miércoles, marzo 24, 2004
Habiles declarantes
El cantante G. me dice algo inquietante; dice que está llegando a la conclusión de que le gusta más leer sobre música que escucharla. Me parece exagerado pero miro a un lado y veo el Lexicon Devil, biografía de los Germs que he leído más de lo que he escuchado a los Germs. Esto me hace pensar en algo que me atrae desde hace tiempo y que es la diferencia entre la música que hace un músico y su personaje público, cosas que no siempre tienen igual atractivo. Y más allá de las circunstancias vitales de los tipos, algo generalmente poco verificable, una cosa que siempre me atrajo es la habilidad de los mismos para manejar dicho personaje público frente a los medios. Es decir, qué tal son como entrevistados, qué tan divertidas e interesantes son sus entrevistas.
Generalmente uno tiende a preferir y ser condescendientes con los músicos que nos gustan, pero ello no quiere decir necesariamente que ellos manejen bien el arte de ser entrevistados y trabajar su imagen pública o echar luz sobre aspectos de su obra. Jim Morrison, por ejemplo, fue uno de los primeros en teorizar al respecto, y hay que decir que alguna idea tenía, ya que siempre me parece un entrevistado fascinante y nunca pude soportar a su banda. Otro ejemplo: cada vez que leo una entrevista a David Bowie me parece estar frente a un ser humano superior, su música rara vez me da esa impresión.
También, aunque es más raro, se da lo opuesto, músicos geniales como J. Mascis, Glenn Danzig o Piazzolla pueden parecer unos descerebrados en entrevista, pero alcanzan unos minutos de su música para olvidarse de cualquier cosa que hayan dicho. Con todo esto no es frecuente, porque la sociabilidad y el ingenio siempre están más al alcance que el verdadero talento, y cuando uno es creativo en una disciplina suele serlo también en su discurso.
Pero vayamos a los ejemplos rioplatenses ya que estamos, excusa excelente para hacer una top list, cosa a la que son afectos todos los blogistas y yo no había encontrado un buen motivo para hacer. Aclaro innecesariamente que los puntos y mi opinión se refieren exclusivamente al desempeño de los mencionados como entrevistados, su música es otro asunto en el que no quiero meterme. El orden es aleatorio y quedan afuera los finados como el inolvidable Luca, que con cuatro palabras putas en castellano era amo y señor de los reportajes.
Andrés Calamaro: Generalmente zafa a pesar de su permanente voluntad de parecer hiper-detonado. Imita a Charly y de vez en cuando hace observaciones pertinentes y buenos chistes. Le damos 7 sobre 10, por el esfuerzo a pesar del mal estado físico.
Gustavo Cerati: Siempre informado, siempre a la moda, siempre con opinión formada, siempre embolante. Leer una entrevista a Cerati es como escuchar a una mujer contando un chiste verde (no me hagan explicar esto último). Apenas un 4 por haber leído aunque no haya entendido.
Charly García: Tal vez el aspecto en el que puede reclamar genialidad sin mayores discusiones. Charly es inteligente, muy gracioso y bardero, aunque hincha mucho los huevos con sus conceptos y su autoestima merqueada. Un 8 y say no more.
Pappo: Acá depende mucho del entrevistador; si este lo lleva para un terreno jugoso como la música contempóranea, sus colegas o la vida urbana, Pappo puede ser un gran entrevistado, si hablan de blues, guitarra y pelotudez, Pappo puede ser tan divertido como mirarse las manos sin haber tomado ácido. Es decir, un 5 que puede llegar a 8 o 9 si habla de tecno.
Daniel Melero: Un encanto, Melero es el entrevistado que Cerati quiere ser y no puede. Es gracioso, incisivo, culto y siempre tiene algo interesante que decir. El problema es que uno lee una entrevista, se compra el disco, lo escucha y dice: "¡Me cagaron! ¡me vendieron un disco de Daniel Melero!" Y sí, es lo que tiene. Le damos un 9.
Los Aldana Bros.: En persona hay una con tetas, en entrevista escrita es difícil diferenciarlos. Es el caso opuesto al de Melero; escuchás un disco (excepto Colmena, que en este aspecto es más coherente) y decís "qué interesante esto, qué original esta construcción de palabras". Luego leés la entrevista en la que hablan sobre el mismo y llegás a la conclusión de que abajo de su mensaje anti-drogas están empastillados hasta las manos, porque parecen a punto de decir "My name is Sam" todo el tiempo. 3 y soy bueno.
Pelado Cordera: Todas las entrevistas de Cordera se pueden resumir en la frase "Yo estaba hecho mierda pero ahora soy un crack" Discurso de drogadicto más o menos regenerado, irresponsable, exagerado, simplista. Tiene serios problemas para hacer coincidir su discurso anarquista y el estarse llenando de guita al mismo tiempo, tendría que leer a Manu Chau, quien ha encontrado el punto medio discursivo. 2, pelado, 2.
