lunes, mayo 30, 2005

Mirando canciones (XVII): Don't

El reducir la letra de una canción a una simple frase es algo más habitual de lo que suele pensarse. Es un recurso que suele justificarse por motivos diametralmente distintos que van desde el trance espiritual de los mantras a los procesos masificadores de los slogans y los jingles, del minimalismo deliberado y poético al mero uso rítmico de la frase, de la suprema elaboración sutil a la más redudante estupidez. Sin embargo no es un recurso que se vea con mucha frecuencia en el rock, aún siendo este un género repetitivo por naturaleza, posiblemente porque muchos rockeros son incapaces de escribir una frase que merezca repetirse o que se sustente por sí misma. Hay de cualquier forma un cierto número de ejemplos, de los cuales el más notable posiblemente sean los haikus callejeros de los primeros discos de los Ramones, banda que a posteriori se ha convertido en un paradigma del rock bruto cuando en realidad arrancaron siendo un proyecto de vanguardia absoluta disfrazada de brutalidad. Pero el joven público de rock suele creerse lo que les cuentan y tomar las cosas por lo que parecen.

Todavía faltan unos años para que a Dinosaur Jr. le concedan el lugar de gloria que se merecen, supongo que están purgando la cantidad de bandas pedorras a las que involuntariamente inspiraron. Pero ya va siendo tiempo de que se les haga justicia; todos sus discos mientras fueron una banda (y no un proyecto solista de J Mascis) son clásicos llenos de decenas de ideas de esas que justifican una carrera y un huracán de sonido y furia que devolvió explícitamente el dominio técnico musical (¡y los solos!) al rock, algo que el punk había prohibido expresamente aunque gente como Greg Ginn, Tom Verlaine y Robert Quine les colaran estrepitosas demostraciones de maestría de vez en cuando.


Bug (1988), el tercer disco de los Dinosaur Jr., los que entonces eran gente jovencísima, apenas salida de la adolescencia, ya habían pasado por la evolución necesaria a la que muchas bandas de treintañeros no llegan nunca, y que es ese momento clave en las bandas importantes en el que todos o alguno encuentran su voz personal y deciden seguirla más allá de los preconceptos e inclusive de los consejos de gente más experimentada, como Ira Kaplan quién, tras verlos tocar en su nicho de Hoboken, les sugirió que bajaran el volumen de ruido, sin ningún éxito. Tan claro tenían lo que querían hacer que, en cierta forma, Bug ya es un disco conservador en relación al "estilo" Dinosaur Jr., y también -al consolidar el liderazgo de Mascis- es un disco menos variado que el anterior You're Living All Over Me. Sin embargo, y cómo suele suceder en algunos molestos discos menores, contenía dos de las mejores canciones de la carrera de la banda. Una era, evidentemente, 'Freak Scene', tal vez el único clásico absoluto pergreñado por Mascis. Un tema tan brillante que cada uno de sus cambios de acordes y de sus palabras se ha vuelto un ejemplo perfecto de la sensibilidad indie de la época y ha sido imitado hasta el punto que es difícil reconocer la novedad original; una canción que debería haber cosechado la gloria que sus dinámicas musicales obtendrían tres años después en la canción 'Smells Like Teen Spirit'. 'Freak Scene' abría el Bug, lo cerraba 'Don't', canción bastante menos conocida, y cuya letra entera consiste en lo siguiente:

Why? Why don't you like me?

La frase es aullada una y otra vez a lo largo de más de cinco minutos, mientras una exquisita guitarra psicodélica llena el fondo de ruido, wah-wah y voluptuosidad, creando un efecto impactante. El tema está compuesto por Mascis, al igual que todo este disco que consolidaba el liderazgo/dictadura del guitarrista, pero la voz que berrea la frase es la de Lou Barlow, quién se lastimó las cuerdas vocales interpretándola. El que sea Barlow quién la canta puede ser tanto una elección de registro como un chiste morboso; cuando se grabó este disco Barlow tenía los días contados en la banda a causa de la pésima relación en la que había degenerado su amistad con Mascis, quién ya le había dicho expresamente que ya no le caía bien.

Y es Barlow lo que le falta al Bug, y lo que le faltó a Dinosaur Jr. para ser los Beatles del indie rock norteamericano, título que cayó más bien sobre los mejor balanceados Sonic Youth o sobre los mucho más populares Nirvana. Especular sobre lo que hubiera sucedido si Barlow no se hubiera ido de la banda es entrar en lo incomprobable, pero uno puede imaginarse la combinación del talento maduro de Mascis, el del casi perfecto Where You Been?, sumado a la sensibilidad que Barlow perfeccionó en Sebadoh, que sacó el también casi perfecto Bubble and Scrape el mismo año, e imaginar una gloria fantasma que ya fue reclamada por el territorio de las oportunidades perdidas. Quién sabe, tal vez hubieran publicado cualquier mierda y Sebadoh o Folk Implosion nunca hubieran existido, tal vez hubieran editado un disco equivalente al Nevermind pero de mucho mayor vuelo musical. En todo caso es algo que la próxima reunión de la formación original de Dinosaur Jr. no va a develar, ya que se trata de un proyecto para tocar en vivo exclusivamente y la inocencia de los días de gloria de estos compositores ya hace tiempo que se fue.

Unos días de gloria en los que estos jóvenes brillantes se hacían los idiotas y los auténticos idiotas les creían, citando las declaraciones monosilábicas del eternamente colgado Mascis como ejemplo del slacker terminal, sin recordar que el hacerse el imbécil es el truco más viejo del punk. Desde los Stooges hasta Flipper, pasando por supuesto por los Ramones, los punks siempre se han hecho los tontos mientras el mundo se deslumbra con el ingenioso de turno. Siempre que algún trasnochado mal lector pomposo reivindica para sí mismo los laureles del bardo deslumbrando a otros malos lectores con acceso a los medios, hay detrás en las sombras un punk, un proto-punk o un slacker con un dedo metido en la nariz, flotando en una nube de humo narcótico y susurrando con desprecio el lenguaje de lo auténtico. Cualquiera que le haya prestado atención durante medio minuto a los arreglos, las dinámicas de volumen y las letras de You're Living All Over Me o el Bug podía darse cuenta de que Mascis & cía les estaban tomando el pelo con su farsa de descerebrado, de las misma forma que Iggy les había tomado el pelo, de la misma forma que Dee Dee, de la misma forma que van a seguirles tomando el pelo, muertos de risa mientras ven a los supuestos cerebros de la media comprarse los buzones de turno.


Practicamente no hablé, como es costumbre en esta sección, de la letra en si. No es porque su única frase me parezca despreciable o circunstancial sino porque, ¿qué carajo se puede decir sobre ella...? "Why, Why don't you like me?", no tiene sentido evaluar este mantra interrogante, esta explosión inconforme, sin el brutal paisaje sonoro en el que la banda lo enmarcó, pero al mismo tiempo la frase contiene todo lo que tiene para decir y todo lo que viene diciendo el rock, o al menos lo que era el rock cuando valía la pena, desde que alguna chica que la historia de la música olvidó, seguramente sin grandes rasgos distintivos ni excepcional belleza, ignoró a algún guitarrista con tendencia a la melancolía. Algo que debe haber pasado en los años cincuenta, o antes, en la canción de batalla algún trovador ninguneado por alguna dama que le negó su doncellez, o cuando putas haya sido que esto empezó. No tengo nada que decir sobre este grito redondo que no sea tautológia pura. Y, por supuesto, tampoco sé por qué no le gustamos a la gente que nos gusta.
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miércoles, mayo 25, 2005

¿Qué es un blog? ¿yo también puedo tener uno?

