viernes, abril 21, 2006

Los hombres difíciles y las frases fáciles

Tal vez soy el último pelotudo capaz de calentarse por un titular de la revista Gente, pero...

En el número de esta semana tenemos a una permanente abonada a la tapa de dicha revista, la modelo, actriz y ex primera dama mediática Araceli González. Como es habitual, la chica -seguramente una de las mujeres más bonitas y sexys de la Argentina- aparece en ropa interior, exhibiendo su espléndido lomo y saliendo como siempre sale en las tapas, es decir, bien. Pero tengo algún problema con el texto, una declaración de la González, que aparece en tapa.

Dice la diva, reflexiva y melancólica: "Después de los 35, ¡Qué difícil es conseguir un hombre!"

Bueno, yo estoy de acuerdo con dicha reflexión, esencialmente; en una cultura occidental obsesionada por la juventud, compensación histérica del pánico a la muerte, y por lo superficial, una mujer de 35 años, es decir una mujer joven, aún fértil y que puede estar aún en su pico de atracción física, ya se la empieza a considerar un poco veterana para los galanes en búsqueda de mujeres con las que formar pareja. Algo que tiene muchos motivos, algunos de ellos razonables -como las dificultades del embarazo a partir de cierta edad- pero que básicamente es un rebote de una obsesión pedófila colectiva digna de los momentos más dudosos de Onetti y Nabokov. Es decir, para la mayoría de las mujeres solteras o divoriciadas la reflexión de Araceli - siendo generoso y entendiendo por "conseguir un hombre" el concepto de "conseguir pareja", porque ya se sabe que siempre estamos dispuestos a prestar nuestra hombría por unas horas- es una reflexión social compartible y con la que cualquier treintañera puede estar de acuerdo. Pero esta es Araceli González, no es cualquier treintañera.

Me explico antes de que me desprecien como uno de esos intelectualosos de izquierda farandulizados y aporteñados a los que los viejos leones del MLN atarían abajo de una chalupa: No tengo la más pálida idea de que tipo de mujer sea Araceli González, puede ser insoportable, tener mal aliento, ser fan de Babasónicos, odiar a los perros, tenerle horror al sexo oral... puede tener mil características que la hagan despreciable como pareja, pero objetivamente es una mujer hermosísima, excepcionalmente atractiva a pesar de (o gracias a) su cara algo redonda demás, y a pesar de estar llegando a los 40. Aún si nunca le hubieran puesto una cámara adelante y no cobrara los miles de dólares que debe pasarle todos los meses su ex marido Adrián Kirzner Schwartz, más conocido como Adrián Suar, de cualquier forma la González daría vuelta todas las nucas masculinas con sólo entrar a cualquier salón. Si se quiere inclusive sus devaneos actorales le deben haber restado un poco de atractivo, teniendo en cuenta que generalmente han sido en productos infames dirigidos o producidos por su ex.

Pero esta mujer declara, y Gente destaca, que le es difícil "conseguir un hombre". Vamos... ¿qué tipo de hombre le puede resultar difícil conseguir a una mujer de estas características? ¿alguien que produzca películas millonarias para que ella pueda más o menos actuarlas? ¿un tipo que tenga dos pijas y le haga real la fantasía de aquel infame chiste del Cabezón Ruggeri...? Por más que haya pasado los 35 si hay algo que caracteriza a una mujer como Araceli González es la capacidad de conseguir a prácticamente cualquier varón que se le pase por adelante, incluyendo a este blogger, a su perro y a la estatua de Karol Wojtyla. Entonces, ¿por qué decir semejante idiotez? ¿Será una reverenda pelotuda, todos los argentinos se hicieron gay o hay algo más atrás de todo esto?

