viernes, agosto 19, 2005
El regreso de los compensadores y los demonios de a dos
(Y yo que había subido un bonito post sobre Zappa para dejar de hablar de cosas feas...)
Everybody is crying out for peace / but nobody is crying out for justice / I don't want no peace / I want equal rights / and justice
Peter Tosh
Primero fueron algunos gestos excesivamente comprensivos como los del vicepresidente Nin Novoa, quién al parecer encontró una disculpa (como si, por otra parte, importaran las disculpas) en los informes de las Fuerzas Armadas sobre violaciones a los derechos humanos durante la dictadura, disculpa que enseguida los propios militares se apresuraron a declarar orgullosos que no existía. Luego fue la Ministra de Defensa Azucena Berruti la que demostró una hipertrofiada incredulidad con respecto al hecho de que tal vez la información suministrada por las F.F.A.A. fuera falsa, reaccionando ante la pregunta como si le hubieran preguntado si la Tierra podía ser cuadrada y como si los militares no hubieran mentido sistemáticamente en todas las investigaciones de D.D.H.H. y como si los más que recientes informes no estuvieran plagados de omisiones y falsedades confirmadas inmediatamente. Después fue el comandante de la Armada Tabaré Daners, reconocido por varios detenidos como figura presente en los centros de tortura, reclamando un diálogo entre los participantes de los hechos del pasado. diálogo que debe interpretarse como una gran mesa de reconciliación en la que la gente expía culpas y se va a su casa feliz y libre. Y luego algo terrible: el diario Clarín aseverando que el presidente Tabaré Vázquez planeaba dictar una nueva y definitiva amnistía a fin de año, coincidiendo con la salida de un informe definitivo sobre las monstruosidades de la dictadura.
Lo más aterrador de esta noticia es que, en el contexto de las cosas y con los colorados asegurando que las investigaciones actuales sólo eran posibles gracias a un pacto del gobierno con los militares, era relativamente verosímil aunque excesivamente escandalosa. Inmediatamente Vázquez salió a desmentir enfáticamente la noticia y a calificarla de mentira, lo cual posiblemente sea (para ser exacto tiene todo el aspecto de una maligna operación de prensa), y a asegurar que la justica va a seguir adelante en los casos en estudio. Pero, al parecer sintiéndose obligado a dar una de cal por cada una de arena, Vázquez siguió hablando, y lo que dijo fue que él no suscribía a la "teoría de los dos demonios" y que para él en este asunto no había buenos ni malos, dependiendo desde dónde se mirara. A continuación agregó que en los hechos del pasado "todos tuvimos responsabilidad".
Bueno, vamos por partes: lo que dijo referido a la "teoría de los dos demonios" es un blooper similar al de la supuesta estatua a Mahoma que aseguró estaba en el Parque Rodó, solo que tiene mucha menos gracia y es mucho más malintencionado. La "teoría de los dos demonios", como se calificó a cierta forma de encarar el pasado durante el gobierno de Raúl Alfonsín en Argentina, no plantea la oposición maniquea de creer que en los hechos de los setenta hubo dos bandos de los cuales, dependiendo del punto de vista, uno encarnaba el bien y otro encarnaba el mal. La "teoría de los dos demonios" lo que dice es exactamente lo que asevera el presidente: que como hay culpas en ambos bandos, ambos se anulan mutuamente como los polos opuestos de un imán y, para superar esa división irreconciliable, lo único que se puede hacer es pasar raya y seguir hacia adelante. Eso es la "teoría de los dos demonios". Y es una mentira criminal, porque parte del hecho de que todos los crímenes fueron simétricos, de que no hubieron víctimas inocentes y de que es lo mismo el terrorismo de estado que las acciones cometidas desde la clandestinidad.
Recientemente en un reportaje que le realizaran en Código País a Margarita Michelini, la Michelini más incómoda y olvidada, esta ex secuestrada y víctima del Plan Condor fue diáfanamente clara acerca de la diferencia acerca de la diferencia entre el terrorismo "legal" y el terrorismo "ilegal", y muy ilustrativa con respecto a aquellas épocas, negando la abominable falsedad de "haber vivido una guerra". Y como ella señaló, fue tan ilustrativa como inusual, ya que fue el tipo de testimonio que hace 25 años que siempre se encuentran excusas para dejar de lado.
