miércoles, agosto 31, 2005

Modelo de rol

En el suplemento El País de los Domingos del diario El País del 21/08/05, se publica como nota de tapa una fascinante -lo digo sin ironía aunque tal vez con morbo- entrevista a Freddy Nieuchowicz, mucho más conocido por su alter ego de "Licenciado Orlando Petinatti" (no, nada que ver con Roberto Petinatto), conductor del programa Malos Pensamientos y el conductor de radio más exitoso de la historia de la radio uruguaya. La nota se titula con una cita desinhibida de Nieuchowicz (a quién llamaré de ahora en adelante "Petinatti" por motivos obvios de comprensión y facilidad digitativa), que reza: "A los que me critican les gustaría ser Petinatti".

A la fresca, arrancando la nota así no hay dudas de que tiene que estar buena... y realmente lo está. Transcribo algunos fragmentos:

"Nunca fui un comunicador tradicional. No cualquier programa cierra el centro, traba la rambla, provoca reuniones en el exterior. Soy consciente del poder y soy muy responsable del mismo. Soy creíble".

"No le doy bolilla a las críticas porque no vienen de la gente. La gente sigue el programa. Lo escucha, lo disfruta y se entretiene. Las críticas vienen de gente que le gustaría hacer Malos Pensamientos, porque transformó el lenguaje de la comunicación".

"Yo siempre priorizo lo artístico antes que lo económico, tanto en radio como en televisión".

(con respecto a la gente del programa Justicia Infinita) : ". .. han hablado mal de mi públicamente sí, pero cuando me tuvieron enfrente eran los más tiernos del mundo. Y creo que en el fondo son tiernitos".

(con respecto a la gente del programa Planta Baja) : "Escuché que alguien definió a ese programa como el piloto mal hecho de Mar de Fondo , con los conductores que no quedaron. Me reí mucho con esa definición".

(ante la pregunta sobre si el programa expone las miserias de la gente) : "¿Es tu opinión o lo que escuchás? Esas críticas vienen de gente que le gustaría haber creado Malos Pensamientos. Transformamos la comunicación de la radio."

"Cuando un programa genera tanto, cuando El Correo saca un sello de Malos Pensamientos que dice 'el programa de mayor audiencia de la radio uruguaya', hay gente que eso le pega en el forro de las pelotas. El medio está lleno de mediocres y resentidos."

" (...) por mi audiencia podría perfectamente llegar a ser senador."

"Me interesa trabajar en un éxito, en una propuesta que me seduzca y lamentablemente Canal 12 no ha sabido ofrecerme nada parecido".

"Solo Malos pensamientos puede hacer determinadas cosas en lo que tiene que ver con la comunicación y si seguimos haciendo lo mismo es eso: pudiendo hacer cosas que otros no pueden".

"Todos me han escuchado alguna vez y yo no escuché a ninguno de ellos".

"Antes Malos pensamientos era el programa más escuchado de Montevideo, ahora es el más escuchado del país. Me escuchan arriba de un tractor, en la frontera, en todo el interior".

"En el fondo, aquellos que critican mi propuesta, hubieran querido hacer un programa como Malos Pensamientos y les hubiera gustado ser un poco Petinatti".

No es todo, tendría que transcribirla íntegra e incluír los fragmentos en los que se compara con Pelé, Maradona, Eric Clapton, Paul McCartney y B.B. King para dar una cabal idea del tono real de la misma, e incluir la foto en la que aparece rodeado de sus premios Iris, pero supongo que esto da una idea. Realmente la entrevista me parece fascinante por varios lados, pero principalmente por dos enormes transgresiones que Pettinati se manda con respecto a lo acostumbrado en los medios de comunicaciones y entretenimiento locales.

En primer lugar se pasa por los huevos el pacto de no-agresión pública que está implícito entre todos los comunicadores. Es cierto que el medio radial siempre ha sido menos diplomático que la televisión o la prensa (una buena prueba es esta entrevista a Daniel Figares, culpable de haber descubierto a Pettinati pero que hace tiempo que intenta redimirse a fuerza de sinceridad y huevos), pero el grado de sarcasmo y ninguneo que despliega el Licenciado es totalmente inédito. El otro tabú transgredido es el de la humildad extrema que el público uruguayo reclama hasta el absurdo a sus figuras notorias; el ego de Pettinati es elefantiásico y el hombre no hace nada por disimularlo, lo cual en otros momentos habría sido considerado un pecado capital para un comunicador uruguayo, pero Pettinati -tras 15 años de éxito- evidentemente se siente inimputable.

Ninguna de las dos cosas me parecen malas; la política corporativista de "entre bueyes no hay cornadas" que ha primado públicamente entre los comunicadores (y los artistas) nacionales no ha hecho más que eliminar la autocrítica, enquistar a figuras mediocres en puestos importantes, y formar suertes de mafias en las que los favores prevalecen sobre cualquier consideración de calidad o mérito genuino. Un poco de sangre ayuda a descubrir quién es quién y la ausencia de ropas de varios emperadores. Por otra parte la exigencia de "humildad" por parte del público ha sido tan neurótica y superficial que ha generado multitudes de artistas y comunicadores que se desviven en agradecimientos y demagogías varias para ser recompensados con el más barato de los aplausos. Artistas y periodistas que se suponen obligados a agradecer hacer lo que hacen y ser lo que son y a los que la sociedad les niega derechos que son inalienables para las legiones de mediocres burócratas y cobardes de toda clase.

Pero asombra que Petinatti, justamente alguien que se ha destacado por tener en claro cual es el mínimo denominador común de la mayoría de los uruguayos, se anime a trasgredir semejantes tabúes populares. No parece algo inteligente y cabe suponer que Petinatti es un hombre inteligente o por lo menos astuto. Puede ser que se le haya ido la moto y que esté en una nube de pedo tan densa que no sea capaz de darse cuenta; podría pasar, al fin y al cabo 15 años de éxito no le hacen bien al sentido de proporciones de nadie. Pero también podría ser algo más grave y menos individual, algo ya asumido en las grandes sociedades de consumo posmodernas pero que es relativamente reciente en estos países latinos: el número 1 como justificativo de todo.

Cada vez más seguido escucho al número 1 como motivo y excusa de todo. El número 1 tiene la razón (por eso es número 1), el número 1 no habla de los otros (regla que es enunciada pero es sistemáticamente violada), el número 1 no necesita explicar y tiene un grado de autenticidad y veracidad indiscutible ya que es el producto más consumido, lo que en definitiva es el número 1. Las valoraciones son subjetivas, el número 1 es indiscutible, está recubierto de fría matemática a pesar de que se hable de entretenimiento y arte. No hay relatividad cuando se está en el número 1: hay aparente democracia, consenso y verdad pura, absoluta. Y Orlando Petinatti es el número 1, ergo, habla.

(El aparentemente caprichoso tema de Shellac, compuesto por su baterista Todd Trainer, 'New Number Order' discute el asunto en su letra, limitándose a hacer un conteo imposible, digno de El idioma analítico de John Wilkins, en el cual no hay sucesión numérica lógica. Como si fuera poco, la música se mete con otro supuesto absoluto como es la unidad de tempo de un fragmento musical, apurándo y enlenteciendo el tema deliberadamente a lo largo de su complejísimo minuto y medio de duración)

Sería ocioso y necio ponerse a discutir sobre los méritos o deméritos de Petinatti y su programa; yo sólo puedo decir que consiguió algo sorprendente: hizo que me bajara de un ómnibus tres paradas antes por no poder soportar más la gigantesca vergüenza ajena que me producía un puterío telefónico entre el conductor y un muchacho argentino que fue degenerando en una acumulación de muestras de imbecilidad nacionalista, ampliamente festejadas por el conductor y parte del pasaje, que me produjeron un enorme deseo de ser birmano o lapón. No estoy hablando en sentido metafórico ni exagerando, literalmente tuve que bajarme del ómnibus antes de tiempo. Ese es un poder a respetar.

