miércoles, diciembre 08, 2004

Deportes acuáticos

El verano llegó, vieja, y este escriba comenzó a hacer sus habituales rondas de ejercicio por ramblas y parques acompañado de su mastodónico perro, tal vez para demostrar al mundo y a sí mismo que puede vivir vida diurna lejos de los bares y antros nocturnos.

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Paseando por Parque Rodó compruebo que las fuentes públicas del mismo se han convertido definitivamente en el equivalente a piscinas para los niños no privilegiados, que se refrescan de sus rondas de mendicidad. Algunas de estas fuentes, que conozco bien por ser usadas como pileta habitual por el kármicamente oloroso can J.C.B., son lavadas periódicamente, otras, como la grande y circular que se encuentra frente al Casino Parque Hotel, parecen cubiertas de un desagradable moho flotante, lo cual no impide a estos niños que chapoteen entre ese preocupante verdor.

Frente a las canteras del Parque Rodó veo a un grupo de adolescentes no privilegiados, que cual clavadistas mexicanos se arrojan desde el muro de la rambla hacia el río, unos cuatro metros debajo de ellos. Lo hacen en el punto donde hay un enorme desagüe, zona que al parecer tiene mayor profundidad y ausencia de rocas. De cualquier forma es un salto aparentemente peligroso que los tipos practican con despreocupado entusiasmo.

Recuerdo una anécdota que me contara mi amigo D.G. ante una escena que presenció en el mismo punto con símiles adolescentes. Al parecer los tipos se estaban zambullendo en arriesgadas piruetas cuando un veterano se les acercó para recriminarlos y decirles autoritariamente que no podían seguir haciendo eso.

“¿Por qué no?”, le preguntó uno de los muchachos, a lo que el veterano respondió con impecable sentido de las prioridades:

“¡Primero porque no se puede, y segundo porque se pueden lastimar!!!”

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Mientras recuerdo esto mi perro se acerca a uno de esos pendejos asustándolo visiblemente. Qué raro, pero al mismo tiempo a mí me aterrorizaría tirarme de esa rambla. Supongo que cada uno le tiene miedo a lo que no conoce bien. Bueno, a veces es al revés.





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