miércoles, marzo 31, 2004
Seguimos en el tema...
"Los críticos son como la muerte, tardan pero llegan", decía Juan Carlos Onetti (o Juan Carlos Petela, no recuerdo bien). Encuentro ésta esperanzadora nota de Charles Taylor, relacionada con el post anterior, en Salon. Se trata lisa y llanamente de una más que tardía revindicación de Showgirls, la película de Paul Verhoeven que desde su estreno en 1995 es considerada como una (si no "la peor") de las peores películas de todos los tiempos, y un chiste recurrente en las soap-operas cuando se quiere hablar de algo definitivamente malo. En la IMDB, los usarios le dan 3.7 puntos, que es como decir que es una pija.
Yo la vi un tiempo después de su estreno, cuando ya todo el mundo hablaba sobre lo horrible que era, y no entendí cual era el problema con la película que, más allá de que Elizabeth Berkley me resultó insoportable (hoy en día creo que no aprecié el acierto del casting al encontrar a una mina tan vulgar como la Berkley para el papel), me pareció interesante, jugada y original. El crítico de Salon se emociona y dice que es la mejor película de Verhoeven, tampoco la pavada, pero no tiene una diferencia de calidad notable con el resto de la obra del holandés que, además, no podría hacer una de las peores películas de la historia del cine (cómo se supone que es esta) ni aunque quisiera. He visto cientos de películas desde el 95 mucho peores a ésta que sin embargo no fueron tan castigadas. Strip Tease, por nombrar sólo a una película muy similar en temática, era sí una cagada irredimible, y la carrera de la Demi Moore no se fue a la mierda (como la de la Berkley) por su culpa. Shakespeare in love era muchísimo más fea y la llenaron de oscars.
En otro post me gustaría encargarme del trilladísimo tema sobre si las películas "malas" de culto son realmente malas, cosa que me parece una ridiculez porque desde Carne a Plan 9, siempre las películas que se nombran como "malas" son películas que tienen una estética personal y distintiva, es como decir que las Shaggs o los Godz son "malos". Es no querer hacer el más puto ejercicio de criterio y tener que poner una etiqueta como "Cine Z" para poder autorizarse a uno mismo a ver lo que quiere ver pero con una excusa irónica que no lo deje como un pelotudo.
(afiche perfecto)
Pero bueno, a lo que iba es que en el artículo Taylor explica el rechazo a Showgirls en términos del camp y de la incomprensión que produce en los yanquis de cultura media; también lo explica a partir del crudo lenguaje y el realismo con el que se trata al estrato white thrash que protagoniza la película. Son dos teorías atendibles y compartibles. Pero en mi opinión Taylor pasa dos cosas por alto, Showgirls es muy erótica, mucha carne por todos lados, pero muy poco estilizada. Es decir, da la impresión de que la carne es carne y que no son actores frotándose elegantemente sino gente garchando; el público yanqui, lobotomizado por la contraofensiva moral de la derecha cristiana (en el 95 ya había empezado desde hacía más de quince años) no estaba preparado para ver una película así de cruda. Es decir, había también motivos puritanos atrás de ese rechazo.
Pero también había otro gran motivo puritano y políticamente correcto en eso, y Taylor ni lo menciona lo cual prueba que hasta en un medio supuestamente "liberal" como Salon hay cosas que no se nombran. Tres años antes Verhoeven había producido un gran escándalo con Basic Instinct, aquella de Sharon Stone cruzándose las piernas, por haber tenido la loca idea -en pleno auge de lo que Naomi Klein denomina las "guerras de identidad"- de haber elegido, aunque fuera ambiguamente, a una bisexual como el personaje asesino (no "malo", porque la película, como todas las del holandés, es profundamente amoral). Esto no se podía hacer porque en aquel entonces, tal vez hoy también, se consideraba de que si se era gay o bisexual se era automáticamente una persona maravillosa y que cualquier representación de ficción que presentara un personaje así bajo una luz negativa era una obra que alimentaba el prejuicio y que había que repudiar.
Eso, además de varios piquetes de los grupos activistas gay más histéricos en las puertas de los cines donde daban Basic Instinct, produjo el que hubiera un monumental deseo a priori de que Verhoeven fracasara en cualquier cosa que hiciera después, especialmente si tenía una temática sexual. Ante una película inetersante pero irregular como Showgirls, sus enemigos se cebaron y crearon el mito de que era "la peor película de la historia" o algo así. Si uno ve la película no entiende por qué puede ser así, pero si compra el mito alimentado por intereses puntuales y puritanos, se pone en automático a repetir "ah, qué mala, qué horrible que es". No viejo, horribles son los críticos políticamente correctos y los yanquis pelotudos que no saben mirar cine, no ésta digna película.
Yo la vi un tiempo después de su estreno, cuando ya todo el mundo hablaba sobre lo horrible que era, y no entendí cual era el problema con la película que, más allá de que Elizabeth Berkley me resultó insoportable (hoy en día creo que no aprecié el acierto del casting al encontrar a una mina tan vulgar como la Berkley para el papel), me pareció interesante, jugada y original. El crítico de Salon se emociona y dice que es la mejor película de Verhoeven, tampoco la pavada, pero no tiene una diferencia de calidad notable con el resto de la obra del holandés que, además, no podría hacer una de las peores películas de la historia del cine (cómo se supone que es esta) ni aunque quisiera. He visto cientos de películas desde el 95 mucho peores a ésta que sin embargo no fueron tan castigadas. Strip Tease, por nombrar sólo a una película muy similar en temática, era sí una cagada irredimible, y la carrera de la Demi Moore no se fue a la mierda (como la de la Berkley) por su culpa. Shakespeare in love era muchísimo más fea y la llenaron de oscars.
En otro post me gustaría encargarme del trilladísimo tema sobre si las películas "malas" de culto son realmente malas, cosa que me parece una ridiculez porque desde Carne a Plan 9, siempre las películas que se nombran como "malas" son películas que tienen una estética personal y distintiva, es como decir que las Shaggs o los Godz son "malos". Es no querer hacer el más puto ejercicio de criterio y tener que poner una etiqueta como "Cine Z" para poder autorizarse a uno mismo a ver lo que quiere ver pero con una excusa irónica que no lo deje como un pelotudo.
(afiche perfecto)
Pero bueno, a lo que iba es que en el artículo Taylor explica el rechazo a Showgirls en términos del camp y de la incomprensión que produce en los yanquis de cultura media; también lo explica a partir del crudo lenguaje y el realismo con el que se trata al estrato white thrash que protagoniza la película. Son dos teorías atendibles y compartibles. Pero en mi opinión Taylor pasa dos cosas por alto, Showgirls es muy erótica, mucha carne por todos lados, pero muy poco estilizada. Es decir, da la impresión de que la carne es carne y que no son actores frotándose elegantemente sino gente garchando; el público yanqui, lobotomizado por la contraofensiva moral de la derecha cristiana (en el 95 ya había empezado desde hacía más de quince años) no estaba preparado para ver una película así de cruda. Es decir, había también motivos puritanos atrás de ese rechazo.
Pero también había otro gran motivo puritano y políticamente correcto en eso, y Taylor ni lo menciona lo cual prueba que hasta en un medio supuestamente "liberal" como Salon hay cosas que no se nombran. Tres años antes Verhoeven había producido un gran escándalo con Basic Instinct, aquella de Sharon Stone cruzándose las piernas, por haber tenido la loca idea -en pleno auge de lo que Naomi Klein denomina las "guerras de identidad"- de haber elegido, aunque fuera ambiguamente, a una bisexual como el personaje asesino (no "malo", porque la película, como todas las del holandés, es profundamente amoral). Esto no se podía hacer porque en aquel entonces, tal vez hoy también, se consideraba de que si se era gay o bisexual se era automáticamente una persona maravillosa y que cualquier representación de ficción que presentara un personaje así bajo una luz negativa era una obra que alimentaba el prejuicio y que había que repudiar.
Eso, además de varios piquetes de los grupos activistas gay más histéricos en las puertas de los cines donde daban Basic Instinct, produjo el que hubiera un monumental deseo a priori de que Verhoeven fracasara en cualquier cosa que hiciera después, especialmente si tenía una temática sexual. Ante una película inetersante pero irregular como Showgirls, sus enemigos se cebaron y crearon el mito de que era "la peor película de la historia" o algo así. Si uno ve la película no entiende por qué puede ser así, pero si compra el mito alimentado por intereses puntuales y puritanos, se pone en automático a repetir "ah, qué mala, qué horrible que es". No viejo, horribles son los críticos políticamente correctos y los yanquis pelotudos que no saben mirar cine, no ésta digna película.
Titty-Gate, Dady-Gate, Turra-Gate, etc. (haga patria, garche a un puritano)
Aprovechando un suntuoso día al pedo, me pongo a pasear por la web y me encuentro con tres notas periodísticas independientes pero que se me anudan en la cabeza. En primer lugar me encuentro en New York Times un artículo sobre el efecto del escándalo teta en la carrera de Janet Jackson (y de un tal Usher, que no sé quién es porque me saltee las partes relacionadas a él después de ver una foto). Es increíble y triste que todavía se hable de esa anécdota publicitaria que le ha sido más que útil al Big Brother puritano para eliminar las transmisiones en directo y para cargar sobre los pequeños espacios de libertad que quedan en las grandes cadenas mediáticas. La discusión sobre si fue un accidente es al pedo, obviamente no lo fue, pero la reacción fue increíble. Pienso en la conchuda señora puritana que le quería hacer un pleito a la Jackson por el “daño psicológico” que le había producido la contemplación de la teta de la cantante; por Dios, ¿qué le pasa a esa mujer escandalizada? ¿la amamantaba una cabra? ¿se baña con la blusa puesta? ¿se baña…?
Paso a Clarín y me entero de un escandalete ridículo. Una de las nenas que participa en Agrandadytos le hace un chiste a Dady Brieva y le muestra la bombacha. Enseguida saltan los guardianes de la moral a protestar ante lo que consideran una irresponsable incitación a la pedofilia. Curiosamente yo creo sí que en la media argentina hay una tendencia bastante pervertida a la pedofilia, pero Agrandadytos es apenas un programa tonto que cree que todo lo que hacen los niños es gracioso, y bueno, los niños son exhibicionistas hasta que los asustan para que no lo sean, es normal. Pero lo notable es quienes son los guardianes de la moral, las almas escandalizadas y los vigilantes de niños: Mauro Viale y Jorge Rial. Chucho y Checho.
(a dazzling display of talent)
Por último encuentro en Village Voice una columna interesante en la que me entero que mientras la Jackson sufre por haber mostrado parte de una teta, la eterna reventada de la Courtney Love no puede parar de mostrarlas, lo que le sirve al periodista Richard Goldstein para hacer una interesante aunque poco compartible reflexión sobre la tetafobia actual, reflexión que -al igual que las acciones narradas por Fontanarrosa en Best Seller- tiene un desarrollo lógico hasta que uno se hace una imagen de la ridiculez de lo narrado y se empieza a reir. Pero no me río, porque todo esto me convence un poco más de que todo se está yendo al carajo y que alguno de los retoños Menem tiene el 666 en el cuero cabelludo.
Estamos perdiendo, los libertinos estamos perdiendo.
Paso a Clarín y me entero de un escandalete ridículo. Una de las nenas que participa en Agrandadytos le hace un chiste a Dady Brieva y le muestra la bombacha. Enseguida saltan los guardianes de la moral a protestar ante lo que consideran una irresponsable incitación a la pedofilia. Curiosamente yo creo sí que en la media argentina hay una tendencia bastante pervertida a la pedofilia, pero Agrandadytos es apenas un programa tonto que cree que todo lo que hacen los niños es gracioso, y bueno, los niños son exhibicionistas hasta que los asustan para que no lo sean, es normal. Pero lo notable es quienes son los guardianes de la moral, las almas escandalizadas y los vigilantes de niños: Mauro Viale y Jorge Rial. Chucho y Checho.
(a dazzling display of talent)
Por último encuentro en Village Voice una columna interesante en la que me entero que mientras la Jackson sufre por haber mostrado parte de una teta, la eterna reventada de la Courtney Love no puede parar de mostrarlas, lo que le sirve al periodista Richard Goldstein para hacer una interesante aunque poco compartible reflexión sobre la tetafobia actual, reflexión que -al igual que las acciones narradas por Fontanarrosa en Best Seller- tiene un desarrollo lógico hasta que uno se hace una imagen de la ridiculez de lo narrado y se empieza a reir. Pero no me río, porque todo esto me convence un poco más de que todo se está yendo al carajo y que alguno de los retoños Menem tiene el 666 en el cuero cabelludo.
Estamos perdiendo, los libertinos estamos perdiendo.
martes, marzo 30, 2004
Addenda al post anterior (King Buzzo en acción)
Relaciono mis dos últimos posts (el de las entrevistas y el de Melvins) para traducir algunas respuestas del Buzzo, con el objetivo de ejemplarizar lo que dije anteriormente sobre el arte de la entrevista y porque me piace.
"Diría lo mismo sobre bandas como Korn y Limp Bizkit que lo que digo sobre Eddie Vedder: a estas alturas, me gustaría pensar que pueden pagarse un psicólogo".
"Hace poco tocamos en un lugar con Tool, salimos, tocamos un tema, dije "buenas noches" y salté hacia el público, agarré a un chico que me había estado puteando y lo estrangulé hasta que quedó casi inconsciente y después me las tomé. Fue genial, ese chico se cagó encima cuando salté ahí abajo. La gente te hace cualquier cagada cuando estás ahí arriba, pero no dicen nada cuando estás en el estacionamiento. Nada me gusta más que romperle el culo a patadas a algún pendejo de 15 años. Dale, puteame ahí afuera Jack, no tengo miedo de ir en cana".
"Personalmente creo que todo el mundo en la industria del entretenimiento es gay a menos que se pruebe lo contrario"
"Si yo fuera Chris Cornell y tuviera millones y millones de dólares, estaría haciendo todo tipo de locuras ahora mismo. Si pudiera pagar todo lo que quiero, haría todo tipo de material. Simplemente yo no puedo hacerlo. ¿Y que hace este tipo? Tiene cualquier cantidad de guita y hace LA BASURA MÁS EMBOLANTE DEL MUNDO. Si yo fuera Dave Grohl, no estaría perdiendo el tiempo tocando un montón de mierda. Si hubiera estado en una banda como Nirvana y quisiera continuar mi carrera musical, no me sentaría a hacer un montón de mierda y volverme todavía MÁS comercial de lo que fui en el pasado. DE NINGUNA FORMA! Esos tipos están parados para el resto de sus vidas aunque no vendan ni un disco más, Y ESTA ES LA PUTA BASURA QUE EDITAN. Eso me OFENDE, porque esos tipos saben cómo es."
"Cuanto más viejo me hago más odio un montón de cosas, y más me gusta lo que estoy tocando"
"El porno siempre es la respuesta"
"Diría lo mismo sobre bandas como Korn y Limp Bizkit que lo que digo sobre Eddie Vedder: a estas alturas, me gustaría pensar que pueden pagarse un psicólogo".
"Hace poco tocamos en un lugar con Tool, salimos, tocamos un tema, dije "buenas noches" y salté hacia el público, agarré a un chico que me había estado puteando y lo estrangulé hasta que quedó casi inconsciente y después me las tomé. Fue genial, ese chico se cagó encima cuando salté ahí abajo. La gente te hace cualquier cagada cuando estás ahí arriba, pero no dicen nada cuando estás en el estacionamiento. Nada me gusta más que romperle el culo a patadas a algún pendejo de 15 años. Dale, puteame ahí afuera Jack, no tengo miedo de ir en cana".
"Personalmente creo que todo el mundo en la industria del entretenimiento es gay a menos que se pruebe lo contrario"
"Si yo fuera Chris Cornell y tuviera millones y millones de dólares, estaría haciendo todo tipo de locuras ahora mismo. Si pudiera pagar todo lo que quiero, haría todo tipo de material. Simplemente yo no puedo hacerlo. ¿Y que hace este tipo? Tiene cualquier cantidad de guita y hace LA BASURA MÁS EMBOLANTE DEL MUNDO. Si yo fuera Dave Grohl, no estaría perdiendo el tiempo tocando un montón de mierda. Si hubiera estado en una banda como Nirvana y quisiera continuar mi carrera musical, no me sentaría a hacer un montón de mierda y volverme todavía MÁS comercial de lo que fui en el pasado. DE NINGUNA FORMA! Esos tipos están parados para el resto de sus vidas aunque no vendan ni un disco más, Y ESTA ES LA PUTA BASURA QUE EDITAN. Eso me OFENDE, porque esos tipos saben cómo es."
"Cuanto más viejo me hago más odio un montón de cosas, y más me gusta lo que estoy tocando"
"El porno siempre es la respuesta"
lunes, marzo 29, 2004
Mirando canciones (IV): Youth of America
Los Melvins tienen la extraña costumbre de homenajear a los grupos que admiran versionándolos e invariablemente rompiéndoles el culo con sus versiones. Ya sea Flipper, Black Sabbath, The Germs, Cows, Throbbing Gristle o el que sea, después de que los Melvins hacen un cover de uno de sus temas, la versión original pasa a ser simplemente la versión original y la de los Melvins la definitiva. Inclusive me animo a afirmar que si no se hubieran mandado el chiste de poner al limado de Leif Garret encargado de la voz en su versión de “Smells Like Teen Spirit”, hubieran opacado para siempre el mayor éxito de sus discípulos.
El secreto de las versiones de los Melvins es que no tienen ningún secreto; los tipos agarran un tema y lo hacen exactamente igual al original, solo que imprimiéndole el toque Melvins, que consiste en acelerar levemente el tempo e interpretar la canción con una ferocidad y firmeza increíble. No necesitan agregar distorsiones extra, desarrollos instrumentales, arreglos inesperados ni nada por el estilo, solo la rabia eterna que irradia el grupo y que impregna todo lo que tocan, y su maestría instrumental.
De todos los magníficos covers que se han mandado los Melvins, tal vez el mejor sea el del tema de los Wipers “Youth of America” (1981), incluido en Electroretard (2001), un disco que parece un huracán. Greg Sage debe estar todavía viviendo de los derechos de autor del tema que le grabara Nirvana, pero como casi todo lo que hizo Cobain (excepto matarse), seguramente estaba inspirado en la melomanía de los Melvins y su pasión por grupos oscuros o subvalorados. La canción de Sage es una excentricidad total y una de las pruebas más evidentes de que lo de Melvins & Cobain con los Wipers no era un mero capricho. Como es mi costumbre, transcribo la lyric.
Youth of America is living in the jungle / fighting for survival / but there’s no place to go / Youth of America / there’s pressure all around / the walls are crumbling down / the walls are coming down on you.
It is time we rectify this now / we got to see it now / got to see it now / now / now
They attack you from the right side / down the left side / down the middle till you don’t know who you are. / Stay around / think it don’t really matter / they’re trying to to put you six feet under the ground.
It is time we rectify this now / we got to feel this now / got to feel this now / now / now. It is time we rectify this now / we got to heal it now / got to heal it now / now / now
Youth of America / is living in the jungla / fighting for survival / but there’s no place to go / no place to go / no place to go
The rich get richer and the poor get poorer / now there’s no place left to go / got to get off this rot / Do you want to be born here again? / I don’t want to be bored here again / there just ain’t no resistance / Beware of those guys in disguise / We’re living in the jungle / fighting for survival / can’t wait much longer / Hurry
They attack you from the right side / down the left side / down the middle till you don’t know who you are. / Stay around / think it don’t really matter / they’re trying to to put you six feet under the ground.
It is time we rectify this now / we got to hear it now / got to hear it now / now / now
Youth / Youth / Youth / Youth
Como pueden ver, el “Youth of America” de Sage se proponía conscientemente y desde el título como un himno generacional, y podría haberlo sido, si no fuera porque es una de las canciones más inadecuadas para himno que existan. En primer lugar por la sencilla razón de que dura cerca de diez minutos, lo cual era una demencia absoluta para una banda de la escena punk de aquel entonces. Tengamos en cuenta que fue editada el mismo año que el Damaged de Black Flag, y es anterior a Minor Threat o al “Recurring Dreams” de Hüsker Dü. La estructura musical es también muy poco punk; arranca con un riff muy similar al de “Killing an Arab”, aprieta el acelerador en un staccato bastante heavy, pasa a un estribillo épico de tres acordes y luego a un puente (?) larguísimo en el que Sage/Osborne le prenden fuego a sus respectivas guitarras como para demostrarle su imbecilidad por enésima vez a los gansos que creen que en el punk no hay lugar para grandes instrumentistas (en pleno siglo XXI siguen habiendo giles que piensan eso). El color general es más de hard rock setentista que de hardcore, pero más allá de la mala producción sonora (del original, los Melvins son dioses grabando) no hay señales de época muy evidentes. La letra sí es bastante típica del punk del U.S.A. de Reagan, con su política difusa, sus juegos de palabras simplones y su confusión paranoica. También irradia una urgencia y una sinceridad notables. Sage pertenecía a la que Mike Watt definía como “la última generación que pensaba que podían ser los nuevos Beatles”, algo que explica tanto el salto en el vacío estético de “Youth of America” (según Sage inspirada en un sueño sobre un paraíso de sonido de guitarra eléctrica -!!!!-), como su angustiado voluntarismo. “Youth of America” es una canción que cree en sí misma, en su importancia y en su esperanza, lo cual a la luz del fracaso de los Wipers le da un plus melancólico.
