lunes, octubre 16, 2006

Toda esa belleza al pedo

Hace unos meses le dediqué un post a lo que me parecía (y me parece) una bonita intervención, la de Evangelina Carrozo en la cumbre UE-América Latina. En dicho post remarcaba la natural belleza de la chica, que siendo muy atractiva no se adaptaba exactamente a los parámetros obligatorios para la belleza femenina actual. Culo ligeramente excedido, escasez notoria de tetas, nariz algo puntiaguda y un tono aceitunado de piel... la chica era hermosa, pero no con el tipo de belleza artificial y de corte totalmente europeo que se promociona en Argentina y en el mundo entero. Y tenía una sonrisa espectacular.

Unos meses después, la Carrozo no sonrie en unas sesiones de fotos que la muestran más delgada, con otra nariz, con la piel blanca lunar y con unas tetas así de grandes. Días después aparece como compañera de baile de un uruguayo, detalle simbólico-encantador, en el abominable Bailando por un sueño, el producto más lamentable de la fea carrera de ese canalla irreductible de Marcelo Tinelli. Hace un pequeño discurso sobre el problema de Gualeguaychú pero no dice nada, reproduce su gimmick como si fuera una de la troupe de Tinelli repitiendo su frase distintiva, y luego se somete al juicio de alguien tan despreciable como Gerardo Sofovich, quién pondría un basurero atómico en el centro de Gualeguaychú si pensara que puede ganar dos dólares extra.

Y uno la mira y no dice nada, porque acepta el discurso fatalista y pragmático: la "militante ecologista" es, sobre todo una modelo cuyo naturalismo no le parece incompatible con el llenarse de plástico y silicona el interior del cuerpo y que está aprovechando su momento. Y se sabía que iba a pasar, pero mirás el calendario y apenas pasó el tiempo necesario para que le desaparezca la hinchazón de las operaciones. Y uno piensa, "al menos hasta fin de año, al menos que hubiera sacrificado ese momento, no el próximo, al menos que no se hubiera puesto exactamente las mismas tetas que todas las demás, al menos un pequeño gesto significante...".

Pero nada, la miro bailar disco; baila bien, es graciosa y linda, como todos en el mundo de los graciosos y los lindos, como todo.

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En Gualeguaychú y Colón deciden cortar los puentes nuevamente para arruinar el fin de semana largo y para protestar porque un tercer informe (en realidad una re-edición de los primeros) del Banco Mundial vuelve a decir lo que ellos no quieren escuchar: que consideran los riesgos de contaminación mínimos y que le van a dar los préstamos a Botnia.

Hace algunos meses escribí una serie de posts sobre la inaudita sordera y arrogancia del gobierno uruguayo con respecto a las protestas de los entrerrianos y sobre la inevitabilidad y justicia de las medidas que las asambleas ambientalistas habían tomado. Escribí sobre la inmunda fiebre chauvinista desatada en el Uruguay, sobre la obsecuencia a la inversión extranjera y sobre el legítimo derecho de las poblaciones a ponerse de punta en contra de las multinacionales omnipotentes y el dinero como medida de todas las cosas. Yo no cambié mi punto de vista que sigue siendo más o menos el mismo, rabiosa y apocalípticamente ecologista, pero las cosas cambiaron y la locura, la idiotez y el chauvinismo al parecer también cambiaron de país.

En estos meses pasaron decenas de cosas; se fue ENCE, pasó el Tribunal de La Haya, pasó el Tribunal de Controversias del Mercosur y, sobre todo, pasó la increíblemente estúpida actitud original del gobierno uruguayo. De alguna forma luego de que el Tribunal de La Haya -un organismo legal europeo, sí, pero serio- rechazó el pedido de medidas cautelares que Argentina había elevado, la administración Vázquez decidió sensatamente no hacer declaraciones triunfalistas y, al contrario, ofrecer algo que caprichosamente no habían ofrecido antes: el monitoreo conjunto del Río Uruguay y del efecto que las fábricas de celulosa pudieran tener. En realidad y teniendo en cuenta el resultado de los estudios previos y la desaparición de ENCE, es el mejor resultado que los entrerrianos pueden conseguir sin meter bombas. Y además el más justo a menos que emprendieran una campaña igualmente despiadada y enérgica con respecto a todas las empresas argentinas que directa o indirectamente afectan las cuencas en común y los cursos compartidos.