Pidiendo disculpas voy a hacer un poco de autorreferencia a este tosco medio, con la esperanza de generalizar más tarde. Recientemente se dieron un par de particularidades con respecto a Fuck You Tiger, la primera es que en los últimos meses casi se duplicó el número de visitantes a dicha página -efecto bastante inesperado ya que por el carácter más caprichoso, subjetivo y local de los últimos posts cabía esperar más bien lo contrario- y la segunda es que, tal vez proporcionalmente, aumentó también la cantidad de demandas, agresiones y ofendidos.

Lo cual aún me sorprende en cierta manera, no porque no sepa lo desagradablemente ofensivo y equivocado que puede ser algo de lo que escribo o las facilidades de insulto y acoso que permite la web y a las que se debe estar resignado si se quiere actuar en ella, sino por la persistente confusión que existe al respecto de lo que es un blog y sus características propias en relación con cualquier otro medio de expresión público o semi-público. Evidentemente años de dialécticas de amor-odio hacia los medios establecidos y comerciales tienen a algunas personas confundidas acerca de qué carajo es un blog, al menos los blogs que tienen características periodísticas, qué poderes tiene, qué objetivos mueven a sus autores y cual es la relación que entablan con sus ocasionales lectores.

Para cualquiera de los que hemos estado relacionados con la prensa o el periodismo normal, los blogs son una especie de trampa al solitario; por un lado tienen todo lo que se desea en cualquier otro medio: autonomía total, libertad de palabra absoluta, cierres a voluntad, temario a capricho, acceso absoluto de (casi todos) los lectores, interacción con ellos, sencillez de formato, diagramación estética propia, etc. Como contrapartida fulminan lo que define y diferencia a un trabajo de un hobby o una manía: no pagan un sorete -a no ser que uno tenga un blog político esponsoreado en E.E.U.U., especialmente si es pro-republicano-, por lo cual el ascenso o popularidad en dicho ámbito es virtualmente inútil. Porque en definitiva y, más allá de algún eventual valor promocional, es todo por amor al arte, por idiotez o por verborragia, o por cualquiera que sea la motivación no redituable.

Uno de sus atractivos es, como dije arriba, el casi absoluto dominio que se tiene sobre el espacio que uno ha delimitado (digo "casi" porque Blogger, como un dios invisible, se reserva la potestad de fulminar como un rayo a cualquiera de los que hacen usufructo de su servicio y que por algún motivo caigan en desgracia). Es en cierta forma un espacio de poder construido a imagen y semejanza de su autor o autores, o de la personalidad verbal que quieran construir. Quiero decir, no hay premios pero hay derechos y jerarquías. Y en cierta forma -si se obvian las facultades definitivas de Blogger y las limitaciones impuestas por la tecnología- es un espacio de poder muy democrático. Si McLuhan tenía razón y cada medio es una extensión de una facultad humana, entonces el blog es la extensión del discurso privado, ofreciéndolo a un acceso más abierto, con los riesgos de exposición que esto implica. Pero aunque uno resguarda algunas potestades sobre este espacio que ofrece -de la misma forma en que se guardan potestades con respecto a nuestras pertenencias, nuestros cuerpos y nuestros discursos- es un formato de cualquier forma igualitario para todos los internautas. Si un blog es un espacio cerrado, está a disposición de cualquiera el hacer otro similar y hacer su entramado de discursos a partir de él.

Es un tema larguísimo que no quiero ni puedo desarrollar, así que vayamos a los bifes; al no existir desniveles de inversión económica y/o publicitaria, la atención o poder que consigue un blog depende de sus propias virtudes y, sobre todo de su credibilidad. No hay monopolios, presiones ni ventajas, pero algunos blogs aumentan su cantidad de visitantes mientras que otros languidecen y son abandonados, o persisten aún sin visitas ni feedback porque tal vez son motivados por razones expresivas que no dependen de una audiencia. Este Fuck You Tiger en particular fue creado hace un año, más o menos, por una conjunción de interés por un medio nuevo, mucho tiempo libre y mucho tiempo sin escribir, circunstancias por otra parte inexistentes en la actualidad. Desde un principio mi interés en el mismo fue exclusivamente el de opinar y conversar sobre cosas de las que no se estuviera opinando o conversando, difundir lo poco difundido y criticar lo poco criticado. Pero siempre a un nivel discreto, nunca se le hizo al blog la menor publicidad, nunca se le pidió a nadie que se le pusiera entre sus links, nunca se avisó de su existencia en los comments de otros blogs o de flogs e inclusive he preferido obviar el nombre y la URL del mismo en alguna consulta que me han hecho en medios grandes por mi carácter de blogger. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que para mí un blog, o al menos este blog, no compite. Quiero decir, no me interesa ampliar sus posibilidades, ni ser el Llanero Justiciero, ni convertirlo en una revista online, ni nada. Para mí siempre fue una reunión de amigos y de gente con intereses en común -lo cual no quiere decir necesariamente, por suerte, opiniones en común-, es decir, algo a lo que uno se acerca voluntariamente, no es llamado. Pero siempre me interesó el feedback y el intercambio, motivo por el cual están habilitados los comments.

Pero, y este es el punto, el servicio de Haloscan permite no sólo borrar los comments que no deseen en el blog, sino que además se les puede editar y modificar (haciendo que un brutal insulto se convierta en un simpático elogio) y se puede bannear (prohibir) la entrada de determinadas IPs, es decir de los mensajes provenientes de determinadas máquinas. Mi intención básica para Fuck You Tiger siempre ha sido la de dejar todos los mensajes, dijeran lo que dijeran, sin embargo he banneado alguna IP y borrado algunos mensajes (hasta ahora no edité maliciosamente ninguno pero todo puede ser), y pienso seguir haciéndolo.

¿Cómo se concilia eso con mis protestas vehementes acerca de la libertad de expresión, como la que escribí recientemente acerca de la censura a Jorge Lanata? Para mí no hay ninguna contradicción y la percepción del bannear a alguien o borrarle sus comments como censura es justamente una herencia de la relación que se tiene con los medios de expresión masivos. Un medio masivo ocupa un gran espacio público que no ofrece alternativas, eso es lo que define la censura: la supresión total o parcial de un discurso. Lanata no puede ir a hacer su informe sobre Julio Luis Sanguinetti en el canal 14 porque el canal 14 no existe. Podés tener la mayor cantidad de canales de cable del mundo e igual no vas a encontrar ese discurso suprimido, con todo lo que implica en relación a lo que es posible decir y lo que no, y los motivos de dicha supresión. Sin embargo yo me niego a considerar censura la negativa a dejar que Milka Barbato haga su descargo grabado, o derecho a réplica, en el mismo medio, y no es una cuestión de simpatías, tampoco consideraría censura el que si yo les mandara lo que escribí sobre canal 12 y el affair Lanata, Aldo Silva no lo leyera al final de noticiero, vamos... un poco de sentido común, manga de ácratas.