Pelado Solari: Para ser un misterioso que no da entrevistas, el Indio habla hasta por los codos (puede ser que para que no hable Skay sobre Krishnamurti y cague todo). Tiene accesos de guaranguez, accesos de divo sufrido y accesos de intelectualoide mediano, pero si se cotejan sus entrevistas desde los ochenta hasta ahora se ve una notable coherencia general y siempre, al menos, un par de observaciones interesantes. Un 6 que puede subir si está en un buen día.
Luis Spinetta: Este sufre, se emociona y se incomprende, y ni por casualidad dice algo interesante. Por suerte no habla demasiado. 3 en honor a la historia.
(Ex) Ilya Kuryaki: En algún momento eran como unos Carozo y Narizota sin gracia. Como los sobrinos del Pato Donald, complementandose unas declaraciones tan naturales como las tetas de la Alfano. Después pasaron a ser algo así como el policía malo y el policía bueno, es decir, Dante decía una pelotudez hiper-grandilocuente (como si fuera producto de la unión sucúbica entre su padre y Bucay) y Emanuel, el policía bueno, lo bajaba un poco a la tierra, traduciendo para los legos. Tras el divorcio Dante siguió el camino hacia el infierno verbal, despertando tan poco interés como su desalmada música y Emanuel trata de ver como puede pasar un chivito mientras explica que lo que hay dentro de la panza de Celeste Cid es suyo y no del bribón de Saynomore. 0 para Dante y 4 para Emanuel, que podrían subir si me saca un par de dudas sobre Celeste.
Fito Páez: Al igual que en su música hay dos Fitos: el Fito "Estoy feliz y quiero que el mundo lo sepa" y el Fito "Estoy infeliz y quiero que el mundo lo sepa". Los dos filosofan, los dos te cuentan el último libro que les prestaron y los dos son unos pelotudos. Le damos un 2 porque a pesar de todo el tipo es sincero.
Pity: Un master; más allá del reviente y el crack -del que no sé cuánto hay de verdad pero hay muchísimo de verosímil-, Pity rompe las reglas de lo expresable y consigue siempre ser divertido y siempre ser ilustrativo, tal vez por no proponérselo en absoluto. Es mucho más interesante que su música y le hace muy buena propaganda. Algún día habrá que recopilarlo. Un 9 porque si le damos 10 se los fuma.
Pipo Cipolatti 1 (anterior a la debacle): Pizarrero como pocos, respuestas preparadas para todo, gran ingenio pero poca gracia. Datos culturales interesantes. Cansador. 5 por poco espontáneo.
Pipo Cipolatti 2 (after debacle): Exactamente igual al anterior, pero si se tiene en cuenta de que las mismas respuestas corresponden a preguntas tales como "¿Qué pensaste cuando se suicidó tu mujer?" o "¿Sabés que te van a sacar a tus hijos porque sos un drogadicto psicópata como la enferma de tu novia?", todo el asunto gana un plus morboso, muy morboso. Quedamos entonces en 5 + 1.
Pil Trafa: En algún momento era el equivalente a Sylvia Süller como reporteado rocker, pero como el mundo ha perdido interés en él ya no se le hacen muchas entrevistas. Hacen bien, realmente nunca fue muy divertido y mentía como una sabandija. 3, si putea a alguien, 7.
Fernando Ruiz Díaz: Simil narcisista y bailarín del anterior. Vive en otra realidad, en otro mundo donde la valoración de su banda es muy distinta que en éste. Le damos 4 porque es bardero, pero él va a pensar que le dimos 10.
Ciro Pertusi: Tiene sorprendentes arranques de honestidad que descolocan a los entrevistadores, discurso limitado pero sincero. No sé si importa mucho esta virtud pero por las dudas le damos 6.
Andrés Ciro: "Aunque llenamos estadios seguimos siendo los mismos". Sí, y yo me curtí a Pampita, andá a cagar. 1 por rostro pétreo y 1 por porteño candombero.
Ricardo Mollo: Es como un boletín de prensa del sello + una propaganda de comida naturista. El ex gordo está podrido de que le pregunten por Luca y no habla sobre su mediática mujer. Una lástima, porque me gustaría saber algunas porquerías sobre mi compatriota. 2 por botón, por comer ananá y por místico.