Tal vez la respuesta se pueda intuír revisando las frases destacadas en otras ediciones de Gente que la tuvieron de tapa:

"Voy a luchar hasta el final para seguir con Adrián"

"El único hombre que entra a mi cama es mi hijo Tomás"

"No hace falta una cirugía para ser sexy"

"Quiero que mi próximo amor sea para toda la vida"

"Como mujer no estoy disponible"

"Me gustaría volver a enamorarme"

Etc... Sí, obviamente no son los aforismos de Marguerite Duras. No tienen por qué serlo tampoco. Pero hay varias cosas en común relación a todas estas declaraciones y todas las tapas que la tuvieron como protagonista. Una de ellas es que todas, o prácticamente todas, las tapas de Gente protagonizadas por ella abren el copete debajo del titular con la frase "Más divina que nunca a los 34 (35, 36, 37 o la edad que corresponda a la tapa) Araceli blah blah blah...." Esta frase se repite inevitablemente tanto para las notas de tapa de González como para las de Catherine Fulop, Andrea Frigeiro o cualquier mujer de más de treinta que se conserve bien. Gente, que inevitablemente vende más con estas fotos de veteranas que con modelos más jóvenes pero menos conocidas, siempre parece pedir disculpas por usar de tapa a mujeres de tan avanzada edad, pero se justifica con el buen estado en qué están. Que siempre se debe, por supuesto, al ejercicio y la alimentación saludable, y nunca a la liposucción o el bisturí.

Pero lo más interesante es la construcción del personaje público de Araceli González a través de estas tapas. A la modelo lo que le interesa es generar una imagen de buena madre, de chica de familia caída casi por accidente en la fama, de mina que no entrega fácil y que no ve un glande desde su separación de Suar hace algunos años. Y, sobre todo, que es una mina humilde e igual a todas las demás. Ahí está el asunto.

La humildad y la vulgaridad, o mejor dicho, la ilusión de humildad y vulgaridad, son al parecer la mayor aspiración en las sociedades rioplatenses. Es así que desde Nancy Dupláa hasta el enano de La Vela Puerca dedican toda su energía vital durante décadas a separarse lo más posible de las formas de vida del resto de los uruguayos o argentinos para, una vez lograda esa separación, asumir un discurso de deje en claro que sus vidas son exactamente iguales a las de los demás conciudadanos. En realidad es una tensión bastante lógica: el impulso de sobresalir y el de confundirse en la multitud coexisten en todas las personas, pero no está mal tener una buena idea de cuál de los dos está ganando. Y no está mal tener una al menos una ligera idea de lo que llamamos realidad.

Yo no creo en las absolutos generales y sí en los paisajes interiores. Creo que hay ricos desdichados y bellezas que se creen feas. Poderosos que se sienten débiles, talentos rutilantes y al mismo tiempo inseguros, personas populares agobiadas por la soledad. Es todo cierto, o mejor dicho, todo posible si se trata de seres humanos y no de personajes de historieta. Pero cuando uno va a tercerizarse en una entrevista, a hablar de sí mismo como de un personaje, hay que recordar cuál es el personaje que se eligió originalmente y recordar desde dónde se está hablando, porque de lo contrario no sólo se puede ser sumamente ridículo sino que también se puede ofender a mucha gente de la que no sale en tapas de revistas. Es decir, hay que ubicarse.

Porque hay frases que pueden ser totalmente compartibles, pero que cambian totalmente de sentido según quién las diga. Imaginemos otras posibles tapas de Gente.

"En este país chovinista... ¡Qué difícil es ser hija de inmigrantes!" (Ingrid Grudke)

"Pasados los cincuenta o sesenta, ¡Es bravo para una mina conseguir laburo!" (Susana Giménez)

"En este país nadie te regala nada... ¡En este país tenés que remarlas todas!" (Dante Spinetta con Franco Macri asintiendo)

"Si el público pagó la entrada... ¡Hay que respetarlo y darle un buen show!" (Charly García)

"Uno por laburo hace muchas cosas, ¡Pero hay que saber los límites que no hay que cruzar y no hacerle a los demás lo que no queremos sufrir!" (Jorge Rial)

"A mi lo que me gusta es el bajo perfil porque... ¡Nadie es más que nadie!" (Diego Armando Maradona)

"No está bueno que a una la consideren sólo un objeto sexual ¡Además el sexo es algo privado!" (Nazarena Vélez)

"Una cosa es el pragmatismo peronista, ¡pero la prioridad siempre tienen que ser los débiles que te otorgaron el poder" (Carlos Menem)

Y uno podría seguir imaginando por horas....