En realidad ahí detrás hay otro asunto que es del el periodista como mediador de información con la independencia suficiente para ser creíble, y no me quiero meter en eso tampoco porque esto no va a terminar más. En el caso puntual de un blog en realidad el censurar y discriminar no suprime un diálogo sino que lo posibilita, porque elimina el ruido. Me explico, antes de que los blogs se hicieran populares la gente solía discutir en los foros, algo totalmente novedoso que permitía discusiones, coincidencias y enemistades entre voces sin rostro, voces abstractas. Siendo un medio que permite el casi total anonimato y un medio particularmente atractivo para los desequilibrados, casi cualquier foro -aunque estuviera mediado- terminaba colapsando en un mar de insultos, obscenidades y figuras verbales que al parecer excitan a algunos. Lo que podía ser un nuevo diálogo se convertía en un montón de ruido por la sencilla razón de que las conversaciones públicas en internet dan las mismas posibilidades tanto a quienes quieren conversar como a quienes no quieren que se converse. A veces esto pasa de forma inocente, como el Jaimito que escribe "teta, culo y caca" en el pizarrón de la escuela cuando nadie está mirando, a veces no; una buena prueba son los foros de Indymedia, quienes fieles a su lógica anti-represiva se han negado a censurarlos (al menos en la época en la que yo entraba) y como consecuencia cualquier espacio de reflexión propuesto por el site quedó tapado por, justamente, sus enemigos o inclusive por los servicios de inteligencia.

Hace un tiempo vi en un blog al que no había entrado nunca, un link escandalizado a otro blog sobre el que alertaba y que al parecer era mantenido por un nazi argentino. Curioso y morboso como de costumbre me fui como chancho para el sembrado hacia el blog del nazi, que firmaba imaginativamente como Luftwaffe, para encontrar lo que me suponía: un pendejo ignorante repitiendo supuestos hechos históricos llenos de anti-semitismo y loas a Adolfo y su baracutanga. Nada digno de siquiera curiosidad, pero lo que me llamó la atención eran las larguísimas listas de comments a cada uno de sus posts. Al leerlos descubrí que eran algo así como diálogos entre Luftwaffe y unos cinco o siete commentators, siempre los mismos y ninguno escribiendo desde ningún site o dirección de mail, diálogos que generalmente se abrían con algo así como "Chupame la pija, nazi puto", a lo que Luftwaffe a veces contestaba con otro insulto -que invariablemente incluía las palabras "judío" o "negro"- y a veces argumentaba algo dudoso sobre el sionismo o el nuevo orden mundial, a lo que la respuesta era invariablemente "sos un pelotudo de mierda, ojalá revientes", "te estamos rastreando y te la vamos a dar, nazi apestoso" y símiles. Esto se repetía en los comments de todos los posts que el viento de Haloscan aún no había borrado. Lo que me llamó la atención ante todo era el esfuerzo y la persistencia de los que, cada vez que el pequeño nazi metía un post, iban corriendo a escribir y putearlo interminablemente. Quiero decir, como intento de bloqueo era más bien estúpido, porque a Luftwaffe le alcanzaba con cerrar el blog y abrir otro bajo el nombre de "Leibstandarte", o algo así, y seguir con sus diatribas, y como intento de retruque era más bien contraproducente, porque si algo podían hacer era re-afirmarlo en las pelotudeces que predicaba. Pero hay gente muy esforzada en la web. Y gente que no entiende que la opción a un discurso -en la web- no es intentar invadirlo, callarlo o cooptarlo, sino plantear otro opuesto o alternativo en otro site y hacerlo más atractivo.

(Hace unos días vi un documental sobre la re-apertura democrática uruguaya de los años ochenta, y en un momento aparece el infame Goyo Álvarez leyendo un discurso de respuesta al del acto del Obelisco. Allí trataba a la tribuna de políticos de "cambalache" al estar mezclados, en un acto por la democracia, partidos "demócratas" con partidos "no-demócratas" cuya expresión y existencia un régimen democrático debía impedir. Una especie de oxímoron político digno de un personaje despreciable como el Goyo, pero que uno sigue escuchando repetirse a cada rato en este mundo en que las opciones parecen ser el discurso teológico-democrático y la cárcel verbal de la corrección política)

El asunto es que el equilibrio expresivo en cualquier parte de la web más o menos visitada es muy delicado y fácil de sabotear. Y a cada rato pueden plantearse peleas imposibles de ganar, no desde un lugar de enunciación fijo en contra de voces que pueden multiplicarse, desdoblarse, y cambiar de lugar. Discutir así es como tratar de sopapearse con alguien estando atado a una silla, como un tanque norteamericano en Vietnam. Y, por supuesto, no vale la pena.

Fuck You Tiger, mientras exista, se reserva el derecho de permanencia y admisión, para que siga siendo un sitio en el cual se pueda conversar. No hay nada que me deprima más en relación a esto que esos diálogos que parecen salidos de un chat entre pendejos hiper-hormonados. No sé cuánto más va a durar este blog, ya que siendo una cosa esencialmente hedonista no tiene sentido de existencia si no me divierte. Pero mientras esté las reglas son claras.

Supongo que hay gente que, con todo el derecho del mundo (el amigo Jorge D., por ejemplo) puede sentir que este es apenas un espacio de luz negra y mala leche. Puede ser que lo haya sido en ocasiones, no reclamo ninguna patente de bondad y filantropía, pero la alternativa es sencilla: se sale del blog y no se entra más en él. He dejado rigurosamente en los comments agrios mensajes de despedida de gente que se ha sentido así, me parece bárbaro. Pero yo no creo en el delito de opinión y aquí nunca ha habido otra cosa que opiniones; de hecho toda la información que alguien podría juzgar como polémica que manejo es información totalmente pública y muchas veces me he guardado, por malformación profesional o tímidez, datos de primera mano pero no chequeados que tenía. Este no es un espacio de investigación. Este es un espacio de conversación, a mí me gusta conversar, pero no me siento obligado a seguir conversando con alguien que escupe en lugar de articular, ya lo dije antes, no vale la pena. De hecho el tener un blog más o menos popular en el cual se discute la versión mayoritaria de lo que debe ser la cultura rioplatense no es algo muy inteligente, al menos no en esta ciudad donde todos nos conocemos y nada se perdona, y donde se inventó ese corolario de la Ley de Murphy que dice: "los amigos pasan, los enemigos se acumulan".

Bueno, es eso, no voy a tratar el tema otra vez.
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lunes, mayo 23, 2005

Policías buenos y drogas malas, malas, malas...

Acabo de ver el primer programa del nuevo ciclo de Vidas, programa impresionista-social a la Gastón Pauls de Teledoce, que es conducido por Facundo Ponce de León. A estas alturas la fórmula de llegar mediante a la realidad a partir de un ejemplo individual que metonímicamente comente todo un sector social está un poco desgastado, pero vale la pena resaltar la suerte que tuvieron en el "casting" de este caso. El grupo laboral a examinar era el de el destacamento policial de elite, los Pumas, que no corretean pelotas ovaladas sino peligrosos delincuentes montevideanos a los que persiguen en veloces motos. El cana sobre el que giraba el informe, un tal Fernando, era un encanto; un muchacho de 22 años, articuladísimo, amante de su profesión y su familia, inteligente, respetuoso ante la cámara de los derechos ciudadanos pero con apariencia de serlo también fuera de foco, ubicado con respecto a sus obligaciones, en fin, el tipo de cana al que a uno le daría no sé qué tirarle un ladrillazo, y al que sus superiores deberían darle un aumento en virtud del servicio de propaganda que le hizo al cuerpo con su excelente desempeño (¿actoral?) . Un ejemplo, doña.