Esto es algo que sí fue entendido por los más experimentados activistas de Greenpeace -calificados en el pico de la imbecilidad uruguaya como "terroristas"-, quienes han dedicado ahora su mirada a las impresentables fábricas de celulosa argentinas colocadas sobre el márgen del Paraná. Sabiendo presente el tema en la sensibilidad del Río de la Plata, Greenpeace decidió dejar de enfocar en particular a un emprendimiento como Botnia, sin dudas riesgoso en lo ambiental pero con instrumentos de control y vigilancia que están totalmente ausentes en las plantas argentinas, menores en tamaño pero de mayor capacidad probada de producción de tóxicos. La decisión de la ONG fue, entre otras cosas, justa; hay un límite con respecto a lo que se puede exigir sin hacer un poco de autocrítica. Pero los asambleístas decidieron cerrar los ojos, no conceder ni el menor beneficio de la duda ni siquiera a las personas y organismos que ellos eligieron como representantes y desatar nuevamente un bloqueo que se sabe inútil en términos de afectar a Botnia, empresa que quieran o no ya está instalada a pesar de los esfuerzos casi criminales -y autodestructivos- de su planta de obreros chantajeando a la empresa. Los ambientalistas no entendieron que ya ganaron más de lo que podían esperar, que ahora -obedeciendo además a asambleas divididas y pésimamente argumentadas- desvirtuaron la legitimidad de su protesta, convertida en un mero abuso que jode esencialmente a terceros totalmente ajenos al negocio de la celulosa y teñida de un repelente olor a nacionalismo chauvinista, reforzado por el uso cada vez más xenófobo del himno y la bandera.

Yo sigo pensando que probablemente la planta de Botnia sea contaminante para el Río Uruguay y que la orientación del país entero hacia la celulosa es un error histórico, pero también creo que el grado de vigilancia montado alrededor de la fábrica hace que cualquier otra medida de fuerza sea juzgar por sospecha y que, a menos que se establezca toda una nueva regulación ambiental para el Río Uruguay y el Río de la Plata, la inflexibilidad en este caso es simplemente una injusticia unilateral y una clara intromisión en las decisiones de otro país. Los entrerrianos tuvieron toda la razón al comienzo de este conflicto, pero la razón no es un tatuaje permanente y ahora es solo un acto de prepotencia y ceguera, lo que los conservadores uruguayos acusaban de ser a los cortes hace unos meses, cuando eran una medida valiente y necesaria, cuando hablaban y Uruguay se tapaba las orejas insensible a sus dudas y pesares. Exactamente lo mismo que hacen los entrerrianos ahora.

Pero además ahí entra además otro de los temas que convierten a esta segunda oleada de cortes en algo infame: el momento político. Uruguay acaba de finalizar momentáneamente las negociaciones encaminadas a aprobar un Tratado de Libre Comercio con EE.UU. por el fast track, es decir, por la vía rápida y metió dicho tratado en el congelador gracias a la firme oposición de grupos de opinión progresistas que sostenían, ente otras cosas, que dicho tratado era incompatible con la presencia de Uruguay en el Mercosur y saboteaba las posibilidades de profundizar el bloque regional. Los cipayos de siempre sostenían que el Mercosur se cagaba en Uruguay y que atarse al mismo era atarse a una piedra que se hunde en la profundidad del océano.

Menos de una semana después el gobierno argentino se arroga el derecho de solicitar informes sobre una fábrica de productos químicos a instalarse en Soriano sin siquiera molestarse en pasar por la cancillería de Reinaldo Gargano, hombre polémico pero tal vez el más férreo defensor del Mercosur en el gobierno del FA, y trascartón el gobierno argentino no hace un sorete a la vela para evitar los cortes de ruta que el Tribunal de Controversias del Mercosur declaró como claramente ilegales.

Hay alguien que se está cagando de la risa en algún lado, y me parece que cada tanto dice "fantastic".

***

Entre los comments del post pasado, conversando sobre el tortuoso paso de Pedro Bordaberry por dos medios supuestamente serios y objetivos, me confundo de nombres y adjudico la pertenencia a uno de ellos de alguien que al parecer nunca estuvo en su planilla. Un lector bien informado y posiblemente próximo a Búsqueda me escribe para corregirme/desmentirme con respecto a esto. Pero le agrega otros tres desmentidos, señalando que los cuatro son los errores más garrafales del post (lo que en cierta forma es un error porque está hablando de elementos que aparecieron en los comments y no en el post) y que sirven como muestra de lo disparatado que es todo. Bárbaro, el único problema es que de sus cuatro ejemplos incontrovertibles de equivocaciones sólo el primero era una equivocación y de los otros tres uno era una mala información de él y los otros dos eran puntos de vista, no errores propiamente dichos.