Pero más allá del mal uso de la "teoría de los dos demonios", el broche de Vázquez fue un poquito demasiado lejos. Uno puede sentarse a discutir sobre el si todos los uruguayos fueron responsables, en mayor o menor parte, de la guerrilla, la dictadura y su infinita oscuridad, y tal vez uno podría estar de acuerdo al menos parcialmente con la aseveración del primer mandatario. Pero hay una cosa que se llama contexto y una cosa es decirlo en una conversación filosóficamente barata y especulativa alrededor de mesas y copas, y otra decirlo en el marco de una declaración presidencial acerca de las acciones futuras con respecto a las violaciones de los derechos humanos.
En ese contexto, que fue en el que Vázquez lo dijo, lo único que se le puede contestar, sin los debidos respetos, es: La pija somos todos responsables, señor presidente, la pija... Ninguna investidura ni malabarismo discursivo lo autoriza a decir una hijadeputez de semejante calibre, no tiene el menor derecho a plantear esa suerte de hermandad pestilente en la que torturador y torturado deberían reconocerse como iguales. Ninguna herida va a cerrarse con retórica humánistica de libro de autoayuda, y lo único que cabe esperar es esperar al menos un poco de justicia para los que no eran responsables de nada y no fueron ni son iguales a nadie. Y yo podría hacer una enorme lista de personas que conozco y quiero y que fueron siempre víctimas y nunca culpables de nada y a quienes esa frase le suena idéntica al "algo habrán hecho" de los años de plomo.
Cada tumba que se desentierra -en cuanto a información, porque con los maravillosos y elogiadísimos datos de las F.F.A.A. todavía no se ha encontrado ni un solo cuerpo- cuenta siempre lo mismo: los desaparecidos no eran guerrilleros brutales -de hecho los cuerpos de los guerrilleros muertos eran exhibidos con orgullo de cazador por los militares- sino militantes jóvenes, familiares de políticos molestos, perejiles y, sobre todo, sindicalistas y obreros, gente a la que no se podía presentar en público como "abatidos en un enfrentamiento", gente que no estuvo en ninguna guerra sino en una bestial expedición de torturas y asesinatos que ningún gobierno, ni ninguna ley pleibicitada o no, tiene derecho a amnistiar, perdonar o asimilar.
Así que, la pija somos todos responsables, métase esa frase en el culo y haga el tardío trabajo que los criminales de sus predecesores en el trono se negaron a realizar durante veinte años, y para el cual no va mal encaminado. Y despida de una buena vez al idiota admirador de Bucay que tiene como redactor de discursos
Everybody is crying out for peace / but nobody is crying out for justice / I don't want no peace / I want equal rights / and justice
Peter Tosh
Primero fueron algunos gestos excesivamente comprensivos como los del vicepresidente Nin Novoa, quién al parecer encontró una disculpa (como si, por otra parte, importaran las disculpas) en los informes de las Fuerzas Armadas sobre violaciones a los derechos humanos durante la dictadura, disculpa que enseguida los propios militares se apresuraron a declarar orgullosos que no existía. Luego fue la Ministra de Defensa Azucena Berruti la que demostró una hipertrofiada incredulidad con respecto al hecho de que tal vez la información suministrada por las F.F.A.A. fuera falsa, reaccionando ante la pregunta como si le hubieran preguntado si la Tierra podía ser cuadrada y como si los militares no hubieran mentido sistemáticamente en todas las investigaciones de D.D.H.H. y como si los más que recientes informes no estuvieran plagados de omisiones y falsedades confirmadas inmediatamente. Después fue el comandante de la Armada Tabaré Daners, reconocido por varios detenidos como figura presente en los centros de tortura, reclamando un diálogo entre los participantes de los hechos del pasado. diálogo que debe interpretarse como una gran mesa de reconciliación en la que la gente expía culpas y se va a su casa feliz y libre. Y luego algo terrible: el diario Clarín aseverando que el presidente Tabaré Vázquez planeaba dictar una nueva y definitiva amnistía a fin de año, coincidiendo con la salida de un informe definitivo sobre las monstruosidades de la dictadura.
Lo más aterrador de esta noticia es que, en el contexto de las cosas y con los colorados asegurando que las investigaciones actuales sólo eran posibles gracias a un pacto del gobierno con los militares, era relativamente verosímil aunque excesivamente escandalosa. Inmediatamente Vázquez salió a desmentir enfáticamente la noticia y a calificarla de mentira, lo cual posiblemente sea (para ser exacto tiene todo el aspecto de una maligna operación de prensa), y a asegurar que la justica va a seguir adelante en los casos en estudio. Pero, al parecer sintiéndose obligado a dar una de cal por cada una de arena, Vázquez siguió hablando, y lo que dijo fue que él no suscribía a la "teoría de los dos demonios" y que para él en este asunto no había buenos ni malos, dependiendo desde dónde se mirara. A continuación agregó que en los hechos del pasado "todos tuvimos responsabilidad".