(guachos fotogénicos)
Los Melvins, al contrario que los Wipers y la primera generación hardcore, deben ser una de las bandas más escépticas y poco gregarias de la historia. Inventaron el grunge como efecto residual de su oscuro poder y fueron la única banda del estado de Washington que no pudo subirse al tren de lo que habían inventado. Suele debatirse sobre la injusticia de que mientras Pearl Jam o Soundgarden se llenaban de oro los Melvins eran ignorados. Es una polémica estúpida, alcanza con escuchar un par de temas o incluso ver una foto de los Melvins para darse cuenta de que su fracaso es completamente deliberado. Si no hacés nada para tener éxito masivo, no tenés éxito masivo y evidentemente a los Melvins el éxito masivo les importa un carajo. Son gente fea que hace música fea con un amor tamaño dinosaurio; también son, desde hace diez años por lo menos, una de las cinco mejores bandas de rock en actividad.
“Youth of America” no es a primera vista un tema que combine con la poderosa negatividad de los Melvins, que podrían con facilidad haber elegido alguna canción más áspera para homenajear a Sage, inclusive su ideología pseudo-revolucionaria no se lleva muy bien con el más bien conservador talante de la banda (su aspecto menos simpático, la verdad) y la ingenuidad de algunos de sus versos suena extraña en boca de un letrista excelente como Buzz Osborne. Pero es tal vez esta incoherencia la que convierte a “Youth of America” en la grabación más conmovedora de Melvins. Como todos los covers de Melvins es fiel a la versión original pero extrañamente el humor corrosivo y negativo de King Buzzo no se filtra en su interpretación vocal (algo que en otras versiones ocurre en forma automática), realizada con una convicción sorprendente viniendo de quien viene. Pero también sorprendente teniendo en cuenta el cuándo es enunciada; cuando Sage compone y lanza “Youth of America” podía albergar la idea de que a pesar de sus excentricidades el tema se volviera un himno generacional, tal vez hasta capaz de influir sobre el contexto que lo inspiró. 20 años después, King Buzzo sabe perfectamente que eso no sucedió y que no va a suceder, por lo que la emoción con la que lo canta puede interpretarse tanto como un homenaje a la emotividad original de Sage o como un raro paréntesis en la oscuridad general de la melvinmanía. Una canción enorme interpretada en forma enorme y que después de haber sido ninguneada hace veinte años, volvió a ser ignorada dos décadas después. Qué importa, un himno no es realmente más himno porque lo canten más personas, y el Buzzo vale por muchos miles de linkinparkeros y detritus similares.
Por último, tengo que reconocer que mi pasión por los Melvins es tardía y posiblemente contagiada por el guitarrista A.A., devoto incondicional de los de Aberdeen. Cuando la gran explosión de Seattle y el grunge a principios de los noventa, ignoré olímpicamente a los Melvins, más interesado por los méritos menores pero más llamativos de Mudhoney, Nirvana y Screaming Trees. Posiblemente era demasiado joven para apreciar el secreto grado de belleza que hay detrás de tanta obsesión por la fealdad. Por suerte he recuperado el tiempo perdido e intento humildemente, con este post al menos, difundir su olvidada palabra entre los amantes del indy. Hail thee o mighty Buzzo, un gran saludo a tu noche americana.
El secreto de las versiones de los Melvins es que no tienen ningún secreto; los tipos agarran un tema y lo hacen exactamente igual al original, solo que imprimiéndole el toque Melvins, que consiste en acelerar levemente el tempo e interpretar la canción con una ferocidad y firmeza increíble. No necesitan agregar distorsiones extra, desarrollos instrumentales, arreglos inesperados ni nada por el estilo, solo la rabia eterna que irradia el grupo y que impregna todo lo que tocan, y su maestría instrumental.
De todos los magníficos covers que se han mandado los Melvins, tal vez el mejor sea el del tema de los Wipers “Youth of America” (1981), incluido en Electroretard (2001), un disco que parece un huracán. Greg Sage debe estar todavía viviendo de los derechos de autor del tema que le grabara Nirvana, pero como casi todo lo que hizo Cobain (excepto matarse), seguramente estaba inspirado en la melomanía de los Melvins y su pasión por grupos oscuros o subvalorados. La canción de Sage es una excentricidad total y una de las pruebas más evidentes de que lo de Melvins & Cobain con los Wipers no era un mero capricho. Como es mi costumbre, transcribo la lyric.
Youth of America is living in the jungle / fighting for survival / but there’s no place to go / Youth of America / there’s pressure all around / the walls are crumbling down / the walls are coming down on you.
It is time we rectify this now / we got to see it now / got to see it now / now / now
They attack you from the right side / down the left side / down the middle till you don’t know who you are. / Stay around / think it don’t really matter / they’re trying to to put you six feet under the ground.
It is time we rectify this now / we got to feel this now / got to feel this now / now / now. It is time we rectify this now / we got to heal it now / got to heal it now / now / now
Youth of America / is living in the jungla / fighting for survival / but there’s no place to go / no place to go / no place to go
The rich get richer and the poor get poorer / now there’s no place left to go / got to get off this rot / Do you want to be born here again? / I don’t want to be bored here again / there just ain’t no resistance / Beware of those guys in disguise / We’re living in the jungle / fighting for survival / can’t wait much longer / Hurry
They attack you from the right side / down the left side / down the middle till you don’t know who you are. / Stay around / think it don’t really matter / they’re trying to to put you six feet under the ground.
It is time we rectify this now / we got to hear it now / got to hear it now / now / now
Youth / Youth / Youth / Youth
Como pueden ver, el “Youth of America” de Sage se proponía conscientemente y desde el título como un himno generacional, y podría haberlo sido, si no fuera porque es una de las canciones más inadecuadas para himno que existan. En primer lugar por la sencilla razón de que dura cerca de diez minutos, lo cual era una demencia absoluta para una banda de la escena punk de aquel entonces. Tengamos en cuenta que fue editada el mismo año que el Damaged de Black Flag, y es anterior a Minor Threat o al “Recurring Dreams” de Hüsker Dü. La estructura musical es también muy poco punk; arranca con un riff muy similar al de “Killing an Arab”, aprieta el acelerador en un staccato bastante heavy, pasa a un estribillo épico de tres acordes y luego a un puente (?) larguísimo en el que Sage/Osborne le prenden fuego a sus respectivas guitarras como para demostrarle su imbecilidad por enésima vez a los gansos que creen que en el punk no hay lugar para grandes instrumentistas (en pleno siglo XXI siguen habiendo giles que piensan eso). El color general es más de hard rock setentista que de hardcore, pero más allá de la mala producción sonora (del original, los Melvins son dioses grabando) no hay señales de época muy evidentes. La letra sí es bastante típica del punk del U.S.A. de Reagan, con su política difusa, sus juegos de palabras simplones y su confusión paranoica. También irradia una urgencia y una sinceridad notables. Sage pertenecía a la que Mike Watt definía como “la última generación que pensaba que podían ser los nuevos Beatles”, algo que explica tanto el salto en el vacío estético de “Youth of America” (según Sage inspirada en un sueño sobre un paraíso de sonido de guitarra eléctrica -!!!!-), como su angustiado voluntarismo. “Youth of America” es una canción que cree en sí misma, en su importancia y en su esperanza, lo cual a la luz del fracaso de los Wipers le da un plus melancólico.
(guachos fotogénicos)
Los Melvins, al contrario que los Wipers y la primera generación hardcore, deben ser una de las bandas más escépticas y poco gregarias de la historia. Inventaron el grunge como efecto residual de su oscuro poder y fueron la única banda del estado de Washington que no pudo subirse al tren de lo que habían inventado. Suele debatirse sobre la injusticia de que mientras Pearl Jam o Soundgarden se llenaban de oro los Melvins eran ignorados. Es una polémica estúpida, alcanza con escuchar un par de temas o incluso ver una foto de los Melvins para darse cuenta de que su fracaso es completamente deliberado. Si no hacés nada para tener éxito masivo, no tenés éxito masivo y evidentemente a los Melvins el éxito masivo les importa un carajo. Son gente fea que hace música fea con un amor tamaño dinosaurio; también son, desde hace diez años por lo menos, una de las cinco mejores bandas de rock en actividad.
“Youth of America” no es a primera vista un tema que combine con la poderosa negatividad de los Melvins, que podrían con facilidad haber elegido alguna canción más áspera para homenajear a Sage, inclusive su ideología pseudo-revolucionaria no se lleva muy bien con el más bien conservador talante de la banda (su aspecto menos simpático, la verdad) y la ingenuidad de algunos de sus versos suena extraña en boca de un letrista excelente como Buzz Osborne. Pero es tal vez esta incoherencia la que convierte a “Youth of America” en la grabación más conmovedora de Melvins. Como todos los covers de Melvins es fiel a la versión original pero extrañamente el humor corrosivo y negativo de King Buzzo no se filtra en su interpretación vocal (algo que en otras versiones ocurre en forma automática), realizada con una convicción sorprendente viniendo de quien viene. Pero también sorprendente teniendo en cuenta el cuándo es enunciada; cuando Sage compone y lanza “Youth of America” podía albergar la idea de que a pesar de sus excentricidades el tema se volviera un himno generacional, tal vez hasta capaz de influir sobre el contexto que lo inspiró. 20 años después, King Buzzo sabe perfectamente que eso no sucedió y que no va a suceder, por lo que la emoción con la que lo canta puede interpretarse tanto como un homenaje a la emotividad original de Sage o como un raro paréntesis en la oscuridad general de la melvinmanía. Una canción enorme interpretada en forma enorme y que después de haber sido ninguneada hace veinte años, volvió a ser ignorada dos décadas después. Qué importa, un himno no es realmente más himno porque lo canten más personas, y el Buzzo vale por muchos miles de linkinparkeros y detritus similares.
Por último, tengo que reconocer que mi pasión por los Melvins es tardía y posiblemente contagiada por el guitarrista A.A., devoto incondicional de los de Aberdeen. Cuando la gran explosión de Seattle y el grunge a principios de los noventa, ignoré olímpicamente a los Melvins, más interesado por los méritos menores pero más llamativos de Mudhoney, Nirvana y Screaming Trees. Posiblemente era demasiado joven para apreciar el secreto grado de belleza que hay detrás de tanta obsesión por la fealdad. Por suerte he recuperado el tiempo perdido e intento humildemente, con este post al menos, difundir su olvidada palabra entre los amantes del indy. Hail thee o mighty Buzzo, un gran saludo a tu noche americana.
viernes, marzo 26, 2004
Simio emperifollado
¿Vieron que lindo queda el template con otro color de fondo y chirimbolos?
Gracias E., ahora sólo me falta el perrito al que le baila la cabecita...
Gracias E., ahora sólo me falta el perrito al que le baila la cabecita...
Me pareció ver un lindo gatito...
"Hay letras de Divididos o Los Redondos que, cinco discos después, se transformaron en juegos de palabra sin sentido. Esas cosas tipo: 'El edulcorante en el teléfono suena ya/ no es una papa si la batata no está'. Pensar que un poco el que empezó ese mecanismo de cadáver exquisito fui yo, cuando en Sumo escribía cosas como 'Hasta que choque China con Africa te voy a perseguir'".
Roberto Pettinato, Suplemento Sí, 25 de Marzo de 2004
"I'll love you, dear, I'll love you
Till China and Africa meet,
And the river jumps over the mountain
And the salmon sing in the street."
W.H. Auden, As I walked out one evening (fragmento), 1940
(los subrayados son míos)
¿Casualidad? El poema de Auden es para los angloparlantes tan conocido como, pongamos, el Romance Sonámbulo de Lorca para los hispanoparlantes que leen poesía. Pettinato siempre se destacó por tener una razonable cultura angla, pero el susodicho poema en particular también está presente, traducido por supuesto, en la Selección de Poesía Inglesa del Siglo XX (1970) de la Biblioteca Básica Universal, del Centro Editor de América Latina, una colección que era tan económica y popular que para la gente de la generación de Pettinato significó una buena introducción general a la poesía mundial. ¿Casualidad? Si una de las variables de los territorios en colisión hubiera sido distinta (pongamos "Hasta que choque China con Mozambique" o "Hasta que choque China con Trinidad" - ejemplo que rima y todo), le otorgaríamos el beneficio de la duda, pero lamentablemente señor Pettinato, las pruebas están en su contra. Usted choreó y todavía se jacta.
(Mr. Auden, reclamando más seguridad)
Yo pensaba que el chorro había sido el cosmopolita Luca, y como uno no es Jorge Rial y respeta a los quietos lo dejábamos pasar, pero entonces, de la nada, sale el saxomediático reclamando la paternidad del hurto con total orgullo y arrogancia y me la deja picando en el área.
Y bueno, como decía Nietszche: "La lanza que arrojo contra mis enemigos, ¡qué agradecido les estoy de poderla arrojar al fin!"
Pettinato, corazón, te dedico estos versos del cabezón Mozz.
"If you must write prose and poems
the words you use should be your own
don't plagiarise or take "on loans"
there's always someone, somewhere
with a big nose, who knows
and who trips you up and laughs
when you fall
who'll trip you up and laugh
when you fall"
Stephen Morrisey ("Hands up, argie shoplifter freak...")
Roberto Pettinato, Suplemento Sí, 25 de Marzo de 2004
"I'll love you, dear, I'll love you
Till China and Africa meet,
And the river jumps over the mountain
And the salmon sing in the street."
W.H. Auden, As I walked out one evening (fragmento), 1940
(los subrayados son míos)
¿Casualidad? El poema de Auden es para los angloparlantes tan conocido como, pongamos, el Romance Sonámbulo de Lorca para los hispanoparlantes que leen poesía. Pettinato siempre se destacó por tener una razonable cultura angla, pero el susodicho poema en particular también está presente, traducido por supuesto, en la Selección de Poesía Inglesa del Siglo XX (1970) de la Biblioteca Básica Universal, del Centro Editor de América Latina, una colección que era tan económica y popular que para la gente de la generación de Pettinato significó una buena introducción general a la poesía mundial. ¿Casualidad? Si una de las variables de los territorios en colisión hubiera sido distinta (pongamos "Hasta que choque China con Mozambique" o "Hasta que choque China con Trinidad" - ejemplo que rima y todo), le otorgaríamos el beneficio de la duda, pero lamentablemente señor Pettinato, las pruebas están en su contra. Usted choreó y todavía se jacta.
(Mr. Auden, reclamando más seguridad)
Yo pensaba que el chorro había sido el cosmopolita Luca, y como uno no es Jorge Rial y respeta a los quietos lo dejábamos pasar, pero entonces, de la nada, sale el saxomediático reclamando la paternidad del hurto con total orgullo y arrogancia y me la deja picando en el área.
Y bueno, como decía Nietszche: "La lanza que arrojo contra mis enemigos, ¡qué agradecido les estoy de poderla arrojar al fin!"
Pettinato, corazón, te dedico estos versos del cabezón Mozz.
"If you must write prose and poems
the words you use should be your own
don't plagiarise or take "on loans"
there's always someone, somewhere
with a big nose, who knows
and who trips you up and laughs
when you fall
who'll trip you up and laugh
when you fall"
Stephen Morrisey ("Hands up, argie shoplifter freak...")
miércoles, marzo 24, 2004
Habiles declarantes
El cantante G. me dice algo inquietante; dice que está llegando a la conclusión de que le gusta más leer sobre música que escucharla. Me parece exagerado pero miro a un lado y veo el Lexicon Devil, biografía de los Germs que he leído más de lo que he escuchado a los Germs. Esto me hace pensar en algo que me atrae desde hace tiempo y que es la diferencia entre la música que hace un músico y su personaje público, cosas que no siempre tienen igual atractivo. Y más allá de las circunstancias vitales de los tipos, algo generalmente poco verificable, una cosa que siempre me atrajo es la habilidad de los mismos para manejar dicho personaje público frente a los medios. Es decir, qué tal son como entrevistados, qué tan divertidas e interesantes son sus entrevistas.
Generalmente uno tiende a preferir y ser condescendientes con los músicos que nos gustan, pero ello no quiere decir necesariamente que ellos manejen bien el arte de ser entrevistados y trabajar su imagen pública o echar luz sobre aspectos de su obra. Jim Morrison, por ejemplo, fue uno de los primeros en teorizar al respecto, y hay que decir que alguna idea tenía, ya que siempre me parece un entrevistado fascinante y nunca pude soportar a su banda. Otro ejemplo: cada vez que leo una entrevista a David Bowie me parece estar frente a un ser humano superior, su música rara vez me da esa impresión.
También, aunque es más raro, se da lo opuesto, músicos geniales como J. Mascis, Glenn Danzig o Piazzolla pueden parecer unos descerebrados en entrevista, pero alcanzan unos minutos de su música para olvidarse de cualquier cosa que hayan dicho. Con todo esto no es frecuente, porque la sociabilidad y el ingenio siempre están más al alcance que el verdadero talento, y cuando uno es creativo en una disciplina suele serlo también en su discurso.
Pero vayamos a los ejemplos rioplatenses ya que estamos, excusa excelente para hacer una top list, cosa a la que son afectos todos los blogistas y yo no había encontrado un buen motivo para hacer. Aclaro innecesariamente que los puntos y mi opinión se refieren exclusivamente al desempeño de los mencionados como entrevistados, su música es otro asunto en el que no quiero meterme. El orden es aleatorio y quedan afuera los finados como el inolvidable Luca, que con cuatro palabras putas en castellano era amo y señor de los reportajes.
Andrés Calamaro: Generalmente zafa a pesar de su permanente voluntad de parecer hiper-detonado. Imita a Charly y de vez en cuando hace observaciones pertinentes y buenos chistes. Le damos 7 sobre 10, por el esfuerzo a pesar del mal estado físico.
Gustavo Cerati: Siempre informado, siempre a la moda, siempre con opinión formada, siempre embolante. Leer una entrevista a Cerati es como escuchar a una mujer contando un chiste verde (no me hagan explicar esto último). Apenas un 4 por haber leído aunque no haya entendido.
Charly García: Tal vez el aspecto en el que puede reclamar genialidad sin mayores discusiones. Charly es inteligente, muy gracioso y bardero, aunque hincha mucho los huevos con sus conceptos y su autoestima merqueada. Un 8 y say no more.
Pappo: Acá depende mucho del entrevistador; si este lo lleva para un terreno jugoso como la música contempóranea, sus colegas o la vida urbana, Pappo puede ser un gran entrevistado, si hablan de blues, guitarra y pelotudez, Pappo puede ser tan divertido como mirarse las manos sin haber tomado ácido. Es decir, un 5 que puede llegar a 8 o 9 si habla de tecno.
Daniel Melero: Un encanto, Melero es el entrevistado que Cerati quiere ser y no puede. Es gracioso, incisivo, culto y siempre tiene algo interesante que decir. El problema es que uno lee una entrevista, se compra el disco, lo escucha y dice: "¡Me cagaron! ¡me vendieron un disco de Daniel Melero!" Y sí, es lo que tiene. Le damos un 9.
Los Aldana Bros.: En persona hay una con tetas, en entrevista escrita es difícil diferenciarlos. Es el caso opuesto al de Melero; escuchás un disco (excepto Colmena, que en este aspecto es más coherente) y decís "qué interesante esto, qué original esta construcción de palabras". Luego leés la entrevista en la que hablan sobre el mismo y llegás a la conclusión de que abajo de su mensaje anti-drogas están empastillados hasta las manos, porque parecen a punto de decir "My name is Sam" todo el tiempo. 3 y soy bueno.
Pelado Cordera: Todas las entrevistas de Cordera se pueden resumir en la frase "Yo estaba hecho mierda pero ahora soy un crack" Discurso de drogadicto más o menos regenerado, irresponsable, exagerado, simplista. Tiene serios problemas para hacer coincidir su discurso anarquista y el estarse llenando de guita al mismo tiempo, tendría que leer a Manu Chau, quien ha encontrado el punto medio discursivo. 2, pelado, 2.
