martes, febrero 07, 2006

Ah... matadme pollos

Hace algunos días los ubicuos y alegres muchachos de Miranda! consiguieron una nueva oportunidad para aparecer media hora en los medios gracias a la ridícula noticia de que algunos religiosos con excesivo tiempo libre habían descubierto mensajes subliminales satánicos invirtiendo las canciones del conjunto pop. "Ja Ja Ja, Ju Ju Ju..." dijeron los desfachatados (¿eran los Miranda! los desfachatados o eran otra gente moderna la que se atribuía el término...? bueno, pongamos los descarados, los flaming...) e hicieron algunas observaciones picantes acerca de la tontería de la acusación demostrando una vez más lo pícaros, agudos y divertidos que son.

Como a mí Miranda! mucha gracia no me hace y me quedé con ganas de reírme me fui para la página donde estaban estas denuncias de diabolismo encanutado, descubriendo un material realmente asombroso. Al parecer se trata del medio religioso El Semanario de Berazategui que con un par de décadas de atraso descubrió el potencial satánico de las grabaciones populares cuando se les escuchan al revés, y su lesiva acción sobre el inconciente. De no ser por la longitud de las investigaciones y por el hecho de que están incluídas, así como el semanario, dentro de una nutrida página religiosa de la Fundación Misericordia Divina, uno estaría tentado a pensar que hay un bromista genial y obsesivo atrás de todo esto (que podría ser el mismo que movilizó con flash la mano del Jesús de la página de apertura de la mencionada fundación), pero al parecer se trata realmente de un honesto y paranoico cristiano que -con método que explica en detalle- consiguió dar vuelta la colección de cassettes de algún feligrés melómano y encontró terribles mensajes de naturaleza impura.

Ahora, cualquiera que sepa un mísero ABC de grabación sabe que el trabajo de grabar algo que concientemente y deliberadamente diga otro mensaje al invertirlo es un trabajo infernal, y que los escasos -y generalmente jocosos- ejemplos de cintas invertidas editadas (como los incluídos en la primera edición censurada del We're Only in it for the Money de los Mothers of Invention), suenan como cintas invertidas. Es decir, como sonidos entrecortados que surgen lentamente y se cortan en forma abrupta, inconfundibles con una grabación normal. Por supuesto que al invertir las cintas se escuchan las voces, alteradas y fragmentarias, que suenan en forma aleatoria y en las que uno puede, como en las manchas de los test de Rorschach, encontrar lo que quiera o escuchar lo que desea oír. El esforzado cronista inquisidor incluye mp3 de sus descubrimientos y las transcripciones de lo que escuchó o creyó escuchar y, como es de esperarse, son cualquiera y nos ilustran mucho más acerca del estado mental del investigador que sobre cualquier supuesto mensaje. Las transcripciones son absolutamente sorprendentes y me permito copiar algunas de las más herméticas, creativas y/o entretenidas.

“Asmodeus, demone... ellos forman una grey de muerte...”
(Diego Torres, 'Que no me pierda')

"ah... matadme pollos"
(Ruben Rada, 'Quién va a cantar')

“La diosa del Vudú... yo no podré salvarme, ¿podrás salvarte tú?... la uña del dragón te lleva a los infiernos... tú te dejas arrastrar”
(Ricky Martin, 'Livin' la vida loca')

“...por el hoy, sí... oh, negro... morir”
(Maná, 'Mariposa traicionera')

“...cómo la gozará... ponela... sacala... dale, alguna vez...”
(Soledad, 'El tren del cielo')

“...hoy no me entendés, hoy no me entendés, los judíos son amargos...”
(Piñón Fijo, 'Una mano se fue a pasear')

"Ora al demonio multicolor"
(Rodrigo, 'Y si yo la celo')

“... a misa mejor no irá, salite y traeme coca y la suerte donde ya debuté con los noche...”
(Los Nocheros, 'Mamá, Mamá')

"puto hombre de Asís... puto hombre de Asís"
(Luciano Pereyra, 'La Distancia')

“...yo trabajo la cola... el hombre te ve y la asimila...”
(Shakira, 'Te aviso, te anuncio')