Pero no estoy de acuerdo en absoluto con la acusación de que Petinatti y su programa exploten la miseria de las personas; Petinatti y su programa no la explotan, son su espejo. Son el espejo más fiel de la miseria cultural y ética del país, e inclusive del país culposo que vive fuera de frontera. Son un síntoma, no una causa, no hay que confundirse. No hay ninguna directiva de CUTCSA que obligue a los conductores a escucharlo, ni a los pasajeros a fumarselo imperterritos (o a bajarse en lugar de decirle al conductor que tenga un poco de elemental decencia y no fuerce a sus pasajeros a escuchar semejante mugre auditiva). Petinatti cumple una función triste e interesante: la de recordar lo que realmente es, y sobre todo dónde está, a cada uruguayo que se jacta de pertenecer a una sociedad culta y diferente de la del resto de esos indios latinoamericanos. Este es tu número 1, ésta es tu cultura, macho, vayan a presumir al Guggenheim.

Sólo un par de observaciones: en primer lugar que me parece que el éxito de Malos Pensamientos se debe, contrariamente a lo que parece sostener su autor, no a sus supuestos elementos transgresivos sino a su profundo conservadurismo. Lo que ofreció el programa fue un medio ideal no para que la gente se sincerara con respecto a su intimidad, sino una ventana a la intimidad de otras personas, de freaks que llamaban y constituían un porcentaje ínfimo de la audiencia. Malos pensamientos es un vaso apoyado contra la pared del vecino, en el que la permanente sorpresa "pícara" de Petinatti re-afirma la absoluta otredad de la privacidad ventilada. Son los otros los que llaman a Petinatti, no Petinatti, no los conductores de CUTCSA, no los pasajeros que se aguantan la risa. No hay transgresiones ni apoyos a esta intimidad desvelada, solo un juicio burlón emitido por una voz sucia, que suena como si fuera la más obscena de las llamadas aunque solo esté diciendo "¿cómo estás?".

En segundo lugar, reproduje deliberadamente las tres veces que, en un reportaje no demasiado extenso, Freddy-Orlando-Nieuchowicz-Petinatti repite que todos los que lo critican lo hacen porque les gustaría haber hecho Malos Pensamientos y por ende ser Orlando Petinatti. Bueno, no puedo hablar por otros comunicadores, pero no hay ninguna señal de que los programas que han intentado competir con su programa lo hayan tomado de ejemplo de otra cosa que no sea lo que no quieren hacer. Y en lo personal, y habiéndolo criticado aunque sea desde este blog rotoso, tengo que decirle a Freddy que no, que no me gustaría ser un poco Petinatti, ni un poquito. De hecho, creo que preferiría untarme mi miembro más sensible de mermelada e introducirlo en un nido de ratas noruegas antes que vivir un día como Orlando Petinatti y cumplir con su trabajo. Preferiría que la gente que me quiere me desprecie e imite arcadas al escuchar mi nombre, preferiría ver a un médico asustarse mientras ve mi radiografía, preferiría vivir en un país donde no hubiera plantas ni pájaros.

Así que, Freddy, los número 1 también tienen verdades relativas. No generalicemos.

El orden de prioridades

En la sangrienta batalla en la que se ha convertido el proyecto de presupuesto para el próximo quinquenio, el Montevideo cinematográfico se desayunó hoy al mediodía con que no sólo no habían sido tomados en cuenta sus reclamos sino que además se les había eliminado los fondos que hasta ahora tuvieron asignados, inclusive la cuota de Ibermedia. "Caramba", debe haber dicho más de uno mientras se estrellaba contra el duro pavimento de la realidad, "y pensar que cuando lo vi a Ricagni subidísmo al carro el día de los festejos y a todas las nuevas autoridades poniendo de ejemplo al cine como empresa nacional en ascenso me imaginé otra cosa..."

Qué país duro este en el que se pasa de estar a punto de hacer una Cinecittá local en La Aguada a la miseria más absoluta sin siquiera un purgatorio que permita adecuarse a la idea. Pero bueno, cada lechón en su teta y el lechón que no llora, patea y presiona se jode, porque la manta es corta y las patas largas. Y las promesas paroles, paroles, paroles...

Personalmente, y sé que coincido con varios de los mejores cineastas locales, la producción cinematográfica nacional siempre me pareció una apuesta demasiado riesgosa y generadora de muy pocos puestos de trabajo en cuanto a la ecuación inversión-resultado como para que un país quebrado como Uruguay se diera el lujo de desviar recursos importantes en subsidios. De haber sido así me hubiera parecido muy injusto. Pero una cosa es no aprobar subsidios poco realistas y otra sacar las exiguas cantidades que ya les habían sido asignadas.

Lo más cruel y tonto es, posiblemente, el cortar la cuota de Ibermedia, lo cual no es un subsidio sino la posibilidad de acceder a una financiación a ganar ante jurados internacionales. Es decir, no es que el estado no ayude a subir sino que además no presta la escalera. Me imagino que la actriz Margarita Musto tenía otra idea cuando hizo de portavoz de los artistas progresistas que festejaron en El Galpón el triunfo del EP-FA-NM y se declararon sus futuros e incondicionales soportes.

Escucho mientras tanto en el zapping que el patronato de cárceles consiguió en cambio aumentar sus recursos para poder atender adecuadamente a los presos que van a ser liberados prematuramente y sin haber cumplido sus penas para descomprimir las cárceles. La cifra asignada es de unos 200.000 dólares, el doble de lo que cuesta la cuota de Ibermedia.

Dentro del optimismo de ribetes eclesiásticos del gobierno, me parece notar una predilección por la parábola del hijo pródigo, un cierto interés en premiar al contribuyente moroso, al delincuente de reinserción posible pero no probable, al primero y más ruidoso en la cola del Plan de Emergencia pero que misteriosamente desaparece cuando se hace el llamado para retribuir esta ayuda con trabajos comunitarios (ante la sorpesa televisiva de un barbudo militante al que me gustaría vender cierta guitarra de mier.... buenísima y un par de obeliscos). La derecha, con más inteligencia de lo que uno podría esperar, han bautizado a esta tendencia a preferir el hijo pródigo como "ingenuidad roussoneana". No es muy inexacta esta definición, sobre todo viendolos confiar en resultados que sólo serían probables si exitieran dos bellas instituciones del pasado: la ética de un tejido social firme y la conciencia de un proyecto nacional a largo plazo. Cabría pensar que cualquiera que haya vivido en Uruguay los últimos diez años tendría dudas sobre esto.

A mí, que sin dudas soy una porquería que solo quiere a los perros y a los árboles, miro las variaciones presupuestales y me imagino un slogan neo-peronista oriental: "Chorros sí, Cineastas no".

martes, agosto 30, 2005

Holocausto vegetal

El primer recuerdo consciente que tengo es el de estar sentado en un caballito de madera, mirando por el ventanal del apartamento de mis padres en Bvar. Artigas el Parque Rodó infantil y su arquetípica calesita. Cuando vi fotos en la prensa de una calesita aplastada por un eucaliptus caído tuve la esperanza de que fuera la otra, la más moderna que se encuentra sobre 21 de setiembre, pero no, fue la más antigua la que quedó destrozada. Pero al ver cara a cara el destrozo no fue el juego mecánico lo que más me dolía sino el majestuoso tronco que lo deshizo al caer.

El ciclón (basta de usar el eufemismo “temporal”) que azotó Montevideo la semana pasada dejó nueve muertos, hasta ahora, algunos de los cuales podrían haber sido evitados de haberse informado correctamente sobre lo que se venía. Pero no hubo alerta a causa de esa mezcla letal de estupidez y pobreza tan típicamente uruguaya. Eso y los daños materiales (casas, autos y objetos costosos) fueron ampliamente cubiertos por la prensa pero, en mi poco humanista opinión, no se el dio gran importancia al peor daño causado por el evento climático. 2000 árboles cayeron, solo en Montevideo, lo cual es un disparate, es prácticamente un árbol caído por cuadra, o más. Todo el mundo estuvo hablando de los destrozos que causaron al ser tumbados por los vientos de 180 km. por hora, pero para mí la principal tragedia fue su propia caída.

