span style="font-weight: bold;">Brian Wilson</span>. Cuando parece que no puede ponerse mejor, aparece el propio L. Theremin, ancianísimo y encantador, en pantalla, y el documental consigue reunir y filmar a Theremin y a Rockmore en un re-encuentro que es una pieza de realidad tan conmovedora como puede llegar a ser un registro. Muy poco tiempo después Theremin murió, lo que convierte al documental en una despedida grácil a un gran hombre. Posiblemente sea junto al tristísimo <span style="font-weight: bold;">End of the Century</span>, el documental con mejor <span style="font-style: italic;">timing</span> de la historia, pero además de esta suerte coyuntural, es una historia maravillosa de gigantes sensibles, de personas que deberían tener una plaza con su nombre en cada pueblo de más de 300 habitantes.<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/1600/behind%20the%20green%20door.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/320/behind%20the%20green%20door.jpg" alt="" border="0" /></a><span style="font-weight: bold;">Behind the Green Door</span> (<span style="font-weight: bold;">The Mitchell Bros</span>., 1972): Esta fue la primer película porno hardcore que tuvo una distribución comercial en EE.UU. por fuera del circuito exclusivamente pornográfico y es uno de los pocos ejemplos del tiempo en que algunos mercaderes de pornografía intentaron generar un poco porno que no hiciera sentirse muy culpables a los espectadores, dándole una cierta excusa artística para darse el gusto de ver gente garchando a diestra y siniestra. <span style="font-weight: bold;">Behind the Green Door</span> es sin dudas una película porno y desde el punto de vista cinematográfico tiene pocas cosas que vayan más allá de una serie de actividades sexuales protagonizadas por la joven <span style="font-weight: bold;">Marilyn Chambers </span>–una mujer tan fascinante que <span style="font-weight: bold;">David Cronenberg</span> la reclutaría, con excelentes resultados, para protagonizar la nada porno <span style="font-weight: bold;">Rabid</span>- , quien es secuestrada y sometida –sin que se resista mucho- a una serie de coitos en un misterioso teatro. Actos filmados con mayor o menor originalidad y alguna pizca psicodélica (hay una eyaculación solarizada y pasada por varios filtros de colores que alguna banda debería utilizar como fondo de algún concierto). No hay mucho más, pero misteriosamente es bastante.<br /><br />Más allá de su encanto setentista y su anecdotario histórico, hay de cualquier forma varias cosas destacables en Behind the Green Door. En primer lugar el buen humor y hasta ingenuidad que impregna la película, en la que no hay prácticamente nada de la sordidez habitual en el porno actual o el de los 80 y sí mucho del hedonismo desvergonzado de la época; en segundo lugar tiene un ritmo despelotado en el que la creatividad parece haber sido más importante que el dejar espacios claros y prolongados para deleite de los valijeros. Pero, sobre todo, hay una escena –sin nada de sexo- en una terraza de un hotel que es una auténtica maravilla. Dos hombres están conversando en dicha terraza, entre un sinnúmero de mesas vacías y uno le está contando una anécdota al otro, casi inentendible por los altibajos del volumen ambiente. De pronto aparece Marilyn Chambers, hermosísima, vestida de invierno (el cielo está completamente gris) y con un gorro de lana, y se sienta en una mesa cercana junto a la baranda, frente a un lago, y se toma una cerveza. Los hombres siguen hablando en voz alta, ignorando a la chica, que cada tanto se tienta –tal vez por lo que dicen los tipos, tal vez por el simple hecho de estar siendo filmada- y mira al lago. En la banda de sonido irrumpe una melodía country COLOSAL, una de esas bandas de sonido simples y hermosas de los 70 –antes de que apareciera el imbécil indistinto de <span style="font-weight: bold;">Danny Elfman</span> (si alguien se cruza con él, mátenlo de mi parte)- que interrumpe la conversación y se mezcla con ella. La combinación entre la melancólica y angelical belleza de la Chambers (a quién minutos después vamos a ver ensartada como un pollo y lo sabemos, lo cual le da un morbo particular a la cosa), la aparentemente divertida conversación de los dos atorrantes, la terraza vacía, el cielo gris y la música sublime genera una de esas escenas que, bueno, es imposible saber si los hermanos Mitchell la filmaron como relleno o para aprender a hacer foco, pero estoy seguro que 9 de cada 10 directores independientes se cortarían parte del cuerpo por poder lograr una escena así.