Cualquier vigilante puede saltar a decirme que entre todos los horrores apoyados y sostenidos por la repelente revista Gente -un medio que saludó la llegada de Videla & cía, que alentó a los jóvenes a ir a Malvinas, que festejó el desguace de la Argentina promovido por Menem y los suyos- el destaque de una frase imbécil de una modelo no es la gran cosa. Pero toda la infame editorial Atlántida (fundada por el uruguayo oriundo de Rocha Constancio C. Vigil) ha sobrevivido en el tiempo a fuerza de tetas y modelos chotas, de culos tapando los horrores cotidianos. Y como estoy medio metonímico y me gusta ver la señales del mal en las pequeñas cosas, veo ese titular y me rompe los huevos. Tal vez una frase descontextualizada, tal vez una frase cuidadosamente elegida para hacerle creer a sus fans que esa actriz-modelo millonaria no tiene quién se la ponga y es una buena chica que sufre como todos, en todo caso una sacada de lengua a todas las mujeres solas y amenazadas por la edad que pasan por enfrente a un kiosko sin esperarse que una pelotuda las insulte desde una fotografía.

David Cross, el comediante, cuenta en una de sus rutinas que fue a un restaurant carísimo en New York en el que -es una anécdota verdadera, no un chiste- se vende un chocolate recubierto de una capa de oro, que sale un vagón de dólares. Cross dice que, teniendo en cuenta de que el polvo de oro carece completamente de sabor o cualidades nutritivas, la única razón que podía imaginarse para que alguien pidiera dicho chocolate es el posible placer de hacerle un gigantesco fuck you a todos los pobres del mundo, el placer de sentir que se prefiere convertir oro en mierda antes que obsequiárselo a alguien, el insulto final. Bueno, de eso se trata este post, no de una modelo desubicada, sino del insulto, del descaro absoluto de la fealdad todopoderosa. De la omnipotencia que ya no sabe lo que son los demás, ni dónde están, ni lo que es temer.

domingo, abril 09, 2006

Berlitz propone un problema intelectual (continuación tangente del post anterior)

Uno de por sí no le tiene mucho cariño a las tandas publicitarias, pero ahora que la cerveza Patricia a vuelto a poner en circulación full time su último aviso, esa pelotudez en la que un idiota se queja de que a la novia le gusta el churrasco seco y la música electrónica sobre la que ya hemos hablado, la cosa se vuelve realmente difícil. Yo desde acá doy un ultimatum: si sigue saliendo ese imbecilidad supuestamente emotiva al aire yo hago huelga de sed con respecto a la cerveza (sólo a la cerveza porque no hay que ser extremista), y créanme que se va a notar en los balances.

Sin embargo y a pesar de estar en el aire este artefacto letal, una nueva publicidad nos asombra en planos en los que ya no creíamos poder sorprendernos. Se trata de una pieza de Academias Berlitz en la que se recopilan una serie de momentos/figuras simbólicos de los últimos cien años en la R.O.U. Se trata de:

a) La aparición del "uruguayo" Carlos Gardel
b) El triunfo de la selección uruguaya en Maracaná
c) La supervivencia de los rugbier uruguayos accidentados en los Andes
d) La obtención por parte del ciclista Milton Wynants de una medalla de plata en las Olimpíadas de Sydney.
e) El Oscar a Mejor canción ganado por Jorge Drexler.

Todos estos son presentados como ejemplos de triunfo nacional y de que se logra lo que se puede cuando se tiene tesón y las herramientas indicadas. Entonces Berlitz propone su oferta para emular a estos ejemplos: tomar sus cursos de inglés. En serio.

Y aquí tenemos un problema intelctual similar al del post anterior: ¿cuál es el concepto bajo el cual se amuchan estos personajes/acontecimientos ejemplares? y ¿cuál es su ejemplo?