Me hace acordar una reciente entrevista que leí al faro de la derecha latinoamericana Carlos Alberto Montaner. En la misma, tras intentar hacerse el gracioso con unos chistes tan hilarantes como el cáncer infantil, Montaner anunció que estaba preparando una segunda entrega del Manual del Perfecto Idiota Latinoamericano, libro que publicó a mediados de los noventa con la colaboración de Plinio Apuleyo Mendoza y Alvaro Vargas Llosa (hijo de Mario que no sé por qué heredó sus dos apellidos juntos). Un libro que no puede y no debe faltar en la biblioteca del moderno columnista de derecha, pero que es interesante para cualquier interesado en la semántica y en la manipulación de datos.

Este libro, editado en el apogeo de la ola neoliberal y del pensamiento único, ha sido presentado como el anti-Las venas abiertas de América Latina, pero en verdad es un libro de características muy diferentes aunque se cebara en las simplezas de Eduardo Galeano. Todo el libro consistía en una recopilación de frases y verdades de las principales cabezas parlantes de la izquierda latinoamericana, que eran presentadas y desmentidas en tono burlesco y demoledor. El libro fue bastante pionero en la utilización del insulto ("idiota") en forma metódica como medio para resumir discusiones y problemas, porque si para refutar una argumentación lógica se necesita por lo menos un desarrollo teórico opuesto equivalente en longitud y fuentes, para refutar lo dicho por un idiota no se necesita casi nada; alcanza con definirlo como tal. Porque se sabe que solo los idiotas discuten con idiotas. El método ha sido muy popular dentro de los comentaristas de derecha y es casi endémico su uso entre la derecha (y parte de la izquierda) estadounidense, donde desde que los perros de la FOX se desbocaron hasta opiniones de intelectuales de la talla de Susan Sontag han sido descalificadas como meras "idioteces", sin que nadie les preste la merecida atención.

Pero el Manual... tiene una particularidad propia. Convengamos en que si uno se pone a juntar idioteces que han dicho los filósofos-poetas de la izquierda latinoamericana en los últimos 30 años, el resultado puede llenar no un volumen sino una biblioteca y de las grandes. Pero con todo esta materia prima disponible, Mendoza-Montaner-Vargas Llosa no utilizaron más que una cantidad limitada de puras e incontestables idioteces, y en su lugar presentaron una curiosa mezcla de sandeces incuestionables con opiniones que para ellos serían tonterías o que, posiblemente, querían presentar como tonterías.

Invento algunos ejemplos similares a los que presentaba (vendí el libro en Tristán Narvaja hace una década y no quiero citar de memoria): El poeta X dice que en Cuba no hay pobreza sino que el socialismo le ha quitado a sus habitantes el hambre de lo material. Bien, evidentemente es una estupidez, pero a continuación ponían una opinión del periodista N quien dice que Cuba es un país muy pobre desde una lógica capitalista pero que si se lo mide con otros parámetros (salud, educación) no sería un país tan pobre. Es una opinión similar en apariencia a la del poeta X, pero radicalmente distinta en contenido, porque no presupone nada en forma romántica y abre espacios a diferentes formas de ver un problema como el de la pobreza en Cuba. Y los tres chicos pícaros del Manual... las colocan en el mismo plano de idiotez, y de vez en cuando le agregan otra frase más en la que el economista J dice que el índice de niños desnutridos en La Habana es menor que en algunas zonas de New York, lo cual es verdad, pero con la presentación elegida todo queda envuelto en la misma sopa de "idiotez", todo queda sin discutir, descartado, descalificado.