Adrián Dárgelos: Morbosamente dejo esta perla para el final... El hombrecillo tiene algo que decirle al mundo, el problema es que no sabe qué carajo es. Y mientras lo encuentra habla y habla y habla, hilvanando la peor serie de pelotudeces pseudo-profundas que se hayan dicho desde los días de gloria de Nacha Guevara. Me consta que no siempre fue así, pero ahora es así y no hay Cristo que se lo banque así. Para peor compruebo en un reportaje reciente en Página 12 expresiones de sus compañeros que me hacen sospechar que está contagiando al resto del grupo. Qué guacho imbancable, lo declaramos fuera de concurso porque si le damos un 0, seguro que le sirve para seguir hablando. Qué guacho...
Generalmente uno tiende a preferir y ser condescendientes con los músicos que nos gustan, pero ello no quiere decir necesariamente que ellos manejen bien el arte de ser entrevistados y trabajar su imagen pública o echar luz sobre aspectos de su obra. Jim Morrison, por ejemplo, fue uno de los primeros en teorizar al respecto, y hay que decir que alguna idea tenía, ya que siempre me parece un entrevistado fascinante y nunca pude soportar a su banda. Otro ejemplo: cada vez que leo una entrevista a David Bowie me parece estar frente a un ser humano superior, su música rara vez me da esa impresión.
También, aunque es más raro, se da lo opuesto, músicos geniales como J. Mascis, Glenn Danzig o Piazzolla pueden parecer unos descerebrados en entrevista, pero alcanzan unos minutos de su música para olvidarse de cualquier cosa que hayan dicho. Con todo esto no es frecuente, porque la sociabilidad y el ingenio siempre están más al alcance que el verdadero talento, y cuando uno es creativo en una disciplina suele serlo también en su discurso.
Pero vayamos a los ejemplos rioplatenses ya que estamos, excusa excelente para hacer una top list, cosa a la que son afectos todos los blogistas y yo no había encontrado un buen motivo para hacer. Aclaro innecesariamente que los puntos y mi opinión se refieren exclusivamente al desempeño de los mencionados como entrevistados, su música es otro asunto en el que no quiero meterme. El orden es aleatorio y quedan afuera los finados como el inolvidable Luca, que con cuatro palabras putas en castellano era amo y señor de los reportajes.
Andrés Calamaro: Generalmente zafa a pesar de su permanente voluntad de parecer hiper-detonado. Imita a Charly y de vez en cuando hace observaciones pertinentes y buenos chistes. Le damos 7 sobre 10, por el esfuerzo a pesar del mal estado físico.
Gustavo Cerati: Siempre informado, siempre a la moda, siempre con opinión formada, siempre embolante. Leer una entrevista a Cerati es como escuchar a una mujer contando un chiste verde (no me hagan explicar esto último). Apenas un 4 por haber leído aunque no haya entendido.
Charly García: Tal vez el aspecto en el que puede reclamar genialidad sin mayores discusiones. Charly es inteligente, muy gracioso y bardero, aunque hincha mucho los huevos con sus conceptos y su autoestima merqueada. Un 8 y say no more.
Pappo: Acá depende mucho del entrevistador; si este lo lleva para un terreno jugoso como la música contempóranea, sus colegas o la vida urbana, Pappo puede ser un gran entrevistado, si hablan de blues, guitarra y pelotudez, Pappo puede ser tan divertido como mirarse las manos sin haber tomado ácido. Es decir, un 5 que puede llegar a 8 o 9 si habla de tecno.
Daniel Melero: Un encanto, Melero es el entrevistado que Cerati quiere ser y no puede. Es gracioso, incisivo, culto y siempre tiene algo interesante que decir. El problema es que uno lee una entrevista, se compra el disco, lo escucha y dice: "¡Me cagaron! ¡me vendieron un disco de Daniel Melero!" Y sí, es lo que tiene. Le damos un 9.
Los Aldana Bros.: En persona hay una con tetas, en entrevista escrita es difícil diferenciarlos. Es el caso opuesto al de Melero; escuchás un disco (excepto Colmena, que en este aspecto es más coherente) y decís "qué interesante esto, qué original esta construcción de palabras". Luego leés la entrevista en la que hablan sobre el mismo y llegás a la conclusión de que abajo de su mensaje anti-drogas están empastillados hasta las manos, porque parecen a punto de decir "My name is Sam" todo el tiempo. 3 y soy bueno.
Pelado Cordera: Todas las entrevistas de Cordera se pueden resumir en la frase "Yo estaba hecho mierda pero ahora soy un crack" Discurso de drogadicto más o menos regenerado, irresponsable, exagerado, simplista. Tiene serios problemas para hacer coincidir su discurso anarquista y el estarse llenando de guita al mismo tiempo, tendría que leer a Manu Chau, quien ha encontrado el punto medio discursivo. 2, pelado, 2.
