domingo, abril 04, 2004

Empezó Semana Santa

Y dentro de un aluvión de noticias tenemos que el obispo de Montevideo, Monseñor Cotugno (a quien una commentator de este blog denomina, creo que sin cariño, como "Monseñor Tucogno"), aprovecha el Domingo de Ramos para hablar.

Responsable de un giro de, digamos, unos 170 grados en la política de la Iglesia uruguaya, que, hasta la llegada de este religioso era más bien simpatizante de la Teología de la Liberación. Cotugno estaba callado desde hacía un tiempito, después de que razonablemente todo el mundo lo mandó a cagar después de que calificara la homosexualidad como una enfermedad que debía ser tratada.

Siguiendo con su pensamiento progresista y emocionado con que en la Catedral hubieran algo más que diez viejas chotas, decidió que el Domingo de Ramos era un buen día para expresar cosas como que The Passion de Mel Gibson (*) era una buena película realista y que el aborto y la eutanasia eran un genocidio, según él algo mucho peor que los atentados terroristas recientes o que cualquier otro genocidio.

Supongo que mañana algunos (y sólo algunos) legisladores del FA y del Partido Colorado van a protestar un poquito (si no se fueron de vacaciones), mientras que los legisladores del Partido Blanco van a estar misteriosamente inlocalizables.


(¿dónde estás cuando te necesitamos?)

Yo, que soy un pelotudo, suspiro melancólicamente soñando con que algún seguidor de Buenaventura Durruti se acuerda de estos lares y elimina este desagradable problema con sotana.

(*) No voy a ver The Passion porque no voy a hacerle el juego a uno de los más perversos juegos de marketing que haya visto, seguido con obsecuencia por toda la prensa de espectáculos lambeguasca. Me alcanza para formar juicio, o prejuicio si quieren -me importa un carajo-, el haber visto Fuimos Soldados (We Were Soldiers, 2002), una película tan orgánicamente fascista que hace parecer a El triunfo de la voluntad o Raza (la película española guionada por Franco) como obras tibiamente derechistas. La discusión sobre el supuesto anti-semitismo de una película realizada por alguien así es como discutir sobre si una película de John Waters puede ser un poquito gay. Además la idea de que cualquier dinero, aunque sea un centavo mío, vaya a parar a los bolsillos de semejante imbécil peligroso me resulta intolerable.





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