Pelado Solari: Para ser un misterioso que no da entrevistas, el Indio habla hasta por los codos (puede ser que para que no hable Skay sobre Krishnamurti y cague todo). Tiene accesos de guaranguez, accesos de divo sufrido y accesos de intelectualoide mediano, pero si se cotejan sus entrevistas desde los ochenta hasta ahora se ve una notable coherencia general y siempre, al menos, un par de observaciones interesantes. Un 6 que puede subir si está en un buen día.
Luis Spinetta: Este sufre, se emociona y se incomprende, y ni por casualidad dice algo interesante. Por suerte no habla demasiado. 3 en honor a la historia.
(Ex) Ilya Kuryaki: En algún momento eran como unos Carozo y Narizota sin gracia. Como los sobrinos del Pato Donald, complementandose unas declaraciones tan naturales como las tetas de la Alfano. Después pasaron a ser algo así como el policía malo y el policía bueno, es decir, Dante decía una pelotudez hiper-grandilocuente (como si fuera producto de la unión sucúbica entre su padre y Bucay) y Emanuel, el policía bueno, lo bajaba un poco a la tierra, traduciendo para los legos. Tras el divorcio Dante siguió el camino hacia el infierno verbal, despertando tan poco interés como su desalmada música y Emanuel trata de ver como puede pasar un chivito mientras explica que lo que hay dentro de la panza de Celeste Cid es suyo y no del bribón de Saynomore. 0 para Dante y 4 para Emanuel, que podrían subir si me saca un par de dudas sobre Celeste.
Fito Páez: Al igual que en su música hay dos Fitos: el Fito "Estoy feliz y quiero que el mundo lo sepa" y el Fito "Estoy infeliz y quiero que el mundo lo sepa". Los dos filosofan, los dos te cuentan el último libro que les prestaron y los dos son unos pelotudos. Le damos un 2 porque a pesar de todo el tipo es sincero.
Pity: Un master; más allá del reviente y el crack -del que no sé cuánto hay de verdad pero hay muchísimo de verosímil-, Pity rompe las reglas de lo expresable y consigue siempre ser divertido y siempre ser ilustrativo, tal vez por no proponérselo en absoluto. Es mucho más interesante que su música y le hace muy buena propaganda. Algún día habrá que recopilarlo. Un 9 porque si le damos 10 se los fuma.
Pipo Cipolatti 1 (anterior a la debacle): Pizarrero como pocos, respuestas preparadas para todo, gran ingenio pero poca gracia. Datos culturales interesantes. Cansador. 5 por poco espontáneo.
Pipo Cipolatti 2 (after debacle): Exactamente igual al anterior, pero si se tiene en cuenta de que las mismas respuestas corresponden a preguntas tales como "¿Qué pensaste cuando se suicidó tu mujer?" o "¿Sabés que te van a sacar a tus hijos porque sos un drogadicto psicópata como la enferma de tu novia?", todo el asunto gana un plus morboso, muy morboso. Quedamos entonces en 5 + 1.
Pil Trafa: En algún momento era el equivalente a Sylvia Süller como reporteado rocker, pero como el mundo ha perdido interés en él ya no se le hacen muchas entrevistas. Hacen bien, realmente nunca fue muy divertido y mentía como una sabandija. 3, si putea a alguien, 7.
Fernando Ruiz Díaz: Simil narcisista y bailarín del anterior. Vive en otra realidad, en otro mundo donde la valoración de su banda es muy distinta que en éste. Le damos 4 porque es bardero, pero él va a pensar que le dimos 10.
Ciro Pertusi: Tiene sorprendentes arranques de honestidad que descolocan a los entrevistadores, discurso limitado pero sincero. No sé si importa mucho esta virtud pero por las dudas le damos 6.
Andrés Ciro: "Aunque llenamos estadios seguimos siendo los mismos". Sí, y yo me curtí a Pampita, andá a cagar. 1 por rostro pétreo y 1 por porteño candombero.
Ricardo Mollo: Es como un boletín de prensa del sello + una propaganda de comida naturista. El ex gordo está podrido de que le pregunten por Luca y no habla sobre su mediática mujer. Una lástima, porque me gustaría saber algunas porquerías sobre mi compatriota. 2 por botón, por comer ananá y por místico.
Adrián Dárgelos: Morbosamente dejo esta perla para el final... El hombrecillo tiene algo que decirle al mundo, el problema es que no sabe qué carajo es. Y mientras lo encuentra habla y habla y habla, hilvanando la peor serie de pelotudeces pseudo-profundas que se hayan dicho desde los días de gloria de Nacha Guevara. Me consta que no siempre fue así, pero ahora es así y no hay Cristo que se lo banque así. Para peor compruebo en un reportaje reciente en Página 12 expresiones de sus compañeros que me hacen sospechar que está contagiando al resto del grupo. Qué guacho imbancable, lo declaramos fuera de concurso porque si le damos un 0, seguro que le sirve para seguir hablando. Qué guacho...
Generalmente uno tiende a preferir y ser condescendientes con los músicos que nos gustan, pero ello no quiere decir necesariamente que ellos manejen bien el arte de ser entrevistados y trabajar su imagen pública o echar luz sobre aspectos de su obra. Jim Morrison, por ejemplo, fue uno de los primeros en teorizar al respecto, y hay que decir que alguna idea tenía, ya que siempre me parece un entrevistado fascinante y nunca pude soportar a su banda. Otro ejemplo: cada vez que leo una entrevista a David Bowie me parece estar frente a un ser humano superior, su música rara vez me da esa impresión.
También, aunque es más raro, se da lo opuesto, músicos geniales como J. Mascis, Glenn Danzig o Piazzolla pueden parecer unos descerebrados en entrevista, pero alcanzan unos minutos de su música para olvidarse de cualquier cosa que hayan dicho. Con todo esto no es frecuente, porque la sociabilidad y el ingenio siempre están más al alcance que el verdadero talento, y cuando uno es creativo en una disciplina suele serlo también en su discurso.
Pero vayamos a los ejemplos rioplatenses ya que estamos, excusa excelente para hacer una top list, cosa a la que son afectos todos los blogistas y yo no había encontrado un buen motivo para hacer. Aclaro innecesariamente que los puntos y mi opinión se refieren exclusivamente al desempeño de los mencionados como entrevistados, su música es otro asunto en el que no quiero meterme. El orden es aleatorio y quedan afuera los finados como el inolvidable Luca, que con cuatro palabras putas en castellano era amo y señor de los reportajes.
Andrés Calamaro: Generalmente zafa a pesar de su permanente voluntad de parecer hiper-detonado. Imita a Charly y de vez en cuando hace observaciones pertinentes y buenos chistes. Le damos 7 sobre 10, por el esfuerzo a pesar del mal estado físico.
Gustavo Cerati: Siempre informado, siempre a la moda, siempre con opinión formada, siempre embolante. Leer una entrevista a Cerati es como escuchar a una mujer contando un chiste verde (no me hagan explicar esto último). Apenas un 4 por haber leído aunque no haya entendido.
Charly García: Tal vez el aspecto en el que puede reclamar genialidad sin mayores discusiones. Charly es inteligente, muy gracioso y bardero, aunque hincha mucho los huevos con sus conceptos y su autoestima merqueada. Un 8 y say no more.
Pappo: Acá depende mucho del entrevistador; si este lo lleva para un terreno jugoso como la música contempóranea, sus colegas o la vida urbana, Pappo puede ser un gran entrevistado, si hablan de blues, guitarra y pelotudez, Pappo puede ser tan divertido como mirarse las manos sin haber tomado ácido. Es decir, un 5 que puede llegar a 8 o 9 si habla de tecno.
Daniel Melero: Un encanto, Melero es el entrevistado que Cerati quiere ser y no puede. Es gracioso, incisivo, culto y siempre tiene algo interesante que decir. El problema es que uno lee una entrevista, se compra el disco, lo escucha y dice: "¡Me cagaron! ¡me vendieron un disco de Daniel Melero!" Y sí, es lo que tiene. Le damos un 9.
Los Aldana Bros.: En persona hay una con tetas, en entrevista escrita es difícil diferenciarlos. Es el caso opuesto al de Melero; escuchás un disco (excepto Colmena, que en este aspecto es más coherente) y decís "qué interesante esto, qué original esta construcción de palabras". Luego leés la entrevista en la que hablan sobre el mismo y llegás a la conclusión de que abajo de su mensaje anti-drogas están empastillados hasta las manos, porque parecen a punto de decir "My name is Sam" todo el tiempo. 3 y soy bueno.
Pelado Cordera: Todas las entrevistas de Cordera se pueden resumir en la frase "Yo estaba hecho mierda pero ahora soy un crack" Discurso de drogadicto más o menos regenerado, irresponsable, exagerado, simplista. Tiene serios problemas para hacer coincidir su discurso anarquista y el estarse llenando de guita al mismo tiempo, tendría que leer a Manu Chau, quien ha encontrado el punto medio discursivo. 2, pelado, 2.
Pelado Solari: Para ser un misterioso que no da entrevistas, el Indio habla hasta por los codos (puede ser que para que no hable Skay sobre Krishnamurti y cague todo). Tiene accesos de guaranguez, accesos de divo sufrido y accesos de intelectualoide mediano, pero si se cotejan sus entrevistas desde los ochenta hasta ahora se ve una notable coherencia general y siempre, al menos, un par de observaciones interesantes. Un 6 que puede subir si está en un buen día.
Luis Spinetta: Este sufre, se emociona y se incomprende, y ni por casualidad dice algo interesante. Por suerte no habla demasiado. 3 en honor a la historia.
(Ex) Ilya Kuryaki: En algún momento eran como unos Carozo y Narizota sin gracia. Como los sobrinos del Pato Donald, complementandose unas declaraciones tan naturales como las tetas de la Alfano. Después pasaron a ser algo así como el policía malo y el policía bueno, es decir, Dante decía una pelotudez hiper-grandilocuente (como si fuera producto de la unión sucúbica entre su padre y Bucay) y Emanuel, el policía bueno, lo bajaba un poco a la tierra, traduciendo para los legos. Tras el divorcio Dante siguió el camino hacia el infierno verbal, despertando tan poco interés como su desalmada música y Emanuel trata de ver como puede pasar un chivito mientras explica que lo que hay dentro de la panza de Celeste Cid es suyo y no del bribón de Saynomore. 0 para Dante y 4 para Emanuel, que podrían subir si me saca un par de dudas sobre Celeste.
Fito Páez: Al igual que en su música hay dos Fitos: el Fito "Estoy feliz y quiero que el mundo lo sepa" y el Fito "Estoy infeliz y quiero que el mundo lo sepa". Los dos filosofan, los dos te cuentan el último libro que les prestaron y los dos son unos pelotudos. Le damos un 2 porque a pesar de todo el tipo es sincero.
Pity: Un master; más allá del reviente y el crack -del que no sé cuánto hay de verdad pero hay muchísimo de verosímil-, Pity rompe las reglas de lo expresable y consigue siempre ser divertido y siempre ser ilustrativo, tal vez por no proponérselo en absoluto. Es mucho más interesante que su música y le hace muy buena propaganda. Algún día habrá que recopilarlo. Un 9 porque si le damos 10 se los fuma.
Pipo Cipolatti 1 (anterior a la debacle): Pizarrero como pocos, respuestas preparadas para todo, gran ingenio pero poca gracia. Datos culturales interesantes. Cansador. 5 por poco espontáneo.
Pipo Cipolatti 2 (after debacle): Exactamente igual al anterior, pero si se tiene en cuenta de que las mismas respuestas corresponden a preguntas tales como "¿Qué pensaste cuando se suicidó tu mujer?" o "¿Sabés que te van a sacar a tus hijos porque sos un drogadicto psicópata como la enferma de tu novia?", todo el asunto gana un plus morboso, muy morboso. Quedamos entonces en 5 + 1.
Pil Trafa: En algún momento era el equivalente a Sylvia Süller como reporteado rocker, pero como el mundo ha perdido interés en él ya no se le hacen muchas entrevistas. Hacen bien, realmente nunca fue muy divertido y mentía como una sabandija. 3, si putea a alguien, 7.
Fernando Ruiz Díaz: Simil narcisista y bailarín del anterior. Vive en otra realidad, en otro mundo donde la valoración de su banda es muy distinta que en éste. Le damos 4 porque es bardero, pero él va a pensar que le dimos 10.
Ciro Pertusi: Tiene sorprendentes arranques de honestidad que descolocan a los entrevistadores, discurso limitado pero sincero. No sé si importa mucho esta virtud pero por las dudas le damos 6.
Andrés Ciro: "Aunque llenamos estadios seguimos siendo los mismos". Sí, y yo me curtí a Pampita, andá a cagar. 1 por rostro pétreo y 1 por porteño candombero.
Ricardo Mollo: Es como un boletín de prensa del sello + una propaganda de comida naturista. El ex gordo está podrido de que le pregunten por Luca y no habla sobre su mediática mujer. Una lástima, porque me gustaría saber algunas porquerías sobre mi compatriota. 2 por botón, por comer ananá y por místico.
Adrián Dárgelos: Morbosamente dejo esta perla para el final... El hombrecillo tiene algo que decirle al mundo, el problema es que no sabe qué carajo es. Y mientras lo encuentra habla y habla y habla, hilvanando la peor serie de pelotudeces pseudo-profundas que se hayan dicho desde los días de gloria de Nacha Guevara. Me consta que no siempre fue así, pero ahora es así y no hay Cristo que se lo banque así. Para peor compruebo en un reportaje reciente en Página 12 expresiones de sus compañeros que me hacen sospechar que está contagiando al resto del grupo. Qué guacho imbancable, lo declaramos fuera de concurso porque si le damos un 0, seguro que le sirve para seguir hablando. Qué guacho...
De profundis
Mientras viajo en un transporte colectivo local escucho como de costumbre la radio que va escuchando el conductor, situación de rehen que sin embargo suelo disfrutar porque de alguna forma me encanta no tener el menor poder de decisión sobre la música que escucho mientras reflexiono melancólicamente. En un momento comienza "El témpano" de Adrían Abonizio, clásico de los ochenta interpretado por ese malhechor rosarino llamado J.C. Baglietto.
Me doy cuenta de qué notable es el verso final del estribillo "No te pares, no te mates / sólo es una forma más de demorarte". No sé si notan el contenido último de la reflexión. Porque coincidamos con el bueno de Abonizio que si uno va hacia alguna parte y se para (es decir, se detiene) es una forma de demorarse y uno se demora. Pero, y agradeciendo que se preocupe por mi vida, me parece un poco extremo decir que matarse es sólo otra forma más de demorarse. Señor Abonizio, si uno se mata es "terminó la vuelta, saque el pie del pedal", no se demora, es el fin del viaje (a menos que manden por correo el fiambre a Rosario o a donde estuvieran yendo Abonizio & company) o el comienzo de otro viaje medio misterioso, pero que seguro no es al que Abonizio quería llegar en hora. Y además que sólo es "otra forma más", epa, qué radical.
Cambiemos los verbos para ver que otras sabidurías puede haber desechado Abonizio:
"No te mates / sólo es una forma más de desgraciarte"
"No te mates / sólo es una forma más de embatatarte"
"No te mates / sólo es una forma más de reventarte"
"No te mates / sólo es una forma más de encajetarte" (ésta podría ser)
"No te mates / sólo es una forma más de emperifollarte"
Etc. etc. etc.
Ah, la de marcadores de libros y momentos emotivos adornados por estas frases. Qué loco cómo uno escucha en automático las cosas más curiosas y ni se da cuenta.
La próxima podría ser ese tratado existencial denominado "Dar es dar" de Fito Fito, el hombre que se dio cuenta de que repetir es repetir y que a rose is a rose is a rose is a margarita multicolor.
Me doy cuenta de qué notable es el verso final del estribillo "No te pares, no te mates / sólo es una forma más de demorarte". No sé si notan el contenido último de la reflexión. Porque coincidamos con el bueno de Abonizio que si uno va hacia alguna parte y se para (es decir, se detiene) es una forma de demorarse y uno se demora. Pero, y agradeciendo que se preocupe por mi vida, me parece un poco extremo decir que matarse es sólo otra forma más de demorarse. Señor Abonizio, si uno se mata es "terminó la vuelta, saque el pie del pedal", no se demora, es el fin del viaje (a menos que manden por correo el fiambre a Rosario o a donde estuvieran yendo Abonizio & company) o el comienzo de otro viaje medio misterioso, pero que seguro no es al que Abonizio quería llegar en hora. Y además que sólo es "otra forma más", epa, qué radical.
Cambiemos los verbos para ver que otras sabidurías puede haber desechado Abonizio:
"No te mates / sólo es una forma más de desgraciarte"
"No te mates / sólo es una forma más de embatatarte"
"No te mates / sólo es una forma más de reventarte"
"No te mates / sólo es una forma más de encajetarte" (ésta podría ser)
"No te mates / sólo es una forma más de emperifollarte"
Etc. etc. etc.
Ah, la de marcadores de libros y momentos emotivos adornados por estas frases. Qué loco cómo uno escucha en automático las cosas más curiosas y ni se da cuenta.
La próxima podría ser ese tratado existencial denominado "Dar es dar" de Fito Fito, el hombre que se dio cuenta de que repetir es repetir y que a rose is a rose is a rose is a margarita multicolor.
lunes, marzo 22, 2004
Dos razones (más) para odiar a los publicistas y a algunos modistos
Veo, tardíamente supongo, el famoso anuncio comercial de Pepsi en el que participan Beyoncé, Pink, Britney Spears y Enrique Iglesias, cantando "We Will Rock You". Me asombro ante nada de tres cosas: a) lo caro que es b) lo largo que es y c) lo berreta que es. Evidentemente Pepsi tenía un buen rubro de publicidad este año y el sobrino de uno de sus principales accionistas estaba estudiando publicidad o algo así.
No voy a describir lo que todos vieron pero que mal que cantan las tres gansas hiper-promocionadas, hasta Axl Rose había salido más o menos airoso con su versión mal afinada del tontísimo pero agradable tema de Queen, pero estas tres imbéciles se quejan como si hubieran pisado caca de chien, con todos los melismas al pedo que se puedan hacer sobre una vocal y con menos sex appeal que Mirtha Legrand en tanga. Un horror horrible y horripilante.
Me imagino que me pueden contestar "sí, pero éstas estan para darles". Bueno, todo el mundo está para darle si se piensa como un chimpancé que se comió un refuerzo de viagra, pero teniendo en cuenta que mi posibilidad real de conocer bíblicamente a cualquiera de estas gritonas señoritas es igual e idéntica a a cero, me importa un carajo. Hasta mi líbido platónico necesita algo más que tres malas cantantes vestidas como Espartaco haciendo el ridículo en un comercial nefasto e idiota, que para peor estimula la noble fantasía de que Enrique Iglesias es sodomizado y devorado por un león, cosa que sabemos que no ha sucedido.
Salgo de mal humor y me cruzo con una de las chicas más lindas que he visto en los últimos tiempos. Sí, exactamente como estás pensando pero mucho mejor, una criatura angelical de las que te hacen desear haber estudiado otra cosa. Pero el efecto se desvanece porque la mal aconsejada señorita luce la prenda de ropa más fea, antiestética y destructora del deseo que conozco: una maxi-falda hasta el tobillo de jean azul. Qué cosa más horrible, por dios. Me daban ganas de pararla y decirle "señorita, disculpeme pero usted está comprando ropa en el negocio de un gay particularmente misógino. Puedo excusarla porque tal vez sea una táctica, ya que usted es tan bonita, para ahuyentar a los buitres que suelen atestar esta ciudad, pero es un crimen visual y no tiene derecho. Sea patriota".
Obviamente no le digo nada y la chica desaparece, totalmente ignorante de la ofensa que acaba de infligirle a mi conato de romanticismo autista. Y yo vuelvo y escribo esta melancólica pelotudez.
No voy a describir lo que todos vieron pero que mal que cantan las tres gansas hiper-promocionadas, hasta Axl Rose había salido más o menos airoso con su versión mal afinada del tontísimo pero agradable tema de Queen, pero estas tres imbéciles se quejan como si hubieran pisado caca de chien, con todos los melismas al pedo que se puedan hacer sobre una vocal y con menos sex appeal que Mirtha Legrand en tanga. Un horror horrible y horripilante.