Pelado Solari: Para ser un misterioso que no da entrevistas, el Indio habla hasta por los codos (puede ser que para que no hable Skay sobre Krishnamurti y cague todo). Tiene accesos de guaranguez, accesos de divo sufrido y accesos de intelectualoide mediano, pero si se cotejan sus entrevistas desde los ochenta hasta ahora se ve una notable coherencia general y siempre, al menos, un par de observaciones interesantes. Un 6 que puede subir si está en un buen día.
Luis Spinetta: Este sufre, se emociona y se incomprende, y ni por casualidad dice algo interesante. Por suerte no habla demasiado. 3 en honor a la historia.
(Ex) Ilya Kuryaki: En algún momento eran como unos Carozo y Narizota sin gracia. Como los sobrinos del Pato Donald, complementandose unas declaraciones tan naturales como las tetas de la Alfano. Después pasaron a ser algo así como el policía malo y el policía bueno, es decir, Dante decía una pelotudez hiper-grandilocuente (como si fuera producto de la unión sucúbica entre su padre y Bucay) y Emanuel, el policía bueno, lo bajaba un poco a la tierra, traduciendo para los legos. Tras el divorcio Dante siguió el camino hacia el infierno verbal, despertando tan poco interés como su desalmada música y Emanuel trata de ver como puede pasar un chivito mientras explica que lo que hay dentro de la panza de Celeste Cid es suyo y no del bribón de Saynomore. 0 para Dante y 4 para Emanuel, que podrían subir si me saca un par de dudas sobre Celeste.
Fito Páez: Al igual que en su música hay dos Fitos: el Fito "Estoy feliz y quiero que el mundo lo sepa" y el Fito "Estoy infeliz y quiero que el mundo lo sepa". Los dos filosofan, los dos te cuentan el último libro que les prestaron y los dos son unos pelotudos. Le damos un 2 porque a pesar de todo el tipo es sincero.
Pity: Un master; más allá del reviente y el crack -del que no sé cuánto hay de verdad pero hay muchísimo de verosímil-, Pity rompe las reglas de lo expresable y consigue siempre ser divertido y siempre ser ilustrativo, tal vez por no proponérselo en absoluto. Es mucho más interesante que su música y le hace muy buena propaganda. Algún día habrá que recopilarlo. Un 9 porque si le damos 10 se los fuma.
Pipo Cipolatti 1 (anterior a la debacle): Pizarrero como pocos, respuestas preparadas para todo, gran ingenio pero poca gracia. Datos culturales interesantes. Cansador. 5 por poco espontáneo.
Pipo Cipolatti 2 (after debacle): Exactamente igual al anterior, pero si se tiene en cuenta de que las mismas respuestas corresponden a preguntas tales como "¿Qué pensaste cuando se suicidó tu mujer?" o "¿Sabés que te van a sacar a tus hijos porque sos un drogadicto psicópata como la enferma de tu novia?", todo el asunto gana un plus morboso, muy morboso. Quedamos entonces en 5 + 1.
Pil Trafa: En algún momento era el equivalente a Sylvia Süller como reporteado rocker, pero como el mundo ha perdido interés en él ya no se le hacen muchas entrevistas. Hacen bien, realmente nunca fue muy divertido y mentía como una sabandija. 3, si putea a alguien, 7.
Fernando Ruiz Díaz: Simil narcisista y bailarín del anterior. Vive en otra realidad, en otro mundo donde la valoración de su banda es muy distinta que en éste. Le damos 4 porque es bardero, pero él va a pensar que le dimos 10.
Ciro Pertusi: Tiene sorprendentes arranques de honestidad que descolocan a los entrevistadores, discurso limitado pero sincero. No sé si importa mucho esta virtud pero por las dudas le damos 6.
Andrés Ciro: "Aunque llenamos estadios seguimos siendo los mismos". Sí, y yo me curtí a Pampita, andá a cagar. 1 por rostro pétreo y 1 por porteño candombero.
Ricardo Mollo: Es como un boletín de prensa del sello + una propaganda de comida naturista. El ex gordo está podrido de que le pregunten por Luca y no habla sobre su mediática mujer. Una lástima, porque me gustaría saber algunas porquerías sobre mi compatriota. 2 por botón, por comer ananá y por místico.
Adrián Dárgelos: Morbosamente dejo esta perla para el final... El hombrecillo tiene algo que decirle al mundo, el problema es que no sabe qué carajo es. Y mientras lo encuentra habla y habla y habla, hilvanando la peor serie de pelotudeces pseudo-profundas que se hayan dicho desde los días de gloria de Nacha Guevara. Me consta que no siempre fue así, pero ahora es así y no hay Cristo que se lo banque así. Para peor compruebo en un reportaje reciente en Página 12 expresiones de sus compañeros que me hacen sospechar que está contagiando al resto del grupo. Qué guacho imbancable, lo declaramos fuera de concurso porque si le damos un 0, seguro que le sirve para seguir hablando. Qué guacho...
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