Cayeron árboles nativos y árboles traídos con cuidado hace decenas de años por amantes de los arboretos públicos. Cayeron tipás, eucaliptos, pinos, magnolias, cedros, plátanos y cipreses. El Parque Rodó parecía un cementerio de gigantes; cayó el mayor de los eucaliptos colorados, un ejemplar magnífico de más de cincuenta años que superaba en altura a cualquiera de los edificios que empequeñecía sobre Gonzalo Ramírez. No vi a ninguna de las numerosas palmeras del parque arrancadas, lo que habla bien de sus raíces, pero algunas se partieron desde el tronco. Muchos de los árboles que sobrevivieron quedaron ridículamente inclinados hacia el norte, un pequeño isolte, habitualmente lleno de pájaros, que había en el estanque donde está el puente de madera virtualmente desapareció al ser arrancado de cuajo el eucaliptus que tenía en el medio. Mi madre dice que el temporal del 66, cuando ella ya vivía frente al parque, fue aún peor y que no dejó casi ningún árbol en pie. A juzgar por la edad evidente de algunos de los derribados ahora, entre ellos debía contarse algunos de esos escasos sobrevivientes. En fin… veo en televisión una toma aérea de Maldonado, mi segunda ciudad de origen, devastada como si Godzilla hubiera estado jugando entre los pinares.

La República, que se ha convertido en el diario feliz de las buenas nuevas, mencionaba en una de sus tapas del fin de semana la consoladora nueva de que la IMM iba a trozar y a vender como leña los árboles caídos ya que no hay mal que por bien no venga. Bueno, sería lo más lógico porque su peso en madera es el único valor que parecen darle los uruguayos a los árboles. La República no mencionaba en sus tapas al experto chileno en el daño que la fábrica de celulosa de Botnia produjo en Valdivia, región del país trasandino al que la industria finlandesa dejó sin cisnes negros ni atractivos turísticos, que vino de visita en estos días a Uruguay. El chileno declaró que la supuesta tecnología de punta inocua con la que supuestamente se va a evitar cualquier daño ecológico en el Río Uruguay es la misma que se usó en Valdivia y que suponer que no va a contaminar seriamente el río es como suponer que un elefante suelto en una cristalería con una severa diarrea no va a romper ni a ensuciar nada (el ejemplo es mío, el experto fue más científico). Para eso sirven los árboles y la inversión forestal que está secando terrenos fértiles de buenas tierras, para enriquecer a algunos hacendados locales que pagan precios de esclavitud a los taladores que se cortan las manos por cifras que horrorizarían a los dueños de la maquilas malayas. Para atraer inversiones y fábricas prohibidas en toda Europa por las tímidas leyes ecologistas del viejo continente. Para que Jorge Batlle se enorgullezca del gran salto adelante que consiguió autorizando la instalación que dará trabajo, con muchísima suerte, a unos 4.000 uruguayos. Mucho menos del 5% de la cantidad de uruguayos que perdieron su trabajo durante el gobierno divertido de Batlle.

Pero eso iba a ser solucionado por el gobierno progresista del EP-FA-NM, ¿no…? Bueno, ¿por qué iba a serlo? No recuerdo ni la menor inflexión favorable a la ecología en el programa de gobierno o los discursos previos, salvando por supuesto la obligatoria mención al “desarrollo sustentable” y el “Uruguay natural”, esas entidades abstractas… Pero no hay nada que sorprenderse; el gobierno progresista del PT en Brasil consiguió que en sólo un año se liquidara un quinto de la selva amazónica, un récord absoluto. ¿Por qué éste debería ser diferente?

Me enojo y me desvío del tema esencial porque tal vez en este no haya nadie a quién culpar ni nada que hacer –aunque debe haber algún humano atrás de esta desgracia, como siempre-, y no deja de ser algo presumiblemente inevitable. Me refiero a lo de los árboles, las pérdidas humanas si habrían podido preverse pero ya hay suficiente gente lamentándose de ello así que voy a centrar mi congoja en los árboles. El domingo en el Parque Rodó un enjambre de niños se divierte ante la sorprendente novedad, y belleza por que no decirlo, del desastre. Está bien, es lógico que lo hagan, pero espero que sus padres no. Porque lo único que puede esperarse de positivo es la valoración de lo perdido, la conciencia de la muerte en variaciones de verde y marrón. Y mientras tanto yo me quedo triste como Idefix.

lunes, agosto 22, 2005

Publicidad descarada

Es política de este blog no hacer propaganda de nada ni servir como servicio de información de nada. Pero esta vez, teniendo en cuenta los intereses en común que se tienen con LHM, que es la primera vez que Pez toca en Montevideo y que va a ser una bonita fecha, hacemos una excepción. Que no confirma la regla sino que la pone a prueba, como dice el bonito refrán latino que se ha maltraducido tantas veces.

Próximas excepciones: Coca Cola y Monsanto.

viernes, agosto 19, 2005

El regreso de los compensadores y los demonios de a dos

(Y yo que había subido un bonito post sobre Zappa para dejar de hablar de cosas feas...)

Everybody is crying out for peace / but nobody is crying out for justice / I don't want no peace / I want equal rights / and justice

Peter Tosh

Primero fueron algunos gestos excesivamente comprensivos como los del vicepresidente Nin Novoa, quién al parecer encontró una disculpa (como si, por otra parte, importaran las disculpas) en los informes de las Fuerzas Armadas sobre violaciones a los derechos humanos durante la dictadura, disculpa que enseguida los propios militares se apresuraron a declarar orgullosos que no existía. Luego fue la Ministra de Defensa Azucena Berruti la que demostró una hipertrofiada incredulidad con respecto al hecho de que tal vez la información suministrada por las F.F.A.A. fuera falsa, reaccionando ante la pregunta como si le hubieran preguntado si la Tierra podía ser cuadrada y como si los militares no hubieran mentido sistemáticamente en todas las investigaciones de D.D.H.H. y como si los más que recientes informes no estuvieran plagados de omisiones y falsedades confirmadas inmediatamente. Después fue el comandante de la Armada Tabaré Daners, reconocido por varios detenidos como figura presente en los centros de tortura, reclamando un diálogo entre los participantes de los hechos del pasado. diálogo que debe interpretarse como una gran mesa de reconciliación en la que la gente expía culpas y se va a su casa feliz y libre. Y luego algo terrible: el diario Clarín aseverando que el presidente Tabaré Vázquez planeaba dictar una nueva y definitiva amnistía a fin de año, coincidiendo con la salida de un informe definitivo sobre las monstruosidades de la dictadura.

Lo más aterrador de esta noticia es que, en el contexto de las cosas y con los colorados asegurando que las investigaciones actuales sólo eran posibles gracias a un pacto del gobierno con los militares, era relativamente verosímil aunque excesivamente escandalosa. Inmediatamente Vázquez salió a desmentir enfáticamente la noticia y a calificarla de mentira, lo cual posiblemente sea (para ser exacto tiene todo el aspecto de una maligna operación de prensa), y a asegurar que la justica va a seguir adelante en los casos en estudio. Pero, al parecer sintiéndose obligado a dar una de cal por cada una de arena, Vázquez siguió hablando, y lo que dijo fue que él no suscribía a la "teoría de los dos demonios" y que para él en este asunto no había buenos ni malos, dependiendo desde dónde se mirara. A continuación agregó que en los hechos del pasado "todos tuvimos responsabilidad".