Es fácil imaginar el segundo volumen del Manual, sólo con la oratoria del Compañero Chávez y sus paladines hay para llenar varios capítulos, que posiblemente sean llenados con sus opiniones más respetables, desactivadas por el contexto de "idiotez" y por su propio nombre, por supuesto. Hay solo un antídoto para libros oscurantistas, prejuiciosos e ignorantes como el Manual... y es, una vez más, el criterio independiente y estimulado. Es importante ser capaz de reconocer que todos, o casi todos, los pensadores que nos interesan -desde Nietzche a Žižek, desde Sade a Bangs- han dicho/escrito soberanas idioteces, muchas de las cuales pueden explicarse por un simple contexto histórico (es fácil calificar la opinión del domingo con el diario del lunes) y otras eran ya pelotudeces en el momento de su enunciación, pero no es por eso que los leémos, sino por la otra parte. Jorge Luis Borges, tal vez el escritor que más he leído y re-leído en mi vida, era una máquina de decir anormalidades (poco útiles desde la perspectiva del Manual..., porque la "idiotez" del viejo era de signo muy diferente a la de los ejemplos tomados por estos tres mosqueteros de la verdad única, y también a la de ellos, cabría agregar), pero no son estas las que me han hecho leerlo, y no lo he leído "a pesar de...", sino integrandolo en sus claroscuros, en sus razonamientos débiles y su ceguera porfiada. Asimismo también es importante reconocer las luces y los aciertos de autores/pensadores con los que no coincidimos en absoluto; yo puedo decir que he leído páginas de lo más sensatas, y en ocasiones muy atractivas, de gente que me parece casi patológicamente equivocada como Paul Johnson. Martin Amis o Carlos Maggi (nunca de Carlos Montaner, lo cual no me extraña), porque no sólo hay muchas cosas que permiten la multiplicidad de miradas sin ser relegadas a la cuarentena de la "idiotez" sino porque también, como dicen los yanquis, hasta un reloj parado tiene razón dos veces por día.

Carlos Alberto Montaner, el gran separador de la razón y la idiotez, mientras tanto ha conseguido un interesante logro: el de ser despreciado incluso por la derecha cubano-estadounidense a cuya defensa ha dedicado su vida. El motivo es muy sencillo: el Miami Herald comprobó que la violenta prédica anti-izquierdista del cubano era financiada por la Oficina de Transmisiones a Cuba, un ente del gobierno de los EE.UU. que le pagaba por criticar al gobierno de Fidel Castro, algo que supuestamente Montaner hacía por amor a la causa. Para defenderse, este genio no tuvo mejor idea que declarar su ignorancia ya que la Oficina de Transmisiones no le pagaba a él sino a su distribuidora, Firmas Press. El brillante periodista obvió lo que algún estudiante de primer año de periodismo descubrió inmediatamente: que él era el propietario de Firmas Press. Acorralado, Montaner escrbió un largo descargo en el que nombraba a varios otros nombres que habían escrito por encargo de organismos estatales, pero se ahorró el dato de que esos nombres lo habían hecho en forma honoraria a diferencia de él. Lo cual produjo una gran reacción de la prensa conservadora en su contra, calificándolo directamente de "delator".

Cuando sos un portavoz de la derecha y hasta el Wall Street Journal te trata como una rata, evidentemente no sos la más calificada de las voces. Sin embargo en su última visita a Montevideo, Montaner fue recibido en oficinas de El País, diario que publica habitualmente sus columnas, como si fuera un gigante del pensamiento contemporáneo. Lo que, al contrario de lo que parece, prueba que la idiotez no es algo tan relativo.

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Un ómnibus descontrolado se lleva puesta la garita de la parada de taxis próxima a donde vivo, y con ella a uno de los veteranos que trabajan en la misma, dejándolo en bastante mal estado. Paso por delante de los fierros retorcidos y veo a un tachero al que conozco de vista conversando con un flaco de unos treinta años. Cuando el flaco se va me acerco y le pregunto al tachero por el accidente y por el estado del veterano arrollado. Me cuenta el detalle de lo que pasó y del estado actual del tipo, diciéndome que está bastante mejor y recuperándose.

Después se ríe y me dice si vi al flaco que estaba hablando con él. Me dice que se le acercó para preguntarle exactamente lo mismo, pero específicamente sobre el estado del atropellado. "¿Y le parece que volverá a trabajar?", me dice el tachero que le preguntó un par de veces hasta finalmente proponer, "porque yo podría hacerme cargo de la parada si el tipo no vuelve". El tachero me dice que al final espantó al buitre diciéndole que hay bastante más gente trabajando en esa parada. Ambos coincidimos en que la gente está muy mal.

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Hace un par de meses declaré mis intenciones de cerrar este blog, en parte cansado del mismo y en parte agobiado por el crecimiento de la audiencia del mismo, crecimiento que había producido el final de sus características de intercambio coloquial e íntimo entre nicks que funcionaban como mera formalidad y no como máscaras. Expliqué las razones al respecto y, como suele pasar con las cosas que se hacen en forma compulsiva durante mucho tiempo, seguí de largo igual, apenas bajando el ritmo de entradas, pero manteniéndolo como válvula de escape.