<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/1600/fudoh.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/320/fudoh.jpg" alt="" border="0" /></a><span style="font-weight: bold;">Fudoh: the next generation</span> (<span style="font-weight: bold;">Takashi Miike</span>, 1996): Esta no es ni remotamente una de las películas más inquietantes de <span style="font-weight: bold;">Takashi Miike</span> y decididamente no se le puede poner a la altura de la genial <span style="font-weight: bold;">Audición</span> o la perversa <span style="font-weight: bold;">Visitor Q</span>, ni siquiera tiene el grado de delirio de la asombrosa <span style="font-weight: bold;">Dead or Alive</span> o el gore desaforado de <span style="font-weight: bold;">Ichi the Killer</span>, siendo más bien una de sus arquetípicas historias de yakuza y criminales, con mucha violencia al cuete y algunos recursos un poco vistos de más. Pero es una de las historias con mejor ritmo de Miike y tiene algunas características tan deslumbrantes como chocantes (la persistencia del padre filicida, el inverosímil hermafrodita, la cerbatana vaginal), y en cierta forma es como una puerta de entrada perfecta para la obra de Miike, un tipo que por estar de moda no es menos brillante y que es absolutamente increíble que pueda hacer cuatro películas como esta en un año. Hay algo muy tarantinesco en <span style="font-weight: bold;">Fudoh</span>, mucho más que en otras películas de Miike, lo cual puede ser bueno o malo. Para mí es bueno. La escena en la que una de sus guardaespaldas utiliza la ya mencionada cerbatana vaginal olvidando de que se encuentra en el primer día de su menstruación es, como decirlo, diferente.<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/1600/tears%20of%20kali.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/1280/359/320/tears%20of%20kali.jpg" alt="" border="0" /></a><span style="font-weight: bold;">Tears of Kali</span> (<span style="font-weight: bold;">Andreas Marschall</span>, 2004): Esta es un pequeño hallazgo, al menos para puristas de ese género catártico y valiente que es el horror. <span style="font-weight: bold;">Tears of Kali</span> es una película alemana de bajísimo presupuesto que hace de tripas corazón y parte de una cosmogonía totalmente distinta a la habitual en el cine de terror –el hinduismo y la new age- para llegar a resultados por momentos genuinamente aterradores. Aunque los alemanes generalmente (<span style="font-weight: bold;">Ittenbach</span>, <span style="font-weight: bold;">Schnaas</span>, el enfermo de <span style="font-weight: bold;">Buttgereit</span>) suelen intentar espantar e impactar de la forma más explícita posible, <span style="font-weight: bold;">Andreas Marschall</span> elige un camino diametralmente opuesto y oculta todo lo posible de los hechos, las monstruosidades y los crímenes hasta ofrecer una película llena de secretos, casi hermética, en la que la intuición de lo que pasa es mucho más escalofriante de lo que se ve en pantalla (a pesar de algunos toques muy creativos de gore –una chica que se corta los párpados con una tijera, por ejemplo- excelentemente administrados y de notoria dureza). La producción es, como dijimos, de lo más barata y en ocasiones se abusa de diálogos en lugar de ilustrar situaciones, pero esta pequeña colección de historias horripilantes protagonizadas por demonios muy inusuales es una de esas perlas escasas que le alegran el día a cualquier <span style="font-style: italic;">gorehound</span>.<br /><br />Sí, hay mucho cine de horror en esta selección. Que le vamos a hacer si nos cuesta identificarnos con cualquier otra cosa.benitohttp://www.blogger.com/profile/17363629993705303295noreply@blogger.com