Bueno, vamos por partes: lo que dijo referido a la "teoría de los dos demonios" es un blooper similar al de la supuesta estatua a Mahoma que aseguró estaba en el Parque Rodó, solo que tiene mucha menos gracia y es mucho más malintencionado. La "teoría de los dos demonios", como se calificó a cierta forma de encarar el pasado durante el gobierno de Raúl Alfonsín en Argentina, no plantea la oposición maniquea de creer que en los hechos de los setenta hubo dos bandos de los cuales, dependiendo del punto de vista, uno encarnaba el bien y otro encarnaba el mal. La "teoría de los dos demonios" lo que dice es exactamente lo que asevera el presidente: que como hay culpas en ambos bandos, ambos se anulan mutuamente como los polos opuestos de un imán y, para superar esa división irreconciliable, lo único que se puede hacer es pasar raya y seguir hacia adelante. Eso es la "teoría de los dos demonios". Y es una mentira criminal, porque parte del hecho de que todos los crímenes fueron simétricos, de que no hubieron víctimas inocentes y de que es lo mismo el terrorismo de estado que las acciones cometidas desde la clandestinidad.

Recientemente en un reportaje que le realizaran en Código País a Margarita Michelini, la Michelini más incómoda y olvidada, esta ex secuestrada y víctima del Plan Condor fue diáfanamente clara acerca de la diferencia acerca de la diferencia entre el terrorismo "legal" y el terrorismo "ilegal", y muy ilustrativa con respecto a aquellas épocas, negando la abominable falsedad de "haber vivido una guerra". Y como ella señaló, fue tan ilustrativa como inusual, ya que fue el tipo de testimonio que hace 25 años que siempre se encuentran excusas para dejar de lado.

Pero más allá del mal uso de la "teoría de los dos demonios", el broche de Vázquez fue un poquito demasiado lejos. Uno puede sentarse a discutir sobre el si todos los uruguayos fueron responsables, en mayor o menor parte, de la guerrilla, la dictadura y su infinita oscuridad, y tal vez uno podría estar de acuerdo al menos parcialmente con la aseveración del primer mandatario. Pero hay una cosa que se llama contexto y una cosa es decirlo en una conversación filosóficamente barata y especulativa alrededor de mesas y copas, y otra decirlo en el marco de una declaración presidencial acerca de las acciones futuras con respecto a las violaciones de los derechos humanos.

En ese contexto, que fue en el que Vázquez lo dijo, lo único que se le puede contestar, sin los debidos respetos, es: La pija somos todos responsables, señor presidente, la pija... Ninguna investidura ni malabarismo discursivo lo autoriza a decir una hijadeputez de semejante calibre, no tiene el menor derecho a plantear esa suerte de hermandad pestilente en la que torturador y torturado deberían reconocerse como iguales. Ninguna herida va a cerrarse con retórica humánistica de libro de autoayuda, y lo único que cabe esperar es esperar al menos un poco de justicia para los que no eran responsables de nada y no fueron ni son iguales a nadie. Y yo podría hacer una enorme lista de personas que conozco y quiero y que fueron siempre víctimas y nunca culpables de nada y a quienes esa frase le suena idéntica al "algo habrán hecho" de los años de plomo.

Cada tumba que se desentierra -en cuanto a información, porque con los maravillosos y elogiadísimos datos de las F.F.A.A. todavía no se ha encontrado ni un solo cuerpo- cuenta siempre lo mismo: los desaparecidos no eran guerrilleros brutales -de hecho los cuerpos de los guerrilleros muertos eran exhibidos con orgullo de cazador por los militares- sino militantes jóvenes, familiares de políticos molestos, perejiles y, sobre todo, sindicalistas y obreros, gente a la que no se podía presentar en público como "abatidos en un enfrentamiento", gente que no estuvo en ninguna guerra sino en una bestial expedición de torturas y asesinatos que ningún gobierno, ni ninguna ley pleibicitada o no, tiene derecho a amnistiar, perdonar o asimilar.

Así que, la pija somos todos responsables, métase esa frase en el culo y haga el tardío trabajo que los criminales de sus predecesores en el trono se negaron a realizar durante veinte años, y para el cual no va mal encaminado. Y despida de una buena vez al idiota admirador de Bucay que tiene como redactor de discursos

miércoles, agosto 17, 2005

El asunto Zappa

En un post anterior relataba una serie de casualidades o conexiones misteriosas entre mi subconsciente y algunas escenas de la mediocre película Y tu mamá también, no mencioné, porque era divergirse del tema del post, otra sorprendente casualidad. El soundtrack de la película está compuesto en su casi totalidad por temas de esa patética modernidad latina que estuvo tan de moda hace un lustro más o menos, es decir, Molotov, Plastilina Mosh, Mala Rodríguez y toda esa ralea (abro un paraguas por Café Tacuba, que sin gustarme me parece una cosa mucho más seria), intercaladas con algunas piezas anglosajonas elegantes de Brian Eno y Natalie Imbruglia . Pero la película culmina con un tema llamado ‘Watermelon in Easter Hay’ y que está totalmente por fuera del paradigma musical de la misma, y que es de una belleza tan fulminante que me imagino a cientos de adolescentes intrigadísimos por esa guitarra conmovedora que parece venir de un sueño y que es, efectivamente, una "dream guitar” según su autor e intérprete, el señor Frank Zappa. Que por una de esas casualidades de la vida es posiblemente el músico que más me tiene interesado en estos últimos meses de correspondencias y vasos comunicantes próximos a la insanía.

Pasé muchos años peleado con Frank Zappa, o para ser más exacto con su música. Los motivos fueron esencialmente tres. El primero de ellos y el más irrelevante fue la forma despreciable en la que boicoteó a Velvet Underground, produciendo que Verve privilegiara abiertamente a los Mothers relegando a los V.U. a la total oscuridad, un problema complejo que explica el odio que le tenían tanto Reed como Cale. Pero eso son puteríos de personas que no conozco y tampoco Reed ni Cale son unos santos varones a la hora de tener consideraciones con terceros. Otro problema, ya mas insoluble, es la predilección de Zappa durante los setenta y los ochenta por los timbres instrumentales más aberrantes de ambas décadas, es decir, del jazz-rock y el heavy-metal más terraja. No son los arreglos lo que me molesta sino el sonido, esos pianos excesivamente eléctricos, esas distorsiones de pedal abierto, esas voces al frente… para ser un hombre que inventó buena parte de la producción de estudio de rock es asombroso lo mainstream que se volvió en esos aspectos en las décadas mencionadas. Tal vez también sufriera de la misma pereza en sus discos de los sesenta, pero el abanico de timbres instrumentales de esa década está mucho más cerca de mi gusto y no voy a discutir al respecto, además los primeros Mothers eran una banda, no un grupo de acompañamiento, y como tales sonaban personales, fuerte y claro. El tercer problema, y el más profundo para mí, eran los chistes.

Al contrario que el ganso de Kevin Johansen, que contestó con un tema llamado “Sí, Frank” (para luego ejemplificar con supuestamente jocosas canciones sobre cumbieras intelectuales y cosas brillantes así), no puedo responder del todo a la pregunta planteada por Zappa desde el título de uno de sus álbumes (Does Humor Belong to Music?), porque, como sostiene Milan Kundera en El libro de la risa y el olvido, las palabras “humor”, “risa” o “chiste” son términos demasiado amplios que engloban conceptos antitéticos entre sí, amontonándolos bajo las mismas denominaciones solo porque elevan las comisuras de los labios o no son “serios”. Yo agradezco el humor en mi vida y lo aprecio como una de las mayores cualidades humanas. El humor me resulta una de las características humanas más atractivas, por lo general me resulta mucho más fácil apreciar a la gente con la que tenemos sentidos del humor similares antes que coincidencias culturales. Mis amigos son unos payasos (en el buen sentido del término) y las mujeres que me hacen reír inevitablemente me enamoran. Me pasa algo similar en muchas de las artes, el que escritores como Burroughs, Vonnegut, Vian, Beckett, Borges o Bolaño (separo momentáneamente a Joyce y a Celine porque los cretinos no se consiguieron un apellido que empiece con “B” o con “V”) me deslumbran tanto en su gracia como en su lirismo, y en cine soy de los que piensa que la actuación de Eddie Murphy en The Nutty Profesor II (y en Bowfinger, ya que estamos) es tan sublime y virtuosa como cualquiera de Marlon Brando. Por otra parte hay algo musical en el fraseo y el delivery de los grandes monologuistas comediantes, algo que siempre me ha hecho ver a gente como Richard Pryor, Bill Cosby, Lewis Black o el mismo Luis Landriscina como si fueran virtuosos jazzmasters, como seres humanos de una casta superior.