(Des) afortunadamente la dinámica molesta de intercambios al que había llegado el blog se mantuvo, profundizándose en realidad gracias a la aparición de dos o tres escribas compulsivos dispuestos a poner en duda todas y cada una de mis intervenciones, intentando disputar lo que al parecer entendían como un espacio de poder -cuando en realidad es apenas un espacio ocupado por un gran no-poder-, exigiendo, festejando como triunfos cada resignado y cansado abandono de alguna interminable discusión-pulseada, ignorando las características propias e intempestivas de un blog -características que entrañan que mi opinión sobre, pongamos, la raza humana sea diametralmente diferente un sábado de resaca y un martes primaveral- en busca de contradicciones, inexactitudes, convirtiendo este blog de amigos más o menos invisibles en un puto foro de internet, con todas sus lacras, throlls e ilegibilidad. Ok, pueden decirme que el mundo está lleno de pelotudos y que no hay que prestarles mayor atención, pero afean el paisaje lo bastante como para que todo esto se vuelva ilegible.

Nunca me interesó la popularidad de FYT, que siempre tuvo sanas intenciones elitistas, sino su comodidad como espacio de libre expresión de personas que hubieran entendido sus características. No tiene sentido que me pase discutiendo o borrando veinte comments de fans de NTVG que cayeron por acá porque después de las 200.000 visitas el Google ranquea la página más arriba que algunas páginas de fans de la banda. Entonces uno tiene que bancarse a ser meado por un pendejo que no puede escribir "boludo" con la B correcta y que no debería estar leyendo una página que bien podría llamarse "No, flaco, no me gustó nada" y que nunca se planteó siquiera el considerar su sensibilidad de fan, que ya ha sido demasiado considerada por los vendedores. Este se planteó como un espacio abierto pero no para todo el mundo, un espacio que no creía tener que poner un cartel en la puerta para que sus visitantes entendieran que no era para todo el mundo. ¿Elitista, snob...? Por supuesto, y a mucha honra: cuando todos los espacios son dedicados al gusto y la tolerancia media, al mínimo común denominador como medida de todas las cosas, a la celebración de la mediocridad menos excluyente, ¿por qué no ir en el camino opuesto? ¿por qué no discriminar y liberar un pequeño espacio de opinión de las exigencias representativas del mercado y el respeto entendido como una forma de cobardía?. No, acá no: mueran humanos. Empecé escribiendo para amigos y conocidos con intereses en común, ahora escribo para gente que no sabe escribir y critica mi escritura, que no comparte ni le interesan mis gustos estéticos pero que necesita denostarlos, que no tiene la más puta idea sobre los temas de los que hablo pero busca la fisura en lo que digo para tratarme de ignorante, que no piensa pero desprecia lo que opino, que no le gusta este blog pero le parece un espacio valioso para cooptar con sus divergencias. Que me exige una democracia y apertura de la que siempre fui enemigo. No, ya lo dije: mueran humanos.

(Leo mientras escribo esto que Trabajos Prácticos, el muchas veces frustrante pero en ocasiones fascinante conglomerado de periodistas-bloggers argentinos también está a punto de desaparecer. Muchos de los otros blogs que me interesaban no suben un post medianamente interesante desde hace meses y sus espacios lucen totalmente mortecinos. Tal vez la era de oro de los blogs y su cierta sobrevaloración haya terminado.)

En realidad no me quejo y tengo una buena excusa: sólo quiero avisar que dentro de un mes aproximadamente, FYT se borra, literalmente. No sólo abandono el blog sino que pienso borrar todas y cada una de sus entradas, cosa que no hago por (pura) maldad sino por dos buenos motivos: no quiero que queden cosas que dije ahí, colgadas en la web e indefensas en un blog al que no pienso entrar más. Por otra parte hay una buena parte de lo que escribí que pienso re-aprovecharlo, por lo que prefiero hacer desaparecer versiones anteriores. No se pierde nada; con la gente con la que ya hemos establecido contacto podemos seguir haciéndolo por otros canales, con otras espero no cruzarme otra vez en mi puta vida, y con las que no sepan en qué categoría se encuentran, siempre pueden invitarme un trago y averiguarlo.

En los próximos días voy a subir un último post de despedida, un post sobre música, como debe ser, y that's all folks. Los que necesiten sus espacios de expresión recuerden la filosofía básica del punk y háganse de sus propios blogs. De cualquier forma este nunca fue una especie de open mike. Mucha gente no entendió eso ni los simples protocolos del medio.

No me arrepiento de nada, de hecho hubo momentos en que estuvo tan bueno que hasta deberíamos haber hecho dinero, y tal vez lo hicimos. Pero es como el poker; hay que irse cuando estás ganando.





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