domingo, abril 11, 2004

Are you ready for some darkness?

Una mención casual me hace pensar en un fenómeno metafórico que me tiene fascinado, se trata de cuando los periodistas de chimentos (principalmente, pero todo el mundo lo usa en charlas mediáticas) se refieren a la vida de alguien con el abstracto denominativo de que ese alguien es una persona de "La Noche".

Las primeras veces que lo escuché era referido a empresarios dueños de boliches nocturnos ("empresarios de La Noche"), ciudadanos que todos imaginamos como prósperos y pervertidos, pero luego se empezó a utilizar como una ominosa acusación abstracta para todos los que tienen una vida disipada, a los que se califica lapidariamente como personas de "La Noche" (lo escribo con mayúsculas porque a esa noche hay que tenerle respeto), término que soporta las más oscuras connotaciones. Así el periodista de turno no dice que el músico Fulanito es un drogón tan abyecto que se esnifaría una bolsa de harina de un solo saque, se dice que a Fulanito "le gusta La Noche". Lo mismo con la modelo putarraca que el periodista juzga gatuna y capaz de hacerle una garganta profunda a un árbol sequoia, y que para evitar un temible juicio por calumnias es estigmatizada apenas como una modelo perteneciente a "La Noche". No importa que el periodista que acusa tenga cara de abusar de niños con retardo, él nombra a "La Noche" (es necesario un silencio significante después de la última sílaba) y sabemos que la persona es presa de una conducta reprobable.

Es un fenómeno similar al de "La Calle", que soporta al menos tres verbos que definen clarmanente situaciones alarmantes -se pude "estar en la calle", "ser de la calle" (esto para los uruguayos es terrible con por culpa del bribón politizado llamado Lacalle), o "hacer la calle", sobre cuyos significados no voy a extenderme pero que obligan a los pobres pavimentadores municipales a ser muy específicos con respecto a sus trabajos.

Pero eso no es nada en comparación con "La Noche" (hay que entonar el artículo y el sustantivo con un leve susurro siniestro, como si se dijera "La Parca" o "El Diablo"), que con su negro manto cubre las más incalificables conductas. Es pariente del uso que mis adorados Turbonegro hacen del sustantivo "darkness", que para ellos engloba al parecer las más extremas conductas homosexuales y todo tipo de actos de tinte satánico. Yo curiosamente cuando escucho a, pongamos, el repulsivo Luis Ventura decir que "menganito es un hombre de La Noche" pienso inmeditamente en una situación diurna en la que ya amanecido menganito no puede dormirse por razones fáciles de imaginar.



La letra escarlata de "La Noche" es en verdad tan abierta y abstracta que termina siendo apenas una especie de degeneración indeterminada, casi sinónimo del término "evil" en inglés. Es en cierta forma también pariente del tenebroso "en algo andarán" o "algo habrán hecho" con el que los burgueses se hacían los avestruces durante las últimas dictaduras latinoamericanas. Obviamente "La Noche" no es tan siniestra y sus connotaciones son esencialmente de drogas, sexo y baile. Si no fuera porque posiblemente nadie entendería el chiste sería el nombre ideal para una banda de punk-rock particularmente ofensiva.

Así que con todo el desprecio que me producen sus inventores y el uso que hacen de la misma, presento mis respetos a esta indefinida metáfora llena de poderes satánicos que puede arruinar con su presencia la reputación del más admirado deportista o la más bella actriz. "La Noche", como el carbón, si no te quema te ensucia. Es una cualidad interesante.





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