“... sí, hoy hay demonios en la Misa, oh, sólo mi misa... Roma: ahí hay sore...”
(Martín Marchesi, 'Yo sé')

Y last but not least, esta que me parece totalmente gloriosa

“... movete colorado, a la birra... colorado, a la birra... ¡qué grande!...”
(Alfredo Casero, 'Pizza contigo')

En este último caso el anónimo cronista reconoce que la música del gordo es igualmente nociva sin tener que invertir la cinta (" Sólo pudimos soportar unos minutos el análisis de uno de sus temas. Escuchados en forma normal ya son una tortura...", confiesa el hombre), actitud que debería haber tomado en relación a casi todos los artistas mencionados, quienes delatan sus pactos con el oscuro en forma mucho más explícita. Paso a explicarme y colaboro desinteresadamente con la investigación del Semanario de Berazategui, señalando innegables muestras de que la música popular latino-argentina es una enorme misa negra, motivo por el cual así estamos.













Bandana:
Coincidamos en que cualquier reunión de más de tres mujeres que bailan y cantan si no es un aquelarre por lo menos algo de Wicca hay, pero más allá de esta observación de sentido común, el grupo conocido como Bandana tiene otra serie de señales innegables de trato con el impuro. Basta recordar las satánicas ceremonias de iniciación en las que fueron depuradas y escogidas por demonios humanoides (pero delatados de su procedencia avernal por sus imposibles cabelleras) que respondían a nombres arcanos como Afo Verde (Aphoverdum) y Magalí (Magaliah), y chequear -sin necesidad de invertirlas- las letras de sus éxitos como 'Empieza la noche', una aseveración que evoca esos titulos melancólicos del black metal como 'Opus nocturne' o 'Thy darkness falls'. Y además está el propio nombre de la banda, que disimula su naturaleza por su inocente acentuación grave, pero que si se le agrega el tilde censurado en la primera o la última silaba (y una muda hache al final) el resultado es inconfundible: ¡"Bándanah"! o ¡"Bandanáh"...! ¡Say you love Satan, guapo...!

Ricky Martin: Chocolate por la noticia de que el boricua tiene tratos con el lado oscuro; cualquiera que lo haya visto bailar durante dos minutos tiene que admitir de que el ex-Menudo (otro antecedente infernal) está poseído por una legíon de íncubos pijudos que punzan su interior con sus escamosos miembros obligándolo a moverse en una forma tan antinatural como impresentable. Como diría un filósofo de Tacuarembó: "Si hasta puto puede ser que sea".

Soledad: Todos sabemos que la soledad es una de las características del ángel caído, alienado del coro de arcángeles que gozan de la mirada del Señor y torturado por sus pensamientos cochambrosos, pero no es sólo el nombre lo que nos hace desconfiar de la Pastorutti sino su característica y gimmick escénico más notorio: ese porfiado revoleo del poncho que dejó de llamar la atención desde hace años. ¿Por qué hace eso? Por popularidad no debe ser, ¿será tal vez para disipar el olor a azufre y mandrágora? ¿será un ritual invocatorio...? ¿por qué no lo explica? ¿qué oculta debajo del poncho esta posible hija de Lilith...? Y ya que estamos con las preguntas, ¿por qué grita como Ricardo Iorio?

Diego Torres: ¿Quién puede dudar de que este hijo de puta hizo un trato con el socio comercial de Fausto? El negocio es evidente: ofreció su alma a cambio de ser considerado un buen cantante a pesar de su absoluta carencia de expresividad y su dificultad para cantar en más de una nota. ¡Y en lugar de que la gente se extrañe de semejante incoherencia, todos dicen que es un buen tipo, lo que conforma un claro caso de carisma luciferino, lengua de serpiente y visión de bultos...! La banda del Golden Rocket... ¡De la banda de la Golden Dawn es este guacho, seguro seguidor del camino de Crowley! ¿Cual es la pintura color esperanza con la que quiere pintarnos la cara? Efectivamente: corpsepaint.

