viernes, julio 15, 2005
En el camino de Calitos y George Jr.
Veo, en forma incompleta, la entrevista televisiva que María Inés Ubaldía le hizo en Será posible al presidente de Uruguay, el doctor Tabaré Vázquez.
Allí lo veo al mandatario explicar algunas cosas confusas como que desde que un espermatozoide se une a un óvulo es una vida humana, a menos que haya sido concebido en contra del honor de la mujer, o que las mujeres que abortan con tallos de perejil y agujas de coser van a seguir haciéndolo en esa forma si se legaliza el aborto porque no se van a enterar de que está legalizado. Bien, no quiero opinar al respecto.
Pero realmente me sorprendo cuando el presidente es interrogado sobre su casi instantánea autorización para colocar una estatua de Karol Wojtyla en un punto privilegiado de Montevideo, molestando a muchos de los tradicionalmente laicos habitantes de la ciudad. Vázquez explica que laicidad no es lo mismo que anti-clericalismo y que en verdad hay que estar abierto a todos los caminos y presentar todas las opciones, argumento gemelo al de los que sostienen que además de la teoría de la evolución hay que enseñar la creación según la Biblia en las escuelas para que los pequeños elijan. Y dice que no hay por qué escandalizarse por la colocación de la estatua del polaco anti-comunista, ya que es un símbolo del catolicismo, y que en Montevideo ya existen monumentos a otras religiones como el memorial del holocausto judío -que no es un monumento a una religión sino el recuerdo de un genocidio- o la estatua de Mahoma en el Parque Rodó.
Bueno, la estatua que hay en el Parque Rodó, y que los alcahuetes del presidente vienen poniendo de ejemplo cada vez que se cuestiona su decisión con respecto al monumento de Wojtyla, no es de Mahoma sino de Confucio, personaje que no sólo no tiene mucho que ver con el redactor del Corán sino que además es un lider filosófico y no religioso. Y cabe señalar que si efectivamente hubiera una estatua de Mahoma en el Parque Rodó nos haríamos merecidos acreedores de una ducha de bombarderos suicidas, ya que el Islam prohibe expresamente cualquier representación iconográfica de su profeta y no existen estatuas de Mahoma en ninguna parte del orbe.
Caminando dos cuadras por la Rambla Sur, Vázquez y sus consejeros se encontrarían con la estatua a Yemanjá, que le serviría un poco más para sus argumentaciones, inclusive muy cerca de la estatua de Confucio hay un busto de Perón, que para muchos argentinos es como un lider religioso, y como plus el doctor tiene a unos metros de distancia una estatua de Poseidón, que calculo que no tendrá muchos fieles en Uruguay pero capaz que funciona.
Allí lo veo al mandatario explicar algunas cosas confusas como que desde que un espermatozoide se une a un óvulo es una vida humana, a menos que haya sido concebido en contra del honor de la mujer, o que las mujeres que abortan con tallos de perejil y agujas de coser van a seguir haciéndolo en esa forma si se legaliza el aborto porque no se van a enterar de que está legalizado. Bien, no quiero opinar al respecto.
Pero realmente me sorprendo cuando el presidente es interrogado sobre su casi instantánea autorización para colocar una estatua de Karol Wojtyla en un punto privilegiado de Montevideo, molestando a muchos de los tradicionalmente laicos habitantes de la ciudad. Vázquez explica que laicidad no es lo mismo que anti-clericalismo y que en verdad hay que estar abierto a todos los caminos y presentar todas las opciones, argumento gemelo al de los que sostienen que además de la teoría de la evolución hay que enseñar la creación según la Biblia en las escuelas para que los pequeños elijan. Y dice que no hay por qué escandalizarse por la colocación de la estatua del polaco anti-comunista, ya que es un símbolo del catolicismo, y que en Montevideo ya existen monumentos a otras religiones como el memorial del holocausto judío -que no es un monumento a una religión sino el recuerdo de un genocidio- o la estatua de Mahoma en el Parque Rodó.
Bueno, la estatua que hay en el Parque Rodó, y que los alcahuetes del presidente vienen poniendo de ejemplo cada vez que se cuestiona su decisión con respecto al monumento de Wojtyla, no es de Mahoma sino de Confucio, personaje que no sólo no tiene mucho que ver con el redactor del Corán sino que además es un lider filosófico y no religioso. Y cabe señalar que si efectivamente hubiera una estatua de Mahoma en el Parque Rodó nos haríamos merecidos acreedores de una ducha de bombarderos suicidas, ya que el Islam prohibe expresamente cualquier representación iconográfica de su profeta y no existen estatuas de Mahoma en ninguna parte del orbe.
Caminando dos cuadras por la Rambla Sur, Vázquez y sus consejeros se encontrarían con la estatua a Yemanjá, que le serviría un poco más para sus argumentaciones, inclusive muy cerca de la estatua de Confucio hay un busto de Perón, que para muchos argentinos es como un lider religioso, y como plus el doctor tiene a unos metros de distancia una estatua de Poseidón, que calculo que no tendrá muchos fieles en Uruguay pero capaz que funciona.
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