viernes, noviembre 26, 2004

Eine kleine nachtmusik

En el curioso libro La Empresa de vivir de Tomás Abraham, encuentro esta inquietante cita de La decisión de Sofía de William Styron:

Mientras Sofía los miraba desconcertada, advirtió por primera vez que lo que estaba tocando la banda que daba la bienvenida a los prisioneros – desafinando y con una total desorganización, pero excitando sin embargo sus nervios con un ritmo pomposo y eróticamente lastimero, como ya lo había hecho cuando ella se hallaba todavía dentro del vagón –era el tango argentino ‘La cumparsita

La escena describe la llegada de la protagonista de la novela al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, donde le harán elegir –gracias a que es una polaca católica, con los judíos no había tantas contemplaciones- con cual de sus hijos, una niña y un niño, quería quedarse, mientras que el otro iría camino a las “duchas”.

Abraham corrige al novelista y señala correctamente que dicho tango, el más famoso de los tangos, no es argentino sino que fue compuesto por el uruguayo Gerardo Matos Rodríguez en 1917. También señala que el detalle musical no pertenece a la imaginación del autor sino que efectivamente la pieza era frecuentemente ejecutada por la orquesta del campo de concentración para recibir a los recién llegados.



Recuerdo la tonta polémica cuando hace un par de olimpíadas la delegación argentina eligió la composición como la distintiva de su país, ofendiendo a los vigilantes de paternidades. Se habló mucho sobre esta composición y su historia, sin embargo no escuché ninguna mención a este dato siniestro.

Tengo esta imagen visual y sonora en la cabeza y no puedo imaginarme una melodía más adecuada para la escena. Una melodía connotada más allá de la imaginación más salvaje y oscura.





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