lunes, octubre 17, 2005

Speak of the Devil

Habrá que ver qué tal le va a Alan Moore con la próxima adaptación de su ultrapolítico comic V de Vendetta, pero hasta ahora debe estar bastante calentito (a menos que le hayan pagado lo bastante como para enfriarlo). Su cuidadosa y culta serie La liga de los caballeros extraordinarios se convirtió en un adefesio con personajes radicalmente diferentes y sin nada de la transgresora malignidad original, y ahora una de sus mejores creaciones, tal vez el mayor anti-héroe del comic, el hechicero John Constantine, el protagonista de Hellblazer -la más longeva y carismática de las series de Vertigo- se convirtió en... bueno, ahora voy a detallar en qué se convirtió.

Constantine, película que vi con mi habitual retraso este fin de semana, es una película menor pero razonablemente entretenida y con unos cuantos monstruos coloridos de los que me justifcan dedicar dos horas a ver lo que sea, y no me voy a quejar al respecto. Pero el asunto es, ¿cuánto hay que cambiar algo para que deje de considerarse una adaptación, o siquiera una lejana inspiración?

Prácticamente ninguna de las versiones cinematográficas de un comic se ha molestado mucho, o nada, por respetar sus fuentes. Tal vez sea por el poco respeto que merecen aún hoy en día los comics en la cultura occidental, tal vez sea porque los guionistas y adaptadores tienen que justificar sus salarios, o tal vez sea por mera imbecilidad que olvida que los lectores de comic son criaturas bastante fetichistas y obsesivas para las que la fidelidad a una fantasía es esencial. Sea cual sea el motivo está claro que para Hollywood el comic es un material extremadamente maleable.

¿Pero qué ego demente llega a la conclusión de que uno de los mejores y más populares personajes de la escudería Vertigo no es lo bastante atractivo o comprensible como para que sea necesario re-hacerlo hasta que no quede ninguno de los rasgos distintivos del mismo? ¿Para qué tomar además el argumento de Dangerous Habits, una de las mejores historias de Hellblazer y la joya de la corona de Garth Ennis, y desvirtuarla en lo esencial? Es, salvando las distancias, como comprar un Picasso cubista y luego contratar a un dibujante para que esas mujeres raras se parezcan más a las de Frank Frazetta... Evidentemente es cosa de gente de marketing.

Para ejemplificar hago una lista somera de las diferencias entre Constantine the movie y Constantine the comic:

* John Constantine fue modelado, por decisión expresa de sus autores, a imagen y semejanza de Sting, lo cual tiene una relación directa con su supuesto pasado de cantante punk. Es decir un rubio de pelo corto e irregular, más bien bajo y bastante reo, permanentemente enfundado en un impermeable tan distintivo que ha sido centro de algunas historias. El Constantine de la película es Keanu Reeves, es decir, un morocho de ojos orientales alto, delgado y elegante, que viste un traje negro idéntico al que Reeves utilizó en Johnny Mnemonic. Si en el casting se iban a cagar tan olímpicamente en el physique du rol, hubieran elegido a Morgan Freeman, que era igual de parecido y es mejor actor.

* John Constantine es inglés, orgulloso de ser inglés, lleno de tics británicos y con un linaje que tal vez se remonte al Rey Arturo. En la película no se habla sobre su origen, pero vive en Los Angeles, tiene acento yanqui y parece más bien un descendiente de inmigrantes tailandeses.

* Los variados guionistas de Hellblazer han tenido -al menos hasta hace poco ya que ultimamente Constantine parece sospechosamente joven- el buen tino de hacer envejecer a su personaje, que actualmente andaría por los cincuenta y pico años. El Constantine de la película, firmemente enclavado en nuestro tiempo, no llega a los cuarenta ni a palos. También luce unos tatuajes místicos que en el comic brillan por su ausencia.

* John Constantine tiene características personales muy marcadas que lo hacen un excelente ejemplo de anti-héroe: es una máquina de meter en líos -frecuentemente fatales- a sus amigos, es mujeriego y bastante libertino, tiene un gran sentido del humor sarcástico y amargo, es un gran bebedor, es definitivamente de izquierda o por lo menos adversario de los conservadores, suele defraudar a la gente que confía en él, es vengativo y se le puede considerar un auténtico hijo de puta. Ninguna de estas características están presentes en el cinematográfico, que es más bien una heroica y actualizada versión de un personaje chandleriano. De hecho casi todos los comportamientos de este Constantine entran en colisión con los de su supuesta inspiración.