Luciano Pereyra: Miren, si agarran el Corel y con cualquiera de las fotos de este desgraciado pueden hacer el siguiente experimento irrefutable: le pintan la tez de rojo, le agregan un bigotito y una barbita afilada y ¡presto...! ¿qué les queda...? Bueno, les queda Luciano Pereyra -el paisanito tierno- rojo y con vello facial, como para usarlo de veladora... ¡pero también se parece al que te jedi...!

Mambrú:Como Bándanah, también fueron ezbirros de Aphoverdum y Magaliah, cosa notoria en sus absurdos peinados, y también se disolvieron luego de cumplir su nefasta misión sobre los espíritus adolescentes. Ellos, particularmente, fueron el ala marcial de este proyecto demoníaco. ¿Para qué andar dando vueltas cassettes si el mensaje está explícito ahí, desde el nombre que homenajea a al guerrero británico, el Duque de Marlborough, quién tenía en su escudo heráldico las significativas figuras de un par de dragones, la más clásica representación del demonio? Cualquiera que haya escuchado sus canciones (en la dirección correcta, que es como suenan más malignas) sabe de lo impío de la propuesta, que no es -otra vez el nombre los delata- más que una versión argentina de los infames Marduk. Arrójenles agua bendita y véanlos aullar de dolor... bah, tal vez simplemente con agua sea suficiente.

Los Nocheros: Identificados con el camino de la mano izquierda y con la oscuridad desde su denominación, subrayada por sus negras vestimentas y semblantes patibularios, es con el cassette girando hacia la derecha que uno se da cuenta de su perverso satanismo, ya que explícitamente amenazan con comerse el corazón de otros seres humanos, confundiendo un aborrecible acto de canibalismo con un beso.













Piñón Fijo:
Dejo para lo último a este general de los escuadrones del Hades, tal vez el de mayor rango y el más peligroso. Hay que verlo enseñando a los purretes sus misteriosas rimas militares y ver por lo menos a un reclutador de almas para los batallones de Astaroth. Y la pintura de la cara... en un principio pensamos que se trataba simplemente de corpsepaint, pero sospechamos -las imágenes aquí presentes no mienten- que se trata de un homenaje al asesino serial norteamericano John Wayne Gacy. Especulando un poquito, pero no más que los amigos del Semanario de Berazategui, arriesgamos que el misterioso Piñón Fijo disimula debajo de su notoriamente forzado acento cordobés un más sincero acento noruego. Y que en realidad es un ex integrante de Gorgoroth, expulsado por ser demasiado extremo y haber violado la novena regla para este mundo de la Biblia Satánica de Anton LaVey: "Do not harm little children".














Ustedes dirán con razón: "pero el inquieto cronista del Semanario de Berazategui y Benito ven señales satánicas en todas partes, ¿será que no se salva nadie y estamos en el medio de una conjunción diabólica insalvable?" No, la verdad es que son todas especulaciones que lo único que nos demustran es que el cronista de Berazategui necesita una novia o un doctor urgentemente (una enfermera sería ideal) y que Benito todavía no empezó con su nuevo horario de trabajo. Pero entre estos claroscuros hay que señalar una banda por la que me juego el aparato reproductorio a que no tienen mensajes satánicos ni ninguna relación de ningún tipo con lo oculto y las criaturas que sirven al Shaitan, el gran adversario, el Daimon o cualquiera de sus numerosos nombres, y dicha banda es, paradójicamente la que inició toda esta discusión y generó la polémica, es decir: Miranda!

¿Por qué asevero tan tajantemente esto? Por conocimientos de demonología y mero sentido común: les puedo asegurar que ningún principe demoníaco aceptaría pactar, ser representado, usar como mensajeros y mucho menos poseer a muchachos tan ridículamente amanerados como estas nuevas estrellas pop. Ni siquiera Belphegor, a quién Collin de Prancy retrata al incio de este post aquejado por un estreñimiento demoníaco y con muy poca dignidad, ni Belcebú, el señor de las moscas -ni un cadete de tercera categoría próximo al despido de Belcebú- pondría su buen nombre en manos de alguien que se hace llamar "Lolo" y toca solos de guitarra. Es decir que todas esas aclaraciones estuvieron de más. Sory boys.





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