Veámos, tal vez en forma innecesaria, la naturaleza de los ejemplos propuestos:

a) Gardel: la disputa por la nacionalidad del zorzal criollo puede ser una cosa divertida en sus retorcidos vericuetos, pero es un papelón el sostener al cantante como símbolo de algo uruguayo. Aún en el caso de que la absurda teoría del esperma atómico del Coronel Escayola fuera cierta, difícilmente Gardel puede ponerse de ejemplo de lo uruguayo para nada, a no ser que sea de la habitual renuncia de los orientales a su patria; el casi con seguridad francés de nacimiento Gardel nunca dió la menor señal de identificación con Uruguay equivalente a las que dió hacia Argentina. Basta con recordar su visita para alentar la selección argentina que jugó la final de 1930 o simplemente escuchar 'Mi Buenos Aires querido' para que esta discusión pierda sentido, y mucho menos su reivindicación como tesoro nacional. Por otra parte es más que discutible su status de ejemplo mundial ya que, seamos sinceros, fuera del Río de la Plata no sólo no canta cada día mejor sino que simplemente canta cada día menos.

b) Maracaná: Esta sí es una hazaña considerablemente célebre en todo el orbe y sin dudas un momento privilegiado del deporte uruguayo. Pero hace tiempo ya que se han perdido los parámetros de la relevancia mundial de este hecho acontecido hace 56 años y previo a la era de la televisión (o al menos de las buenas filmaciones), y que ya ha pasado al panteón museístico de las leyendas no vividas. La gesta de los uruguayos en el 50 puede ser relativizada con el simple hecho de que fue un mundial breve y en el que no participaron la mayoría de las grandes potencias futbolísticas de la época pero que sigue siendo un hecho emocionante, pero en verdad se está vaciando de significado día a día mientras el fútbol uruguayo se hace cada vez más ridículo y dicho mundial ya es parte de la bruma de la Historia antigua, donde se ha reunido con anécdotas como los goles de Just Fontaine o el monumental tongo italiano en el 34, es decir: estadísticas y efemérides, no realidades ejemplares. Y la próxima vez que vea a algún periodista uruguayo refregarle este triunfo en la cara a algún jugador brasileño que nació 30 años después del mundo y que ya es campeón o bicampeón mundial, yo pido la ciudadanía de Timboktu.

c) Los perdidos en los Andes: Es extrañísimo y sólo puede explicarse en términos de la monumental inseguridad de los uruguayos como nación el que los accidenteados en los Andes hayan pasado a ser parte constitutiva del espíritu nacional. Quiero decir, la historia de estos rugbiers devenidos en caníbales es una historia magnífica y posiblemente el hecho del Siglo XX protagonizado por uruguayos más notorio mundialmente, mucho más que Maracaná. Pero, ahora, ¿qué tipo de notoriedad es la que se festeja como ejemplo? ¿El que los uruguayos siniestrados hayan obedecido a su instinto más primario, el de supervivencia, aún a costa de transgredir el más antiguo de los tabús de occidente, el de no comer carne humana? A mí sí me parece algo fascinante, pero de ahí a considerarlo un ejemplo de temperamento, bueno...

d) La medalla de plata de Wynants: Este debe ser el ejemplo más patético, no porque no sea admirable el que este sanducero, al que al igual que a los demás atletas uruguayos lo mandaron a la guerra con un escarbadientes, haya podido conseguir una medalla plateada en una de las chiquicientas pruebas olímpicas de ciclismo. Es un triunfo, pero es un triunfo secreto, como cuando el hijo menos aventajado de la familia inesperadamente se saca un 11 en un examen. Ok, es un orgullo temporal y de puertas para adentro, no como para andar cacareandolo por ahí, y mucho menos para las demostraciones de histeria que se sucedieron en su momento. Dió y sigue dando un poquito de vergüenza, no por Wynants sino por todos lo que quisieron subirse a su estrecho y modesto podio.

e) El Oscar de Drexler: De JD y su Oscar ya nos hemos ocupado en exceso, pero sólo quiero volver a reflexionar sobre qué es lo que hace a este acontecimiento importante: un premio dado por una organización etnocéntrica cultural norteamericana, que jamás se ha distinguido por su buen gusto (hasta el día de hoy la película más oscarizada de la historia es aquella garcha llamada Titanic) y que había sometido a una tremenda humillación al cantante uruguayo negándole inclusive el derecho de cantar su canción, y cuyo público (el del Oscar) sigue sin saber quién carajo era ese tipo que cantó una estrofa de una canción insulsa, durante una pseudo-protesta tan pseudo que nadie llegó a apreciarla, porque en el mundo de las protestas reales, los protestones no van a las premiaciones (H. Miyazaki, Marlon Brando, Woody Allen) o inclusive mandan a cagar a los organizadores (los Sex Pistols y el Rock'n'roll Hall of Fame).

