martes, setiembre 20, 2005

Go Kate, go!!!




"Smoker Kate is not eager to be a role model"

Joy Magazine (Germany), Aug. '96






1. Kate Moss realmente no es mi tipo de mujer ideal; flaca como una anoréxica yonqui -cosa que tal vez sea- y con un rostro hermoso pero excesivamente duro, no es alguien que me erotice ipso facto. Inclusive no me parece tan exótica y bellamente andrógina como su símil Milla Jovovich. Pero innegablemente es una mujer extraordinariamente atractiva, con clase y con vocación de exceso.

Ignoro, y no me importa en lo más mínimo, qué clase de persona es Kate Moss; alguna entrevista que he leído la presenta como una mujer inteligente y mundana, como suelen ser las modelos top para rabieta de los hombres que nunca se encamaron con una mujer hermosa. Sé lo que es vox populi para alguien que no se interesa mucho en el mundo de la moda y ahora, gracias a los servicios de la prensa, sé que la mujer es capaz de peinar rayas de merca a la velocidad de la luz, y que fue escrachada de tal forma que su exitosa carrera está tambaleándose.

Los medios rioplatenses reprodujeron contentos el escándalo sin elaborarlo en lo más mínimo, festejando el que H & M le haya rescindido el contrato y lamentándose que Calvin Klein y Dior no lo hayan hecho (aún). Eso es noticia, no sería noticia en cambio el escribir: "El repugnante periódico británico Daily Mirror vuelve a meter su asquerosa nariz en la vida privada de una persona que no le está haciendo daño a nadie más que a sí misma, a diferencia que el putrefacto pasquín -al que no llamamos "amarillo" para no insultar el color de los girasoles- que está intentando dejarla sin trabajo publicando unas fotos tomadas en forma evidentemente clandestina mientras la modelo se encontraba en un ámbito supuestamente privado".

El Daily Mail hizo una encuesta para ver si las empresas que la contrataron para promocionar sus marcas deberían romper o no sus contratos con la modelo. El diario publicó lo siguiente: “Las cadenas de moda para las que trabaja la modelo tienen una marcada influencia en las chicas adolescentes y el hecho de que no sancionaran inmediatamente a la modelo dejó perplejos a los lectores del Mail”. A la mayoría de los lectores, de hecho, le parecieron mucho más perturbadoras las actitudes hipócritas de quienes le dan trabajo que la adicción a la cocaína de Kate Moss.

Bueno, son formas de ver las cosas; los padres de adolescentes británicas al parecer se preocupan mucho por esta imagen de una mujer de treinta años que no apela a ser modelo de rol de sus hijas y al mismo tiempo no recuerdo que hayan protestado cuando la Spicy Ginger -que sí se promueve como un ejemplo a seguir- fue a mover el culo para los soldados británicos en Irak. O cuando la ejemplar Britney Spears declaró que otro cocainómano, que dice que fue redimido y curado por una entidad sobrenatural incorpórea, hacía muy bien su trabajo. Me refiero, por supuesto, al texano George W. Bush.



"Le pregunté a un amigo qué efecto tenía el tomar cocaína, qué era lo bueno del asunto. Él me dijo "Bueno, realza tu personalidad". Ajá... ¿pero qué pasa si sos un tremendo pelotudo?"

Bill Cosby

2. No le tengo grandes simpatías a la cocaína, me parece una droga excesivamente nerviosa, de efecto demasiado breve, que estimula en exceso el concepto de auto-importancia, que produce un desgaste físico no evidente pero profundo y, sobre todo, que dice todo lo que tiene para decir en las primeras administraciones. Sin embargo tiene un evidente valor terapéutico eventual para atenuar los efectos del alcohol (a veces, si uno está muy pasado no hace más que estimular el desastre), como disparador de verborrágicas y catárticas conversaciones entre amigos y, por supuesto, como estimulante eventual. Sin embargo el consumo de drogas sociales genera costumbres sociales, y las de los cocainómanos, procedan de la clase que procedan, me resultan bastante desagradables con su mezcla de excesiva sinceridad y ansiedad permanente. Como si fuera poco es la droga por excelencia de la despreciable casta publicitaria.

Lo cual no evita que me encaje de vez en cuando, claro está, porque no vinimos al mundo para pensar todo y cuidarnos de todo.

Pero la cocaína es un diablo grande cuya represión lleva el pan a muchas mesas de muchas casas; hace unos días veía en la televisión una película norteamericana de fines de los ochentas en la que unos aviones bombardeaban Nicaragua para eliminar unas plantas de energía. Ante la pregunta de uno de los pilotos acerca de si no estarían haciendo una acción ilegal, se le respondía que también se iban a bombardear unas plantaciones de coca, lo cual justificaba cualquier acción bélica. Porque parece justo el bombardear personas por cultivar plantas.

Pero volvamos a lo nuestro: efectivamente todo parece indicar que la Moss debe ser una consumidora de aquellas, una aspiradora de frula capaz de asustar a Sly Stone, solo así puede explicarse que se ennoviara con un músico tan mediano (y un hombre tan feo) como el ex-Libertines Pete Doherty, cuyo mayor talento parece ser el de tomar drogas en cantidades que hacen recordar a Shaun Ryder, pero uno supondría que lo que haga en su cama o en su nariz sigue siendo asunto exclusivamente de ella. Error; en verdad hace tiempo que la modelo está en la mira de los rifles mediáticos y no solo por su notoria belleza, sino más bien porque da la impresión de tener muy poco interés en ser un modelo de modelo, es decir, ser una pelotuda hipocondríaca que sólo se auto-lesiona en el quirófano y festeja el orden del mundo chupándosela a un empresario. El camino de la chica parece más sinuoso y revisar la prensa con respecto a ella es encontrarse con un escándalo tras otro: si no son padres preocupados porque sus hijas quieren parecerse a ellas, y la única forma es dejar de comer, entonces es alguien que le recrimina la costumbre de Moss de beber en abundancia en los pubs desde adolescente, algo que al parecer los varones ingleses del vulgo no hacen nunca. Hay una biblioteca recriminándole el peor pecado que una figura pública puede cometer hoy en día: al parecer la chica fuma, y no se ha disculpado ni demostrado culpa. Entonces; quemen a la bruja.