Me imagino que me pueden contestar "sí, pero éstas estan para darles". Bueno, todo el mundo está para darle si se piensa como un chimpancé que se comió un refuerzo de viagra, pero teniendo en cuenta que mi posibilidad real de conocer bíblicamente a cualquiera de estas gritonas señoritas es igual e idéntica a a cero, me importa un carajo. Hasta mi líbido platónico necesita algo más que tres malas cantantes vestidas como Espartaco haciendo el ridículo en un comercial nefasto e idiota, que para peor estimula la noble fantasía de que Enrique Iglesias es sodomizado y devorado por un león, cosa que sabemos que no ha sucedido.
Salgo de mal humor y me cruzo con una de las chicas más lindas que he visto en los últimos tiempos. Sí, exactamente como estás pensando pero mucho mejor, una criatura angelical de las que te hacen desear haber estudiado otra cosa. Pero el efecto se desvanece porque la mal aconsejada señorita luce la prenda de ropa más fea, antiestética y destructora del deseo que conozco: una maxi-falda hasta el tobillo de jean azul. Qué cosa más horrible, por dios. Me daban ganas de pararla y decirle "señorita, disculpeme pero usted está comprando ropa en el negocio de un gay particularmente misógino. Puedo excusarla porque tal vez sea una táctica, ya que usted es tan bonita, para ahuyentar a los buitres que suelen atestar esta ciudad, pero es un crimen visual y no tiene derecho. Sea patriota".
Obviamente no le digo nada y la chica desaparece, totalmente ignorante de la ofensa que acaba de infligirle a mi conato de romanticismo autista. Y yo vuelvo y escribo esta melancólica pelotudez.
domingo, marzo 21, 2004
Qué carajo se lee en verano.
Me quedo pensando después de escribir el post anterior en cómo la lectura de vacaciones tiene sus propias reglas, estudiadísimas por expertos en marketing editorial. Hay un consenso de que en verano todos los lectores se vuelven unos pajeros incorregibles que solamente pueden soportar la lectura más imbécil y pasatista para no cansarse el cerebro que deberían estar reposando. En mi modesta opinión lo que pasa es más sencillo y es que en verano personas que no leen nunca deciden leer, y como habitualmente no leen lo que los atrae es Tom Clancy, Coelho y símiles. En general la gente que conozco y que lee habitualmente sigue leyendo lo mismo que en invierno, inclusive en ocasiones textos más difíciles y extensos que tenían atrasados y que necesitaban su tiempo.
En mi caso se da que leo poco en vacaciones (leía poco, cuando me iba de vacaciones...), pero he descubierto dos cosas:
a) Soy incapaz de leer ficción narrativa en verano, sólo soporto textos de ensayo o poesía. Lo cual quedaría muy culto y re-snob sino fuera por el punto "b".
b) La mitad de los libros de esta clase que llevo pasean sin que los abra durante toda mi estadía vacacional. Y si son abiertos son más bien hojeados en lectura asistemática y liviana.
c) Insisto con porfía supersticiosa y fetichista con los mismos libros, mechados apenas con algunas novedades (que generalmente son los que termino leyendo).
Nombro algunos de mis clásicos libros viajeros
Four Quartets, T.S. Eliot: No es mi texto favorito de Eliot y en realidad suelo llevarlo exclusivamente como cábala. Supongo que por este conocido verso que contiene: "So Krishna, as when he admonished Arjuna / On the field of battle / Not farewell, / But fare forward, voyagers".
El viajero y su sombra, F. Nietzsche: Esto es bien de pelotudo, pero evidentemente es la palabra "viajero" la que ha llevado a este libro conmigo al menos un par de oportunidades. Al igual que Humano, demasiado humano, jamás pude leerlo, ni siquiera lo intenté.
La inteligencia de las flores, M. Maeterlinck: Ya hablé sobre este libro en el post anterior. Lo he leído varias veces, ninguna de ellas en vacaciones.
El cementerio marino, Paul Valery: Este sí suelo leerlo, recuerdo largas tardes ecstáticas en una hamaca paraguaya en Punta del Diablo, yéndome al carajo colgadísimo de una edición bilingüe de este texto que si algún día llego a perder voy a ser muy desdichado.
The Wild Boys, William Burroughs: Siendo un fan perdido del viejo Bill, he rebotado incontables veces con este texto abstruso que nunca pudo atraparme. Se le puede considerar un texto de ficción, lo que iría en contra de mi tésis de que no leo ficción en verano, pero como jamás pude leerlo en realidad la confirma.
The Collected Poems of Frank O'Hara: Puede ser un acto de irresponsabilidad llevar este texto a la playa, ya que O'Hara murió justamente atropellado por un buggy en una playa de Long Island, por lo que no se me ocurre mejor forma de atraer una yeta irreversible. Pero es uno de mis poetas favoritos y esta colección es tan inmensa que meterse a leerla es como meterse en el mar.
Podría agregar una antología de Pessoa, el Collected Poems de Ginsberg y el Sexual Personae de Camille Paglia, del que nunca pude atravesar el primer capítulo ni en vacaciones ni fuera de ellas, no por dificultad sino por aburrimiento (algún día Camille, perra conservadora, voy a terminarlo, lo juro).
Esto es para hacer catársis del hecho de que este verano no llegué ni a cruzar el Arroyo Carrasco. " A miserable son of a bitch", diría Zappa.
En mi caso se da que leo poco en vacaciones (leía poco, cuando me iba de vacaciones...), pero he descubierto dos cosas:
a) Soy incapaz de leer ficción narrativa en verano, sólo soporto textos de ensayo o poesía. Lo cual quedaría muy culto y re-snob sino fuera por el punto "b".
b) La mitad de los libros de esta clase que llevo pasean sin que los abra durante toda mi estadía vacacional. Y si son abiertos son más bien hojeados en lectura asistemática y liviana.
c) Insisto con porfía supersticiosa y fetichista con los mismos libros, mechados apenas con algunas novedades (que generalmente son los que termino leyendo).
Nombro algunos de mis clásicos libros viajeros
Four Quartets, T.S. Eliot: No es mi texto favorito de Eliot y en realidad suelo llevarlo exclusivamente como cábala. Supongo que por este conocido verso que contiene: "So Krishna, as when he admonished Arjuna / On the field of battle / Not farewell, / But fare forward, voyagers".
El viajero y su sombra, F. Nietzsche: Esto es bien de pelotudo, pero evidentemente es la palabra "viajero" la que ha llevado a este libro conmigo al menos un par de oportunidades. Al igual que Humano, demasiado humano, jamás pude leerlo, ni siquiera lo intenté.
La inteligencia de las flores, M. Maeterlinck: Ya hablé sobre este libro en el post anterior. Lo he leído varias veces, ninguna de ellas en vacaciones.
El cementerio marino, Paul Valery: Este sí suelo leerlo, recuerdo largas tardes ecstáticas en una hamaca paraguaya en Punta del Diablo, yéndome al carajo colgadísimo de una edición bilingüe de este texto que si algún día llego a perder voy a ser muy desdichado.
The Wild Boys, William Burroughs: Siendo un fan perdido del viejo Bill, he rebotado incontables veces con este texto abstruso que nunca pudo atraparme. Se le puede considerar un texto de ficción, lo que iría en contra de mi tésis de que no leo ficción en verano, pero como jamás pude leerlo en realidad la confirma.
The Collected Poems of Frank O'Hara: Puede ser un acto de irresponsabilidad llevar este texto a la playa, ya que O'Hara murió justamente atropellado por un buggy en una playa de Long Island, por lo que no se me ocurre mejor forma de atraer una yeta irreversible. Pero es uno de mis poetas favoritos y esta colección es tan inmensa que meterse a leerla es como meterse en el mar.
Podría agregar una antología de Pessoa, el Collected Poems de Ginsberg y el Sexual Personae de Camille Paglia, del que nunca pude atravesar el primer capítulo ni en vacaciones ni fuera de ellas, no por dificultad sino por aburrimiento (algún día Camille, perra conservadora, voy a terminarlo, lo juro).
Esto es para hacer catársis del hecho de que este verano no llegué ni a cruzar el Arroyo Carrasco. " A miserable son of a bitch", diría Zappa.
Un belga porfiado
Hace un tiempo en el blog de Ezequiel, blogista al menos una década menor que quien esto suscribe, me encuentro una referencia al pasar de que alguien le había prestado -con recomendación- un libro denominado La inteligencia de las flores de Maurice Maeterlinck. No sé si lo leyó o si lo hizo cual fue su impresión al final, pero el hecho de que siguiera siendo un libro recomendado y en tránsito me dejó bastante contento.
Me explico; Maeterlinck era un simbolista tardío y belga que tuvo su cuarto de hora al ganar un Premio Nobel en 1911 -al igual que decenas de escritores olvidados- y que osciló entre la poesía, la dramaturgia y el ensayo. De estilo epocal y asistemático, y sin mayores destaques históricos o radicalidades notorias, Maeterlinck es el clásico escritor remanente que subsiste en el canon de los estudios académicos, particularmente en los regionales, y cuya lectura hedonista va desapareciendo al igual que sus re-ediciones. Sin embargo y a pesar de su anacronismo temático y estilístico (el tipo es una constante pregunta retórica) Maeterlinck tenía a su favor un arma que aún hace posible su recomendación en el siglo XXI y que motiva un par de anécdotas que paso a relatar, dicha arma es simple y letal: el tipo era buenísimo.
Me juego la integridad de mis partes privadas a que la edición que le prestaron a Ezek es la de la Biblioteca Personal de Borges, la coqueta colección que el gran JLB dirigiera y prologara en los primeros ochentas, seleccionando libros que le parecían de particular interés. La colección, como muchos de ustedes saben, está basada no en un criterio historicista ni de sentido común sino el el simple gusto personal del viejo, probando que era realmente un exquisito ajeno a las modas, ya que la mayoría de los títulos son obras poco conocidas y totalmente ajenas a las tendencias y gustos de su tiempo, teniendo en común únicamente el buen gusto de JLB que por lo que sé -leí aproximadamente dos tercios de la colección así que no puedo jurarlo- no incluyó ningún libro que no fuera de una forma u otra fascinante.
La inteligencia de las flores es el volumen 8 de dicha colección y recuerdo que era bastante habitual encontrarlo en las librerías de usado de Tristán Narvaja; recuerdo también que demoré bastante en adquirirlo -a pesar de que ya era un converso de la Biblioteca Personal de JLB- por dos motivos bastante sensatos: era de Maurice Maeterlinck y se llamaba "La inteligencia de las flores". Cuando finalmente lo compré por mero completismo, comprobé que se trataba de una colección de ensayos diletantes y de escaso rigor investigativo que le servían al belga para divagar a la Valery sobre los más diversos temas, pero todo estaba escrito con una belleza expresiva, una pasión y un entusiasmo que lo convirtieron en uno de mis libros de cabecera.
Tanto fue así que me acostumbré a llevarlo conmigo cada vez que iba para afuera -al igual que El Cementerio Marino del ya mencionado Valery, lo cual prueba que por algún motivo misterioso los epígonos del simbolismo me resultaban lectura adecuada para el verano-, inclusive un infausto verano en el cual yo y el grupo de amigos con los que acampábamos en Aguas Dulces (Rocha) tuvimos un percance legal que interrumpió abruptamente nuestras vacaciones. Sin entrar en detalles fácilmente imaginables (drogas, manuel, drogas...) el asunto fue que varios de mis mejores amigos tuvieron la desgracia de encontrarse con unos agentes de Narcóticos que acababan de empezar un operativo de verano, por lo que necesitaban facturar resultados, es decir mandar gente en cana. Como si fuera poco, al ser procesados se encontraron con un juez joven y suplente que decidió que una buena forma de hacer méritos y forjarse imagen de duro era procesar con prisión a cuatro tipos sin antecedentes y claramente sin conductas criminales por una falta irrisoria, sin víctima (como todos los delitos de consumo), aplicándoles suministro de estupefacientes en base a una cantidad de marihuana ridículamente pequeña.
Ojalá que Allah haga que la próstata de dicho juez se infle como melón, que se tropiece con sus propias hemorroides, que toda su familia desarrolle psioriasis y que -supongo que para él sería mi maldición más cruel- nunca lo asciendan y muera como un patético burócrata del rincón más oscuro de Rocha. Y ojalá que muera con dolor y soledad. Podría escribir días y días maldiciendo el sistema legal que permite que basura humana como ese juez ridículo tenga poder sobre personas mil veces más valiosas que él...
Sigo..., el hecho fue obviamente un drama de injusticia del cual el único paliativo fue que los procesados iban a ser recluídos en la cárcel de Rocha, obviamente un recinto más pacífico que cualquiera de la capital. Los que eventualmente zafamos, antes de ser expulsados del departamento, les dejamos todo lo que podía ser de algún valor, incluídos, obviamente, los libros que habíamos llevado.
Un mes después fueron liberados, tal vez porque los abogados pudieron probar el disparate judicial que había sido su reclusión, tal vez porque ya se había cumplido la medida ejemplarizante de meter gente joven en cana para hacer publicidad al departamento de Narcóticos, y uno de ellos, mi amigo D.G., pasó por casa para devolverme los libros y discos míos con los que se había quedado en la cárcel. Enseguida me dijo: "Están todos menos 'La inteligencia de las flores'" Le pregunté que había pasado y me dijo "No, ese no te lo voy a devolver porque quiero quedármelo; cada vez que me deprimía o me daba cuenta que estaba en cana, me leía un poco de ese libro y todo era tan hermoso que me hacía olvidar donde estaba y por qué".
Al tiempo ya tenía una nueva copia del libro y todavía me acompaña de vez en cuando en mis escasos viajes. No creo que Anagrama -o la próxima editorial concheta de la próxima década- vaya a editar las obras de Maeterlinck, ni que los opinators de turno encuentren material en él para hablar de la posmodernidad de los posmodernos, pero el belga se resiste a ser olvidado. Compruebo con alegría al hacer un search que varias páginas de la web lo tienen en cuenta.
Abro al azar el libro y encuentro una de sus clásicas sentencias de inconfundible estilo:
"¡Se necesita tan poca cosa para estimular la belleza en un alma! ¡Se necesita tan poca cosa para despertar a los ángeles dormidos! Quizás no es necesario despertar, sino que basta simplemente no adormecer. No es quizás el elevarse, sino el descender, lo que requiere esfuerzos..."
Bien, dejemos que los estudiosos sigan estudiando el fenómeno Harry Potter.
Me explico; Maeterlinck era un simbolista tardío y belga que tuvo su cuarto de hora al ganar un Premio Nobel en 1911 -al igual que decenas de escritores olvidados- y que osciló entre la poesía, la dramaturgia y el ensayo. De estilo epocal y asistemático, y sin mayores destaques históricos o radicalidades notorias, Maeterlinck es el clásico escritor remanente que subsiste en el canon de los estudios académicos, particularmente en los regionales, y cuya lectura hedonista va desapareciendo al igual que sus re-ediciones. Sin embargo y a pesar de su anacronismo temático y estilístico (el tipo es una constante pregunta retórica) Maeterlinck tenía a su favor un arma que aún hace posible su recomendación en el siglo XXI y que motiva un par de anécdotas que paso a relatar, dicha arma es simple y letal: el tipo era buenísimo.
Me juego la integridad de mis partes privadas a que la edición que le prestaron a Ezek es la de la Biblioteca Personal de Borges, la coqueta colección que el gran JLB dirigiera y prologara en los primeros ochentas, seleccionando libros que le parecían de particular interés. La colección, como muchos de ustedes saben, está basada no en un criterio historicista ni de sentido común sino el el simple gusto personal del viejo, probando que era realmente un exquisito ajeno a las modas, ya que la mayoría de los títulos son obras poco conocidas y totalmente ajenas a las tendencias y gustos de su tiempo, teniendo en común únicamente el buen gusto de JLB que por lo que sé -leí aproximadamente dos tercios de la colección así que no puedo jurarlo- no incluyó ningún libro que no fuera de una forma u otra fascinante.
La inteligencia de las flores es el volumen 8 de dicha colección y recuerdo que era bastante habitual encontrarlo en las librerías de usado de Tristán Narvaja; recuerdo también que demoré bastante en adquirirlo -a pesar de que ya era un converso de la Biblioteca Personal de JLB- por dos motivos bastante sensatos: era de Maurice Maeterlinck y se llamaba "La inteligencia de las flores". Cuando finalmente lo compré por mero completismo, comprobé que se trataba de una colección de ensayos diletantes y de escaso rigor investigativo que le servían al belga para divagar a la Valery sobre los más diversos temas, pero todo estaba escrito con una belleza expresiva, una pasión y un entusiasmo que lo convirtieron en uno de mis libros de cabecera.
Tanto fue así que me acostumbré a llevarlo conmigo cada vez que iba para afuera -al igual que El Cementerio Marino del ya mencionado Valery, lo cual prueba que por algún motivo misterioso los epígonos del simbolismo me resultaban lectura adecuada para el verano-, inclusive un infausto verano en el cual yo y el grupo de amigos con los que acampábamos en Aguas Dulces (Rocha) tuvimos un percance legal que interrumpió abruptamente nuestras vacaciones. Sin entrar en detalles fácilmente imaginables (drogas, manuel, drogas...) el asunto fue que varios de mis mejores amigos tuvieron la desgracia de encontrarse con unos agentes de Narcóticos que acababan de empezar un operativo de verano, por lo que necesitaban facturar resultados, es decir mandar gente en cana. Como si fuera poco, al ser procesados se encontraron con un juez joven y suplente que decidió que una buena forma de hacer méritos y forjarse imagen de duro era procesar con prisión a cuatro tipos sin antecedentes y claramente sin conductas criminales por una falta irrisoria, sin víctima (como todos los delitos de consumo), aplicándoles suministro de estupefacientes en base a una cantidad de marihuana ridículamente pequeña.
Ojalá que Allah haga que la próstata de dicho juez se infle como melón, que se tropiece con sus propias hemorroides, que toda su familia desarrolle psioriasis y que -supongo que para él sería mi maldición más cruel- nunca lo asciendan y muera como un patético burócrata del rincón más oscuro de Rocha. Y ojalá que muera con dolor y soledad. Podría escribir días y días maldiciendo el sistema legal que permite que basura humana como ese juez ridículo tenga poder sobre personas mil veces más valiosas que él...
Sigo..., el hecho fue obviamente un drama de injusticia del cual el único paliativo fue que los procesados iban a ser recluídos en la cárcel de Rocha, obviamente un recinto más pacífico que cualquiera de la capital. Los que eventualmente zafamos, antes de ser expulsados del departamento, les dejamos todo lo que podía ser de algún valor, incluídos, obviamente, los libros que habíamos llevado.
Un mes después fueron liberados, tal vez porque los abogados pudieron probar el disparate judicial que había sido su reclusión, tal vez porque ya se había cumplido la medida ejemplarizante de meter gente joven en cana para hacer publicidad al departamento de Narcóticos, y uno de ellos, mi amigo D.G., pasó por casa para devolverme los libros y discos míos con los que se había quedado en la cárcel. Enseguida me dijo: "Están todos menos 'La inteligencia de las flores'" Le pregunté que había pasado y me dijo "No, ese no te lo voy a devolver porque quiero quedármelo; cada vez que me deprimía o me daba cuenta que estaba en cana, me leía un poco de ese libro y todo era tan hermoso que me hacía olvidar donde estaba y por qué".
Al tiempo ya tenía una nueva copia del libro y todavía me acompaña de vez en cuando en mis escasos viajes. No creo que Anagrama -o la próxima editorial concheta de la próxima década- vaya a editar las obras de Maeterlinck, ni que los opinators de turno encuentren material en él para hablar de la posmodernidad de los posmodernos, pero el belga se resiste a ser olvidado. Compruebo con alegría al hacer un search que varias páginas de la web lo tienen en cuenta.
Abro al azar el libro y encuentro una de sus clásicas sentencias de inconfundible estilo:
"¡Se necesita tan poca cosa para estimular la belleza en un alma! ¡Se necesita tan poca cosa para despertar a los ángeles dormidos! Quizás no es necesario despertar, sino que basta simplemente no adormecer. No es quizás el elevarse, sino el descender, lo que requiere esfuerzos..."
Bien, dejemos que los estudiosos sigan estudiando el fenómeno Harry Potter.
jueves, marzo 18, 2004
Mirando canciones (III) - Yo soy quién espía los juegos de los niños
(volvemos a la música pero seguimos con España)
“Es increíble, no hay una puta rima”, me dice con asombro el pelado guitarrista J.S. al escuchar “Yo soy quien espía los juegos de los niños” del también calvo Jorge Martínez, alma mater, compositor asturiano y figura relevante de Ilegales, cuya letra transcribo a continuación.
