jueves, setiembre 16, 2004
No pasarán (la muralla Borrelli)
Veo al inefable Ministro del Interior, Borrelli, hablando en un espacio privilegiado del noticiero central del 12, y el hombre -tal vez el político de menor vocabulario que se haya visto desde que palmó el bocha Pacheco- advierte con firmeza de que no se va a permitir que vengan los piqueteros argentinos a piquetear nuestras carreteras con su intolerancia (palabra que tiene que ser re-definida pronto antes de que se coma a alguien). No queda claro si no van a permitir que los piqueteros argentinos hagan piquetes en nuestras vías -lo cual no tiene mucho sentido que digamos-, si no van a dejar que los piqueteros argentinos vengan a enseñar como hacer un piquete -lo cual tampoco tienen mucho sentido porque hasta un árbol caído sabe cómo hacer un piquete-, o si no van a dejar que los piqueteros argentinos vengan a agitar a las pacíficas masas de desempleados locales. En todo caso Borrelli está enojado y hace unos esfuerzos notables para irradiar autoridad.
La nota parece un paracaidista si no se la contextualiza con la indignación de los ex-presidentes Luis Alberto Lacalle y Julio María Sanguinetti, quienes han propuesto aplicar una curiosa y olvidada "ley de indeseables" a los piqueteros argentos que se asomen a este oasis, ley que al parecer les aplicó a ellos recientemente quien confeccionó la lista de invitados a la inauguración del Teatro Solís.
El motivo que los desvela fue la presencia de un par de dirigentes piqueteros menores que se asomaron por estas plazas para hablar en un acto que reunió a unas doce aterrorizantes personas. No es broma: 12 personas pueden cortar 12 rutas y hacer colapsar Montevideo, la gente mala por naturaleza tiene poderes extraordinarios.
Un editorial del cada día más repelente diario El País califica al movimiento piquetero de "detestable" y "subversivo" (o "sedicioso", no puedo asegurarlo) y se burla de la burla que hizo ante la histeria anti-piquetera Tabaré Vázquez, cuando la comparó con el "cuco de los tupamaros y los comunistas" de la campaña electoral del 71. El editorial de El País le recuerda a Vázquez que los "tupas y los comunistas" eran en verdad un cuco en el 71, pasándose por las bolas el hecho de que -a diferencia del Partido Colorado y el Partido Blanco- el Partido Comunista Uruguayo no realizó nunca una acción anti-democrática o de agresión a las instituciones. Tal vez ese cuco que asustaba al editorialista en el 71 fueran los fantasmas de los militantes comunistas fusilados en aquellos días.
Sigmur me dice que le extraña que no se haya usado aún el argumento "terroristas" contra una fuerza que contiene ex guerrilleros como el FA. ¿Para qué si alcanza con que los acusen de marxistas para que empiezen a balbucear más excusas y disculpas que un esposo al que su consorte le encuentra marcas de rouge en el miembro viril?.
Estos van a ser meses largos y sucios.
La nota parece un paracaidista si no se la contextualiza con la indignación de los ex-presidentes Luis Alberto Lacalle y Julio María Sanguinetti, quienes han propuesto aplicar una curiosa y olvidada "ley de indeseables" a los piqueteros argentos que se asomen a este oasis, ley que al parecer les aplicó a ellos recientemente quien confeccionó la lista de invitados a la inauguración del Teatro Solís.
El motivo que los desvela fue la presencia de un par de dirigentes piqueteros menores que se asomaron por estas plazas para hablar en un acto que reunió a unas doce aterrorizantes personas. No es broma: 12 personas pueden cortar 12 rutas y hacer colapsar Montevideo, la gente mala por naturaleza tiene poderes extraordinarios.
Un editorial del cada día más repelente diario El País califica al movimiento piquetero de "detestable" y "subversivo" (o "sedicioso", no puedo asegurarlo) y se burla de la burla que hizo ante la histeria anti-piquetera Tabaré Vázquez, cuando la comparó con el "cuco de los tupamaros y los comunistas" de la campaña electoral del 71. El editorial de El País le recuerda a Vázquez que los "tupas y los comunistas" eran en verdad un cuco en el 71, pasándose por las bolas el hecho de que -a diferencia del Partido Colorado y el Partido Blanco- el Partido Comunista Uruguayo no realizó nunca una acción anti-democrática o de agresión a las instituciones. Tal vez ese cuco que asustaba al editorialista en el 71 fueran los fantasmas de los militantes comunistas fusilados en aquellos días.
Sigmur me dice que le extraña que no se haya usado aún el argumento "terroristas" contra una fuerza que contiene ex guerrilleros como el FA. ¿Para qué si alcanza con que los acusen de marxistas para que empiezen a balbucear más excusas y disculpas que un esposo al que su consorte le encuentra marcas de rouge en el miembro viril?.
Estos van a ser meses largos y sucios.
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