Pero como dije antes, hay distintos formas de humor, algunas maravillosas, algunas sin gracia pero brillantes, algunas poéticas, absurdas, groseras, corrosivas... básicamente hay una clase de humor para cada discurso y/o forma poética, y Zappa utilizó muchas de ellas. Pero a partir del disco Overnite Sensation (1973) el absurdo de sus primeras épocas empezó a darle cada vez más espacio a la misoginia, la escatología, la parodia evidente y la simple tontería, quitándole espacio al surrealismo y la ponzoña original. Aún peor que el descenso en la calidad de los textos, este vino acompañado de un cambio de rol en los mismos: como los chistes necesitan ser comprendidos estos textos de menor calidad están paradójicamente más al frente en la mezcla, convirtiendo a veces a las canciones en meras excusas para esos chistes. Lo triste es que este tipo de canciones tenían una popularidad innegable y Zappa las incorporó a su repertorio, intercalándolas con composiciones que demostraban que su talento permanecía intacto.

En fin..., pero es una idiotez el medir a un artista por lo que menos nos gusta de ellos y no por lo mejor, sobre todo cuando se trata de alguien tan prolífico como Zappa. Y mientras escucho ese despliegue de furia sónica y habilidad sobrenatural que el tipo demuestra en su guitarra en los solos de 'Yo Mama', me doy cuenta de que me parece un guitarrista superior a cualquiera de los otros guitar heroes de su época y anoto, en forma totalmente caprichosa, algunas cosas que me interesan del bigotudo.



• Me extraña que el magnífico We’re Only in it for the Money, aún hoy considerado por muchos la obra maestra de Zappa, no haya sido adoptado como disco fetiche por la generación punk (a excepción tal vez del periodista/músico Mark Perry). Ese monumental fuck you a la cultura del flower power, a los Beatles y a todo lo de su tiempo (incluída la Velvet Underground, a la que un breve speech calfica ambiguamente como “grupo de mierda, como los Mothers”), es una de las piezas más vitriólicas de la historia de la música pop. Pero a la vez es también el disco menos técnico de Zappa en el sentido de ejecución musical; si bien el collage sonoro que lo forma es desde el punto de vista conceptual complejísimo, en lo instrumental es un disco bastante sencillo en comparación con el resto de la obra de Zappa, aproximándose al pop subvertido que los punks amarían una década después. Inclusive contiene por primera vez la palabra “punk” en una canción, justamente en una parodia de ‘Hey Joe’ llamada ‘Flower Punk’. Como punto extra de atracción vale la pena señalar que es el disco más amargo y líricamente violento de su discografía y contiene piezas de furia y desolación que calzarían en cualquier disco de Alternative Tentacles. Canciones de humor casi inexistente bajo su cáscara de absurdo, canciones como ’Mom & Dad’.‘The Idiot Bastard Son’, ‘Lonely Little Girl’ o la brutal aspirante a himno ‘Mother People’ en la que Ray Collins escupe el verso “Do you think that I love you . . . / Stupid & blind? / Do you think that I dream through the night / Of holding you near me?” con un desprecio y dolor que prefigura al que demostraría Johnny Rotten diez años después.

• En el inverosímil tema ‘Be-Bop Tango’ de Roxy & Elsewhere, Zappa deja escapar en un diálogo con Napoleon Murphy una frase que me gustaría imprimir en una remera: “JAZZ IS NOT DEAD, IT JUST SMELLS FUNNY

Phil Manzanera confesaba que cuando trataba de sacar el monumental solo de guitarra de ‘Willie the Pimp’ se detenía a la mitad agotado. Esto en verdad habla bien de la modestia de ese guitarrista formidable que es Manzanera, ya que evidentemente reproducir un solo es mucho más cansador que crearlo, puesto que el proceso de creación del mismo ya incluye las pausas y descansos que le son naturales a su autor, además de la tranquilidad de no tener que ajustarse a una partitura ajena. Steve Vai sí era capaz de sacar los solos de Zappa y de tocarlos aún más rápido, lo que deslumbró al viejo depravado, que supongo que no se dio cuenta de lo feos que son los bendings de Vai. Pero en mi opinión Zappa, un guitarrista muy rápido sin duda, cuando más brilla es cuando toca lento o a velocidad media como en ‘Eat that Question’ ‘Zoot Allures’ ‘Stink Foot’ o esa maravilla llamada ‘Black Napkin’. Ahora, ¿soy sólo yo o cuando Zappa baja la velocidad sus fraseos se parecen ligeramente a Carlos Santana?

• Zappa puede ser un buen ejemplo de las virtudes de la tiranía musical: con la notable excepción del Captain Beefheart –un talento indomable que siempre fue más un compañero de ruta que un empleado del bigotudo- y de Adrian Belew, prácticamente ninguno de los notables músicos que pasaron por la banda de Zappa fue capaz de producir música comparable a la que generaba bajo la mano férrea de FZ, en algunos casos, como los de Steve Vai o Terri Bozzio, sus trabajos posteriores a Zappa son, lisa y llanamente, vergonzosos.

• El tema no es gran cosa pero ‘My Guitar Wants to Kill Your Mama’ resume en su título todo lo que importa en el rock’n’roll.

• Son famosas las batallas de Zappa por la libertad de expresión y los ingeniosos discursos que hizo al respecto, pero para mí la más valiente y profunda de sus declaraciones públicas fue cuando en 1983 la American Society of Composers decidió invitarlo a dar una charla, haciéndole un supuesto honor ya que Zappa siempre demostró más interés y respeto por el ámbito de la música culta que por el del rock. Pero Zappa decidió utilizar la ocasión para reprender a toda esta organización de compositores con un discurso vitriólico en el que les echaba en cara el simple hecho de que los directores de orquesta preferían los clásicos antes que composiciones contemporáneas en parte por ser reaccionarios, pero básicamente para no tener que pagar royalties a los compositores aún vivos o cuyos derechos de autor no habían caducado.

I do not belong to this organization. I know nothing about it, I’m not interested in it, yet you asked me to give the keynote speech. Before I go on let me warn you that I talk dirty, and I will say things that you will neither enjoy nor agree with. You shouldn’t feel threatened because I am a mere buffoon and you are all “serious composers”.

Sigue teniendo razón y los directores de orquesta siguen haciendo lo mismo.

• Cuando Zappa dijo que las Shaggs, aquella famosa banda compuesta por tres hermanas que no sabían tocar o al menos que no sabían ejecutar sus instrumentos en la forma en la que generalmente se entiende por tocar, eran una de sus bandas favoritas y que para él eran mejores que los Beatles, no estaba haciendo un chiste ni metiéndoles nuevamente el dedo en el culo a los cuatro de Liverpool. Zappa siempre fue un fan renuente pero fiel del pop de los cincuenta y su ingenuidad romántica y, a pesar de su culto a la complejidad técnica, un fascinado por los compositores extravagantes, aunque no se destacaran por su técnica; las Shaggs –descubiertas en realidad por el baterista de NRBQ- tenían que resultarle irresistibles por su excentricidad sonora y su arrasador encanto naif.



• La idea de la composición ‘Dead Air’, composición que tocaban frecuentemente en los primeros días de los Mothers of Invention, es hasta el día de hoy tan brillante como hace cuarenta años. Los Mothers simplemente la anunciaban y se sentaban en el escenario a mirar al público sin hacer nada, hasta que este empezaba a reaccionar. Cuando la sala ya era una puteada sola o empezaba a vaciarse, los Mothers seguían con el show.

