domingo, febrero 19, 2006

Una modesta propuesta que todo el mundo considerarará un chiste y sin embargo es lo más serio que dije o diré en mi vida.

La cara hereje de la necesidad salta como un payaso de una caja sorpresa cada vez que uno pone algún reparo hacia alguna de las medidas positivistas y nero-liberales (neologismo que me permito para definir el neoliberalismo ejercido con el espíritu de Nerón), así que me niego a batallar contra esa lógica del artillero que reduce a detallismos morales o de exquisito todas las objeciones que se pongan ante, digamos, el Tratado de libre comercio con los Estados Unidos, la instalación de las fábricas de celulosa, el predominio del monocultivo, la extranjerización de la tierra o la sumisión absoluta a los pagos de la deuda externa y las condiciones impuestas por los acreedores, y pongo mi hombro de psiconauta a la empresa del resurgir nacional.

Cada vez que uno abre la boca para criticar el camino único de la "reforma inevitable", algún pragmático salta a recriminar esa postura de revolucionario mandarín que critica todo y no hace ni propone nada. Así que me permito proponer una medida simple, sencilla y evidente que impulsaría la economía de este terrón agropecuario disfrazado de nación en forma inmediata y evidente con un impulso e impacto económico superior al de la poco ecológica explotación de la celulosa, sin dañar el medioambiente, diversificándose en varias industrias y poniendo a Uruguay a la vanguardia REAL del comercio mundial: legalicen el cannabis (marihuana) y todos sus subproductos. No tienen más que excusas oscurantistas y de tontería senil para no hacerlo, pasen al frente, háganlo ya.


Me explico en pocas palabras: dejando de lado la adoración casi religiosa de los fumetas, el cannabis es tal vez uno de los vegetales con más utilidades que se conocen, además de su estúpidamente polémico uso recreativo, el cáñamo es proveedor de medicinas, ropa, sogas, jabón y papel (el cáñamo fue durante mucho tiempo la principal fuente de confección de papel hasta que William Hearst le declaró la guerra mediática para no tener competencia para sus plantaciones de árboles, uno de sus más famosos cultivadores fue George Washington y la declaración de independencia de los EE.UU. está impresa en papel de cáñamo) y, si se admite además su cultivo para ser fumado, puede ser una fuente de atractivo turístico similar a Amsterdam. Mi propuesta es pragmático-económica, dejemos de lado cosas que hoy en día parecen baladíes como la libertad individual de los adultos, estamos hablando de una realidad tolerada hoy en día en buena parte de los ámbitos montevideanos. Dejemos de lado el deseo de que la policía de la salud no se meta con las cosas que uno quiere y puede meter en su cuerpo: si uno fuma va a seguir fumando y no hay forma de detenerlo porque la sociedad ya acepta, a regañadientes, el consumo de porro. Así que, ¿por qué no dar un paso al frente y ganarle de mano a los países que coquetean con la idea, autorizando la plantación de cannabis y su comercio? Los beneficios económicos serían inmediatos, se lograría que Uruguay estuviera por primera vez desde los tiempos del viejo Batlle y Ordóñez a la vanguardia de algo, mejoraría el ánimo de la intelligentzia local -desilusionadísima por el conservadurismo de la actual administración-, re-emplazaría el uso de drogas realmente dañinas ya que su precio podría abaratarse como para competir con el de la pasta base, daría una interesante señal de independencia política e inclusive cumpliría el sueño de los cipayos locales de parecerse un poco más a un país como Holanda. La objeción de que el turismo atraído sería indeseable es una tontería prejuciosa y totalmente hipócrita después de la década dedicada por los ministerios de turismo uruguayos a hacérsela dulce al turismo infame del menemismo argentino.

En el caso de que, como temen los que siempre temen, esto aislara a Uruguay del comercio mundial -algo dudoso ya que no sucedió con los holandeses-, bueno, se deja de plantar y punto. Sé que es una lógica que tiene algo de ilusa: al propio Primer Ministro de Jamaica, P. J. Patterson, fracasó en su intento de legalizar el cannabis en su país, donde cumple un rol similar al del mate en Uruguay (pero más religioso), a causa de las presiones norteamericanas. Pero, ya que se está en plan de mandarse cualquiera en el terreno diplomático, bueno, ¿por qué no intentarlo?

No hace falta ni que mencione que no hay una sola razón racional o moral para oponerse a algo así; yo sostengo, y es sencillísimo de probar, que sería una medida de efectividad inmediata para generar puestos legítimos de trabajo y reactivar tanto la escena agropecuaria como la industrial. Y ciertamente va a ser menos polémica (y dañina) que las idioteces extranjeras que se están imponiendo de a poco. Así que repito lo del título, no es un chiste ni una ingeniosidad, es verdad. Si conocen a alguien colgado de alguna de las tetas del poder explíquenselo, insistan, difundan la idea. A ver los chicos de La Vela Puerca, que tanta guita le han sacado a su asociación con esta noble planta y tan poco respeto y lealtad le han demostrado a la hora de admitir la deuda, usen los micrófonos, exijan, organizen, demuestren. A ver todos ustedes, los cientos y cientos de fumadores a los que he visto fumar hasta quedar como Bob Marley en su cumplaños, y a los que NO vi en el único acto que se hizo reclamando la legalización. A ver los que realmente piensan que este país puede mejorar con algo que no sea la apertura de cachas ante la inversión extranjera. Sugieran, comenten, difundan, informen y entiendan. Todos los argumentos están a su favor y es hermoso combatir por algo en lo que uno sabe que tiene razón, por algo que sólo tiene enfrente a la ignorancia y el miedo. Fight the good fight.

PD: Algo de lo que nadie discute es la sapiencia de Tabaré Vázquez sobre el tratamiento de cáncer. Yo que soy un atrevido sí lo discuto, porque el respetable oncólogo no sabe nada -quiero creer que de saberlo haría algo al respecto- sobre el notable efecto de la marihuana como reductor de las naúseas y mareos -y despertador del apetito- para los pacientes tratados con quimioterapia. Yo quiero creer que un hombre que ha dedicado su vida al combate del cáncer y la mejora de la calidad de vida de los aquejados por este mal tendría que salir corriendo a sembrar semillas de skank en cada cuadrado de tierra fértil libre. Pero eso no pasó ni creo que vaya a pasar, ¿por qué? por esa combinación de prejuicio y cobardía que hace del ser humano el bicho imbécil que es y a T.V. un ser humano ejemplar.





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