Pero bueno, esa es la selección de momentos memorables de Berlitz, selección que cuando es coronada con el anuncio de los cursos de inglés convierte al reclame en una pieza digna de Monty Python, pero no es el sacarle el cuero a los publicitarios que la perpretaron (de hecho tal vez haya sido gente inteligente por motivos que voy a aclarar más adelante) lo que me tiene escribiendo sino otra vez lo mismo que con las tres fechas en las que se suspendió el programa de Orlando Petinatti de las que hablaba en el post anterior, es decir: el paradigma de la selección de ejemplos.

Porque, si es una recopilación de momentos en los que Uruguay fue mencionado en el resto del mundo habría que sacar al buenazo de Wynants y especificar un poco más de qué momento de Gardel se habla (lo que más se destaca de Gardel en la publicidad es su supuesta condición de tacuaremboense). Si se trata de grandes momentos deportivos, quedan afuera Drexler, Gardel y los rugbier, que son célebres por motivos que no tienen que ver con el deporte. Si se trata de arte, quedan afuera Wynants, la selección de Maracaná y (supongo) los rugbier. Si se trata de gestas valorosas, bueno puede ser cualquier cosa pero hay que estar medio mal de la cabeza para incluir a Drexler y su "protesta". Si se trata de canibalismo...

Pero estoy solo molestando para demostrar por la vía del absurdo: sé perfectamente cual es el paradigma elegido por la empresa de publicidad y por Berlitz, y no tiene nada de caprichoso. Los cinco casos, a los que se les podría haber agregado el subtítulo de Uruguay en el Mundial Sub 20 de Malasia, si no fuera porque el principal protagonista de dicha selección, Marcelo Danubio Zalayeta, fue uno de los responsables de que Uruguay quedara afuera del próximo Mundial de Alemania, son los ejemplos sobre los que se viene identificando y construyendo la identidad uruguaya en los últimos años. Puede sonar exagerado pero el propio anuncio de Berlitz lo prueba, y alcanza hacer un poco de memoria para confirmar otro de los puntos en común de las cosas mencionadas: la total desproporción de su noticia o su recuerdo. Se trata además de acciones/logros individuales o de colectivos reducidos que han sido asumidos como propios por toda la colectividad nacional aunque estos los incluyan poco o nada. Y es un problema de características sociopáticas el cómo todos estos ejemplos dependen de la mirada externa, de la mirada del mundo. El modesto triunfo de Wynants pasó, como es lógico, inadvertido para el mundo, pero el hecho de que se haya subido a un podio retrasmitido, que haya logrado el meterse en una foto mundial lo hizo más notorio que todos los triunfos ciclistas de Federico Moreira juntos. El caso más patético es el de Drexler ascendido a la apoteósis por haber ganado un Oscar, es decir por haber recibido una cocarda extranjera que lo volvió, para los creativos de Berlitz mucho más ejemplar que, pongamos, Jaime Roos, Fernando Cabrera, Eduardo Mateo y otros compositores mucho más respetables. Inclusive la breve lista de Berlitz, generosa como para incluir como ejemplo de talento y tesón orientales a dos cantantes (y uno de ellos ni siquiera uruguayo), deja afuera al más grande cantante/compositor nacido en estas tierras -y además de gran notoriedad en el exterior, si eso es lo que importa- el gran Alfredo Zitarrosa. Pero afuera de este canon también quedan todos los intelectuales (a menos que se considere a JD como uno), hayan alcanzado el prestigio internacional que hayan alcanzado; quedan afuera Onetti, Herrera y Reissig, Rodó, Torres García, Idea Vilariño y Angel Rama, por ejemplo. Y quedan afuera los auténticos logros de la república uruguaya durante el siglo XX; el temprano voto femenino, las ocho horas batllistas, la redistribución de rentas más justa de América Latina, la escuela laica, el voto por el No... Todos logros en pleno deterioro pero no más deteriorados que el fútbol local, que sin embargo no queda afuera del canon ejemplar.