• Los jadeos femeninos de dolor/placer de la genial 'The Torture Never Stops' son la cosa más obscena que se haya grabado. Cuando conseguí el Zoot Allures y era un adolescente que vivía en casa de su madre, siempre tenía que recordar el bajar el volumen al llegar a dicho tema, so pena de parecer un degenerado impresentable o llenar de dudas a mi famila acerca de qué carajo pasaba en ese cuarto, abajo de ese blues.

• ALL YOUR CHILDREN ARE POOR
UNFORTUNATE VICTIMS OF SYSTEMS
BEYOND THEIR CONTROL
A PLAGUE UPON YOUR IGNORANCE
THE GRAY DESPAIR OF YOUR UGLY LIFE

Estoy reconciliado.

martes, agosto 16, 2005

Donde se habla de tigres

The world's going crazy man... Siegfried and Roy's tiger bitten a man in the head, and everybody's mad at the tiger. They talk about "the tiger went crazy"... ¡That tiger ain't goin' crazy... that tiger went tiger..!

¿You know when a tiger went crazy? When a tiger went riding around on a bike with a little helmet on... "Oh shit, ¡I'm crazy tiger...! ¡Oh Lord I'm crazy! ¿what it's I go do?"


Chris Rock, 2005

viernes, agosto 12, 2005

Post orientado a los amigos futboleros de la vecina orilla

Recientemente, en medio de la aún no finalizada guerra entre el Club Atlético Peñarol y el empresario futbolístico Paco Casal por los jugadores Christian Rodríguez y Carlos Bueno, jugadores que posiblemente pasen al Paris Saint Germain sin que Peñarol vaya a ver un mango, un dirigente del club mirasol, interrogado acerca de las maniobras de Casal, dijo algo así como que bueno, que Casal no era todo y que había otros metiendo mano, incluído alguno que "tiene fama de santo pero que de santo tiene sólo la fama". Sin dar nombres el dirigente dejó bastante claro acerca de a quién se refería al señalar que había que recordar quién había pasado largo tiempo en el fútbol francés. Evidentemente se refería al más conocido de los socios de Paco Casal: Enzo Francescoli.

Hoy, en el suplemento Talud de Brecha, Gonzalo Delgado publica una nota intersantísima sobre algunos entretelones de la llegada de Paolo Montero a San Lorenzo. Al parecer Montero iba encaminado no hacia el cuadro del Gasómetro sino hacia el del Monumental de Nuñez cuando inesperadamente intervino una figura ominosa y uruguaya adviritiéndole al técnico Astrada que Montero era "un jugador confictivo, un muchacho díscolo", lo cual terminó abortando el pase del defensa uruguayo a River. La llamada que recibió Astrada provenía de cierto ex jugador con fama de ético y ejemplo: Enzo Francescoli.

Paolo Montero es una bestia, un tipo con un temperamento que hace sospechar que tiene tres o cuatro litros más de sangre en su cuerpo que los demás humanos. Este brío lo lleva también a derramar, en ocasiones, la sangre de sus adversarios sobre el campo de fútbol. Pero no es este ímpetu en ocasiones excesivo y su propensión a dejar a su cuadro con 10 jugadores lo que lo convierte en un "jugador conflictivo", sino su permanente voluntad de pelear todos los premios, encabezar todos los reclamos salariales, unir a los jugadores de los equipos que inevitablemente capitanéa y, especialmente, recordarles a sus compañeros que si ellos llegan a alguna parte en el mundo del fútbol es gracias a su talento y esfuerzo y no gracias al dedo mágico del ominpotente Paco Casal. Delgado reproduce como ejemplo un diálogo de Montero y Cedrés con el "Tano" Gutiérrez, la tercera pata de Tenfield, la empresa de Casal dueña del fútbol uruguayo, en el cual Montero le habría dicho a Gutiérrez: "antes vos peleabas los premios con nosotros y te peleabas con los dirigentes, y ahora que estás del otro lado hacés lo mismo que ellos". A partir de esto Montero se ha vuelto una figurita indeseable a la que han querido apartar de la selección uruguaya, cosa que se ha vuelto imposible por las excelentes performances del defensa en los partidos de las Eliminatorias (si los atacantes hubieran jugado la mitad de lo que jugó Montero en las mismas, Uruguay ya estaría clasficado tranquilo y no dependiendo de una cada vez más improbable chance matemática).

Acá en FYT no nos importa mucho el fútbol pero nos importan sí los gestos de independencia y de combatividad gremial, así que felicitamos a San Lorenzo por haberse hecho de semejante jugador (¿si va a funcionar...? ¿cómo...?) y recordamos a los hinchas millonarios que las apariencias engañan y que por cada príncipe de Tolkien hay tres o cuatro de Maquiavelo.

jueves, agosto 11, 2005

Intermezzo

Como parte de su campaña publicitaria de telefonía celular, Moviestar ha decidido tapizar Montevideo con la siguiente imagen: tres chicas adolescentes o más bien preadolescentes se están, al parecer, sacando una foto con un celular en una playa. Las tres, rubias naturales, son muy parecidas e inclusive las dos de las puntas parecen ser hermanas, las tres están concentradas en el lente del celular, no el del fotógrafo y las tres le hacen caritas a dicho lente mientras el viento las despeina.

Es una notable fotografía publicitaria que captura naturalmente una imagen totalmente creíble y representativa del público al que la campaña apunta, y decididamente llama la atención, por lo que hay que decir que el fotógrafo y la agencia se ganaron sus marevedíes. Pero entonces.... ¿por qué a mí me produce una irritación instantánea y un enorme deseo de pegarles en la cara con un celular hasta que no quieran sacarse una foto en el resto de sus vidas, mientras aullo el 'We Hate You Little Girls' de Throbbing Gristle...?

¿Es un inesperado efecto rebote de la fotografía...? ¿Se puede explicar ideológicamente...? ¿Está mal...? ¿Me preocupo...? ¿Soy el único...?

martes, agosto 09, 2005

Lápidas encima de lápidas

Ayer vi un capítulo de los X Files cuya emisión me gustaría pensar que fue deliberadamente elegida aunque estoy seguro de que fue pura casualidad. En él Mulder entabla una extraña conexión psíquica con un asesino de niñas encarcelado, teniendo revelaciones acerca de crímenes desconocidos de dicho asesino. Así van descubriendo, con diez años de atraso, la terrible verdad sobre el final de varias niñas, conocimiento con el cual el asesino chantajea a los agentes del FBI, administrándolo con crueldad y obteniendo favores a cambio. Al final Mulder tiene que matarlo de un tiro en la cabeza para salvar a un niña pero queda uno de los crímenes sin solucionar, un cuerpo de niña sin encontrar, una familia que no sabe nada. Y para los detectives queda la culpa. Claro, es sólo ficción sobrenatural.

Hoy me despierto con solemnes comunicados gubernamentales ponderando la reunión del presidente Vázquez con los comandantes de las tres armas. Escucho a Vázquez hablar del valor de dichos comandantes que finalmente han puesto el hombro para saldar "en forma definitiva" la terrible herida de los desaparecidos. Escucho hablar de una fecha histórica y del reintegro de Uruguay a los países respetables en términos de derechos humanos. Y tengo la sensación de que estoy metido en una sangrienta tomadura de pelo colectiva.

Es evidente que hay que reconocer que el FA ha encarado una política de derechos humanos más activa que la de las anteriores administraciones, y eso habrá que reconocérselo. Es evidente también que para algunas familias el hallazgo de los cuerpos de sus muertos les ayudará a superar una situación de dolor e insulto permanente que se ha prolongado hasta lo ridículo. Es evidente también que para hacer más que Sanguinetti-Lacalle-Sanguinetti (bis) y Batlle en derechos humanos no hay que hacer mucha fuerza que digamos.

Los muertos que ahora se descubren están cumpliendo 30 años desde que fueron ejecutados en las condiciones más atroces. Uruguay está cumpliendo 20 años desde que volvió a ser en teoría un estado democráctico con plena vigencia de la justicia. La Ley de Caducidad que hacía prescribir la justicia más elemental hacia esos muertos, pero que obligaba en teoría a sus asesinos a informar plenamente sobre esos crímenes cumplió 15 años. Son períodos largos de tiempo, piensen en todo lo que pasó en ellos.