En cambio no tan convincente estuvo el conductor Ponce de León, quién, buscando el detalle humano conmovedor insistió en que el duro policía juvenil admitiera que a veces lloraba desolado ante el horror de la violencia urbana ("no puedo negar ni confirmar" podría haber contestado el cana), hizo un montón de interrogantes curiosas e incontestables, como preguntarles a dos policías cómo hacen para no levantar coimas (si decían "no, ¡qué nos vamos a negar bolú! ¡nos vamos de fiesta...! ¡pluma, pluma gay...!" hubiera sido el programa del siglo) y protagonizó la escena más desafortunada de la televisión-verité local: en un momento revisan a un desastrado adicto latero al que interceptaron fumando en la calle (el tercero o el cuarto de lo que iba de programa) y Ponce de León pregunta -ante una sustancia blanquecina que queda tirada luego de la revisión- si eso es pasta base. Tolerantemente el cana le responde que sí, tras lo cual el conductor se agacha, la toma del suelo, la olfatea y... salta hacia atrás con un desagrado similar en potencia a una piña de Tyson. Su lenguaje corporal aulló algo así como: "Si será mala la pasta que aunque no te la fumes te pega igual".

Ahora, puede ser que yo sea medio insensible o que haya olfateado cualquier otra cosa, pero la pasta que he visto tiene un olor medio feón, como a depósito de farmacia mal ventilado, pero en todo caso no tan impactante como para saltar como si se hubiera metido las narices en el calzoncillo desgraciado de un linyera con disentería. Bueno, vaya uno a saber dónde la llevaba el espectro requisado... qué ciudad terrible... es una jungla allá afuera chicos...
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viernes, mayo 20, 2005

Chotadas varias

Un destaque de la tapa de La República de hoy (20/06) me llama la atención: Viuda de Michelini a 1410 AM LIBRE: Bordaberry es un "facho de mierda". Bueno, sí, nos parece que sí, es una pena que sea necesario tener un pariente asesinado por él para poder decirlo públicamente.

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En una entrevista en Montevideo.Com, ambos vocalistas de La Vela Puerca, el "Enano" y el "Cebolla", apodos barrieros si los hay, departen sobre viajes, humildad, flaquezas económicas, amistades indestructibles y demás temas caros a su imaginería. En un ping-pong de preguntas final, les interrogan "¿qué género jamás harían?", a lo que "Cebolla" responde "cumbia, cumbia-pop". Si, yo sé que la cumbia es una mierda, chicos, como dice cierto filósofo juvenil de Temperley, pero nunca digas "nunca", "Cebolla". Además a algunos nos costaría darnos cuenta si se mandan un renuncio a tan vehemente afirmación.

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Escucho a algunas autoridades del PIT-CNT anunciar la posiblidad de realizar una demostración de apoyo al desarrollo de algunas medidas tomadas por el gobierno, específicamente la de la re-instalación de los consejos de salarios, y -gente imaginativa- la idea para demostrar dicho apoyo es la de media jornada de paro general. Hasta el más amargo de los editorialistas de derecha debe estar riéndose como una hiena que se hubiera fumado un porro.

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En la nota de Brecha sobre la censura a Jorge Lanata se consigna un dato interesante para los amigos porteños hinchas de los millonarios de Nuñez: quién llamó a Lanata de parte de Tenfield para ver qué cosa horrible se iba a decir sobre Paco Casal, ofreciendo una reunión privada con el obeso periodista para evitar semejante despropósito pero negándose a aparecer en el programa, fue cierto futbolista al que siempre se pone, en aquella orilla, como ejemplo de humanidad, progresismo, ética y bonhomia. Sí, el principesco Enzo Francescoli.

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Guilherme de Alencar Pinto realiza, en el semanario citado anteriormente, una entusiasta crónica del recital que diera recientemente el amigo brasileño de Jorge Drexler, Paulinho Moska -de quién no voy a opinar ya que las dos únicas canciones que escuché me parecieron er... ¿cómo decirlo...?, ¿una verga....?, y está mal opinar por sólo dos canciones- , quién llenara el Teatro Solís recientemente tal como lo hiciera en tiempos mejores Caetano Veloso. La crónica del al parecer espectacular concierto consigna chistes posmodernos y participaciones varias de diversas figuritas no muy queridas por este blog, a excepción de Fernando Cabrera. Entre dichas participaciones se detalla la de Kevin Johansen, quién al parecer se reunió con Pablito Moska para interpretar un tema de... Jorge Drexler.¿Qué estaría haciendo yo ese 11 de mayo que me perdí semejante conjunción estelar? Ay... esta cabecita de novia....

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Leyendo sobre los kilombos mundiales que desató la noticia, al parecer no muy confirmable, publicada por Newsweek acerca de que en la base de Guantánamo donde se tienen confinados a los prisioneros de la campaña yanqui de Afganistán se habría tirado una copia de El Corán por el water, desecración que produjo manifestaciones, violencia y muerte entre musulmanes a los que al parecer molesta mucho más el que se dañe un libro que el que en la misma base se torturen a varios cientos de otros musulmanes.

Hace un tiempo, cierto perro enorme y amarillo que conozco tuvo un disgusto con su dueño y en un ataque de insensata y juvenil furia canina se comió un ejemplar del libro de historia La China Imperial de Jacques Gernet, la Política del Espíritu de Paul Valery, y una modesta copia de El Corán. Lo cual, se me ocurre, le merecería al can y a su dueño -por lo menos- una fatwa condenándolos a ser castrados con una cimitarra desafilada y luego colgados de un minarete. Aclaro, innecesariamente pero antes de que me caiga por casa un integrante de Hamas munido con un curioso arnés lleno de cartuchos, que dicho can no era el gigantesco J.C.B., a quien veo retozar a la distancia, soñando tal vez con un sandwich de salame y Talmud.
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domingo, mayo 15, 2005

Lógica pura

Me da pereza escribir este post porque sé que es totalmente previsible que iba a hacerlo, pero bueno para eso es que no me pagan.

Acabo de ver a Aldo Silva en Código País leer una declaración del equipo de su programa en relación al levantamiento del otro programa semanal periodístico de su canal, Lanata.Uy. Un comunicado extraño, del que Silva advirtió que era "para buenos entendedores" y que me dejó convencido de no serlo porque no entendí un carajo. De hecho la declaración era tan ambigua, misteriosa y vaga como un dictamen del I-Ching, y orientada al igual que estos a que uno leyera lo que quisiera leer. Esencialmente (me pareció) se trataba de una defensa del canal y una reivindicación de las libertades que tiene su programa, al mismo tiempo que reconocía la existencia de "presiones" y en definitiva no decía absolutamente nada sobre la censura sufrida por Lanata.

