lunes, setiembre 12, 2005

Sobre putos y bombas

Mi sobrino (12 años) me pide, ya que me ve tan al pedo y con tanta banda ancha, que le baje y le grabe el ¿Dónde jugarán las niñas?, primer y más popular disco de los mexicanos de Molotov. Como yo sostengo que cada uno tiene que hacerse su propio camino en los gustos musicales, cumplo con su pedido en lugar de intentar convencerlo en favor de otra banda más simpática. Antes de pasárselo se me ocurre picarlo un poco, ya que a excepción de sus subnormales hits políticos 'Voto Latino' y 'Gimme tha power' no he escuchado gran cosa del disco ni de la banda. Sorprendido por lo que me parece escuchar cotejo las letras y, efectivamente, descubro que salvando los dos temas mencionados antes, el resto de los textos de esta banda popular entre los borregos de doce años son una acumulación de referencias misóginas y homofóbicas que escandalizaría a los Mentors. Quiero decir, mucho "voto latino" pero combinado con un despliegue de fascismo cotidiano que me hace pensar que mejor que no, que no voten nada y se queden en sus casas...

No voy a andar defendiendo la corrección política, más bien por el contrario soy capaz de defender el machismo algo misógino de los primeros Rolling Stones o del Zitarrosa que cantaba con indisimulada felicidad aquellos versos tradicionales de que "a la mujer cuando es buena / no hay plata con que pagarle / pero cuando sale mala / no hay palo con qué pegarle". Está todo bien; las canciones no son instructivos cívicos y muchas canciones se refieren a casos individuales de los que no hay por qué sacar conclusiones universales. Pero cuando uno encuentra que la mayor parte de un disco de una banda supuestamente política -y aceptada por los "alterlatinos" como una banda creíble y simbólica- está dedicada a sacar patente de transgresor a fuerza de hacer rimas chotas acerca de la putez generalizada de las mujeres y la abominación a los homosexuales, bueno, uno se molesta un poquito. Especialmente cuando se trata de una banda requerida por pendejos de doce años como mi sobrino.

Pero la cosa, que me resultaba un poco molesta, se me volvió indignante al leer entrevistas de la época y ver los monumentales paraguas que los Molotov abrían con respecto a estos temas. Qué no... que "puto" en México quiere decir "cobarde" y que no tienen nada contra la comunidad homosexual (¿y contra los putos no comunitarios?), que "matarile al maricón" es un chiste sobre una rima infantil, qué esto y aquello... a pesar de ser unos machotes mexicanotes, los tipos pelan más excusas que marido infiel para tratar negar lo que todas sus letras proclaman a los gritos. Gritos de los que si se hicieran cargo, bueno, al menos serían respetables por asumir directamente una posición tan polémica -como hacen los vándalos de Whitehouse, por ejemplo-, pero que con semejante batería de explicaciones hacen lo que parece ser una costumbre en los grupetes alterlatinos: divorciarse en forma personal de la arenga explícita de la canción, arenga sobre la que basan su popularidad pero de la que no se hacen cargo. Es como leer a un Gran Dragón del Ku-Klux-Klan explicando que eso de que "hay que ahorcar a todos los negros de mierda" es en verdad una metáfora en la que el "ahorcar" significa el negar el aliento (la expresión) a las personas de discurso pro-odio y que lo de "negros" se refiere a los oscuros espirtuales, a los enemigos del iluminismo y que no, por supuesto, tiene ninguna connotación racial.

Le paso el disco a mi sobrino pero rompo mi neutralidad y aprovecho mi ascendente de tío bohemio para decirle que tal vez tengan canciones lindas (¡no voy a cuestionar el gusto estético de un pibe de doce años!) pero que esos Molotov me parecen unos pelotudos que dicen pelotudeces. El guacho se encoge de hombros como diciendome "y bueh..."

Una última cosa: en una de las entrevistas y ante la inevitable pregunta de periodista imbécil acerca de "por qué se llaman así", uno de los Molotov asevera muy suelto de cuerpo que el Molotov es una bomba anarquista rusa y que ellos son como una bomba y etc. etc. etc. Un cacho de cultura nunca viene mal, así que me permito unas precisiones históricas: el cóctel Molotov -explosivo incendiario de fácil fabricación que consiste esencialmente en una botella de vidrio (tiene que ser vidrio, por muchísimos motivos) llena de combustible, o cualquier líquido inflamable, y que se enciende con una mecha al romperse al ser arrojada- puede haberse vuelto con los años un arma distintiva de las guerrillas, pero no tiene orígen en estas, ni en Rusia. De hecho, los primeros usos documentados de este tipo de artefactos se dieron durante la Guerra Civil Española, pero del lado de Franco, cuya infantería mora los utilizó con considerable éxito en contra de los tanques rusos T-26 que empleaba la República. Su bautismo como "cócteles Molotov" se dio en "honor" a un ruso, pero fue obra de los finlandeses durante la guerra de 1939. En la misma -un enfrentamiento desigual pactado por Stalin y Hitler en el cual la resistencia finesa fue digna de Leonidas en las Termópilas- los rusos comenzaron a bombardear las poblaciones civiles de Viipuri y Helsinki, lo cual a pesar de los precedentes de Guernica y Varsovia todavía era muy mal visto a nivel internacional. Ante la protesta finlandesa en la Liga de Naciones -precendente (aún más) patético de la ONU-, el Ministro de Relaciones Exteriores Viacheslav Molotov declaró con pètreo rostro que en realidad los aviones rusos lo que arrojaban eran cestas de pan para calmar el hambre de las oprimidas masas finlandesas. De ahí que los fineses comenzaran a llamar a las bombas rusas "cestos de pan Molotov". Cuando Rusia invadió el istmo de Carelia, utilizando sus divisiones blindadas, los esquiadores finlandeses emplearon botellas llenas de gasolina y alquitrán en contra de los tanques con gran éxito (tuvieron la suerte de que los T-34 todavía no habían comenzado a fabricarse en serie) y, lógicamente, denominaron a estas botellas "cócteles Molotov" en honor al descarado diplomático.

Los estudiantes belicosos y los hinchas de fútbol se limitan a introducir gasolina, ponerle una mecha y arrojarlos, pero estos son sencillos de apagar; un auténtico cóctel Molotov combina la nafta con detergente, aceite de palma, alquitrán o cualquier substancia espesa que ayude al combustible a adherirse a su blanco y arder durante más tiempo. Algo de fósforo blanco asegura la ignición y también funciona como adherente. Si se llena, como los maquis franceses, un tercio de la botella con ácido palmítico (un ácido graso), se consigue una doméstica y letal bomba de napalm.

FYT, una sucursal de Utilísima.





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