Hace mucho menos, en cambio, que Mary Robinson, aquella irlandesa encargada de la sección de D.D.H.H. de la ONU, estuvo en Uruguay, llegando a la conclusión de que se encontraba en un paraíso de la impunidad más absoluta. Muchas figuras locales se quedaron sorprendidas de la rapidez con la que la irlandesa deshechaba el argumento de que el castigo a los militares había sido pleibiscitado y que el pueblo uruguayo, en una notoria muestra de cobardía e idiotez simultánea, había decidido amnistiar a los peores criminales de su historia. Para la Robinson eso era irrelevante, porque hay crímenes que no pueden amnistiarse y hay terceros que no pueden arrogarse el derecho de perdonar delitos que no sufrieron. Porque según la lógica de la Ley de Caducidad no se podría juzgar a los campos de exterminio nazis, a las bombas atómicas norteamericanas, a las acciones punitivas israelíes o las limpiezas étnicas serbias, ya que fueron todas acciones que contaron con un apoyo mayoritario de las poblaciones cuyos gobiernos las perpetraron. Sí, es cierto que algunas de esas acciones siguen estando impunes. Capaz que estuvieron bien.

Hoy leo en El Observador: "Vázquez finalizó agradeciendo "como presidente de la República a los señores comandantes en jefe del Ejército, la Fuerza Aérea y la Armada por su trabajo, por su adhesión, por su respeto a la Constitución y a las autoridades que el pueblo uruguayo ha elegido libre y soberanamente".

Posteriormente no aceptó preguntas de la prensa."

Y yo me pregunto qué se está agradeciendo, ¿que se cumpla con quice años de retraso el ridículo mínimo de decencia que se exigía en la mencionada ley? Fue sorprendente ver el asco que el general Bertolotti, ahora al parecer un adalid de los derechos humanos, se esforzaba en denotar en cada una de sus declaraciones públicas, en las cuales el militar quería dejar en claro que el investigar donde estaban los cadáveres de los desaparecidos y presionar a sus subalternos para que lo dijeran le producía la misma repulsión que sí lo obligaran a chuparle el culo a un alcohólico con disentería. Asco que evidentemente no le producía el reunirse con violadores de adolescentes como el "Pajarito" Silvera, o el ver al intocable "Goyo" Álvarez, -torturador directo de Seregni y responsable directo de la mayoría de las acciones represivas de la dictadura, algo con lo que se lo premió con la presidencia final de la misma- reivindicar año a año su imperio de bestialidad. Eso no le daba asco al demócrata Bertolotti, a quién se quiere presentar como el equivalente local al argentino General Balza.

Me hubiera gustado preguntarle a Vázquez si había que festejar estas migajas de humanidad tardía que en verdad tendrían que ser castigadas como prueba flagrante del delito de obstaculizar la propia Ley de Caducidad durante quince años. Me gustaría preguntarle si habría que ir a la casa de algún violador de niños absuelto por algún error jurídico y agradecerle por no seguir violando. Pero Vázquez no aceptó preguntas, había mucha emoción y mucho que festejar.

La radio emitía "Fragile" de Sting para estar a tono con la noticia. Los informativistas de los canales ponían cara de sorpresa al enterarse de lo que todo el mundo sabe desde hace más de dos décadas. Los dirigentes de los partidos tradicionales, a excepción del Foro Batllista -ya completa su transmutación oficial en brazo político de la ultraderecha militar uruguaya-, felicitaban al gobierno por este cierre definitivo que permite mirar hacia adelante. Los políticos de izquierda se abrazan unos con otros y dicen que el partido terminó. La República delira. Los esqueletos bailan con otros esqueletos en los cementerios.

Perdonen si no me sumo al baile, tengo otras cosas que hacer.

lunes, agosto 01, 2005

Orgullo nacional

Los consumidores uruguayos de noticias locales se encontraron hace unos días con una simpática nota de color en la cual se constataba que la película Submerged (Anthony Hickox, 2005), película de acción protagonizada por Steven Seagal, presentaba a Uruguay como un país plagado de terroristas peligrosos que mataban embajadores y secuestraban submarinos nucleares. Al parecer la película, además de su curiosa trama, tiene una pobre recreación de lugar (está filmada en Bulgaria) en la que el país, si bien no está presentado como una selva tropical ni como un país artíco, tiene unas cuantas inexactitudes con respecto a la realidad del paisito.

La noticia ameritaba una mención y su pronto olvido con una sonrisa piadosa hacia la ignorancia cocainómana de los guionistas yanquis, pero el ombliguismo nacional siguió dándole vueltas a esta anécdota ridícula y hace un par de días me encuentro en la radio a Martin Papich, director del INA (Instituto Nacional del Audiovisual), malo como una araña y declarando que se pensaba elevar algún tipo de protesta a Columbia, su distribuidora, e inclusive no se descarataba el dificultar la exhibición de la película, que siendo una clase B absoluta, o inclusive una clase V, fue solamente editada en VHS y DVD sin pasar en ningún momento por las carteleras locales. Explicando los motivos del escándalo, Papich -que tenía una de las muletillas verbales más molestas que escuché en mucho tiempo, un recurrente, nervioso e irritante "esteee...." intercalado cada tres palabras- argumentó que películas como esta distorsionaban la imagen del país, que los errores eran enormes e injustificables y, finalmente, terminó afirmándose en el que este era cine muy malo contra el que había que combatir a causa de su pésima calidad y ofrecer otras opciones. Escuchándolo pasé sucesivamente de la sorpresa a la ira, la perplejidad y luego a la profunda vergüenza ajena y propia simultáneamente.

Hoy, martes 2, Papich repitió sus argumentos en el programa de televisión Dicho y Hecho, en el cual, además me entero de la existencia de una carta de presidencia en la cual el gobierno rechaza el modo en el cual se presenta al Uruguay en la película y el "mensaje" de la misma. Genial.



Hace unos meses una importante autoridad del Vaticano salió, evidentemente autorizado por sus superiores, a afirmar a diestra y diestra que El Código Da Vinci narraba hechos que no eran ciertos. El hecho tenía una cierta justificación ya que cabe suponer que, con el éxito elefantiásico del libro en cuestión, debía haber legiones de tarados incapaces de diferenciar una ficción verosímil de la realidad revolviendo cada sitio mencionado en el libraco para encontrar las pistas mencionadas en el mismo. Sin embargo, el tono indignado del vocero convirtió a su protesta en una de las cosas más ridículas de los últimos tiempos. Pero por lo menos el hombre podía alegar que pertenece a una organización que toma como libro de historia irrefutable un texto que alega que las mujeres crecen de las costillas de los hombres, las zarzas ardiendo hablan y los muertos crucificados vuelven a la vida.

El despliegue de idiotez que siguió al descubrimiento del escenario de la película de Steven Seagal, repito: Steven Fucking Seagal, sólo puede explicarse por las desproporciones del ego colectivo, que magnifica fuera de cualquier sentido de la realidad cualquier mención que se hace de esta nación más bien insignificante para los avatares mundiales, cosa que prueba esta detallada enumeración de los contactos de Hollywood con Uruguay, y que dudo que ningún integrante de otra nación menos auto-obsesionada se molestaría en hacer. Convengamos con todo en que el ser presentados como una nación plagada de terroristas, aunque sea en una obra de ficción, no es la cosa más deseable en estos días, pero hay situaciones contextuales. Si, pongamos, Uruguay fuera presentado como una cueva de terroristas (de terrorista bombarderos, quiero decir, porque terroristas de estado abundan y se pasean con alegría por la capital) en un blockbuster multimillonario de Ridley Scott, Mel Gibson o el propagandista de turno, tal vez correspondería que el gobierno o el Ministerio de Turismo mandara una reprimenda burlona y una corrección amable. En el caso de una película de video del decadente Steven Seagal lo único que venía al caso era el silencio y el cambio de tema o, en caso de estar muy al pedo, alguna broma pública.