Me parece ocioso y retórico discutir sobre si el programa de Lanata fue censurado, como dicen los anglosajones: "¿cagan los osos en el bosque?". El canal argumentó que fue levantado por falta de auspicios y de rating, pero lo dijo con una pistola humeando en la mano; los dos últimos programas se habían dedicado a investigar las figuras de Paco Casal y de Milka Barbato, dos temas que le hubieran asegurado -especialmente el primero- un rating astronómico y una hilera de agencias intentando pautar en el programa... si lo hubieran publicitado. No hubo avances ni comentarios en los informativos referidos al contenido de los programas que iba a emitir Lanata. De hecho yo por ejemplo me perdí el de Casal, un personaje que me interesa sobremanera, porque no tenía la menor idea de que iba a ser transmitido. Es el método que tiene Canal 12 (¿o debería decir "La Tele"? ¿o debería decir "la versión uruguaya del Canal 9 argentino"?) para presionar el contenido de los programas sin tener que romper contratos y gastos similares. Ya había hecho exactamente lo mismo con el antológico reportaje que Daniel Figares le hiciera al ex presidente Luis Alberto Lacalle, reportaje que Lacalle exigió que no saliera al aire y que finalmente transaron en sacarlo sin publicidad, de tal forma que todo el mundo se perdió la oportunidad de ver el extraño evento de un reportaje de verdad a un político en la televisión uruguaya.

Así con estos hechos a la vista es indiscutible el que el programa fue efectivamente censurado. Recuerdo que en el primer programa del ciclo Lanata había ponderado el arreglo que había hecho con el canal, según el cual le dejaban las manos libres; yo lo escuché y pensé "gordo: o sos un rostro de piedra o no sabés nada". En blogs amigos ya se ha discutido en abundancia sobre la más bien escasa calidad de dicho programa y la falta de interiorización de Lanata sobre los temas tratados, y eso es en realidad irrelevante, salvo el hecho de que hace a la censura aún más patética y lamentable, ya que ni siquiera tenía la excusa del miedo a un juicio que el canal pudiera perder a causa de la poco amistosa legislación existente sobre lo que se puede decir o no. En realidad el programa sobre Casal, por lo que leí, no hizo otra cosa que recoger información impositiva que había circulado en los días anteriores en la prensa y con la que el periodista Ricardo Gabito (que fue invitado al programa) viene jodiendo al empresario desde hace años. El programa sobre Milka Barbato fue esencialmente una glosa de varias notas sobre la administradora colarada que habían aparecido tiempo atrás en Brecha, utilizando inclusive la misma foto que el semanario había publicado en la que se ve a Barbato bailando desenfrendamente con su pareja. Es decir: era toda información disponible y chequeada entre otras cosas por el hecho de que no se había desmentido al aparecer por primera vez. Pero el asunto es otro y según Lanata es la conexión de Casal con Canal 12. Vuelvo a repetir "¿cagan los osos en el bosque?".

Evidentemente no es un personaje delicado ni que se preocupe por el qué dirán este Casal, a estas alturas ya muchísimo más que un contratista de fútbol, inclusive podría aventurarse que parte de su gran poder proviene justamente de su descaro en ejercerlo sin intentar guardar siquiera las mínimas formas de decoro. La teoría de su fuerza parece provenir no sólo de su capacidad para poner de rodillas a cualquier poder local y hacer que éste se la chupe, sino que además hace que se la chupen públicamente, frente a todo el mundo, como el poronga de una cárcel que quiere que los demás reclusos aprendan del ejemplo del humillado eventual. Para la lógica Casal el anular y/o castigar a un programa de televisión en el que van a denunciarlo es tan natural como para Joe Bizera fulminar de un patadón homicida a algún nueve talentoso que se escape a su torpeza. Es la ley pragmática de lo ya aceptado, de lo que no tiene consecuencias negativas; para un político en pose demócrata es incómodo que lo atrapen digitando el discurso supuestamente público y supuestamente libre, para un dueño de seres humanos como Casal es más bien una medalla.

Otra cosa indiscutible a estas alturas (aunque sus empleados siguen elaborando complejas teorías al respecto) es que el fútbol uruguayo comenzó un período de decadencia casi terminal en perfecta sincronía con la aparición de Casal, que modificó drásticamente la relación de los jugadores con sus clubes -en algunos aspectos eliminando abusos de éstos-, y con el propio deporte. Su lógica -mitad de fraternidad mafiosa, mitad de especulador de bolsa- cimentó un grupo sinérgico de acumulación de poder y dinero que en cierta forma podría ser estudiado en la Universidad de Ciencias Económicas como ejemplo perfecto de administración neoliberal. De hecho su sistema opera de la misma forma que opera el capitalismo actual: un empobrecimiento general de una gran mayoría -y el subsecuente agotamiento de recursos- sustentado por la zanahoria del enriquecimiento de unos pocos y la promesa implícita de que todos pueden llegar a ser parte de esos pocos si obedecen ciegamente las reglas del juego. Un juego extraño en el que debería ser el empleado de los jugadores pasó a ser un dueño material y espiritual capaz de excomulgarlos a la menor deslealtad, es decir, a la menor divergencia.

Mientras tanto el fútbol uruguayo pasó de ser una de las tres grandes potencias del continente a disputarle a duras penas puestos en la tabla a Venezuela o Ecuador, y sus dos mayores cuadros, que ostentan una cantidad de títulos internacionales capaz de hacer enrojecer de vergüenza al Barcelona o al Flamengo, se han convertido en rivales fáciles que no consiguen desde hace años pasar a la segunda ronda de la Libertadores. Y cuadros que llenaban el Centenario festejan si venden 500 entradas. Pero la prensa sigue dudando si hay una conexión y preguntándose si cagan los osos en el bosque.

Lo cual también es lógico ya que, como todos sabemos, lo primero que hizo Casal cuando armó su productora Tenfield fue contratar a todos los periodistas de fútbol más conocidos, que siguen sus reglas con la misma obsecuencia que los jugadores. Fue notable en el reciente enfrentamiento entre Casal y Peñarol como al no poder éstos defender abiertamente (en su mayoría, algún sicario hubo igual) la indefendible posición de Casal y sus jugadores-apoderados-siervos que sabotearon deliberadamente las posibilidades de conciliación con el cuadro. La actitud de Scelza, Muñoz, Kesman y demás empleados fue optar por la teoría de los dos demonios, sosteniendo que había similares cuotas de culpa de ambos lados y que ambos tenían que ceder, cuando en verdad el único lado que podía ceder era Peñarol, que por otra parte tenía razón por donde lo miraran. Lo más notable del asunto fue de pronto encontrarme en la misma vereda que ese personaje terrible que es el contador Damiani.

En verdad no; a mí me importa un carajo, yo espero que esa gallina de huevos de oro estrangulada que es el fútbol uruguayo de su último estertor y estire la pata de una puta vez para que pueda re-fundarse, si vale la pena. Pero su agonía parece interminable y las sanguijuelas todavía tienen mucha sangre que sacarle al fiambre. Personalmente dejé de interesarme en el fútbol local hace tiempo y decidí conscientemente no volver a ir a ver a la celeste desde que vi ese monumental dedo en el culo colectivo que fue el cartel de "¡GRACIAS PACO!" en el tablero eléctrico del Estadio Centenario cuando Uruguay ganó la clasificación al Mundial de Japón-Corea, algo que un extranjero no puede creer ni aún si se lo explican, y que aquí apenas fue considerado como un exceso de entusiasmo de algún integrante de la cohorte ("Paco es inocente" dijo la prensa deportiva local, y no hay mierda de plantígrado en ningún bosque).