"Nuevas parejas se estrenan esta noche / entre las sábanas de pensiones baratas / diez mil obreros en paro / esperan en la plataforma / de suicidio colectivo / yo soy quien espía los juegos de los niños / si te despistas estaré en tu bolsillo / yo soy quien espía los juegos de los...
Muchachos duros ingresan en la mafia / papá revolver protege a sus hijos / los estudiantes se suicidan / disparando contra la policía. / Los maestros se quejan por los cristales rotos / en todas partes hay gente idiota / yo soy quien espía los juegos de los...
Madamme Claude se abanica / con sus acciones devaluadas al 40 por cien / nuevos cantantes hacen el ridículo / en viejos festivales como Eurovisión. / Yo soy quien espía los juegos de los niños / si te despistas estaré en tu bolsillo / yo soy quien espía los juegos de los..."
Es rigurosamente cierto y hasta parece a propósito; a excepción de los dos primeros versos del estribillo no hay una puta rima, ni consonante ni asonante, ni una rítmica interior precisa, ni nada, y sin embargo suena, tal vez por pura suerte pero suena. Algo que puede decirse de toda la obra de Ilegales en los ochenta. La canción contiene todas las virtudes de una buena canción de Ilegales; musicalmente es sub-Clash, o New Wave atorrante, e inclusive tiene un dejo del infame M. Knopfler en el sonido de la Fender (esas cosas pasaban en los ochentas) pero, y me repito, funciona, y especialmente por lo que corresponde a la voz, que al igual que en Kortatu, hace la diferencia y deja a la banda parada en un lugar que resiste la simple evocación nostálgica.
Jorge Martínez era evidentemente alguien muy insular dentro de la España del destape, en parte por ser asturiano y en parte por la dificultad de meterlo en alguno de los estantes de la época. Demasiado agresivo y negativo para filtrarse en la movida madrileña, demasiado apolítico (o políticamente dudoso) para entrar en el Rock Radikal Vasco, demasiado falto de glamour para colarse con los rockers barceloneses, demasiado pelado y demasiado hecho mierda en general. Pero tenía tres armas letales; un talento considerable para la elaboración de melodías, una voz aguda y sufrida para entonarlas y una capacidad envidiable para armar letras con retazos de ideas.
“Yo soy…” es un ejemplo perfecto; la yuxtaposición de imágenes parece echada al azar y próxima al non-sense, pero al mismo tiempo tiene una homogeneidad notable, acumulando referencias sociales violentas e imágenes de sexo y revuelta sumadas al desencanto que es la marca de fábrica del autor. La España del destape es vista a través de la bruma melancólica de alguien prematuramente desencantado, pero a la vez excitado, por la atmósfera de auto-destructividad libertaria que predominó por un breve tiempo feliz en la Madre Patria. Todas las canciones de Ilegales en sus primeros discos no hacen otra cosa que repetir lo mismo con mayor o menor cantidad de violencia, nihilismo, transgresión y humor negro. Las letras de J. M. pueden parecer una especie de caricatura rockera, pero generalmente (en sus primeros discos) cada vez que va a pisar el palito tiene una salida inesperada que arroja nueva luz sobre el asunto. Sólo así puede salir más o menos sano y salvo de algo tan irresponsable e impresentable como “Heil Hitler”, canción provocativa (e imposible de editar hoy en día) que pasa de la violencia gratuita y racista a la reflexión melancólica en media estrofa.
En el collage de “Yo soy…” la aparentemente descolgada estrofa que se refiere a los “nuevos cantantes” es autorreferente. El disco que contiene esta canción fue pagado gracias a un premio ganado por Ilegales en el mismísimo festival de Eurovisión. Revisando las letras del sitio oficial descubro que dicen “los NUESTROS se quejan por los cristales rotos”, la escucho y dice “los MAESTROS…”. Me gusta más.
¿Era Martínez el gran letrista de su generación? Es difícil decirlo; Kiko Veneno es evidentemente más articulado y cuidado en su lírica, Sábino Mendez más romántico y narrativo, Fermín Mugurza más combativo y contundente. Pero ninguno es más desesperado y peligroso. Ni la primavera alfonsinista ni la explosión del rock montevideano de los ochenta tuvieron un bardo así. Posiblemente nadie quería ensuciarse las manos.
Hoy en día las canciones de Ilegales quedan como recuerdos de lo que no fue, de un proyecto cultural destructivo y creador que desapareció bajo la bonanza cultural de los noventa (o de su promesa en el Río de la Plata). Martínez e Ilegales siguen sacando discos, que presumo por lo poco que conozco de tan poco interés como los discos recientes de Loquillo o Siniestro Total, y sacándose fotos impresentables.
Prefiero recordarlo en su gloria de “Yo soy quien espía…” y recoger algunos fragmentos al azar de otras canciones, representativos de la capacidad de este dinamitero asturiano.
No me acaricies el pelo, / que tengo poco, / y ninguno de tonto.
(No me acaricies el pelo)
Es un sábado lleno de chicas pegajosas / como caramelos podridos / Soy un borracho, / Soy un borracho
(Caramelos podridos)
Niños sin escuela de ayer, jugadores de billar. / No les mires en los ojos, porque van desesperados. / ¿Qué les empujará? / No viven solo esperan. / Están agotados de esperar.
(Agotados de esperar el fin)
Quiero ser millonario, / para olvidarme de los amigos. / Llenar mi piscina de champán rosa, / coleccionar chicas con cicatrices. / Bañarme desnudo en las fuentes públicas, / ir personalmente a pagar las multas. / Iré tan deprisa que, se te cortará la digestión.
(Quiero ser millonario)
Hablando con las fieras del Zoo, sólo yo hablo ellas suelen mirar. / A veces me quedo quieto en mis zapatos. / Cuando era un crío, vaya una mierda. / Lo conseguisteis, me jodisteis bien. / La zancadilla, nada más nacer. / Destruye, destruye, destruye,
(Destruye)
Una ola de carne en la playa, / una mancha de sangre en la cara. / Tu padre tuvo ocho hijos, / y los ocho crecieron torcidos. / En la calle hay coches ardiendo, / los parados se están divirtiendo. / El norte está lleno de frío, / y siempre llueve en domingo. / La policía está en peligro, / y siempre hay detenidos.
(El norte está lleno de frío)
Me cago en la leche que mamaron, / los cabrones que me denunciaron, / están todos amargados, / sus mujeres huelen a pescado.
(Hago mucho ruido)
Me gusta la pasta... me gusta la pasta. / Desperdicié mi juventud / deshaciendo tu cama. / Nos odiamos hace años / y aún vamos de la mano / sin remedio, sin remedio.
(Sin remedio)
Vives en la casa del misterio, / cayendo con las sombras sobre ti, / cierras los ojos y ya te has hecho daño, / si tu te vas con quien voy a jugar, no sé.
(La casa del misterio)
“Es increíble, no hay una puta rima”, me dice con asombro el pelado guitarrista J.S. al escuchar “Yo soy quien espía los juegos de los niños” del también calvo Jorge Martínez, alma mater, compositor asturiano y figura relevante de Ilegales, cuya letra transcribo a continuación.
"Nuevas parejas se estrenan esta noche / entre las sábanas de pensiones baratas / diez mil obreros en paro / esperan en la plataforma / de suicidio colectivo / yo soy quien espía los juegos de los niños / si te despistas estaré en tu bolsillo / yo soy quien espía los juegos de los...
Muchachos duros ingresan en la mafia / papá revolver protege a sus hijos / los estudiantes se suicidan / disparando contra la policía. / Los maestros se quejan por los cristales rotos / en todas partes hay gente idiota / yo soy quien espía los juegos de los...
Madamme Claude se abanica / con sus acciones devaluadas al 40 por cien / nuevos cantantes hacen el ridículo / en viejos festivales como Eurovisión. / Yo soy quien espía los juegos de los niños / si te despistas estaré en tu bolsillo / yo soy quien espía los juegos de los..."
Es rigurosamente cierto y hasta parece a propósito; a excepción de los dos primeros versos del estribillo no hay una puta rima, ni consonante ni asonante, ni una rítmica interior precisa, ni nada, y sin embargo suena, tal vez por pura suerte pero suena. Algo que puede decirse de toda la obra de Ilegales en los ochenta. La canción contiene todas las virtudes de una buena canción de Ilegales; musicalmente es sub-Clash, o New Wave atorrante, e inclusive tiene un dejo del infame M. Knopfler en el sonido de la Fender (esas cosas pasaban en los ochentas) pero, y me repito, funciona, y especialmente por lo que corresponde a la voz, que al igual que en Kortatu, hace la diferencia y deja a la banda parada en un lugar que resiste la simple evocación nostálgica.
Jorge Martínez era evidentemente alguien muy insular dentro de la España del destape, en parte por ser asturiano y en parte por la dificultad de meterlo en alguno de los estantes de la época. Demasiado agresivo y negativo para filtrarse en la movida madrileña, demasiado apolítico (o políticamente dudoso) para entrar en el Rock Radikal Vasco, demasiado falto de glamour para colarse con los rockers barceloneses, demasiado pelado y demasiado hecho mierda en general. Pero tenía tres armas letales; un talento considerable para la elaboración de melodías, una voz aguda y sufrida para entonarlas y una capacidad envidiable para armar letras con retazos de ideas.
“Yo soy…” es un ejemplo perfecto; la yuxtaposición de imágenes parece echada al azar y próxima al non-sense, pero al mismo tiempo tiene una homogeneidad notable, acumulando referencias sociales violentas e imágenes de sexo y revuelta sumadas al desencanto que es la marca de fábrica del autor. La España del destape es vista a través de la bruma melancólica de alguien prematuramente desencantado, pero a la vez excitado, por la atmósfera de auto-destructividad libertaria que predominó por un breve tiempo feliz en la Madre Patria. Todas las canciones de Ilegales en sus primeros discos no hacen otra cosa que repetir lo mismo con mayor o menor cantidad de violencia, nihilismo, transgresión y humor negro. Las letras de J. M. pueden parecer una especie de caricatura rockera, pero generalmente (en sus primeros discos) cada vez que va a pisar el palito tiene una salida inesperada que arroja nueva luz sobre el asunto. Sólo así puede salir más o menos sano y salvo de algo tan irresponsable e impresentable como “Heil Hitler”, canción provocativa (e imposible de editar hoy en día) que pasa de la violencia gratuita y racista a la reflexión melancólica en media estrofa.
En el collage de “Yo soy…” la aparentemente descolgada estrofa que se refiere a los “nuevos cantantes” es autorreferente. El disco que contiene esta canción fue pagado gracias a un premio ganado por Ilegales en el mismísimo festival de Eurovisión. Revisando las letras del sitio oficial descubro que dicen “los NUESTROS se quejan por los cristales rotos”, la escucho y dice “los MAESTROS…”. Me gusta más.
¿Era Martínez el gran letrista de su generación? Es difícil decirlo; Kiko Veneno es evidentemente más articulado y cuidado en su lírica, Sábino Mendez más romántico y narrativo, Fermín Mugurza más combativo y contundente. Pero ninguno es más desesperado y peligroso. Ni la primavera alfonsinista ni la explosión del rock montevideano de los ochenta tuvieron un bardo así. Posiblemente nadie quería ensuciarse las manos.
Hoy en día las canciones de Ilegales quedan como recuerdos de lo que no fue, de un proyecto cultural destructivo y creador que desapareció bajo la bonanza cultural de los noventa (o de su promesa en el Río de la Plata). Martínez e Ilegales siguen sacando discos, que presumo por lo poco que conozco de tan poco interés como los discos recientes de Loquillo o Siniestro Total, y sacándose fotos impresentables.
Prefiero recordarlo en su gloria de “Yo soy quien espía…” y recoger algunos fragmentos al azar de otras canciones, representativos de la capacidad de este dinamitero asturiano.
No me acaricies el pelo, / que tengo poco, / y ninguno de tonto.
(No me acaricies el pelo)
Es un sábado lleno de chicas pegajosas / como caramelos podridos / Soy un borracho, / Soy un borracho
(Caramelos podridos)
Niños sin escuela de ayer, jugadores de billar. / No les mires en los ojos, porque van desesperados. / ¿Qué les empujará? / No viven solo esperan. / Están agotados de esperar.
(Agotados de esperar el fin)
Quiero ser millonario, / para olvidarme de los amigos. / Llenar mi piscina de champán rosa, / coleccionar chicas con cicatrices. / Bañarme desnudo en las fuentes públicas, / ir personalmente a pagar las multas. / Iré tan deprisa que, se te cortará la digestión.
(Quiero ser millonario)
Hablando con las fieras del Zoo, sólo yo hablo ellas suelen mirar. / A veces me quedo quieto en mis zapatos. / Cuando era un crío, vaya una mierda. / Lo conseguisteis, me jodisteis bien. / La zancadilla, nada más nacer. / Destruye, destruye, destruye,
(Destruye)
Una ola de carne en la playa, / una mancha de sangre en la cara. / Tu padre tuvo ocho hijos, / y los ocho crecieron torcidos. / En la calle hay coches ardiendo, / los parados se están divirtiendo. / El norte está lleno de frío, / y siempre llueve en domingo. / La policía está en peligro, / y siempre hay detenidos.
(El norte está lleno de frío)
Me cago en la leche que mamaron, / los cabrones que me denunciaron, / están todos amargados, / sus mujeres huelen a pescado.
(Hago mucho ruido)
Me gusta la pasta... me gusta la pasta. / Desperdicié mi juventud / deshaciendo tu cama. / Nos odiamos hace años / y aún vamos de la mano / sin remedio, sin remedio.
(Sin remedio)
Vives en la casa del misterio, / cayendo con las sombras sobre ti, / cierras los ojos y ya te has hecho daño, / si tu te vas con quien voy a jugar, no sé.
(La casa del misterio)
Otro día de sol en la Suiza de América
Veo en el noticiario del Canal 10 esta grotesca noticia; en la soleada ciudad de Rocha, capital del departamento donde se encuentran los coquetos balnearios de La Pedrera y Cabo Polonio, una mujer hizo una denuncia de violación a nombre de su hija destacando que ésta presentaba notorias lesiones genitales. El motivo de la denuncia al parecer no eran estas lesiones sino el hecho de que los tres autores de las mismas no habían pagado lo correspondiente para este servicio, ya que la joven –una chica que además tiene retardo mental- trabaja en uno de los prostíbulos de la ciudad. La madre se quejaba que sólo le habían dejado cincuenta pesos (menos de dos dólares) y la habían tenido toda la noche.
El periodista del noticiario va hasta el prostíbulo y descubre que además de prostíbulo es un club político que adhiere al intendente Riet Correa, pero que la noche anterior habían blanqueado las paredes, no obstante lo cual se veía todavía claramente el nombre del susodicho. Entonces entrevistan al dueño de la casa, un tal Julián, notoriamente gay, que declara que sí, que la casa sí era un prostíbulo pero que él no se había dado cuenta, aunque sospechaba porque los vecinos le decían que “había mucho ruido”. El periodista le pregunta si tiene alguna filiación política y Julián dice que no, pero que apoya a Riet Correa porque “es un hombre de bien (Julián se pone a llorar) y ha hecho muchas cosas buenas...”
El periodista del noticiario va hasta el prostíbulo y descubre que además de prostíbulo es un club político que adhiere al intendente Riet Correa, pero que la noche anterior habían blanqueado las paredes, no obstante lo cual se veía todavía claramente el nombre del susodicho. Entonces entrevistan al dueño de la casa, un tal Julián, notoriamente gay, que declara que sí, que la casa sí era un prostíbulo pero que él no se había dado cuenta, aunque sospechaba porque los vecinos le decían que “había mucho ruido”. El periodista le pregunta si tiene alguna filiación política y Julián dice que no, pero que apoya a Riet Correa porque “es un hombre de bien (Julián se pone a llorar) y ha hecho muchas cosas buenas...”
miércoles, marzo 17, 2004
El amo muerde al perro
¿Quién lo dijo?
"El voto que dio a los socialistas el poder en España, tal y como yo lo entiendo, fue una protesta de la gente contra el modo en que el Gobierno español afrontó los atentados terroristas"....
No señor, qué bolches que son; son palabras de Richard Armitage, subsecretario de estado de los EE.UU. en declaraciones reproducidas por La Vanguardia.
El comentario piadosamente pasa por alto el que Colin Powell seguía repitiendo la versión de que había sido ETA cuando dicha versión se caía en pedazos. O el simple detalle de que la ONU aprobó, inéditamente, una condena de los atentados achacándoselos a ETA inmediatamente (a pesar de los reparos de Rusia), y EE.UU., supuestamente el país mejor informado del mundo, avaló esta versión y fueron quienes presionaron para que el comunicado saliera así.
El perro hizo lo que el amo le enseñó, pero ya no sirve como perro y hay que echarlo para afuera. Me hace acordar tanto a Calitos...
El PP, valiente e inteligente como siempre, anunció que le va a hacer una querella a Pedro Almodovar por injurias, es decir, por haber dicho lo que dicen hasta los mudos. Me imagino a Aznar: "Hostias, que no te lo permito marica cabrón; además no entendí el chistecito de los 'jugadores de yonqui' en La Ley del Deseo..."
Cuando hasta Pedrito Almodóvar te mete el peso es que realmente estás hecho mierda. Cosas que le dan alegría a mi corazón.
¿Soy el único que anduvo tarareando a Kortatu los últimos días?
"El voto que dio a los socialistas el poder en España, tal y como yo lo entiendo, fue una protesta de la gente contra el modo en que el Gobierno español afrontó los atentados terroristas"....
No señor, qué bolches que son; son palabras de Richard Armitage, subsecretario de estado de los EE.UU. en declaraciones reproducidas por La Vanguardia.
El comentario piadosamente pasa por alto el que Colin Powell seguía repitiendo la versión de que había sido ETA cuando dicha versión se caía en pedazos. O el simple detalle de que la ONU aprobó, inéditamente, una condena de los atentados achacándoselos a ETA inmediatamente (a pesar de los reparos de Rusia), y EE.UU., supuestamente el país mejor informado del mundo, avaló esta versión y fueron quienes presionaron para que el comunicado saliera así.
El perro hizo lo que el amo le enseñó, pero ya no sirve como perro y hay que echarlo para afuera. Me hace acordar tanto a Calitos...
El PP, valiente e inteligente como siempre, anunció que le va a hacer una querella a Pedro Almodovar por injurias, es decir, por haber dicho lo que dicen hasta los mudos. Me imagino a Aznar: "Hostias, que no te lo permito marica cabrón; además no entendí el chistecito de los 'jugadores de yonqui' en La Ley del Deseo..."
Cuando hasta Pedrito Almodóvar te mete el peso es que realmente estás hecho mierda. Cosas que le dan alegría a mi corazón.
¿Soy el único que anduvo tarareando a Kortatu los últimos días?
lunes, marzo 15, 2004
La banda más odiada del mundo
"The Most Hated Band in The World" proclama con orgullo la contratapa del Panzerfaust de Darkthrone, noruegos polémicos si los hay, aseveración tal vez discutible (si a mí me preguntan, la banda más odiada del mundo sería Maná) pero que tal vez no esté tan lejos de la realidad.
Boludeando por la web y siguendo links de los susodichos Darkthrone, me encuentro con esta página, cuyo nombre era simplemente "Darkthrone". Para quienes no sigan el link les explico que el mismo simplemente lleva hasta una página en blanco que dice:
"Your hatred is noted, as is your IP address. Piss off you depressed fuck."
Bueno hay que admitir que los tipos no son de los que se hacen querer; siendo parte del inner circle del metal satánico noruego (ya hablé demasiado sobre esto en otro post, no voy a repetirme) se las han arreglado -al menos su batero/compositor Fenriz- para sembrar resentimientos gracias a sus opiniones un poquitín, er... ¿nazis? Bueno, más o menos; definitivamente no aptas para hipersensibles.
Evidentemente los tipos han sembrado rencores y la página en la que caigo es una buena muestra orientada a inquietar y sembrar paranoia entre los interesados en la banda. En fin, problema de ellos y de Darkthrone, me chupa un huevo el que hayan anotado mi IP y que me consideren una persona llena de odio por leer entrevistas de metaleros noruegos.
Pero, ¿"depressed fuck"? Conchatumadre... más respeto... ¿con esa boquita decís "peace & love"...?
Boludeando por la web y siguendo links de los susodichos Darkthrone, me encuentro con esta página, cuyo nombre era simplemente "Darkthrone". Para quienes no sigan el link les explico que el mismo simplemente lleva hasta una página en blanco que dice:
"Your hatred is noted, as is your IP address. Piss off you depressed fuck."