El comunicado oficial es estremecedoramente estúpido y teñido del tono escandalizado de las ancianas susceptibles. Ojalá Columbia respondiera algo así como: "Señor Presidente No-narcotrafícante de la República No-bananera de Uruguay: Pierda cuidado, nuestra película no afirma que Uruguay sea una cueva de terroristas violentos sino todo lo contrario. Habrá notado su excelencia que para el final de la película Steven los mató a todos..."

Dios mío... empecé a escribir un largo párrafo sobre diferencias entre ficción y representación verosímil, pero me di cuenta de que estaría insultando la inteligencia de cualquiera que leyera este post explicitando algo tan obvio para cualquier persona mayor de doce años. También podría pensarse que se trata de un caso de eventual imbecilidad gubernamental, al fin y al cabo la imbecilidad y la literalidad es una caracaterística muy propia de los gobiernos, sean del signo que sean. Me tranquilizo cuando veo que en un foro local sobre el tema en Montevideo.com, la mayoría de las opiniones parecen ser más sensatas, pero luego entro al más concurrido de los sitios sobre cine, la siempre necesaria IMDB, para cotejar algunos datos de la película, y leyendo la página de los foros sobre la misma me vuelvo a deprimir ante las opiniones de lectores compatriotas, comprobando que por desgracia los gobiernos suelen parecerse a sus gobernados. Leo insultos, pataletas, extrañas reivindicaciones simultáneas de la autonomía cultural nacional y el Oscar de Drexler, y alegatos acerca de que como los uruguayos sabemos como es U.S.A. en U.S.A. tienen que saber cómo es Uruguay (me gustaría hacer una encuesta en Uruguay acerca del conocimiento popular o intelectual de Burundi, país varias veces más grande que Uruguay y con una población muchísimo mayor). Leo a personas despreciar la película por "presentarnos como unos chicanos".




El mismo día veo un excelente capítulo documental de la serie Vidas (de cuyo capítulo inaugural nos reímos con cierta malignidad hace unos meses) en el que Facundo Ponce de León visita el complejo carcelario COMCAR, que alberga aproximadamente cinco veces más de los presos que tendría que albergar. La cámara nos muestra descarnadamente pabellones en los que hace meses no hay luz ni condiciones higiénicas mínimas, las ventanas sin vidrios, policías que con sueldos de 100 dólares tienen que comprar las pilas de las linternas con las que vigilan entre las tinieblas, presos diagnósticados con SIDA desde hace cinco años que nunca han sido medicados, locos, rotos, tristes y un ambiente que recuerda más a un gulag siberiano que a una prisión de un país civilizado. Luego leo en los foros de la IMDB cosas así: "You know, URUGUAY is one of the most culture countries in all America, and we are proud of that. So, we don't like that YOU use our name in a bad film..."

Sic.

Pero tal vez me estoy yendo del tema del que quiero resumir mi opinión en forma breve: Yo dudo que nadie que haga el esfuerzo de ver una película de Steven Seagal, ni siquiera el más palurdo de los rednecks que puedan ver Submerged mientras deciden entre montarse a su hermana y montarse a la chancha, va a llegar a la conclusión de Uruguay -país que le es totalmente abstracto a la mayor parte del mundo- es un peligro para occidente, una cuna de terroristas pastores de cabras y una amenazadora potencia secuestradora de submarinos nucleares. Sin embargo sospecho que si ese mismo palurdo lee las reacciones, oficiales o no, que la película produjo, va a llegar a la conclusión de que tal vez sí sea un país peligroso en el que se desarrolló una extraña forma, virósica y festejada, del retardo mental.

El lenguaje, ese terrorista desinformativo (addenda a un post anterior)

Como saben los lectores de este blog, si hay algo que brota a FYT es la malintencionada imbecilidad terminológica que se utiliza en la información, algo patente hasta el ridículo cuando se habla de conflictos laborales, drogas o -muy especialmente- terrorismo.

En los últimos días tal vez la principal noticia mundial, siguiendo con el ombliguismo obsecuente que privilegia a cualquier noticia del mundo anglo sobre cualquier otra cosa, fue la identificación y/o detención de los responsables de los atentados llamados "del 21/7" -paréntesis: ya va siendo hora de darle otro tipo de nombre a los atentados terroristas, porque ya nos estamos agarrando unos pedos de novela con tanta cifra supuestamente estremecedora-, aquella ola de atentados londinenses en los que algunos terroristas o militantes islámicos hicieron estallar algunos detonadores y bombas de humo en situaciones muy similares a las de los atentados anteriores en la capital londinense.

Ahora, lo que me molesta como una carie es escuchar o leer a todos y cada uno de los periodistas locales repetir, como si fueran los niñitos de La Gallina Degollada, los adjetivos "frustrados" y/o "fallidos" para denominar esos atentados. Me explico, tal y como contaba más arriba, dichos atentados fueron efectuados para aterrorizar -tal como ha explicado con detalle y singular lógica uno de los detenidos- a la población londinense, recordándoles a pocos días de los auténticos bombazos que seguían estando tan expuestos como antes, más allá de lo que las autoridades dijeran. Por este mismo motivo y con un cuidado que no es habitual en las organizaciones terroristas, los atentados se hicieron con explosivos de ridícula potencia y bombas de humo, que no le hicieron daño real a nadie, más allá de algún inglés que se halla desgraciado los pantalones.

Todo esto que cuento es vox populi y aceptado por casi todo el mundo, entonces, ¿por qué carajo todos repiten como loros lobotomizados que los atentados fueron "fallidos" o "frustrados"? Los atentados fueron un éxito absoluto en el sentido que lograron exactamente su objetivo, el que no hayan logrado algo que no se propusieron no puede -no en el idioma español ni supongo que en ningún idioma- ser calificado como "fallido" o "frustrado", porque de ser así podríamos calificar al viaje de Armstrong como un viaje a Marte frustrado, o un salto en alto como un "vuelo frustrado". Tal vez en el mundo de la poesía, no en el de las noticias.

Ahora, uno puede poner reparos a las convicciones freudianas y/o lingüísticas de que nada que se dice es inocente, pero en este caso es indudable que no hay la menor inocencia en dicha adjetivación: el calificar a los atentados del 21/7 como "fallidos" o "frustrados" busca explícitamente combatir su intención, que es la de aterrorizar psicológicamente sin siquiera tener que matar gente. Si pasamos a considerar estos atentados como "frustrados" es porque alguién los frustró, y como los terroristas quieren hacerlos, entonces debe haber sido la policía los que los frustró. Uno puede sentirse seguro. Pero la verdad es que si los atentados fueron "frustrados" -lo cual es lisa y llanamente una mentira- entonces quienes los frustraron fueron los propios terroristas, quienes al no atar una carga considerable a los detonadores que hicieron explotar evitaron que algunas decenas más de londinenses se convirtieran en humo y carbón. Por supuesto que no es un pensamiento tranquilizador, pero es la realidad.

Es comprensible esta ofensiva sobre el lenguaje por parte del gobierno de Tony Blair, al fin y al cabo su trabajo es reducir en todo lo posible el daño de las agresiones que sufran sus gobernados, trabajo que no puede decirse que esté haciendo muy bien, pero no es comprensible en la prensa, cuyo trabajo teórico es informar claramente más allá de los resultados. Y es directamente patético en medios externos a Inglaterra, donde cualquier hipersensibilidad o ultraintencionalidad calificativa es mera obsecuencia o lisa y llana idiotez.

Y la próxima vez que escuche hablar de los "atentados frustrados del 21/7", tal vez alguien sienta un deseo irrefrenable de dar una paliza al lorito comunicador, quién tal vez desde el suelo repita que fue víctima de una paliza frustrada, ya que no lo mataron, violaron o lisiaron en forma permanente.

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