No hay ninguna casualidad en la publicidad de Berlitz, publicidad que tal vez provenga, más que de la ignorancia supina de un publicista, de alguna encuesta sobre los hechos más memorables de los últimos cien años de la R.O.U., o los que producen más orgullo. No me cabe la menor duda de que son ejemplos representativos del inconciente colectivo del país o de lo que queda de él. Eso es lo que convenimos en admirar y en convertir en mitos fundacionales, esa es la arcilla con la que se pretende amasar un contrato social. No es de extrañarse entonces que la gente formada sobre esas ideas considere que, por ejemplo, la mayor demostración de soberanía sea la de pelear y sacrificarse por los privilegios exclusivos de una empresa finlandesa que funciona fuera de las leyes nacionales y que se caga soberanamente en los intereses del país.

Si uno hiciera una encuesta callejera, tal vez uno de cada 5.000 o 10.000 uruguayos sepa quién es Martin Sorrondeguy, pero Martín es uno de los uruguayos más respetados en el mundo entero: cantante y fundador de Los Crudos, Sorrondeguy es la principal figura e ideólogo del punk latino en EE.UU., un tipo que ha luchado como nadie por ingresar en uno de los bastiones menos étnicamente plurales de la cultura de protesta estadounidense y discutir la inserción de los latinos en la misma. No conforme con ello, Sorrondeguy es también un fotógrafo asombroso, un documentarista respetadísimo y en estos momentos es el director y responsable de Maximum Overdrive, desde hace dos décadas la principal revista/fanzine del punk mundial. En cambio por lo menos 8 de cada 10 uruguayos deben conocer a Claudia Fernández, o al menos a su no tan excepcional culo. En un buen día y en barrios cercanos a universidades, tal vez uno de cada 1.000 uruguayos conozca a Juan Flo, catedrático de Estética en Humanidades y uno de los mayores expertos en Kant de América Latina, un tipo por el cual cualquier universidad del orbe mandaría sicarios para secuestralo y que sin embargo se hace tiempo para dar clases en Uruguay por la tercera parte del sueldo que gana un portero del Banco Hipotecario. Por otra parte seguro que 10 en 10 uruguayos conoce vida y obra de ese fracaso monumental de deportista que es Álvaro Recoba.

Pero repito: no es casualidad el reclame de Berlitz, como no es tampoco casualidad el un poco más completo pero similar institucional de Canal 10: este es tiempo de identidades porque es tiempo de patriotas, porque los patriotas son necesarios para vender lo invendible y explicar lo inexplicable. Y estos son los materiales con los que hay que construir esa muralla. Yo, viejo y nostálgico, me quedo con el final del 'Cara al culo' de La Polla Records, ¿se acuerdan?

martes, abril 04, 2006

El licenciado propone un problema intelectual

Cada vez que este blog se queda sin ideas, el bueno del Licenciado Orlando Petinatti abre la boca en uno de sus grandes reportajes anuales y nos da de comer por un rato. En esta ocasión se trata de una extensa nota de Sábado Show, realizada con el motivo del pase de Petinatti a Canal 10, abandonando el 12 -antiguo hogar de todos sus intentos televisivos- para sumarse al plantel de Saeta, donde al parecer le darán las condiciones de producción para hacer "lo más novedoso y espectacular en entretenimientos de lo que se ha visto en los últimos tiempos", aunque no aclara como va a hacer el canal de los DeFeo para solucionar el problema endémico por el que los programas televisivos de Petinatti nunca han sido un éxito, es decir, el tener que verlo a él. El carácter del programa no está claro aunque el licenciado dice que va a tener como modelo algunos programas estadounidenses. Desde aquí sugerimos que, ante la imposibilidad de llevar a cabo por motivos ferroviarios el programa de caridad de Humberto de Vargas, el licenciado encare un proyecto titulado "Un desafío al estómago", pero suponemos que se va a optar por algo más eufemístico.

