jueves, abril 01, 2004

Evidentemente esta noche no voy a dormir

"Scary", qué palabra...



Estaba leyendo el comentario de All Music Guide sobre el bastante olvidado The Top de The Cure y lo encuentro definido como "downright scary in places". La palabra "scary" tiene traducción bastante exacta al castellano ("atemorizante", "terrorífico" y símiles), pero como suele pasar en el castellano con los conceptos simples las palabras que los representan suelen ser de varias sílabas, perdiendo la contundencia de las palabras cortas. ¿"The Top" es "scary"? Puta si lo es, de hecho al repasar la lista de temas de este disco,que hace al menos una década no escucho, los simples nombres de los temas ("Shake Dog Shake", "Give Me It", "The Empty World") me erizan la piel con el recuerdo de sus pavorosas melodías. The Top fue el primer disco que conseguí de Cure y la experiencia de escucharlo fue más inquietante que reveladora, recuerdo que esquivaba con cuidado algunas de sus canciones, que no podía entender cómo podían ser obra del mismo tipo que en el mismo disco presentaba la luminosa "The Caterpillar".

Pero había muchos discos "scary" en aquel entonces y no sólo por el auge del after-punk dark ("gótico" es un término posterior) o de lo industrial. De alguna forma el miedo era un valor agregado de la música extrema en los últimos ochentas y primeros noventas. No es que fuera algo realmente novedoso; lo atemorizante era parte integral de muchos clásicos del rock como el primer disco de Black Sabbath, algunas partes del Let it Bleed, el mal viaje de Velvet, la orgía satánica que no hay forma de no imaginarse detrás del Fun House...

Todo eso es "scary", pero más por coqueteo con la oscuridad y el peligro que por auténtico amor a la capacidad de infundir miedo. Pero a partir de 1980 la avalancha de música "scary" es asombrosa; nombro al azar: Bat Cave, Skinny Puppy, los primeros Swans, Scars, los Sonic Youth de Confusion is Sex, Throbbing Gristle (la banda más "scary" de la historia), Bauhaus, Killing Joke, Diamanda Galas, el Hallowed Ground de Violent Femmes, Birthday Party, 8 Eyed Spy... toda gente que da la impresión de no estar jugando, de no estar agitando una calavera de Halloween frente a los amplificadores sino el propio cráneo descarnado.

¿Por qué se consumía esa expresión sonora del horror con tanta fascinación morbosa? Tal vez era un valor agregado en un tiempo en que la furia parecía una pérdida de energía inútil, tal vez simplemente era gente jodida. A mí no me gustaba, sigue sin gustarme -al contrario del cine de terror- y más que un valor agregado me parecía una barrera a saltar, valía la pena pasar la parte negra de "Mask" para llegar a la hermosa melodía de "the shadow is cast...", la luz al final del tunel.

Recuerdo hace mil años estar en Buenos Aires con F. L., fumarnos un caño particularmente fuerte, e ir a una disquería en la que el dueño no tuvo mejor idea que ambientarnos con el Kollaps de Einstürzende Neubauten y el Junkyard de Birthday Party, consiguiendo convencernos de que acababamos de escuchar a El Mal hecho música. Recuerdo también estar en la casa de un estudiante de cirugía, hojeando con espanto un libro de fotos sobre Bob Flannagan en el que se lo mostraba atravesandose el glande con un clavo de diez centímetros y bellezas similares, mientras al mismo tiempo el dueño de casa escuchaba un disco de Charles Manson y me preguntaba si no quería ver el video de unas operaciones faciales. Hay tantas formas de mal estimularse.



En una reseña reciente de Pitchfork leo divertido que quien la escribe narra como su hermano menor, fan de Korn y esperpentos similares, le habla con desprecio sobre los "scary records" de la colección del crítico. "Scary records" que eran de Big Black, Jesus Lizard, Butthole Surfers... Una vez le mostré al jovencísimo guitarrista de una banda de nü metal un disco de Jesus Lizard para mostrarle como se hacian (bien) los riffs cortados sobre tiempos impares. El tipo quedó impresionado, pero no por la música -a la que no le dio bola- sino por la "mala onda" que irradiaba la banda. "Esta gente está mal", me dijo.

Pero vuelvo a The Top y pienso que, al igual que el Concert o el Pornography, sigue siendo negrísimo y "scary", pero aunque mil fans anémicos de la banda se empolven la cara para parecer espectros lánguidos, no puedo relacionar a Cure o a Robert Smith con ninguna forma esencial de oscuridad, de la misma forma que no puedo hacerlo con los Sonic Youth a pesar de Kill Your Idols. No tanto porque dichos artistas hayan abandonado la oscuridad de sus anteriores trabajos, sino porque la han compensado con obras luminosas. No es que me parezca un deber moral, sino simplemente necesario para hacer una obra creíble y humana.

Hoy en día, al contrario que antes, me parece que falta pavor en la música - demasiado acostumbrada a los caminos seguros o a la imitación estilizada de esa oscuridad. Falta es nota disonante, como un piano de Ligeti, jodiendo la barrera de lo representado con algo de horror impreciso. Ya sé que hay algunas excepciones a esta falta de escalofríos, pero pocas.

Pienso en una de ellas, pienso en el "Are you ready for some darkness?" de Turbonegro y en su curiosa propuesta: "Do you wanna suck the goat?"...

Bueno, ni en pedo Hank, mirá como terminaste vos...

No sé exactamente a dónde voy con todo esto..., qué feas son las noches de insomnio, y todavía falta para que empieze a aclarar.





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