Bueno hay que admitir que los tipos no son de los que se hacen querer; siendo parte del inner circle del metal satánico noruego (ya hablé demasiado sobre esto en otro post, no voy a repetirme) se las han arreglado -al menos su batero/compositor Fenriz- para sembrar resentimientos gracias a sus opiniones un poquitín, er... ¿nazis? Bueno, más o menos; definitivamente no aptas para hipersensibles.
Evidentemente los tipos han sembrado rencores y la página en la que caigo es una buena muestra orientada a inquietar y sembrar paranoia entre los interesados en la banda. En fin, problema de ellos y de Darkthrone, me chupa un huevo el que hayan anotado mi IP y que me consideren una persona llena de odio por leer entrevistas de metaleros noruegos.
Pero, ¿"depressed fuck"? Conchatumadre... más respeto... ¿con esa boquita decís "peace & love"...?
domingo, marzo 14, 2004
Bagatelles pour un massacre
El triunfo del PSOE en las elecciones españolas tiene dos lecturas obvias: la primera y más reconfortante es que la gente, aún con los aparatos mediáticos sacando humo por todos sus agujeros, no es tan fácil de engañar y que los obscenos intentos electoralistas del PP para tapar las manchas de sangre con un dedo fueron inútiles, así como va a ser inútil la campaña estadounidense para volcar la situación a favor de su política internacional. La otra, más inquietante, es que, más allá de los discursos casi universales para presentarlo como una filosofía de la maldad pura e inútil, el terrorismo funciona en la práxis política.
No me voy a meter en camisa de once varas politóloga, pero es evidente que en un sentido práctico el atentado del 11-M fue un éxito absoluto y lleno de una lógica cruel pero lógica al fin. Nadie lo va a decir porque es oficialmente indecible, pero es verdad.
Y de una racionalidad escalofriante en este mundo tecnológico en que los conflictos armados democráticos, es decir, basados en el número de personas enfrentadas, ya no existen, creando formas de resistencia inadmisibles para la tradición humanístico-militar occidental pero que solo buscan su justificación en la eficiencia. Ejemplarizo con una conversación reciente que tuve con A.A. guitarrorista con tendencia a la misantropía y a los análisis no convencionales; conversando sobre el 11-M le cuento mi irritación por la brutalidad del atentado y el rechazo que me producía el que el mismo fuera efectuado justamente sobre masas de trabajadores indefensos y no sobre un cuartel o una sede del PP, por ejemplo. A.A. me retruca con el siguiente argumento: "El que el atentado haya sido sobre masas de gente común e indefensa es parte misma de su lógica y su eficacia. No se elige a los sectores de elite, que están mejor defendidos y focalizarían el conflicto en grupos específicos, sino a su sustento, a los ciudadanos comunes. Al panadero que no tiene nada en contra de Irak o el mundo árabe pero que va (iba) a votar a Aznar nuevamente porque durante el gobierno del PP se pudo comprar un auto. Al Qaeda o los árabes que sean le están diciendo a ese panadero: "muy bien, comprate el auto, apoyá a tu gobierno a pesar de su política internacional -que suponés lejana e inofensiva- y pagalo con tu esposa muerta y tu hijita desmembrada, pagá el auto con sangre." Es decir, hacer que la guerra de civilizaciones llegue a casa, no la parte admisible de la guerra -soldados profesionales y con capacidad de defenderse que mueren por error- sino lo inadmisible, niños, bebés, ancianos, embarazadas, etc. Que los votantes de los países involucrados entiendan que sus impuestos matan gente en el mundo árabe, que si no pueden reaccionar por empatía van a hacerlo por identificación, que en las guerras muere gente de ambos lados y que no se va a perdonar a nadie que colabore con el enemigo".
Una argumentación que me recuerda al discurso de "el horror" del coronel Kurtz en Apocalypse Now y que no implica una aprobación de las tácticas terroristas, sino la comprensión de la lógica helada de las mismas. El entender que "terrorismo" no es un insulto abstracto y sustituíble por la palabra "mal", sino que es una táctica explícita desde su nombre; el introducir al terror y al miedo como elemento de negociación política en una mesa política en la cual los únicos argumentos son los de la fuerza. Y la despiadada ley del talión que le dice a Occidente, "vengan a ver cómo se ve sin ojos, sin manos, sin seres queridos; vengan a ver cómo se ve desde acá abajo".
No me voy a meter en camisa de once varas politóloga, pero es evidente que en un sentido práctico el atentado del 11-M fue un éxito absoluto y lleno de una lógica cruel pero lógica al fin. Nadie lo va a decir porque es oficialmente indecible, pero es verdad.
Y de una racionalidad escalofriante en este mundo tecnológico en que los conflictos armados democráticos, es decir, basados en el número de personas enfrentadas, ya no existen, creando formas de resistencia inadmisibles para la tradición humanístico-militar occidental pero que solo buscan su justificación en la eficiencia. Ejemplarizo con una conversación reciente que tuve con A.A. guitarrorista con tendencia a la misantropía y a los análisis no convencionales; conversando sobre el 11-M le cuento mi irritación por la brutalidad del atentado y el rechazo que me producía el que el mismo fuera efectuado justamente sobre masas de trabajadores indefensos y no sobre un cuartel o una sede del PP, por ejemplo. A.A. me retruca con el siguiente argumento: "El que el atentado haya sido sobre masas de gente común e indefensa es parte misma de su lógica y su eficacia. No se elige a los sectores de elite, que están mejor defendidos y focalizarían el conflicto en grupos específicos, sino a su sustento, a los ciudadanos comunes. Al panadero que no tiene nada en contra de Irak o el mundo árabe pero que va (iba) a votar a Aznar nuevamente porque durante el gobierno del PP se pudo comprar un auto. Al Qaeda o los árabes que sean le están diciendo a ese panadero: "muy bien, comprate el auto, apoyá a tu gobierno a pesar de su política internacional -que suponés lejana e inofensiva- y pagalo con tu esposa muerta y tu hijita desmembrada, pagá el auto con sangre." Es decir, hacer que la guerra de civilizaciones llegue a casa, no la parte admisible de la guerra -soldados profesionales y con capacidad de defenderse que mueren por error- sino lo inadmisible, niños, bebés, ancianos, embarazadas, etc. Que los votantes de los países involucrados entiendan que sus impuestos matan gente en el mundo árabe, que si no pueden reaccionar por empatía van a hacerlo por identificación, que en las guerras muere gente de ambos lados y que no se va a perdonar a nadie que colabore con el enemigo".
Una argumentación que me recuerda al discurso de "el horror" del coronel Kurtz en Apocalypse Now y que no implica una aprobación de las tácticas terroristas, sino la comprensión de la lógica helada de las mismas. El entender que "terrorismo" no es un insulto abstracto y sustituíble por la palabra "mal", sino que es una táctica explícita desde su nombre; el introducir al terror y al miedo como elemento de negociación política en una mesa política en la cual los únicos argumentos son los de la fuerza. Y la despiadada ley del talión que le dice a Occidente, "vengan a ver cómo se ve sin ojos, sin manos, sin seres queridos; vengan a ver cómo se ve desde acá abajo".
Mirando canciones (2): Auf Wiedersehen
Prácticamente toda película norteamericana sobre jóvenes en los años 70 incluye en algún momento de su banda sonora el tema “Surrender” de Cheap Trick, no tanto porque haya sido un hit masivo generacional (que en cierta forma lo fue, aunque tardío -1978- en la década y en ningún caso hegemónico) sino simplemente porque es una de las mejores canciones de rock de su tiempo, tal vez de todos los tiempos. Pero no es mi intención destacar los méritos obvios de dicha canción, sino los de “Auf Wiedersehen”, tema que, a pesar de estar a la sombra de semejante exitazo, es el punto más intenso del disco que los contiene a ambos (In Heaven) y se convierte en uno de los momentos musicales más excitantes/inquietantes que yo conozca.
Los Cheap Trick, banda power-pop pero compañera de ruta del heavy, deben estar agradecidos de que ningún muchacho literal se haya amasijado los sesos al son de “Auf Wiedersehen”, un himno convulsivo a la autodestrucción que convierte al suicidio en una fiesta de graduación con una violencia irresponsable que no tiene nada que envidiarle al “Belsen Was a Gas” (“be a man, kill someone, kill yourself…”) de los Sex Pistols.
Transcribo su simple y contundente letra:
"Au revoir / Auf Wiedersehen / You won’t see another morning, you won’t see another evening / Goodnight / Buenas noches, oh señor / Señorita, see you later / buenas noches, bye, bye / There are many here among us/ Who feel their lives are a joke / And for you we sing this final song / For you there is no hope / No hope!
Sayonara / Suicide / Harakiri, kamikaze / You won’t see another evening / Goodbye / Buenas noches, oh señor / Señorita, see you later / buenas noches, bye, bye / There are many here among us/ Who feel their lives are a joke / And for you we sing this final song / For you there is no hope / No hope
Bye, bye! / So long! / Farewell! / Bye, bye! / Sayonara! / Bye, bye! / Au revoir! / Auf Wiedersehen! / Bye, bye! / So long! / Farewell! / Suicide! / Bye, bye! / So long! / Harakiri! / Kamikaze! / Suicide! / Suicide!...”
El texto obviamente no puede transcribir la violencia de la canción, que se va enroscando riff sobre riff hasta estallar de rabia con el tambor en negras y una pared de guitarras wagnerianas. Y obviamente es imposible transcribir la maestría con la que Robin Zander, genio y figura, escupe la canción. El blondo Zander es un todo un caso; cualquier foto de los últimos 25 años lo muestra como el arquetipo del galán farrahfawcettiano de los seventies, siempre recién salido del peluquero y más parecido a un amigo de Shaun Cassidy o a un suplente un poco mayor de cualquiera de los Bay City Rollers (no me atrevo a escribir “Menudo” por respeto al tipo) que a un rockero enloquecido. Pero aunque sea difícil el hacer coincidir la voz que sale de los parlantes con la foto de la tapa, el carilindo es uno de los vocalistas más salvajes y poderosos de todos los tiempos. Algo así como un Roger Daltrey mucho más feroz (y alegre), con una capacidad de pique extraordinaria que Billy Corgan viene intentando imitar desde hace años y que es la mitad de la fórmula secreta de los cambios de ánimo vocales de Frank Black (la otra mitad es David Thomas, obviamente). Pero bueno, el asunto es que Zander realiza en “Auf Wiedersehen” un ejercicio práctico de fascinación con las palabras, que parecen elegidas más por su sonido (“Señorita, see you later”) que por otra cosa. Sin embarg hay un evidente hilo conductor en el contenido políglota que compone “Auf Wiedersehen” y es esa fascinación catartica con la que son escupidas las palabras, y que es la misma fascinación con la que un niño repite las palabras “teta” o “concha” cual si fueran un mantra insurreccional.
Pero “suicide” no es “teta” y la canción se llena de connotaciones peligrosas como un block telefónico se llena de desinteresadas esvásticas. La palabra tabú no era nueva en la lírica pop de los setenta (“Rock’n’roll suicide”, “Suicide is painless”, el propio grupo Suicide) y en el caso de los Cheap Trick era una reincidencia temática ya que en su disco debut el suicidio de una chica era el tema de la bellísima “Oh Candy” (un disco cuyo índice temático –suicidio, abuso de menores, prostitución masculina, asesinos en serie…- parece más digno de Big Black que de unas estrellas pop como Cheap Trick), pero el tono es radicalmente diferente. “Oh Candy” era un lamento, “Auf Wiedersehen” es una invitación arrogante, llena de esa arrogancia homicida y triunfal que los Sex Pistols y los Stranglers desarrollaban del otro lado del atlántico y que los Stone Roses y Steve Albini elevarían a la categoría de arte. Entretainment nietzscheano, mucho más allá del bien y el mal.
Después de “Auf Wiedersehen” vendría el mega-éxito del Live at the Budokan y luego la inevitable caída, ocasionada en parte por la absurda decisión de cubrir la maestría instrumental de la banda con capas y capas de sintetizadores. Tampoco volverían a hacer nada tan maligno, llenándose de oro gracias a covers de otros artistas de los 70 (“In The Street” de Alex Chilton, “Cleveland Rocks” de Ian Hunter) para series de televisión, llenando estadios casi con tanta facilidad como hace veinticinco años y siendo lentamente reinvindicados gracias a la insistencia de Steve Albini, el pelado Corgan (que de vez en cuando hace algo bueno) y de una crítica que demoró mucho tiempo en descubrir que entre Yes y los Sex Pistols había muchas, muchas cosas en los setenta. “Auf Wiedersehen” (al igual que “He’s a Whore”, “Surrender” o cualquiera de las mejores canciones de C.T.) se conserva en pleno 2004 tan joven, arrogante y llena de malos deseos como en sus mejores épocas.
Posdata para uruguayos: En el Live at the Budokan hay una versión del “Ain´t it a Shame” de Fats Domino que se conoce en nuestro medio gracias a la de los Buitres (“No es una pena”). La audición de dicha versión (la de Cheap Trick) elimina cualquier necesidad de averiguar por qué le decían “power” al power pop, demuestra que el gordo Bun E. Carlos es uno de los diez bateristas del rock y corta de cuajo la necesidad de cualquier otra versión. Si algún programador de radio le tiene particular inquina a los Buitres, alcanza con difundir públicamente el “Ain`t it a Shame” de Cheap Trick un par de veces para volver por lo menos absurda la existencia de “No es una pena”.
Los Cheap Trick, banda power-pop pero compañera de ruta del heavy, deben estar agradecidos de que ningún muchacho literal se haya amasijado los sesos al son de “Auf Wiedersehen”, un himno convulsivo a la autodestrucción que convierte al suicidio en una fiesta de graduación con una violencia irresponsable que no tiene nada que envidiarle al “Belsen Was a Gas” (“be a man, kill someone, kill yourself…”) de los Sex Pistols.
Transcribo su simple y contundente letra:
"Au revoir / Auf Wiedersehen / You won’t see another morning, you won’t see another evening / Goodnight / Buenas noches, oh señor / Señorita, see you later / buenas noches, bye, bye / There are many here among us/ Who feel their lives are a joke / And for you we sing this final song / For you there is no hope / No hope!
Sayonara / Suicide / Harakiri, kamikaze / You won’t see another evening / Goodbye / Buenas noches, oh señor / Señorita, see you later / buenas noches, bye, bye / There are many here among us/ Who feel their lives are a joke / And for you we sing this final song / For you there is no hope / No hope
Bye, bye! / So long! / Farewell! / Bye, bye! / Sayonara! / Bye, bye! / Au revoir! / Auf Wiedersehen! / Bye, bye! / So long! / Farewell! / Suicide! / Bye, bye! / So long! / Harakiri! / Kamikaze! / Suicide! / Suicide!...”
El texto obviamente no puede transcribir la violencia de la canción, que se va enroscando riff sobre riff hasta estallar de rabia con el tambor en negras y una pared de guitarras wagnerianas. Y obviamente es imposible transcribir la maestría con la que Robin Zander, genio y figura, escupe la canción. El blondo Zander es un todo un caso; cualquier foto de los últimos 25 años lo muestra como el arquetipo del galán farrahfawcettiano de los seventies, siempre recién salido del peluquero y más parecido a un amigo de Shaun Cassidy o a un suplente un poco mayor de cualquiera de los Bay City Rollers (no me atrevo a escribir “Menudo” por respeto al tipo) que a un rockero enloquecido. Pero aunque sea difícil el hacer coincidir la voz que sale de los parlantes con la foto de la tapa, el carilindo es uno de los vocalistas más salvajes y poderosos de todos los tiempos. Algo así como un Roger Daltrey mucho más feroz (y alegre), con una capacidad de pique extraordinaria que Billy Corgan viene intentando imitar desde hace años y que es la mitad de la fórmula secreta de los cambios de ánimo vocales de Frank Black (la otra mitad es David Thomas, obviamente). Pero bueno, el asunto es que Zander realiza en “Auf Wiedersehen” un ejercicio práctico de fascinación con las palabras, que parecen elegidas más por su sonido (“Señorita, see you later”) que por otra cosa. Sin embarg hay un evidente hilo conductor en el contenido políglota que compone “Auf Wiedersehen” y es esa fascinación catartica con la que son escupidas las palabras, y que es la misma fascinación con la que un niño repite las palabras “teta” o “concha” cual si fueran un mantra insurreccional.
Pero “suicide” no es “teta” y la canción se llena de connotaciones peligrosas como un block telefónico se llena de desinteresadas esvásticas. La palabra tabú no era nueva en la lírica pop de los setenta (“Rock’n’roll suicide”, “Suicide is painless”, el propio grupo Suicide) y en el caso de los Cheap Trick era una reincidencia temática ya que en su disco debut el suicidio de una chica era el tema de la bellísima “Oh Candy” (un disco cuyo índice temático –suicidio, abuso de menores, prostitución masculina, asesinos en serie…- parece más digno de Big Black que de unas estrellas pop como Cheap Trick), pero el tono es radicalmente diferente. “Oh Candy” era un lamento, “Auf Wiedersehen” es una invitación arrogante, llena de esa arrogancia homicida y triunfal que los Sex Pistols y los Stranglers desarrollaban del otro lado del atlántico y que los Stone Roses y Steve Albini elevarían a la categoría de arte. Entretainment nietzscheano, mucho más allá del bien y el mal.
Después de “Auf Wiedersehen” vendría el mega-éxito del Live at the Budokan y luego la inevitable caída, ocasionada en parte por la absurda decisión de cubrir la maestría instrumental de la banda con capas y capas de sintetizadores. Tampoco volverían a hacer nada tan maligno, llenándose de oro gracias a covers de otros artistas de los 70 (“In The Street” de Alex Chilton, “Cleveland Rocks” de Ian Hunter) para series de televisión, llenando estadios casi con tanta facilidad como hace veinticinco años y siendo lentamente reinvindicados gracias a la insistencia de Steve Albini, el pelado Corgan (que de vez en cuando hace algo bueno) y de una crítica que demoró mucho tiempo en descubrir que entre Yes y los Sex Pistols había muchas, muchas cosas en los setenta. “Auf Wiedersehen” (al igual que “He’s a Whore”, “Surrender” o cualquiera de las mejores canciones de C.T.) se conserva en pleno 2004 tan joven, arrogante y llena de malos deseos como en sus mejores épocas.
Posdata para uruguayos: En el Live at the Budokan hay una versión del “Ain´t it a Shame” de Fats Domino que se conoce en nuestro medio gracias a la de los Buitres (“No es una pena”). La audición de dicha versión (la de Cheap Trick) elimina cualquier necesidad de averiguar por qué le decían “power” al power pop, demuestra que el gordo Bun E. Carlos es uno de los diez bateristas del rock y corta de cuajo la necesidad de cualquier otra versión. Si algún programador de radio le tiene particular inquina a los Buitres, alcanza con difundir públicamente el “Ain`t it a Shame” de Cheap Trick un par de veces para volver por lo menos absurda la existencia de “No es una pena”.
sábado, marzo 13, 2004
De la gorra
La commentator flor me señala la peculiar nota sobre Salinger que contiene el mismo número de Rolling Stone que mencionabamos abajo. Reproduzco el primer párrafo de esta nota firmada por Marina Mariasch:
"En 1969, cuando mataron a John Lennon, se supo que el asesino, Mark Chapman, tenía un ejemplar de El guardián entre el centeno, Chapman dijo que se había inspirado en ese texto para cometer su crimen. Y por mucho que nos duela la pérdida prematura de Lennon, hay que admitirlo: la literatura de Salinger es inspiradora".
Más adelante, Marina arriesga:
"Los personajes de Salinger son hipersensibles: para ellos los colores brillantes son demasiado fuertes. Y además, tienen un aire de familia"
Y construye:
"Franny y Zooey (1962) son los menores de los siete hermanos Glass: Seymour (de Seymour: una introducción, editado junto a Levantad carpinteros la viga maestra, en 1963) es un narrador de siete años. Después no publicó nada más."
Y advierte:
"No puede decirse que Salinger es un clásico porque su autor lo prohibe..."
Y concluye:
"... en 1963, el escritor se recluyó en una cabaña cerca de un bosque - no en uno, porque la quería soleada- y desde entonces le dispara con una escopeta a quién se le acerque. Pero más acá de la leyenda están sus libros, de vuelta entre nosotros (a pesar de las puñetas y de los tíos que no son tíos), para que los leas. Te van a matar."
Marina, corazón, a vos te van a matar. A vos y a tu editora.
