viernes, junio 04, 2004

Ellos se crían, Dios los junta

Karol Wojtila (los títulos honorarios que se los den quienes crean en dichos títulos) había tomado una posición más o menos digna cuando George Bush decidió que tenía que matar gente en la Mesopotamia. Después se calló, dedicándose a su eterno problema de siempre (cómo reprimir la sexualidad humana). Ahora, con G.W. de visita por el Vaticano, Wojtyla (bah, la ilusión de lo que entendemos por Wojtyla, ya que el hombre parece estar totalmente gagá y seguramente sea algún cardenal alemán el que le escribe los guiones y le mueve los labios a su momia) hizo ambiguas referencias a la situación en Medio Oriente y le hizo un pedido al evangelista texano de que "normalice" la situación en Irak y la Tierra Santa, lo cual es bastante preocupante si se piensa lo que Wojtyla y Bush pueden entender por normalizar.

Pero no es eso lo que me sorprende sino como la hipertrofia del elogio al Imperio ha llegado a grados que si no fueran trágicos serían graciosos y ha convertido el lenguaje en un territorio minado en el que si uno va a hablar sobre la resistencia musulmana o sobre el significado último de los atentados de Madrid, tiene que abrir la frase agregando como prefijo: "yo no justifico eso, pero..." y recién ahí decir lo que se piensa. Y esa hipertrofia del discurso anti-terrorista llegó hasta el redactor de Wojtyla ya que se le ocurrió referirse al 9/11 como "el día más negro de la historia de la humanidad".

Bien; el día más negro de la humanidad no fue el de la bomba sobre Hiroshima, no fue el día que prendieron las "duchas" en Auschwitz, no fue el primer día de la ofensiva del Somme en 1916 y en el que murieron más de 100.000 soldados. Por supuesto tampoco el de la toma de Jerusalem por los cruzados, que pasaron a cuchillo a todos los habitantes de la ciudad más poblada de Palestina. Tampoco días simbólicamente ominosos como el de la invasión de Polonia, el del asesinato del Archiduque Franz Ferdinand o el de la asunción de Josif Stalin. Ni siquiera días funestos para la religión que profesa, como el de la caída del Edén, el del Diluvio Universal o el día que Jesús de Belén fue clavado en la cruz. No; el día más funesto de la historia de la humanidad fue el 11 de setiembre del 2001.

Quién sabe, tal vez tenga razón y ese haya sido el primer día de un acelerado exterminio de la humanidad, o el primer día de la consolidación definitiva del imperio fascista-cristiano con el que sueña la Fundación Heritage. Yo por las dudas digo, con el amigo Evaristo de La Polla Records: "Wojtyla muérete".





<< Página Principal

This page is powered by Blogger. Isn't yours?

Suscribirse a Entradas [Atom]