sábado, junio 19, 2004

La batalla del lenguaje

Como es imposible que no sepan, Al Qaeda ejecutó a Paul Johnson, norteamericano fabricante de armas capturado en Arabia Saudita, acto cruel y posiblemente contraproducente pero que no voy a lamentar un minuto -asi mueran todos los que trabajan en la fabricación de la muerte de otros. Con rostro pétreo, la prensa de su país, país que ejecuta decenas de reos por año sin que exista un contexto de guerra interna y que aún ni se sabe cuántos iraquíes ejecutó en la infausta cárcel de Abu-Ghraib, puso el grito en el cielo e hizo toda la gestualidad de dolor que realizan cada vez que se sienten justos y atacados. Pero eso está bien; así funciona la prensa de E.E.U.U. y así generan la implacable imbecilidad de su pueblo. Digo, no está bien; es lógico que no es lo mismo, pero hay intereses y sensibilidades ilusorias que defender.

Me preocupa en cambio la cobertura local: ayer prendo el noticiario de Canal 10 y veo el titular "Otra vez la barbarie en Medio Oriente: ejecutaron al norteamericano secuestrado en Arabia Saudita". Curiosa palabra "barbarie", cómoda de usar pero más cómoda cuando se habla de un acto realizado por algún no-occidental o no-cristiano. Bueno, digo, será algún sarmentino impresionado por la decapitación, que es una forma bastante más humana de matar a alguien que cociendolo en napalm pero bueno. Me extraña que el noticiero no mencione los 17 muertos en un ataque aéreo en Falluja el mismo día. Ah, no son muertos; son iraquíes.

Cambio al Canal 12 y me encuentro con esta tremebunda placa: "Barbarie: mataron al rehén norteamericano". Opa, otra vez la barbarie, otra vez por el mismo motivo. ¿Se estarán acabando los sinónimos de acto cruel y monstruoso que siempre hay que usar el mismo que refiere inevitablemente a toda una cultura? ¿Puede ser que ninguna de las fotos de Abu-Ghraib fue comentada de manera igual, sino más bien con un resignado "bueno, pero así no es"?




Hoy abro el diario El País, perteneciente al mismo grupo económico de Canal 12 y curiosamente la cobertura del hecho es relativamente neutra, aunque desproporcionada en relación a la muerte violenta de una persona en un conflicto en el que mueren centenares por día. Pero bueno, tal vez pensaron un poco en la adjetivación y... epa, llegué a la página editorial y en los recuadros donde se destacan hechos positivos y negativos en cajitas con flechas hacia arriba y hacia abajo está, en la cajita "para abajo", la ejecución del yanqui. ¿El título del destaque?: "Barbarie".

Más allá de las evidentes conexiones del grupo de los canales privados uruguayos con los sectores de derecha y con su imaginario afectivo, que funciona en automático en cuanto a pensar siempre lo mejor de nuestros vecinos del norte y lo peor de sus enemigos, y de la habitual línea editorial que los hace calificar, por ejemplo, a los muertos israelíes en la guerra de la Intifada como "asesinados" y a los muertos palestinos como "abatidos", este caso no creo que sea ideológico. Es puro automatismo.

No hay un periodista televisivo uruguayo (al menos en los canales privados) que sea capaz de utilizar el mínimo de criterio como para discernir si el calificar una acción tal y como viene presentada sea informar con justicia y ecuanimidad. Por supuesto que nunca calificarían como "barbarie" a la ejecución diaria de iraquíes desde helicópteros pero no porque el inefable embajador yanqui Martin Silverstein vaya a protestar (podría, ya que está muy malacostumbrado), sino porque los tipos no pueden pensar siquiera más allá de la presentación internacional de los hechos. Así, leen no ya los comunicados originales de las agencias de noticias, sino inclusive los titulares re-procesados por los grandes medios y los copian al pie de la letra, incluído en lo valorativo, es por eso que los adjetivos se repiten y las noticias internacionales son reproducidas en su mismo contexto canal tras canal. Uno sabe que son incapaces de efectuar ejercicios de criterio con respecto a la información local, ya que sirven a intereses puntuales de sus conexiones políticas, pero uno podría pensar que pueden opinar más libremente sobre el mundo. Pueden, no lo hacen, por las dudas y porque eso significa pensar y trabajar.

En algún momento del post, al referirme a este tipo de periodismo había escrito el adjetivo "chupapijas" pero la gente que disfruta de las relaciones buco-genitales no merece de ninguna forma ser comparada con esta morralla.





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