De cualquier forma yo no soy futbolero y no estaba escribiendo sobre fútbol sino sobre poder y censura, y sobre la falacia absoluta de la libertad informativa en Uruguay. Ante el levantamiento del programa de Lanata, la posición de la prensa fue similar a la de los periodistas deportivos en relación al enfrentamiento Casal-Peñarol, es decir, la teoría de los dos demonios. En nombre de la ecuanimidad se habló sobre la posición del periodista argentino y la posición de la empresa, sin dar preferencia a ninguna de las dos versiones. Esto se hizo en nombre de la ecuanimidad, pero con la misma lógica con la que los cristianos norteamericanos exigen que se enseñe por igual la teoría de la evolución y el creacionismo "y que cada uno decida cual es verdad". Y el profundo olor a caca que viene del bosque puede ser cualquier otra cosa excepto producto de los osos.

Pero no fue todo esa supuesta imparcialidad que se saltea evidencias y solidaridades laborales, también hubo algunas tomas de posición que son significativas de la pequeñez, en todo sentido de la palabra, del medio periodístico nacional. Me dolió escuchar, por ejemplo, a Marcelo Pereira, uno de mis periodistas preferidos, hablar sobre el caso en La Tertulia, programa de debates de Radio El Espectador. Pereira, tal vez molesto por la apropiación no reconocida de la investigación de Brecha sobre Barbato, se dedicó exclusivamente a criticar al periodista argentino y a sus pretensiones, apoyando la excusa del canal sobre el mal rating del programa. Y La Tertulia es un programa de debate, no de investigación, pero el asunto del mismo no era la (real) soberbia de Lanata y su poca preparación, sino los motivos de su precipitada cancelación de su programa, algo que a Pereira no sólo no le pareció ni siquiera preocupante, sino que discutió el que pudiera considerarse un retroceso para la libertad de prensa. Otro de los panelistas, (¿Petit? ¿Hughes?, lamentablemente no pude identificar la voz), aprovechó la situación para burlarse de Lanata en relación a que no sabía con quién se había metido al meterse con la Barbato. Genial, me encanta el piso de autonomía que se reconocen los periodistas locales, dando como lógico el que una funcionaria pública con una sospecha de corrupción similar al de la sospecha de que algún mamífero defeque en la naturaleza tenga la capacidad -sin siquiera amagar un juicio- de bajarle el pulgar a un periodista reconocido regionalmente.

Pero no todo fue así, un par de horas más tarde Gerardo Sotelo, periodista más inteligente de lo que suele concedérsele y coherente defensor de las libertades individuales (que por desgracia incluyen para Sotelo la libertad de mercado), entrevistó a Lanata, quién se había contactado con el periodista en relación a esta nota realizada por Sotelo y publicada en Montevideo.com
, y que a diferencia de las otras opiniones, había por lo menos investigado al respecto. En el diálogo con Sotelo, Lanata explicó en forma creíble algunas zonas borrosas que se preguntaban en la nota, y volvió a mostrar el revólver humeante: la ausencia de publicidad previa en beneficio de un programa que supuestamente tenía problemas de rating. Y agregó una serie de datos, algunos de ellos ya presentes en la nota de Sotelo, de los cuales el más significativo es la lista de los próximos investigados que el canal le había pedido a Lanata, y que le devolvió con nombres tachados y con nuevos nombres sugeridos. Teniendo en cuenta la conexión de Casal con el canal no es de extrañarse que uno de los nombres sugeridos para ser investigado fuera el del contador Damiani, pero más extraordinarios aún son los nombres vetados, entre los cuales estaban los de Oscar Magurno, Julio Luis Sanguinetti, Eddie Espert y Gregorio Álvarez. Cuando un canal se preocupa por resguardar el buen nombre de alguien como el Goyo Álvarez, uno sabe que todo se fue a la mierda, y no la de osos en el bosque, sino una más humana, más pestilente y sanguinolenta.

(Veo en
Intrusos algo aparentemente no relacionado pero que me deja pensando en cosas patéticas. Las ladillas mediáticas conducidas por Jorge Rial decidieron intentar entrevistar a Eunice Castro, la modelo uruguaya cuyo esposo andaría, al parecer, con Susana Giménez, motivo más que suficiente para que los chismosos argentinos persiguieran a la modelo hasta abajo de la cama. Pero curiosamente, y supongo que por no conocer mucho el medio o por respeto a la reserva montevideana, el equipo de Rial estuvo bastante comportado, no obstante lo cual fueron borrados sin mucha ceremonia por alguien que remarcó que "los uruguayos somos distintos", y luego, otro día, terminaron llamando a la policía para echar a un equipo del programa que montaba guardia fuera de la casa de la madre de la modelo. Una situación graciosa porque los pobres canas no sabían ni que hacer ante una situación tan ridícula, pero que al fin y al cabo resulta de lo más representativa de lo que es Uruguay: un país en el que hasta Eunice Castro se siente con el derecho y el deber de correr a los ponchazos a los periodistas)

Lamento suponer que si se sigue hablando sobre esto, cosa dudosa ya que se ha dejado de hablar de escándalos periodísticos y violaciones a la libertad de prensa aún peores, de lo que se hable en realidad sea del sueldo de Lanata, de lo poco de investigaba, de lo argentino que era o de lo mucho que puteaba. Y en ningún momento sobre el auténtico tema que es un tema de poder. Me hace recordar, mutatis mutandis, a la despreciable discusión previa a la invasión de Irak, en la cual se debatía acerca de si Saddam Hussein tenía o no armas de destrucción masiva cuando el tema a debatir era si países como E.E.U.U. , Inglaterra e Israel -que efectivamente sí las tienen- podían opinar al respecto. Lo que quiero decir es que el tema acá es la imposibilidad de hacer periodismo de denuncia en medios masivos y la falacia de la libertad de opinión, no el sí el programa de Lanata era bueno o malo, o si tenía más o menos rating.

Y el otro tema es dónde se paran los periodistas locales cuando se plantea este tipo de conflictos, y la ausencia de la más mínima solidaridad laboral que ha hecho de APU el más impotente de los gremios. Ultimamente lo que más veo es la especulación más absoluta y el miedo de quien no se atreve a criticar a fuerzas para las que tal vez termine trabajando, prefiriendo por el contrario poner en entredicho el trabajo de los colegas. Lo que me viene bien para recordar que, lo mismo que los hinchas de Nacional que festejan el chantaje al que Casal está sometiendo a Peñarol y que lo mantiene en el fondo de la tabla, muchos periodistas se alegraron y escribieron odas a la persecución que Sonia Breccia y Federico Fasano -dos empresarios periodísticos- emprendieron contra Ignacio Álvarez y Gustavo Escanlar -al fin y al cabo dos periodistas- a causa de un chiste grosero, de un puto chiste grosero sin mucha gracia, y que posiblemente sea-a causa de esas ramificaciones sinergicas del poder- el motivo real de la reciente defenestración laboral de Escanlar, a quién nadie que haya leído medio renglón de Fuck You Tiger puede pensar que este blog le tiene simpatías pero cuyo derecho a hacer chistes, aunque sean groseros y malintencionados, es el mismo que cualquier periodista tendría que defender a capa y espada, venga de donde venga. Vale la pena recordar también que el único que esbozó una defensa de este derecho en este caso fue también Gerardo Sotelo, lo cual le valió una enorme e injuriosa tapa de La República en su contra, lo cual a nadie le pareció digno de mención o crítica tampoco.