* Habil en las trampas y los sortilegios, Constantine es casi nulo en términos de violencia física, pero el Constantine de Reeves arrasa una sala llena de demonios al mejor estilo Blade.

* La biografía de Constantine es radicalemente diferente en su versión cinematográfica, que incluye un intento de suicidio que lo habría condenado al infierno en caso de morir (el Constantine del comic tiene ganado su pasaje al infierno por motivos bastante más contundentes).

* Chas, el gran amigo taxista de Constantine, pasa de ser un working-class hero bastante simplón pero bueno para los puños, de la misma edad del hechicero, a ser un juvenil e intelectual aprendiz de mago, reconocible solo por el nombre y la profesión. Como si fuera poco la película rompe el tabú que convertía a Chas en el único personaje secundario de Hellblazer que parecía intocable, matándolo a la primera de cambio, algo que ninguno de los guionistas del comic se había atrevido a hacer ya que hubiera sido una crueldad matar a un personaje tan carismático. El de la película no es una gran pérdida.

* Papa Midnite deja de ser el amo secreto del bajo mundo de Nueva York y se convirtió en un cabaretero de Los Angeles, lo cual no es la tal diferencia. Pero sí lo es el hecho de que Papa Midnite representa en el comic a las deidades del vudú y la religiosidad africana. En la película es un intermediario que hace gala de su supuesta imparcialidad entre el cielo y el infierno. No es lo mismo.

* Satan: reconozcamos que la figura del ángel caído es bastante proteica y admite muchas representaciones. Sin embargo no deja de ser notable que la representación física del viejo sea exactamente opuesta a la de la serie Dangerous Habits; en esta aparecía como un musculoso latino de largos cabellos ataviado con un taparrabos y remotamente parecido a la representación habitual de Jesús, en la película es un rubio gordito (Peter Stormare) vestido de blanco. Lo cual, tengo que reconocer, es un hallazgo. Pero hay un notorio error de guión relacionado con su personaje, que en algún momento le hace un favor a Constantine sin haber exigido nada a cambio, lo cual, como sabemos todos los que hemos tratado con el Lucero del Alba, no es muy verosímil.

* Hay varios personajes accesorios sin equivalente en el comic, supuestos amigos de Constantine, lo cual es un desperdicio porque la serie abunda en auténticos personajes de ese tipo.

* Last but not least. Tal vez la mayor traición al comic en el que está basado y signo de los tiempos: una de las cosas más notables de Dangerous Habits es cómo, apenas es curado del cáncer pulmonar que está por matarlo, John Constantine prende un cigarrillo. Esa imagen es impensable en Hollywood, por lo cual es convenientemente sustituída por un chicle o caramelo. Hay que joderse.

Entiendo que esta enumeración me ha dejado en una posición similar a la del coleccionista de comics de los Simpsons cuando discute acerca de cierta incongruencia en la saga de algún personaje ficiticio, pero convengamos en que no se trata de diferencias superficiales sino que tienen que ver con la esencia misma del personaje. Insisto, Constantine no es una mala película de fantasía, y encontrársela en el cable una noche al pedo puede ser una bendición, pero el asunto está en la vieja pregunta: ¿Cuántos integrantes de The Who tienen que morirse para que The Who deje de ser The Who? ¿Cuánto podés alterar a un personaje antes de que deje de ser ese personaje? Una cosa es que a Peter Parker lo pique una araña mutada genéticamente en lugar de una araña radioactiva, otra cosa es que un desencantado y sotreta ex punk cockney se convierta en un cruzado norteamericano. ¿No hubiera sido mejor ponerle de nombre, qué se yo, Pocho Fuckdevil, y dejar al pobre de John Constantine quieto a la espera de una adaptación más fiel? Y, sobre todo, ¿quién es el condenado agente que convenció a Keanu Reeves de que puede hacer papeles de duro?





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