Leo en el repulsivo Infobae una nota picarona titulada: "Los escándalos de Kate Moss incluían orgías", en la que un periodista levanta algún rumor sobre las costumbres sexuales de la Moss. La breve nota cuenta que al parecer la Moss habría introducido a la ex de Jude Law, Sadie Frost, en los placeres del bisexualismo. En unos breves 500 caractéres el artículo incluye cuatro veces la palabra "escándalo" o derivados. Parece aquella canción ridícula de Raphael. Me imagino por un momento a la Moss yéndose a la cama con la Frost: es una imagen bonita, amable y saludable. Me imagino luego a un sirviente del vil Daniel Hadad tipeando con alegría y baba la supuesta noticia, con sus pequeños y sucios deditos nicotineros repiqueteando sobre el teclado: es una imagen muy fea, y para peor es la imagen de un mezquino y pequeño triunfo.



"Even model Kate Moss took time out from her drug habit to wrap her head around the war issue. Terrified that an attack on Iraq could lead to an attack on Colombia and dry up her supply, she was foursquare against the war."

Ann Coulter

3. No es esta mujer desconocida y ligeramente anémica -cuyos mayores talentos (salvo su inusual belleza) son ajenos a mi apreciación, ya que sé poco y nada de moda y modelaje- lo que me tiene escribiendo este largo post, sino más bien el círculo inquisitorio levantado a su alrededor. Es que la situación de la Moss es más extraña de lo que parece porque hoy en día los rockeros hacen pilates, los conductores de Fórmula 1 nunca estallan en llamas y los soldados no se imaginan la muerte.


Ann Coulter, a quién citaba más arriba, es tal vez la principal propagandista de la ultra-derecha norteamericana. Una mujer encantadora que ha sostenido públicamente el derecho de E.E.U.U. a invadir cualquier país que considere enemigo, a matar a sus líderes y convertir a los civiles al cristianismo, o el derecho del hombre a "violar la Tierra" y aprovechar todos sus recursos hasta la extinción de los mismos porque eso es lo que dice la Biblia. Cualquier persona que sea atacada por esta perra, sea Osama Bin Laden o Kate Moss, se merece por lo menos un gesto de simpatia de mi parte. Pero Coulter, cuya cita sobre Moss es anterior al escándalo actual, es solo la purulente boca sintomática de una sociedad decidida a disciplinar a la gente que desafíe la dictadura de la salud a toda costa. Una sociedad en la que es correcto acribillar a un joven brasileño por tener piel canela pero que no permite que una mujer joven se meta polvo químico en la nariz para sentirse mejor.

Pero lo que me tiene escribiendo, lo que me tiene escribiendo es que este tema polémico ni siquiera es polémico. Todo el mundo dice "la cagó" sin siquiera preguntarse acerca de la filmación obtenida en forma encubierta por un periodista que utilizaba su teléfono celular para grabar un momento privado. Lo que me tiene escribiendo es que no hay un punto alrededor hacia el que mire y no vea una nueva victoria del miedo, la represión y la aceptación de reglas ridículas gracias a la promesa de una vida eterna y la abolición de la muerte en occidente. Lo que me tiene escribiendo es la fealdad absoluta que convierte al castigo a las mujeres en espectáculo público, ya sea la lapidación de una campesina adúltera afgana o la defenestración mediática de una modelo millonaria por meterse en el cuerpo el polvo y la carne que ella desea. Kate Moss no tuvo mucha prensa cuando se opuso a la guerra de Irak, pero a todo el mundo le fascinó la violación de su intimidad, que no se ha detenido en su consumo de substancias y que ya parece autorizada en todos los ámbitos de su vida. A occidente le gusta ver como se viola a una mujer atractiva.

El resultado, que ya se está dando, es previsible: la modelo se ha mostrado arrepentida, prometió comenzar un tratamiento de desintoxicación, está firmando contratos que la obligan a hacerse controles periódicos y a portarse bien, etc. Sería injusto pedirle algún tipo de heroísmo o martirio cuando nadie está haciendo nada por las libertades de ninguna clase y cuando cada día vemos un nuevo paso atrás en el ámbito de la responsabilidad y el uso del criterio propio, y un paso adelante hacia la masa de ovejas pseudo-inmortales.

Pero bueno: flame on! desde este humilde estrado esperamos que su ejemplo negativo cunda, que esto -en un inesperado efecto boomerang- la haga desplazar en el ojo público a las Hilary Duffs del mundo en forma permanente, que venga el miedo, la plaga y el fuego, que la moda-muerte y la moda-droga se clave como un virus infeccioso en la garganta del consumo y genere estilos imposibles de comercializar sin que la sociedad estalle. Las únicas fuerzas sociales activas ahora son las de la represión omnipresente, tal vez sea hora de activar a fuerza de saques a la disidencia..."Cocaine Kate' es un buen nom du guerre y nunca nos habíamos dado cuenta de que toda la ropa le quedaba tan bien.





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