miércoles, marzo 01, 2006

New Helsinki

Como se sabe el gobierno argentino ha hecho una propuesta oficial al uruguayo, pidiéndole que suspenda las obras en la planta de Botnia durante 90 días para hacer un estudio sobre el impacto ambiental de la misma. Aparentemente esto sería una concesión del gobierno uruguayo a la presión de la vecina orila, pero a buen entendedor es claramente una claudicación del gobierno argentino. Disfrazada de pedido simple de cumplir y una mano tendida para alcanzar un acuerdo que permita terminar con este asunto sin que ninguno de los gobiernos salga particularmente humillado. Es decir "dennos 90 días para hacer dos o tres análisis cosméticos y desactivar los cortes de ruta, y luego todo sigue abrazo va, abrazo viene, como siempre..."

Aunque en este momento (1 de marzo, 20.00 hs.) el gobierno uruguayo no ha contestado oficialmente, pero extraoficialmente el Ministro de Vivienda y Medio Ambiente, Mariano "Pangloss" Arana, ha deslizado que el mismo se negaría a la solicitud de su vecino. El argumento no es condicional ("no vamos a detener las obras si no se levantan los cortes de ruta") ni de principios nacionalistas ("no vamos a detener las obras porque somos muy machos y no nos prepotea nadie") ni por motivos fácticos ("no vamos a detener las obras porque se nos pudren los eucaliptus o los obreros se nos resfrían por las lluvias de marzo"). El motivo aducido por Arana es que el país "no tiene la instrumentación legal para hacerlo". Ah, es por eso...

Ahora, algunas preguntas que ya no tienen que ver con si las plantas contaminan, con si los entrerrianos tienen razón o no ni nada de esos temas sobre los que hemos discutido abundantemente. El asunto es: acá hay un diferendo internacional serio que está causando prejuicios serios y muy concretos a la economía de Uruguay. Ante una situación así, ¿Uruguay carece siquiera de la capacidad de suspender temporalmente las obras de una empresa extranjera? ¿los intereses de una empresa extranjera tienen privilegio legal por sobre, pongamos, las empresas de transporte en ómnibus nacionales, que se están fundiendo a la velocidad de la luz por el alargamiento de sus rutas? Quiero decir, ya ni siquiera estoy pidiendo o diciendo que lo hagan sino que me pasmo ante las excusas para no hacerlo... ¿quién puede creer que si, por ejemplo, los más apocalípticos de los ambientalistas tenían razón y el río se empieza a morir, que Uruguay va a detener las fábricas si no puede siquiera ahora demorar tres putos meses la construcción de las mismas? Yo pregunto, ya sabemos que se les regaló una zona franca, lo que implica que no pagan impuestos y hacen lo que se les cante con sus empleados pero, ¿se les regaló además el terriotorio para que hagan una mini-república independiente? ¿la little Helsinki de Fray Bentos donde el gobierno nacional carece del más mínimo poder? ¿esta suerte de mega-terriotorio de embajada es lo que se entiende como seguridad jurídica? ¿no es más bien el "vale todo" jurídico? Hemos visto contratos firmados por la dupla del apocalípsis Bensión, Batlle que hacían caducar las posibilidades de reclamo de la justicia uruguaya (supuestamente un poder independiente) ante la extorsión de los banqueros extranjeros, pero al menos estos estaban fuera del país. Quiero decir ¿qué CARAJO se firmó en favor de las fábricas de celulosa y en qué CARAJO estaba pensando el que lo firmó?, y, para los perros que ladran en nazionalismo; regalar parte del territorio nacional, ¿cómo se justifica en términos de soberanía?

Mientras termino de escribir esto el vicepresidente de la R.O.U., nada menos, ofrece una respuesta más oficial. Según Rodolfo Nin Novoa, la propuesta de Argentina no es algo a considerar o a lo que ofrecer reparos sino que simplemente es una "impertinencia". Genial, es lo más inteligente que se le puede decir a alguien del temperamento volátil de Kirchner y que se siente acreedor del triunfo de Nin y Vázquez en la primera vuelta y gracias a quién disfrutan de la mayoría en las cámaras... qué huevos Nin, qué defensa de los intereses de Uruguay...

Bien, un mensaje a los transportistas, a los que tienen trabajo, negocios o familia del otro lado del río y a todos los que van a ser triturados económicamente por el corte de rutas y el más que probable corte de relaciones económicas y políticas con Argentina: que no los engañen, como están planteadas las cosas ustedes no van a ser sacrificados por el futuro de Uruguay ni por el bien de la mayoría ni por la prepotencia argentina, ni siquiera por el monstruoso ego de Vázquez-Novoa. Ustedes van a ser destrozados para proteger los intereses de una empresa escandinava, nada más. Reclamen su estatua en Helsinki o en Kotka, al lado de la de los héroes de la guerra ruso-finesa de 1939. Se la merecen.





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