("Como a John Lennon", gritarían en Sábalo Podrido)
"En 1969, cuando mataron a John Lennon, se supo que el asesino, Mark Chapman, tenía un ejemplar de El guardián entre el centeno, Chapman dijo que se había inspirado en ese texto para cometer su crimen. Y por mucho que nos duela la pérdida prematura de Lennon, hay que admitirlo: la literatura de Salinger es inspiradora".
Más adelante, Marina arriesga:
"Los personajes de Salinger son hipersensibles: para ellos los colores brillantes son demasiado fuertes. Y además, tienen un aire de familia"
Y construye:
"Franny y Zooey (1962) son los menores de los siete hermanos Glass: Seymour (de Seymour: una introducción, editado junto a Levantad carpinteros la viga maestra, en 1963) es un narrador de siete años. Después no publicó nada más."
Y advierte:
"No puede decirse que Salinger es un clásico porque su autor lo prohibe..."
Y concluye:
"... en 1963, el escritor se recluyó en una cabaña cerca de un bosque - no en uno, porque la quería soleada- y desde entonces le dispara con una escopeta a quién se le acerque. Pero más acá de la leyenda están sus libros, de vuelta entre nosotros (a pesar de las puñetas y de los tíos que no son tíos), para que los leas. Te van a matar."
Marina, corazón, a vos te van a matar. A vos y a tu editora.
("Como a John Lennon", gritarían en Sábalo Podrido)
jueves, marzo 11, 2004
Stone Alone (ni una buena para el pobre Bill)
La última edición de la Rolling Stone, además de sus acostumbradas notas que intentan probar que Emmanuel Horvilleur es un artista, contiene una lista de los 100 mejores guitarristas del rock. Más allá de curiosidades como la de considerar a John Frusciante mejor que Robert Fripp, o a Kurt Cobain superior a Tom Verlaine (todo bien, todos queremos al Kurco, pero ¿cómo guitarrista...?), e ignorar a Fred Firth, a J Mascis y a Keiji Haino (es "Rolling Stone", vieja), en algo le embocan -hasta un reloj parado tiene razón dos veces por día- y es en considerar a Keith Richards un gran guitarrista, ya que los puristas tienden a desconfiar de un tipo que toca con cinco cuerdas.
Pero en el texto que acompaña a la foto del Kif se lo cita elogiando el tocar "Jumpin' Jack Flash" como su tema más representativo, y anteriormente se había destacado entre sus riffs inmortales "la puñalada negra (¿..?, suena a película porno) de "Jumpin' Jack Flash"... etc, etc, etc...
Todo bien, pero el arseface Bill Wyman editó un mamotreto en 1997 (Stone Alone) en la cual el tipo dedica como quinientas páginas a probar dos cosas: a) Que fue el rollingstone más felado de todos y b) que el riff de "Jumpin' Jack Flash" lo escribió él aunque no esté en los créditos, que por consenso iban todos para "Jagger- Richards".
No tengo muchas simpatías por Wyman, un tipo libidinoso con un gusto para las mujeres similar al de Silvio Soldán, con menos onda que Luis Ventura (se parece un poquito inclusive), y por lo general intrascendente en su instrumento, pero habría que darle un poco de vida... si el riff de "Jumpin' Jack Flash" tiene su paternidad en litigio elijan otro de los cien-mil que sí hizo como ejemplo de las habilidades de Richards... Si no nadie se la va a chupar nunca más al triste Bill...
Pero en el texto que acompaña a la foto del Kif se lo cita elogiando el tocar "Jumpin' Jack Flash" como su tema más representativo, y anteriormente se había destacado entre sus riffs inmortales "la puñalada negra (¿..?, suena a película porno) de "Jumpin' Jack Flash"... etc, etc, etc...
Todo bien, pero el arseface Bill Wyman editó un mamotreto en 1997 (Stone Alone) en la cual el tipo dedica como quinientas páginas a probar dos cosas: a) Que fue el rollingstone más felado de todos y b) que el riff de "Jumpin' Jack Flash" lo escribió él aunque no esté en los créditos, que por consenso iban todos para "Jagger- Richards".
No tengo muchas simpatías por Wyman, un tipo libidinoso con un gusto para las mujeres similar al de Silvio Soldán, con menos onda que Luis Ventura (se parece un poquito inclusive), y por lo general intrascendente en su instrumento, pero habría que darle un poco de vida... si el riff de "Jumpin' Jack Flash" tiene su paternidad en litigio elijan otro de los cien-mil que sí hizo como ejemplo de las habilidades de Richards... Si no nadie se la va a chupar nunca más al triste Bill...
martes, marzo 09, 2004
Mirando canciones : Art Lover
El commentator sigmur me arrima un CD conteniendo casi toda la obra en estudio de los Kinks en mp3; una cantidad astronómica de canciones superiores, gran parte de las cuales recién descubro y que, si fueran difundidas en razón a sus méritos, podrían hacer causar el retiro definitivo de Jarvis Cocker y demás supuestos herederos del rey Davies, avergonzados por lo desproporcionado de la comparación.
Entre el aluvión musical me re-encuentro con Art Lover, una vieja amiga que recordaba más bien en su sentida versión en vivo de The Road (1988), canción que sin ser un clásico ni una oscuridad había sido editada originalmente en el poderoso Give The People What They Want (1981) y cuya letra paso a transcribir (dando por obvio el que los cuatro lectores de este blog dominan el inglés cómo un adolescente domina su mano derecha).
Sunday afternoon there's something special / It's just like another world. / Jogging in the park is my excuse /To look at all the little girls. / I'm not a flasher in a rain coat, / I'm not a dirty old man, /I'm not gonna snatch you from your mother, / I'm an art lover. / Come to daddy, / Ah, come to daddy, / Come to daddy.
Pretty little legs, I want to draw them, / Like a Degas ballerina. / Pure white skin, like porcelain, /She's a work of art and I should know / I'm an art lover. / Come to daddy. / And I'll give you some spangles.
Little girl don't notice me / Watching as she innocently plays. /She can't see me staring at her / Because I'm always wearing shades. / She feeds the ducks, looks at the flowers. / I follow her around for hours and hours. / I'd take her home, but that could never be, / She's just a substitute /For what's been taken from me. / Ah, come to daddy, come on.
Sunday afternoon can't last forever, / Wish I could take you home. / So, come on, give us a smile / Before you vanish out of view. / I've learned to appreciate you / The way art lovers do, / And I only want to look at you.
Dejando de lado la agradable melodía en Fa, adornada con una notable marimba que me hace pensar en Benny Hill, este es el extraño caso de una canción en primera persona sobre pedofilia, y en la que no hay ningún deseo de provocación simple (es decir, no es "Midnight NAMBLA" ni "We Hate You Little Girls") sino una composición lírica con más capas que una cebolla y que no recurre a ninguna abstracción para dar una visión abierta y singularísima dentro de la canción pop.
Ray Davies tenía que conocer cuando compuso Art Lover a esa maravilla de Van Morrison llamada Cyprus Avenue (1968), en la que Van the Man encarnaba a un desolado observador enamorado sin esperanzas de una (¿pre?) adolescente, pero su acercamiento al tema obviamente no iba a ser similar al del siempre apasionado Van Morrison. El narrador de Art Lover, un hombre maduro pero de edad indefinida (hace jogging y no es un "dirty old man"), dedica toda la canción a demostrar que no es un pedófilo sino un auténtico amante de las artes y la belleza, y se deshace en excusas para que su comportamiento no sea malinterpretado. Para esto disecciona (debe haber pocas canciones tan explicativas) su conducta y sus motivos, explicitandolos con cristalina elocuencia. Si se la toma literalmente es absolutamente genial en cuanto a originalidad, convirtiéndose en un himno a la libertad del amor estético y un sutil ataque a la mugre del pensamiento incomprensivo.
Art Lover funciona perfectamente de esa forma, pero no convence del todo, lo que ofrece otra lectura: el narrador es un mentiroso total y sus excusas no son un paranoico abrir de paraguas sino un intento de explicación de una conducta repulsiva. Varias cosas apuntarían a esta versión del tema; el insistente coro de "Come to daddy", de connotaciones más bien libidinosas; la insistencia en el deseo de "take her home"; el detallismo de la persecución y de la descripción de las piernas y piel de la niña... Es fácil imaginar que debajo de los lentes y las dulces marimbas hay un pedófilo tamaño Godzilla en plena caza y que lo cantado es simplemente una sinopsis de una declaración policial. Podría ser, difícil en un tema compuesto por un buen tipo como Davies, pero el hombre siempre tuvo su maldad.
Pero demos una tercera vuelta de tuerca también contenida en la canción; el narrador sí es un pedófilo, pero su canto no es una excusa frente al mundo sino ante sí mismo, que se niega a admitir el carácter sexual de su atracción y trata de sublimarlo nombrando a Degás y le da vueltas y vueltas color bellas artes. El acto de pedofilia sexual es de difícil concreción porque el narrador es un hombre moral que melancólicamente le escapa el bulto a la realidad de un interés que, a juzgar por los simples hechos que narra, dista mucho de ser inocente o normal (a no ser que se crea en la primera versión, que desafia el concepto de "normalidad" desde un punto de vista novedoso y moralista).
Lolita, el psiquiatra de Happiness, el violador de El malvado de Bukowski... hay varios ejemplos artísticos de visiones que sin hacer la apología de la pedofilia, reconocen la naturaleza humana de la misma e intentan ofrecer una visión comprensiva (que no es palabra sinónima de "apologética" como siempre piensa la derecha) de los aquejados por tan anti-social deseo. Art Lover queda segunda, en mi opinión, como la mejor canción que se haya hecho sobre el tema (la primera sigue siendo Cyprus Ave.), pero es una visión tan concentrada, pícaramente ambigüa y emotiva que hay que sacarse el sombrero nuevamente ante su compositor.
Y me atrevo a una última vuelta de tuerca, ya psicologizante y no contenida necesariamente en el texto: Cuando compuso esta canción Davies había cumplido los treinta y siete años y ya había dado notorias señales de haberse preguntado si un hombre adulto tenía lugar en el juvenil mundo del rock y su imaginario, tema ya presente en canciones anteriores. Miremos la verso cúlmine de la canción "She's just a substitute /For what's been taken from me" ¿Podría ser Art Lover simplemente una elaboradísima metáfora sobre la nostalgia melancólica de un treintañero largo condenado a un trabajo adolescente? ¿Por qué no?, el tipo es un genio, ya sabemos...
Entre el aluvión musical me re-encuentro con Art Lover, una vieja amiga que recordaba más bien en su sentida versión en vivo de The Road (1988), canción que sin ser un clásico ni una oscuridad había sido editada originalmente en el poderoso Give The People What They Want (1981) y cuya letra paso a transcribir (dando por obvio el que los cuatro lectores de este blog dominan el inglés cómo un adolescente domina su mano derecha).
Sunday afternoon there's something special / It's just like another world. / Jogging in the park is my excuse /To look at all the little girls. / I'm not a flasher in a rain coat, / I'm not a dirty old man, /I'm not gonna snatch you from your mother, / I'm an art lover. / Come to daddy, / Ah, come to daddy, / Come to daddy.
Pretty little legs, I want to draw them, / Like a Degas ballerina. / Pure white skin, like porcelain, /She's a work of art and I should know / I'm an art lover. / Come to daddy. / And I'll give you some spangles.
Little girl don't notice me / Watching as she innocently plays. /She can't see me staring at her / Because I'm always wearing shades. / She feeds the ducks, looks at the flowers. / I follow her around for hours and hours. / I'd take her home, but that could never be, / She's just a substitute /For what's been taken from me. / Ah, come to daddy, come on.
Sunday afternoon can't last forever, / Wish I could take you home. / So, come on, give us a smile / Before you vanish out of view. / I've learned to appreciate you / The way art lovers do, / And I only want to look at you.
Dejando de lado la agradable melodía en Fa, adornada con una notable marimba que me hace pensar en Benny Hill, este es el extraño caso de una canción en primera persona sobre pedofilia, y en la que no hay ningún deseo de provocación simple (es decir, no es "Midnight NAMBLA" ni "We Hate You Little Girls") sino una composición lírica con más capas que una cebolla y que no recurre a ninguna abstracción para dar una visión abierta y singularísima dentro de la canción pop.
Ray Davies tenía que conocer cuando compuso Art Lover a esa maravilla de Van Morrison llamada Cyprus Avenue (1968), en la que Van the Man encarnaba a un desolado observador enamorado sin esperanzas de una (¿pre?) adolescente, pero su acercamiento al tema obviamente no iba a ser similar al del siempre apasionado Van Morrison. El narrador de Art Lover, un hombre maduro pero de edad indefinida (hace jogging y no es un "dirty old man"), dedica toda la canción a demostrar que no es un pedófilo sino un auténtico amante de las artes y la belleza, y se deshace en excusas para que su comportamiento no sea malinterpretado. Para esto disecciona (debe haber pocas canciones tan explicativas) su conducta y sus motivos, explicitandolos con cristalina elocuencia. Si se la toma literalmente es absolutamente genial en cuanto a originalidad, convirtiéndose en un himno a la libertad del amor estético y un sutil ataque a la mugre del pensamiento incomprensivo.
Art Lover funciona perfectamente de esa forma, pero no convence del todo, lo que ofrece otra lectura: el narrador es un mentiroso total y sus excusas no son un paranoico abrir de paraguas sino un intento de explicación de una conducta repulsiva. Varias cosas apuntarían a esta versión del tema; el insistente coro de "Come to daddy", de connotaciones más bien libidinosas; la insistencia en el deseo de "take her home"; el detallismo de la persecución y de la descripción de las piernas y piel de la niña... Es fácil imaginar que debajo de los lentes y las dulces marimbas hay un pedófilo tamaño Godzilla en plena caza y que lo cantado es simplemente una sinopsis de una declaración policial. Podría ser, difícil en un tema compuesto por un buen tipo como Davies, pero el hombre siempre tuvo su maldad.
Pero demos una tercera vuelta de tuerca también contenida en la canción; el narrador sí es un pedófilo, pero su canto no es una excusa frente al mundo sino ante sí mismo, que se niega a admitir el carácter sexual de su atracción y trata de sublimarlo nombrando a Degás y le da vueltas y vueltas color bellas artes. El acto de pedofilia sexual es de difícil concreción porque el narrador es un hombre moral que melancólicamente le escapa el bulto a la realidad de un interés que, a juzgar por los simples hechos que narra, dista mucho de ser inocente o normal (a no ser que se crea en la primera versión, que desafia el concepto de "normalidad" desde un punto de vista novedoso y moralista).
Lolita, el psiquiatra de Happiness, el violador de El malvado de Bukowski... hay varios ejemplos artísticos de visiones que sin hacer la apología de la pedofilia, reconocen la naturaleza humana de la misma e intentan ofrecer una visión comprensiva (que no es palabra sinónima de "apologética" como siempre piensa la derecha) de los aquejados por tan anti-social deseo. Art Lover queda segunda, en mi opinión, como la mejor canción que se haya hecho sobre el tema (la primera sigue siendo Cyprus Ave.), pero es una visión tan concentrada, pícaramente ambigüa y emotiva que hay que sacarse el sombrero nuevamente ante su compositor.
Y me atrevo a una última vuelta de tuerca, ya psicologizante y no contenida necesariamente en el texto: Cuando compuso esta canción Davies había cumplido los treinta y siete años y ya había dado notorias señales de haberse preguntado si un hombre adulto tenía lugar en el juvenil mundo del rock y su imaginario, tema ya presente en canciones anteriores. Miremos la verso cúlmine de la canción "She's just a substitute /For what's been taken from me" ¿Podría ser Art Lover simplemente una elaboradísima metáfora sobre la nostalgia melancólica de un treintañero largo condenado a un trabajo adolescente? ¿Por qué no?, el tipo es un genio, ya sabemos...
domingo, marzo 07, 2004
Psicoloreado
Una nota en el diario me lleva hasta una peculiar página. Se trata de Colorquiz, un test psicológico sencillísimo, gratis y sin requisitos de información (a excepción del sexo del testeado), que consiste en ir eliminando colores de un muestrario en función a nuestro gusto, acción que se debe hacer dos veces (al parecer las variaciones entre ambas son importantes). A partir del orden de la elección la página traza un perfil psicológico de nuestro estado mental actual y nuestras fuentes de tensión y stress. Las definiciones son bastante concretas y comprensibles, siempre y cuando se domine el idioma inglés.
Todo bien, todo muy interesante. El problema es que hago el test y según sus resultados soy extrañamente similar a Gordon Gekko, el personaje de Michael Douglas en Wall Street, y estoy esperando una oportunidad laboral en la cual dar rienda suelta a mi ambición y convertirme en la bestia devoradora e insensible que late dentro de mí. Patrick Bateman en potencia, más o menos.
Epa, que yo no soy así. Lo que pasa es que soy daltónico. Lo juro.
Todo bien, todo muy interesante. El problema es que hago el test y según sus resultados soy extrañamente similar a Gordon Gekko, el personaje de Michael Douglas en Wall Street, y estoy esperando una oportunidad laboral en la cual dar rienda suelta a mi ambición y convertirme en la bestia devoradora e insensible que late dentro de mí. Patrick Bateman en potencia, más o menos.
Epa, que yo no soy así. Lo que pasa es que soy daltónico. Lo juro.
viernes, marzo 05, 2004
Flashback
Seguimos con los placeres culposos; hace un tiempo en una fiesta el DJ (o VJ en ese momento) pasó un mpeg de "Lucretia" de Sisters of Mercy, uno de los mejores temas de uno de mis discos favoritos hace un par de eones, cuando yo era un imberbe melancólico. A pesar de tener un cierto recuerdo abominable de lo que hacían Eldritch & cía y de su legado como promotores de negrura (cheer up, goth kids...) el tema me volvió a encantar. Me quedé con la duda si era un ataque de nostalgia treintañera o si era que estaba borracho, pero a la menor oportunidad me bajé el Floodland en su totalidad. Me lo conocía de memoria e iba tarareando las letras mientras lo escuchaba en el Winamp, pero al mismo tiempo me parecía totalmente nuevo, porque hacía unos quince años que no lo oía y si bien el disco sigue igual uno ha cambiado bastante.
Por ejemplo descubrí que estaba producido por Jim Steinman, algo que me pasó desapercibido cuando lo escuché por primera vez (en aquel tiempo apenas sabía lo que era un productor, menos iba a saber quién era Steinman) y que en perspectiva es una elección tan sorprendente como Phil Spector produciendo a L. Cohen o Rick Ocasek produciendo a los Bad Brains. Steinman es el señor mal gusto grandilocuente (Meat Loaf, Bonnie Tyler...), pero no se le puede negar su artesanía wagneriana y, al servicio de la aparente solemnidad de los SOM, la elección tal vez no era tan extraña. Steinman es como Frank Frazetta en la pintura o Cameron en cine, la efectividad de lo ampuloso realizado por un profesional del campo.
De alguna forma el disco sigue dando vueltas por mi Winamp y he descubierto algunas cosas:
a) Es tal vez la primer ópera rock minimalista o semi-minimalista.
b) La vocalización casi paródicamente oscura de Eldritch tiene más humor y habilidad de la que recordaba.
c) Si se ignoran algunas timbres (y golpes) de sintetizador el disco aguanta bien el paso del tiempo.
d) Las letras, si se excluyen algunos juegos de palabras y paráfrasis tontos, son bastante más articuladas e inteligentes que el esterotipo gotíco.
e) "1959" es una hermosa canción, la cante quién la cante.
f) La versión editada para video de "This Corrosion" le saca cuatro minutos al pedo al tema, pero también dos que tenían que quedarse.
g) La versión en CD agrega dos temas, supongo que originalmente editados en simples o EP's, de los cuales uno "Torch" es desechable y el otro "Colours" es una maravilla mínima que parece salida de un disco de los Swans y que fue un pecado no haber incluído en la versión original del Floodland.
h) Es el disco ideal para un aprendiz de bajo.
Nada más, por continuidad me llegué a bajar también el First and Last and Always, con resultados bastante satisfactorios. Para el Vision Thing no me dio, la verdad.
Por ejemplo descubrí que estaba producido por Jim Steinman, algo que me pasó desapercibido cuando lo escuché por primera vez (en aquel tiempo apenas sabía lo que era un productor, menos iba a saber quién era Steinman) y que en perspectiva es una elección tan sorprendente como Phil Spector produciendo a L. Cohen o Rick Ocasek produciendo a los Bad Brains. Steinman es el señor mal gusto grandilocuente (Meat Loaf, Bonnie Tyler...), pero no se le puede negar su artesanía wagneriana y, al servicio de la aparente solemnidad de los SOM, la elección tal vez no era tan extraña. Steinman es como Frank Frazetta en la pintura o Cameron en cine, la efectividad de lo ampuloso realizado por un profesional del campo.