Ya sé que son muchos temas y mucha letra para un sólo post, pero en el fondo el asunto es sólo uno: Uruguay cambió, me dicen y me repiten, me festejan y me incluyen, me recuerdan y me ejemplifican, y mientras tanto nadie, nadie de los que festejan y se esperanzan y se conmueven, dice una sóla palabra, una sóla puta palabra en favor de la libertad, ya sea de opinión o de autodeterminación, esos lujos al parecer tan sacrificables y que siempre pueden esperar.
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martes, mayo 10, 2005

Mirando canciones (XVI): Lover's Spit

Los estadounidenses cultos tienen una imagen de Canadá similar a la que los argentinos tienen de Uruguay; y es que es consideran a su vecino una versión simplificada, más modesta y más civilizada de sí mismos, y que se presenta como un recuerdo casi doloroso de lo que su sociedad podía haber sido -o fue- sin demasiado esfuerzo. Por supuesto que es una visión idealista y tan equivocada como la de los argentinos con respecto a la Banda Oriental, pero en algunos aspectos tienen un poco de extraviada razón. Por de pronto los canadienses han sido tradicionalmente un pueblo muy creativo en relación a su población y una cuna de excelentes músicos y letristas, si es que a alguien le siguen interesando las letras de las canciones.

En los últimos tiempos los canadienses encontraron una forma irresistible de apoderarse de los deteriorados espacios de la música más o menos independiente en el continente del norte; en lugar de luchar solos contra las irresistibles maquinarias de promoción de los artistas marketineros, los canadienses han hecho de los colectivos musicales una característica propia del país. Bandas compuestas como supergrupos alimentados por pequeñas formaciones indie, con más de 10 integrantes, con varios compositores y varias voces, generalmente de tendencia anarquista o símil. De estos colectivos el más sorprendentemente homogéneo y osado musicalmente debe ser el maravilloso Godspeed You Black Emperor!. En la otra punta, y haciéndose fuerte en su propìa variedad pop, está esa máquina de componer hits poco probables que son los New Pornographers. Y casi exactamente en el medio, entre la experimentación del viaje sónico colectivo y el calidoscopio de opciones pop, están los Broken Social Scene.

El caso de los BSS (prefiero llamarlos por las iniciales que por el nombre, que es asombrosamente feo) es ejemplar en cuanto a como, inclusive en los grandes circuitos comerciales, aún existe el boca a boca. Básicamente un combo de integrantes de bandas más bien ignotas de Montreal, el segundo disco de BSS, You Forgot In People, empezó, a pesar de su pobre distribución, a ganarse el fervor de la crítica indie y a capturar fans por todo el mundo que agotaban una tras otra de las ediciones. ¿El motivo? Muy simple: era un disco impresionante. Sin embargo, si uno lo escucha sin prestarle demasiada atención esto puede pasar desapercibido ya que, como buen colectivo, acumula ideas e influencias antes que señales distintivas, privilegiando la canción y el disco sobre la identidad grupal. De cualquier manera entre la variadísima y excelente colección de canciones se destacaba bastante la voz de Kevin Drew –que devolvía a Canadá los estilemas vocales de Neil Young tras filtrarlos por la desolación de J Mascis-, quién ponía las cuerdas vocales en ‘Lover’s Spit’, la más tradicional (en verios aspectos) y tal vez la más revulsiva canción del disco:

All these people drinking lover's spit
They sit around and clean their face with it
And they listen to teeth to learn how to quit
Tied to a night they never met...

You know its time that we grow old and do some shit
I like it all that way
I like it all that way...

All these people drinking lover's spit
Swallowing words while giving head
They listen to teeth to learn how to quit
Take some hands and get used to it...



J. G. Ballard tiene un libro extraordinario, uno de mis libros preferidos no sólo de él sino de todo lo que he leído, y que aún no ha sido lo bastante reivindicado. Se trata de La bondad de las mujeres (1991) una novela autobiográfica tan excepcional que es casi un nuevo género de por sí. En ella un Ballard inesperadamente emotivo habla de sí mismo a través de las mujeres que amó, lo cual sería un recurso bastante romántico si no fuera que este inglés, tercamente anti-romántico, elige un lenguaje confesional pero plagado de términos clínicos y distanciados, casi científicos. Esto es particularmente notorio en las largos fragmentos dedicados a describir relaciones sexuales, que son relatadas con un detalle extremo que bordearía lo porno si no fuera tan desapasionado y tan poco afecto a las metáforas. Sin embargo este recurso anti-romántico no altera la profunda emotividad del libro, la pone a prueba pero la preserva en una forma tal vez más genuina y sincera. Algo así pasa con ‘Lover’s Spit’

Si no fuera por la considerable reverberación del sonido general del tema y por lo notoriamente americano de la voz, que recuerda a las generaciones Buckley por momentos, podría pasar por una de esas baladas soul inglesas de los años ochenta, esas generalmente interpretadas por los tipos más blancos de todo el Reino Unido intentando infructuosamente sonar como negros. El tema de BSS tiene una melodía tan accesible y sólida que, si no fuera por la producción ligeramente psicodélica y por alguna crudeza de la letra (y porque los grupos buenos ya no le importan a nadie), podría haber sido un perfecto éxito de los programas nocturnos de FM para solitarios elegantes.


No es lo musical lo más llamativo de esta canción, que tiene una segunda y aún más desolada versión solo de piano y voz (esta vez la de la vocalista Leslie Feist) en el disco de rarezas y outtakes Beehives, sino la concepción lírica la que la convierte en un objeto especial en el que, de cierta forma, la relativa convencionalidad musical del tema choca contra las palabras. Desde la primera estrofa el tema deconstruye un beso en una hipérbole de la acción misma: beber saliva de tu amante. Pero inmediatamente vuelve a lo metafórico para decir que esos mismos amantes se limpian la cara con dicha saliva; en esta oscilación lo único que queda clara es la constante presencia material del fluído, de la baba.
La segunda estrofa reproduce casi los mismos versos, pero hace referencia a las palabras que se tragan durante el sexo oral, otra vertiente de la comunicación de los fluídos y la sustitución del lenguaje verbal, para culminar en una referencia al tacto, del tomar las manos de otra persona y acostumbrarse a ello.

Pero no es el cuerpo y sus productos el tema de la canción sino la edad; los estribillos reclaman la necesidad de crecer, de envejecer y hacer lo que hay que hacer (en el “some shit” la palabra “shit” no está utilizada en el sentido de “mierda” –aunque inevitablemente lo connote- sino de “cosas”, cosas pendientes). Es esa edad que el cantante treintañero –o más- ruega por aceptar la que otorga la posibilidad de contemplar el acto amoroso sin los filtros románticos de la mirada adolescente, en su realidad material, y la profunda emotividad de la canción implica la aceptación de esta cualidad orgánica y tangible, y como tal, desencantadora. Una aceptación que es desilusión y admiración a la vez, esos nudos sensitivos contradictorios cuya asimilación y comprensión son uno de los pocos regalos de la madurez. Un regalo de lucidez no deseada, que exige un sacrificio interior.

Vuelvo a Ballard, o tal vez no; la magnífica edición de Re/Search de The Atrocity Exhibition, tal vez la mejor re-edición posible de una novela contemporánea, incluye ilustraciones de la maravillosa Pheobe Gloeckner, quién encuentra la más asombrosa correspondencia plástica con el universo ballardiano. Esencialmente lo que hace, en sus mejores dibujos es reproducir cuerpos femeninos en situaciones eróticas (un fellatio, una masturbación) y corta esos cuerpos como si fueran dibujos de un libro de medicina, revelando la materialidad íntima, los músculos, los conductos, las glándulas, de la boca que succiona un pene o el dedo que estimula una vagina. Los dibujos, más que chocantes, son perturbadores y poseen una extraña belleza en su inusitada combinación de detallismo clínico y erotismo explícito. Una aproximación a un cruce de caminos secretos entre la ciencia y la pornografía, y al aún más secreto camino que va de esos campos al corazón.


