miércoles, junio 09, 2004
Pelado, mala onda, guitar hero, muerto
Me entero por un comment del post anterior que Robert Quine se murió y pienso "¿Cómo que se murió? ¿Y yo no me enteré?" Pero más bien que no me enteré, ni yo ni casi nadie: estamos para enterarnos de que se murió Ronald Reagan, no Robert Quine. Por eso odiamos a Estados Unidos.
Admiré muchísimo a la guitarra de Robert Quine y a su gruñona figura, primero por esto último antes que su música, que en un principio me pareció excesivamente abstrusa y angular, pero me encantaba que el guitarrista de los Voidoids (nunca una de mis bandas punk favoritas, la verdad) fuera un pelado con barba que tenía más de treinta años y, sin enterarse mucho al parecer de que estaba en una banda punk, tocaba jazz eléctrico. Me encantaba la mala onda que destilaba y que hablara pestes y pestes de Lou Reed.
Bajo la influencia específica de Andy Adler empecé a prestarle más atención a su música y contextualizándola en el tiempo a su papel de pionero y traductor de los espasmos sonoros de Albert Ayler y Coltrane a la guitarra. Supongo que todo el mundo va a hablar del riff de "Love Comes in Spurts" o del solo de "Waves of fear" (de esto último ya lo hizo Lou Reed en una elegía bastante galante para provenir de quién provenía y para estar dedicada a alguien que se pasó los últimos veinte años hablando mierdas de él)o inclusive revindicar sus changas para Matthew Sweet, Lloyd Cole o algún otro loureedwannabe, pero tengo la impresión de que Quine, a pesar de morir a los 61 años, muere aún como una promesa no cumplida. Me parece que a todo el mundo le gusta más el disco que Quine nunca grabó que las dispersas señales de enorme talento que dejó. Tal vez se edite una re-mezcla del Legendary Hearts donde el paranoico de Reed deje escuchar la guitarra de Quine. O las grabaciones de sus conciertos del Bottom Line de la época del Blue Mask, tomadas para el video en vivo de esa época y que son mil veces mejores que esa garcha del Live in Rome. Yo qué sé, van a sacar cosas, pero no creo que encuentren el Blow by Blow o el Hot Rats del hombre. Probablemente no exista.
El pelotudo se murió de sobredosis de heroína, a pesar de que había esquivado la masacre opiácea que sufrió su generación musical neoyorquina en los setenta. Ahora todos los pelotudos necrofílicos pueden imaginarlo en una banda con Stiv Bators, Johnny Thunders, Jerry Nolan y Dee Dee; yo siempre lo creí un tipo más inteligente.
Y bueno, nada, se murió. Vamos a ver quién se lo dice a Andy.
Admiré muchísimo a la guitarra de Robert Quine y a su gruñona figura, primero por esto último antes que su música, que en un principio me pareció excesivamente abstrusa y angular, pero me encantaba que el guitarrista de los Voidoids (nunca una de mis bandas punk favoritas, la verdad) fuera un pelado con barba que tenía más de treinta años y, sin enterarse mucho al parecer de que estaba en una banda punk, tocaba jazz eléctrico. Me encantaba la mala onda que destilaba y que hablara pestes y pestes de Lou Reed.
Bajo la influencia específica de Andy Adler empecé a prestarle más atención a su música y contextualizándola en el tiempo a su papel de pionero y traductor de los espasmos sonoros de Albert Ayler y Coltrane a la guitarra. Supongo que todo el mundo va a hablar del riff de "Love Comes in Spurts" o del solo de "Waves of fear" (de esto último ya lo hizo Lou Reed en una elegía bastante galante para provenir de quién provenía y para estar dedicada a alguien que se pasó los últimos veinte años hablando mierdas de él)o inclusive revindicar sus changas para Matthew Sweet, Lloyd Cole o algún otro loureedwannabe, pero tengo la impresión de que Quine, a pesar de morir a los 61 años, muere aún como una promesa no cumplida. Me parece que a todo el mundo le gusta más el disco que Quine nunca grabó que las dispersas señales de enorme talento que dejó. Tal vez se edite una re-mezcla del Legendary Hearts donde el paranoico de Reed deje escuchar la guitarra de Quine. O las grabaciones de sus conciertos del Bottom Line de la época del Blue Mask, tomadas para el video en vivo de esa época y que son mil veces mejores que esa garcha del Live in Rome. Yo qué sé, van a sacar cosas, pero no creo que encuentren el Blow by Blow o el Hot Rats del hombre. Probablemente no exista.
El pelotudo se murió de sobredosis de heroína, a pesar de que había esquivado la masacre opiácea que sufrió su generación musical neoyorquina en los setenta. Ahora todos los pelotudos necrofílicos pueden imaginarlo en una banda con Stiv Bators, Johnny Thunders, Jerry Nolan y Dee Dee; yo siempre lo creí un tipo más inteligente.
Y bueno, nada, se murió. Vamos a ver quién se lo dice a Andy.
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