Bueno, vamos por partes: lo que dijo referido a la "teoría de los dos demonios" es un blooper similar al de la supuesta estatua a Mahoma que aseguró estaba en el Parque Rodó, solo que tiene mucha menos gracia y es mucho más malintencionado. La "teoría de los dos demonios", como se calificó a cierta forma de encarar el pasado durante el gobierno de Raúl Alfonsín en Argentina, no plantea la oposición maniquea de creer que en los hechos de los setenta hubo dos bandos de los cuales, dependiendo del punto de vista, uno encarnaba el bien y otro encarnaba el mal. La "teoría de los dos demonios" lo que dice es exactamente lo que asevera el presidente: que como hay culpas en ambos bandos, ambos se anulan mutuamente como los polos opuestos de un imán y, para superar esa división irreconciliable, lo único que se puede hacer es pasar raya y seguir hacia adelante. Eso es la "teoría de los dos demonios". Y es una mentira criminal, porque parte del hecho de que todos los crímenes fueron simétricos, de que no hubieron víctimas inocentes y de que es lo mismo el terrorismo de estado que las acciones cometidas desde la clandestinidad.
Recientemente en un reportaje que le realizaran en Código País a Margarita Michelini, la Michelini más incómoda y olvidada, esta ex secuestrada y víctima del Plan Condor fue diáfanamente clara acerca de la diferencia acerca de la diferencia entre el terrorismo "legal" y el terrorismo "ilegal", y muy ilustrativa con respecto a aquellas épocas, negando la abominable falsedad de "haber vivido una guerra". Y como ella señaló, fue tan ilustrativa como inusual, ya que fue el tipo de testimonio que hace 25 años que siempre se encuentran excusas para dejar de lado.
Pero más allá del mal uso de la "teoría de los dos demonios", el broche de Vázquez fue un poquito demasiado lejos. Uno puede sentarse a discutir sobre el si todos los uruguayos fueron responsables, en mayor o menor parte, de la guerrilla, la dictadura y su infinita oscuridad, y tal vez uno podría estar de acuerdo al menos parcialmente con la aseveración del primer mandatario. Pero hay una cosa que se llama contexto y una cosa es decirlo en una conversación filosóficamente barata y especulativa alrededor de mesas y copas, y otra decirlo en el marco de una declaración presidencial acerca de las acciones futuras con respecto a las violaciones de los derechos humanos.
En ese contexto, que fue en el que Vázquez lo dijo, lo único que se le puede contestar, sin los debidos respetos, es: La pija somos todos responsables, señor presidente, la pija... Ninguna investidura ni malabarismo discursivo lo autoriza a decir una hijadeputez de semejante calibre, no tiene el menor derecho a plantear esa suerte de hermandad pestilente en la que torturador y torturado deberían reconocerse como iguales. Ninguna herida va a cerrarse con retórica humánistica de libro de autoayuda, y lo único que cabe esperar es esperar al menos un poco de justicia para los que no eran responsables de nada y no fueron ni son iguales a nadie. Y yo podría hacer una enorme lista de personas que conozco y quiero y que fueron siempre víctimas y nunca culpables de nada y a quienes esa frase le suena idéntica al "algo habrán hecho" de los años de plomo.
Cada tumba que se desentierra -en cuanto a información, porque con los maravillosos y elogiadísimos datos de las F.F.A.A. todavía no se ha encontrado ni un solo cuerpo- cuenta siempre lo mismo: los desaparecidos no eran guerrilleros brutales -de hecho los cuerpos de los guerrilleros muertos eran exhibidos con orgullo de cazador por los militares- sino militantes jóvenes, familiares de políticos molestos, perejiles y, sobre todo, sindicalistas y obreros, gente a la que no se podía presentar en público como "abatidos en un enfrentamiento", gente que no estuvo en ninguna guerra sino en una bestial expedición de torturas y asesinatos que ningún gobierno, ni ninguna ley pleibicitada o no, tiene derecho a amnistiar, perdonar o asimilar.
Así que, la pija somos todos responsables, métase esa frase en el culo y haga el tardío trabajo que los criminales de sus predecesores en el trono se negaron a realizar durante veinte años, y para el cual no va mal encaminado. Y despida de una buena vez al idiota admirador de Bucay que tiene como redactor de discursos
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