Por alguno de esos lugares poco transitados anda ‘Lover’s Spit’, o por alguno de esos lugares me lleva a mí, que no es lo mismo pero hace el mismo efecto. Los BSS son todos compositores de más de treinta años, pero no es necesario ver una foto o leer una biografía para darse cuenta, ‘Lover’s Spit’ es una canción adulta dentro de un disco evidentemente compuesto por músicos con una cierta experiencia en la vida adulta. En una entrevista Kevin Drew, hombre afín con las declaraciones rimbombantes, decía que era un disco “para las personas que dejan sus casas buscando esperanzas”.

Tal vez sea así, pero esta canción me suena como a alguien que busca la esperanza dentro de su casa, no afuera, que busca la belleza de su amante cuando el deslumbramiento pasó, que la busca en lo conocido, en las pruebas palpables de la otra persona, en el entrevero de soledades de un postcoito, en lo que amamos por lo que es y no por su sueño. Es díficil hacer y encontrar canciones, libros y dibujos sobre algo así, pero es inevitable y necesario vivirlo, al menos si vamos a vivir y si vamos a querer.

Y tal vez al final no chocan las palabras con la música, que es la de una canción de amor, sino que se recuperan esos tiempos y acordes elegantemente sincopados para escribir otro tipo de canción de amor, de una clase que besa con la boca húmeda y con los ojos abiertos, redondos de maravilla y pánico a la vez.
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jueves, mayo 05, 2005

Histeria

En su último (de momento) post, sigmur escribe sobre Slavoj Zizek a causa de algunos paralelismos que el esloveno hace entre el cristianismo y Darth Vader, sobre los que no me voy a extender ya que sigmur lo hace y yo no soy (tan) fan de Star Wars como el susodicho. Pero a lo que iba es que en dicho post y para ejemplificarlo, introduce un link a una conferencia de Zizek en la que, además de divagar sobre Anakin S. (a.k.a.) Darth V., hace una muy interesante crítica de la obsesión lingüística de la corrección política y su papel instrumental como represora de cualquier posibilidad de cambio radical. Para los que odiamos a la policía del lenguaje, es un ataque desde izquierda muy sensato y citable, que me viene bien para hablar de otras cosas cercanas.

Leo un reportaje al docente en comunicaciones Luciano Álvarez en el cual, hablando sobre la dificultad de los programas de televisión políticos para criticar al oficialismo en el que define al Uruguay como "el país de lo políticamente correcto", algo en lo que coincido con él (cosa que no recuerdo que me haya pasado un semestre en el que fui su alumno), y en el momento en que lo estoy leyendo escucho una noticia por televisión que confirma su declaración hasta el grado del absurdo.

Con motivo de la campaña por la Intendencia de Montevideo, el EP-FA-NM reavivó uno de sus spots más exitosos de la campaña presidencial. Se trata de una serie de anuncios sencillos en los que la actriz Alejandra Wolf, vestida con la sobriedad de una pionera eslava, enumera postulados y críticas mientras en un segundo plano otra mujer traduce lo que dice al lenguaje de los sordomudos. Un recurso bastante demogógico -al fin y al cabo cuando alguien se acuerda de los sordomudos es para tirarles línea política- pero que tuvo su probada eficacia anteriormente. La diferencia esencial es que, siendo el EP-FA-NM el oficialismo en cuanto a la Intendencia, el tono de indignación que imperaba en los speeches de la actriz en los spots de la campaña presidencial fue sustituído por un triunfalismo socarrón bastante ofensivo, me imagino, para los que no comulgan con la coalición de izquierda o con su administración de la capital durante los últimos quince años.

Con cierta lógica y viendo la pelota que rebotaba solitaria en el área, los creativos del candidato opositor colorado, Pedro Bordaberry, hicieron una parodia de dicho spot en el cual, con idéntico escenario, otra actriz satirizaba el distintivo delivery de la Wolf, sustituyendo los logros de la administración frentista por algunas de sus sombras sin perder por ello el entusiasmo. Mientras tanto otra actriz traducía lo que decía al lenguaje de señas pero, como Antonio Gasalla en un antiguo sketch, las señas correspondían más a la gestualidad vulgar que al lenguaje de los sordomudos, reproduciendo los conocidos gestos simbólicos de sustraer cosas y de un fastidio que culminaba en un reconocible ademán de "andá a cagar", desertando la actriz de la pantalla mientras la otra seguía. Una sátira bastante burda, pero razonablemente graciosa y válida como caricatura de lo que ya era bastante caricaturesco.

Pues bien, al parecer hubo previsibles protestas por parte de integrantes del EP-FA-NM (me encanta poner toda la ridícula sigla de corrido) y Pedro, el del triste apellido, decidió levantarla del aire. Pero el motivo argucido para dicho levantamiento no fue la posible ofensa a los frentistas, que al fin y al cabo se la puede pasar por donde quiera, sino que dicho spot era "ofensivo para los discapacitados auditivos", o algo así.

Ahora bien, no voy a ser yo el que me queje por la desaparición del aire de un efectivo spot de un candidato del Partido Colorado que para colmo de males lleva el apellido Bordaberry, pero no deja de asustarme la paranoia (esta frase es bastante curiosa, pero los perros, que cuando huelen el miedo en alguna persona se ponen en guardia, me dan la razón) existente hacia cualquier violación verbal y/o simbólica del status quo del pánico a las cosas por su nombre. Y el pánico al humor; a mí que me perdonen pero si un sordomudo se ofendía por ese spot su discapacidad no era auditiva sino mental, y lo que sí me parece ofensivo es ese paternalismo que supone a un sordomudo una persona tan indefensa que la simple mención de su incapacidad en un contexto humorístico le resulte insoportable.

Pero por supuesto la noticia fue reproducida como si se tratara de la cosa más normal, de un exabrupto corregido por un hombre bueno. Por supuesto, y después uno se asombra de que esta sociedad adoradora de lo inocuo y el silencio tenga los héroes culturales que tiene.
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martes, mayo 03, 2005

Pequeña discriminación técnica

Desde hace algunos días el servicio de comments de Haloscan viene dándome, a mí y a otros bloggers cercanos, problemas que hacen imposible ver los comments cuando hay una serie medianamente larga.

Por casualidad ya que mi ignorancia en temas de computación es indescriptible, descubrí qué carajo le pasa a Haloscan, y es que no le pasa nada. Alguien, o algunos, que suelen postear en nuestros blogs acopla a sus mensajes un pequeño ícono (un gravatar) a elección, gracias a un servicio proveniente de una página llamada gravatar.com. Evidentemente estos, o éste en particular, colisionan con Haloscan y hacen que la tira de comments se corte ya que Haloscan no puede reproducir el dichoso iconito.

De tal forma, y teniendo en cuenta que Haloscan sigue siendo un servicio de comments mejor que el que provee blogger, agradecería que quién esté usando ese servicio y posteando habitualmente en blogs como motor away o no vale ventar, que saque el fucking gravatar de sus mensajes, intente cambiar de servicio o no comente más.

O que me explique cómo hacer para que Haloscan lo tolere. Gracias.
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