De alguna forma el disco sigue dando vueltas por mi Winamp y he descubierto algunas cosas:
a) Es tal vez la primer ópera rock minimalista o semi-minimalista.
b) La vocalización casi paródicamente oscura de Eldritch tiene más humor y habilidad de la que recordaba.
c) Si se ignoran algunas timbres (y golpes) de sintetizador el disco aguanta bien el paso del tiempo.
d) Las letras, si se excluyen algunos juegos de palabras y paráfrasis tontos, son bastante más articuladas e inteligentes que el esterotipo gotíco.
e) "1959" es una hermosa canción, la cante quién la cante.
f) La versión editada para video de "This Corrosion" le saca cuatro minutos al pedo al tema, pero también dos que tenían que quedarse.
g) La versión en CD agrega dos temas, supongo que originalmente editados en simples o EP's, de los cuales uno "Torch" es desechable y el otro "Colours" es una maravilla mínima que parece salida de un disco de los Swans y que fue un pecado no haber incluído en la versión original del Floodland.
h) Es el disco ideal para un aprendiz de bajo.
Nada más, por continuidad me llegué a bajar también el First and Last and Always, con resultados bastante satisfactorios. Para el Vision Thing no me dio, la verdad.
jueves, marzo 04, 2004
Say you love Satan
El acceso musical ilimitado que suponen los sistemas de intercambio de mp3 me ha permitido darme algunos placeres culposos y acceder a géneros intrigantes que nunca habría tenido ni tiempo ni dinero ni contactos como para conocerlos. Retomar, por ejemplo, mi romance adolescente con el metal, conociendo bandas y vertientes que van mucho más allá de los admisible por el buen gusto y la vanguardia (Sabbath, Zeppelín, el sludge en general, el doom experimental, Dillinger Escape Plan) y poder disfrutar de la brutalidad del death metal de Florida o la majestuosidad del metal noruego. En el caso del metal noruego, sé que mi interés no es único ya que desde hace algún tiempo han empezado a aparecer notas sobre el mismo o sobre artistas provenientes del mismo en revistas y publicaciones online que otrora no hubieran tocado un disco de metal ni con un palo, descubriéndolo en realidad una década después de su apogeo. Lo cual es bastante lógico también, porque el black metal noruego es una música difícil, sumamente antipática en su imaginario e ideología y muy poco (nada) cool. Es decir, es un gusto adquirido que anteriormente nadie se hubiera tomado el trabajo de adquirir.
Todo amante de G.G. Allin, Sid Vicious y el rock como forma de abuso que trasciende la mera imagen performática para volverse peligrosamente real conoce ya la tétrica historia de Mayhem, Varg Vikernes, Faust, Dissection y demás anormales escandinavos que, entre que quemaban una iglesia, se iban a hacer rituales al bosque o mataban a alguien, hacían discos de portadas impresentables y se pintaban la cara como Kiss. Pero si uno trasciende el interés morboso por lo anecdótico (y pasa de lado los antipáticos aspectos ideológicos de estos dementes ultra-nacionalistas) va a encontrarse con Música con mayúscula, en ocasiones algo infantil, en ocasiones desagradable, pero siempre radical, creativa, técnicamente sorprendente y extrema en todos sus aspectos. Una música que no sirve para escuchar de fondo de nada, no sirve para garchar, no sirve para andar en auto, no sirve para quedar cool con tus amigos, ni para ambientar nada que no sea una misa negra; en fin, música que exige dedicación auditiva completa mientras se la escucha o pasarle de largo santiguándose disimuladamente.
Me permito hacer una lista orientada para melómanos (no metaleros de raza) intrigados por estos salvajes y que no sepan por dónde empezar (o si hay que empezar). Dejo afuera por coherencia a las bandas de black no-noruegas (en general apestan, especialmente Cradle of Filth, pero por desgracia me quedan fuera los notables psicópatas suecos de Dissection, los maravillosos ponjas de Sigh y los floridenses Goatwhore), me quedan afuera por motivos de espacio bandas también interesantes como Old Man's Child, Burzum, Arcturus, Borknagar, Dødheimsgard y las bandas más identificadas con el death metal, género que para algunos es el mismo (posiblemente las mayores diferencias sean más de actitud que musicales). Es música interesante, intensa y de diversos grados de satanismo y malevolencia, que trataré de aclarar por las dudas, por si alguien se la toma muy en serio y termina bailando en una misa negra, pintado de corpse paint, desnudo y cubierto de svásticas pintadas con sangre que con suerte sea de cabra…, bueno, no es culpa mía. Yo te avisé.
Immortal – Damned in Black (2000): Ver una foto de Inmortal puede disuadir de bajar (ni hablemos de comprar) uno de sus discos, pero si uno supera la imagen de este trío, una especie de Manowar con las caras pintadas por Gene Simmons, se encuentra con una de las bandas más sólidas de la escena. Damned in Black forma junto a At the Heart of Winter (1999) y Sons of Northern Darkness (2002) la trilogía final y lo más logrado de Immortal, considerados junto a Darkthrone como los mayores puristas del género. Es discutible porque los Immortal son tan rápidos que están al borde del death o incluso del hardcore (ni se les ocurra mencionar a un blackmetalero que dije esto). Canciones sobre batallas en el ártico y tormentas de nieve, cero Satán y mucho fatalismo, un montón de talento.
Dimmu Borgir – Enthrone Darkness Triumphant (1997): Tal vez sean los más accesibles del black metal noruego, aunque para esto han caminado por las fronteras de la herejía genérica y el simple mal gusto, siendo teatrales hasta lo gracioso. Este disco es su apoteosis en cuanto a grandilocuencia y poder, sonando por momentos como un Faith No More en el que se hubiera prohibido el hip-hop o un Marilyn Manson desindustrializado. Hay Satán como para hacer a Ozzy Osbourne tomarse un litro de agua bendita y por lo menos una gran canción: "A Succubus in Rapture".
Mayhem - De Mysteriis Dom Sathanas (1994): El grupo fundacional del metal noruego dejó muy poca obra grabada y poco de ésta es rescatable. Pero éste, su principal disco, hace justicia a la fama del grupo, debida más bien a los desastres que sus integrantes hicieron con sus vidas personales. Una colección de riffs oscuros y brutales sobre los que alguien gruñe, masculla y nunca canta. Hay un momento notable en “Funeral Fog” en el que el cantante se queda escupiendo la palabra “fog” con torpeza noruega hasta que suena como “fuck”. El viejo de los cuernos está desde el título, pero el tono es más que nada nihilista.
Ulver – Bergttat (2001): Estos son más raros que un esquimal futbolista; vestidos generalmente de traje y corbata (negros, obviamente), los Ulver son unos herejes totales que van del puro black metal a los experimentos electrónicos (el dogma noruego ya no es tan firme como en los noventa) y especialmente mucho folklore acústico escandinavo. Bergttat es más tradicional que sus obras posteriores y es un disco conceptual en el que se pasa de lo acústico, cantado como un elfo que brinca por la hierba, al black brutal, cantado como un troll que se agarro un huevo con el cierre. Satanismo muy intelectual, a la Emperor, y bastante solapado.
Satyricon – Némesis Divina (1997) – Podría haber elegido cualquiera de sus discos anteriores de este solista/trío, Dark Medieval Times (1994) o Shadowthrone (1995), pero éste es el mejor grabado. Satyricon está en algún lugar entre Emperor y Dimmu Borgir, pero de alguna forma tiene un perfil más rockero, lo que lo hace más accesible (es de las bandas de BM con mayor proyección comercial) y tiene en su favor el haber hecho, en el Alpha Motherfuckers, un cover del "I Got Erection" de Turbonegro que deja anémica a la original y que es el único contacto -que yo conozca, obvio- entre el black metal y el punk noruegos. Némesis Divina está imposiblemente bien tocado y contiene la épica “Mother North”. A pesar del nombre el satanismo está más bien como decoración rebelde.
Enslaved – Monumension (2001) – Otros a los que la facha los mataba (en las primeras fotos aparecen vestidos como vikingos recién salidos de 13 Guerreros) y después maduraron como sus discos. Éste es el penúltimo antes de la disolución de la banda y combina brutalidad y folklore al igual que Ulver, pero yendo más a los extremos y generando climas sorprendentes, llegando incluso a utilizar reverb en algunas guitarras (efecto reservado en el black metal para los vocales endemoniados) y a grabar alguna canción tradicional. Nada de diablos pero vikingos hasta en la sopa.
Darkthrone – Transilvanian Hunger (1994) – Una de las cerezas de la torta, los Darkthrone son los más puristas de los puristas del BM noruego (siempre afines a escribir “True Norwegian Black Metal” en gótico sobre las contratapas de sus discos), pero a la vez se diferencian en tono de todo el resto, privilegiando siempre la negrura sobre la energía. En este disco en particular predominan los tempos lentos y las guitarras tocadas con un extraño vibrato que por momentos los hace recordar a los Dim Stars de “The Night is Coming On” o los Sonic Youth de “Theresa’s Sound World”, y la voz parece la de un Michael Gira de los primeros Swans que hubiera sido poseído por la legión de demonios que salió de Linda Blair en El Exorcista. Al igual que Emperor o Satyricon, los discos de Darkthrone son homogéneos al borde la repetición, pero son muy diferentes entre sí, y siempre suenan al borde del low-fi. De su legendaria trilogía clásica (Under a Funeral Moon (1991), A Blaze in the Northern Sky (1993)…), Transilvanian Hunger es el más oscuro y melódico y en el que, a pesar de las arrogantes y racistas expresiones con las que su lider Fenriz acompañó su lanzamiento (Fenriz es un personaje muy particular que suele irse al bosque durante días a meditar sobre la muerte, pero que a la vez tiene un extraño y negrísimo sentido del humor), predomina una depresión profunda y una raro clima casi shoegazer. ¿Satanismo? Por supuesto, pero menos del que parece.
Emperor – Scattered Ashes: A Decade of Emperial Wrath (2003): Last but not least, los reyes del black metal. Cualquiera de sus cuatro discos (seis si contamos el primer EP y el Live) es un clásico del género y tiene sus particulares virtudes. Por ello supongo que debe ser recomendable empezar con esta adecuada doble recopilación (con el primer disco, el segundo es un rejunte de rarezas sólo para puristas) que, aunque todos los discos son homogéneos y conceptuales, funciona como un buen paneo de la gloria tenebrosa de Emperor. Como si estuvieran totalmente condicionados por el nombre, los Emperor sonaban siempre majestuosos y con un poder inédito para cualquier banda. Wagnerianos, Spectorianos, capaces de meter todas las notas posibles entre dos compases y hacer tantas capas de sonido que recordarían a My Bloody Valentine (qué nombre para un grupo doom) si MBV tomara pastelas fabricadas por Belcebú. Una banda fundacional que define el género y, como todos los artistas originales, lo supera. Su lider Ihsahn es un satanista de la escuela de Anton La Vey y su malignidad corre sinuosa en todos los discos, aunque predominan las figuras de rebelión prometeica antes que las provocaciones demoníacas a lo Deicide. Genios y figuras.
Bien, ya es demasiado largo. Cómo estoy para la World Music la próxima vez escribiré sobre noise japonés. Por último nombro como curiosidad no-noruega al bizarro dúo black metalero sueco Abruptum, que cantan letanías rituales en latín sobre fondos de sintetizador y guitarra heavy, y que supuestamente grabaron sus discos en sesiones de tortura mutua en las que el lider, un enano llamado IT (“too evil to have a name”), grita como descosido. Me fui al carajo vieja.
Todo amante de G.G. Allin, Sid Vicious y el rock como forma de abuso que trasciende la mera imagen performática para volverse peligrosamente real conoce ya la tétrica historia de Mayhem, Varg Vikernes, Faust, Dissection y demás anormales escandinavos que, entre que quemaban una iglesia, se iban a hacer rituales al bosque o mataban a alguien, hacían discos de portadas impresentables y se pintaban la cara como Kiss. Pero si uno trasciende el interés morboso por lo anecdótico (y pasa de lado los antipáticos aspectos ideológicos de estos dementes ultra-nacionalistas) va a encontrarse con Música con mayúscula, en ocasiones algo infantil, en ocasiones desagradable, pero siempre radical, creativa, técnicamente sorprendente y extrema en todos sus aspectos. Una música que no sirve para escuchar de fondo de nada, no sirve para garchar, no sirve para andar en auto, no sirve para quedar cool con tus amigos, ni para ambientar nada que no sea una misa negra; en fin, música que exige dedicación auditiva completa mientras se la escucha o pasarle de largo santiguándose disimuladamente.
Me permito hacer una lista orientada para melómanos (no metaleros de raza) intrigados por estos salvajes y que no sepan por dónde empezar (o si hay que empezar). Dejo afuera por coherencia a las bandas de black no-noruegas (en general apestan, especialmente Cradle of Filth, pero por desgracia me quedan fuera los notables psicópatas suecos de Dissection, los maravillosos ponjas de Sigh y los floridenses Goatwhore), me quedan afuera por motivos de espacio bandas también interesantes como Old Man's Child, Burzum, Arcturus, Borknagar, Dødheimsgard y las bandas más identificadas con el death metal, género que para algunos es el mismo (posiblemente las mayores diferencias sean más de actitud que musicales). Es música interesante, intensa y de diversos grados de satanismo y malevolencia, que trataré de aclarar por las dudas, por si alguien se la toma muy en serio y termina bailando en una misa negra, pintado de corpse paint, desnudo y cubierto de svásticas pintadas con sangre que con suerte sea de cabra…, bueno, no es culpa mía. Yo te avisé.
Immortal – Damned in Black (2000): Ver una foto de Inmortal puede disuadir de bajar (ni hablemos de comprar) uno de sus discos, pero si uno supera la imagen de este trío, una especie de Manowar con las caras pintadas por Gene Simmons, se encuentra con una de las bandas más sólidas de la escena. Damned in Black forma junto a At the Heart of Winter (1999) y Sons of Northern Darkness (2002) la trilogía final y lo más logrado de Immortal, considerados junto a Darkthrone como los mayores puristas del género. Es discutible porque los Immortal son tan rápidos que están al borde del death o incluso del hardcore (ni se les ocurra mencionar a un blackmetalero que dije esto). Canciones sobre batallas en el ártico y tormentas de nieve, cero Satán y mucho fatalismo, un montón de talento.
Dimmu Borgir – Enthrone Darkness Triumphant (1997): Tal vez sean los más accesibles del black metal noruego, aunque para esto han caminado por las fronteras de la herejía genérica y el simple mal gusto, siendo teatrales hasta lo gracioso. Este disco es su apoteosis en cuanto a grandilocuencia y poder, sonando por momentos como un Faith No More en el que se hubiera prohibido el hip-hop o un Marilyn Manson desindustrializado. Hay Satán como para hacer a Ozzy Osbourne tomarse un litro de agua bendita y por lo menos una gran canción: "A Succubus in Rapture".
Mayhem - De Mysteriis Dom Sathanas (1994): El grupo fundacional del metal noruego dejó muy poca obra grabada y poco de ésta es rescatable. Pero éste, su principal disco, hace justicia a la fama del grupo, debida más bien a los desastres que sus integrantes hicieron con sus vidas personales. Una colección de riffs oscuros y brutales sobre los que alguien gruñe, masculla y nunca canta. Hay un momento notable en “Funeral Fog” en el que el cantante se queda escupiendo la palabra “fog” con torpeza noruega hasta que suena como “fuck”. El viejo de los cuernos está desde el título, pero el tono es más que nada nihilista.
Ulver – Bergttat (2001): Estos son más raros que un esquimal futbolista; vestidos generalmente de traje y corbata (negros, obviamente), los Ulver son unos herejes totales que van del puro black metal a los experimentos electrónicos (el dogma noruego ya no es tan firme como en los noventa) y especialmente mucho folklore acústico escandinavo. Bergttat es más tradicional que sus obras posteriores y es un disco conceptual en el que se pasa de lo acústico, cantado como un elfo que brinca por la hierba, al black brutal, cantado como un troll que se agarro un huevo con el cierre. Satanismo muy intelectual, a la Emperor, y bastante solapado.
Satyricon – Némesis Divina (1997) – Podría haber elegido cualquiera de sus discos anteriores de este solista/trío, Dark Medieval Times (1994) o Shadowthrone (1995), pero éste es el mejor grabado. Satyricon está en algún lugar entre Emperor y Dimmu Borgir, pero de alguna forma tiene un perfil más rockero, lo que lo hace más accesible (es de las bandas de BM con mayor proyección comercial) y tiene en su favor el haber hecho, en el Alpha Motherfuckers, un cover del "I Got Erection" de Turbonegro que deja anémica a la original y que es el único contacto -que yo conozca, obvio- entre el black metal y el punk noruegos. Némesis Divina está imposiblemente bien tocado y contiene la épica “Mother North”. A pesar del nombre el satanismo está más bien como decoración rebelde.
Enslaved – Monumension (2001) – Otros a los que la facha los mataba (en las primeras fotos aparecen vestidos como vikingos recién salidos de 13 Guerreros) y después maduraron como sus discos. Éste es el penúltimo antes de la disolución de la banda y combina brutalidad y folklore al igual que Ulver, pero yendo más a los extremos y generando climas sorprendentes, llegando incluso a utilizar reverb en algunas guitarras (efecto reservado en el black metal para los vocales endemoniados) y a grabar alguna canción tradicional. Nada de diablos pero vikingos hasta en la sopa.
Darkthrone – Transilvanian Hunger (1994) – Una de las cerezas de la torta, los Darkthrone son los más puristas de los puristas del BM noruego (siempre afines a escribir “True Norwegian Black Metal” en gótico sobre las contratapas de sus discos), pero a la vez se diferencian en tono de todo el resto, privilegiando siempre la negrura sobre la energía. En este disco en particular predominan los tempos lentos y las guitarras tocadas con un extraño vibrato que por momentos los hace recordar a los Dim Stars de “The Night is Coming On” o los Sonic Youth de “Theresa’s Sound World”, y la voz parece la de un Michael Gira de los primeros Swans que hubiera sido poseído por la legión de demonios que salió de Linda Blair en El Exorcista. Al igual que Emperor o Satyricon, los discos de Darkthrone son homogéneos al borde la repetición, pero son muy diferentes entre sí, y siempre suenan al borde del low-fi. De su legendaria trilogía clásica (Under a Funeral Moon (1991), A Blaze in the Northern Sky (1993)…), Transilvanian Hunger es el más oscuro y melódico y en el que, a pesar de las arrogantes y racistas expresiones con las que su lider Fenriz acompañó su lanzamiento (Fenriz es un personaje muy particular que suele irse al bosque durante días a meditar sobre la muerte, pero que a la vez tiene un extraño y negrísimo sentido del humor), predomina una depresión profunda y una raro clima casi shoegazer. ¿Satanismo? Por supuesto, pero menos del que parece.
Emperor – Scattered Ashes: A Decade of Emperial Wrath (2003): Last but not least, los reyes del black metal. Cualquiera de sus cuatro discos (seis si contamos el primer EP y el Live) es un clásico del género y tiene sus particulares virtudes. Por ello supongo que debe ser recomendable empezar con esta adecuada doble recopilación (con el primer disco, el segundo es un rejunte de rarezas sólo para puristas) que, aunque todos los discos son homogéneos y conceptuales, funciona como un buen paneo de la gloria tenebrosa de Emperor. Como si estuvieran totalmente condicionados por el nombre, los Emperor sonaban siempre majestuosos y con un poder inédito para cualquier banda. Wagnerianos, Spectorianos, capaces de meter todas las notas posibles entre dos compases y hacer tantas capas de sonido que recordarían a My Bloody Valentine (qué nombre para un grupo doom) si MBV tomara pastelas fabricadas por Belcebú. Una banda fundacional que define el género y, como todos los artistas originales, lo supera. Su lider Ihsahn es un satanista de la escuela de Anton La Vey y su malignidad corre sinuosa en todos los discos, aunque predominan las figuras de rebelión prometeica antes que las provocaciones demoníacas a lo Deicide. Genios y figuras.
Bien, ya es demasiado largo. Cómo estoy para la World Music la próxima vez escribiré sobre noise japonés. Por último nombro como curiosidad no-noruega al bizarro dúo black metalero sueco Abruptum, que cantan letanías rituales en latín sobre fondos de sintetizador y guitarra heavy, y que supuestamente grabaron sus discos en sesiones de tortura mutua en las que el lider, un enano llamado IT (“too evil to have a name”), grita como descosido. Me fui al carajo vieja.
Suscribirse a Entradas [Atom]