De cualquier forma la entrevista es tan entretenida como cualquiera de las que ha concedido el hombre en los últimos tiempos, no porque sea un entrevistado gracioso o inteligente, sino porque su progresivo divorcio con la realidad y con la naturaleza de sus programas es cada vez más pronunciada, y porque es el mayor ejemplo de egotrip desquiciado que se haya visto en Uruguay, un país no muy afecto a las grandes demostraciones de auto-estima. Egotrip de lo más curioso porque es una prueba de que la gente nunca está conforme, quiero decir: es tonto negarle a Petinatti su carácter de fenómeno o virus cultural nacional; nadie ha logrado los récords de audiencia radial de este hombre y mucho menos durante el tiempo que él lo consiguió (ya van 15 años de Malos Pensamientos), nadie puede arrebatarle eso, que de cualquier forma habla menos sobre él que sobre el país que le dedicó un sello de correo. Pero ver las piruetas que hace para explicar como inexplicablemente fracasaron sus intentos de conquistar la vecina orilla (suponemos que los interesados a priori deben de haber efectivamente visto un tape de uno de sus programas), o atribuírse invenciones que en radio son el equivalente a la pólvora, es insanamente divertido.

Pero no es ese delirio megalomaníaco lo que nos motiva a escribir este post, ni la cantidad de datos interesantes que aporta la nota (como el vergonzoso recuerdo del estoico diputado tupamaro Luis Rosadilla haciéndole de movilero en la asunción de Vázquez o el recordatorio de cómo varios músicos muy conocidos le hicieron de jingleros), sino el mero dato de las tres únicas ocasiones en que Malos Pensamientos interrumpió su programación habitual, que como la nota recuerda ni siquiera se interrumpió ante una apendicitis del valiente conductor que resistió, intestino en mano o algo así, hasta terminar la emisión para ir a operarse. Las tres veces que el programa dedicó todas sus cuatro mastondónticas horas a otro tema fuera de exprimir la estupidez uruguaya fueron: a) La caída de las torres gemelas, b) La muerte del automobilista Gonzalo "Gonchi" Rodríguez y c) La muerte del Papa Juan Pablo II. Y hete aquí el problema que da nombre a este post.

El ya legendario cuento de Jorge Luis Borges 'El idioma analítico de John Wilkins' menciona una imaginaria enciclopedia china que clasificaba a los animales en categorías imposibles de pensar por no pertenecer a un mismo eje paradigmático, por ejemplo animales que "se agitan como locos", animales "que acaban de romper el jarrón" o "que de lejos parecen moscas" o "perros sueltos". La invención es una especie de dinamita mental tan poderosa que es la base, por ejemplo, de todo el libro Las palabras y las cosas de Michel Foucault. No voy a ser grosero y e imaginar a Petinatti como un emperador chino local que suspende su programa por arcanas razones impensables -de hecho hay un eje paradigmático en los tres programas especiales y el mismo es la arbitrariedad del conductor- pero me cuesta de cualquier forma entrar en la lógica de ese eje.

Quiero decir; ¿Malos pensamientos interrumpe su programación habitual cuando se muere alguien importante? ¿cuál es el paradigma de importancia? En estos quince años se han muerto George Harrison, Liber Seregni, Kurt Cobain, Slobodan Milosevic, Juan Schiaffino, Joe Strummer, Yasser Arafat, El Corto Buscaglia, Theo Van Gogh, G.G. Allin, La Tota Quinteros, Dee Dee Ramone, Lady Di, Mario Levrero... ¿cuál es el hilo entre los achicharrados en el WTC, el accidentado conductor y el religioso polaco? ¿la conmoción pública en Montevideo? Bueno, en los quince años también ocurrieron la crisis del 2002, la invasión a Irak, el triunfo de la izquierda, el tsunami, el caso Berríos, el asesinato de Yithzak Rabin, el kilombo de las papeleras, Michael Schumacher... yo qué sé, pasaron muchas cosas ¿no? Inclusive el tercero de los hechos, la muerte de Wojtyla, es el más llamativo en la selección, porque Petinatti siempre ha sido muy vocal con respecto a su pertenencia a la colectividad judía (que debe estar contentísima con que su integrante uruguayo más famoso sea el susodicho conductor)... No sé, ¡hombre misterioso este Petinatti!

Para mí que está tratando de decirnos algo, algo críptico, como el Código Da Vinci, que sumado a otras pistas nos propone un enigma, al que si resolvemos entenderemos qué carajo le pasó a un país civilizado para que de pronto convirtiera a este personaje en su mayor referente cultural. Es todo un desafío....

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